Hoy les presento el primer capítulo de una historia que nació de mi pluma en otoño de 2006...
Proyecto LeyendaLaila |
Capítulo 1
Era un día de sol, en una ciudad desconocida en algún rincón del mundo y una criatura se aventuraba a mostrar su cara por primera vez después de tantos años.
Adentrándose por las cortadas de las calles principales avanzaba alguien hacia un bar antiguo y desgastado en su fachada. Entrando en él una muchacha lo recibió:
-: Buenos días, ¿qué desea?
La criatura, totalmente cubierta con una capa de pies a cabeza, respondió:
-: Solo busco al buscado.
-: ¿Qué? –preguntó la muchacha, algo confundida.
-: Debo hablar con tu jefe –resonó la voz.
La muchacha entró extrañada a la cocina del bar y buscó a su jefe así como lo pidió la criatura.
Mientras, en el bar desolado, el extraño ser depositaba un arma hecha añicos sobre la barra, la impulsaba, y dejándola girando sobre sí misma decidía marcharse. Un muchacho sentado no muy lejos de ahí, cabellos oscuros, ojos claros, piel ceniza, una mirada seria en su rostro y un inmenso corazón por naturaleza; le interrumpió.
-: No deberías de hacer eso –tenía una edad cercana a los dieciocho años, la criatura continuó y él volvió a llamar su atención- No siembres la sospecha en un puro corazón, que el alma, si es herida, tarda más que el cuerpo en sanar…
De pronto un estrepitoso rugido le heló la sangre, era el viento, que herido como por una daga buscaba refugio contra el muchacho.
-: No has de repetir esos versos más nunca, pues son de sangre y naturaleza pura, lejanos a la realidad, lejanos a lo que un muchacho puede saber… -dijo la criatura y cruzando la puerta desapareció en la gran ciudad.
Ante los ruidos y la insistencia de la muchacha, el dueño del bar se asomó para saber qué era lo que tanto buscaba aquel ser, pero al salir solo encontró la ruina del arma que aún giraba y, tomándola en sus manos, se desplomó sobre una silla mientras dejaba escapar las palabras…
-: Ella lo sabe todo. –Estuvo a punto de cerrar los ojos, pero el rápido posicionamiento del muchacho cerca de él le impidió continuar, obligándolo con sus ojos a hablar- No –dijo con voz áspera- Es tarde joven Joaquín, las calles oscuras no deben ser pisadas por un joven con tu talento, vete antes de que oscurezca.
El muchacho quedó pensando por un instante, luego acercándose al hombre, que no pasaba los treinta y cinco años, cedió.
-: Está bien anciano, son palabras sabias las tuyas, me retiraré, mas conoceré la verdad de tu historia por mi o por ti mañana, pues he escuchado al ser que te busca y por su carácter sé que ve lo que yo.
El joven desapareció y dejó al “anciano” pensando en aquel misterio.
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