viernes, 15 de enero de 2021

Proyecto Leyenda - Capítulo 4

 

Una hora más tarde Joaquín llegó al refugio de la ciudad, una especie de pueblo aparte dentro de la ciudad en ruinas. El muchacho depositó a Leyenda en una camilla en la sala de emergencias y buscó un doctor, este último al llegar pudo reconocer a la muchacha como si toda la vida la hubiese vivido con ella.

-: Le… Leyenda, pensé que…

-: Yo también lo pensé, pero está viva –interrumpió Joaquín…- ¿Acaso la conoce Dr. Esteban?

El hombre trató de eludir la pregunta.

-: Eso no importa ahora, ya van muchos años de cargar sus heridas, es mejor que me apure. –El doctor se preparó y tomó una jeringa con un tranquilizante- Para evitar que entre en trance es mejor que la duerma…

-: Confío en usted –dijo el chico.

En el momento en que el hombre intentó inyectar a la criatura ella reaccionó, un latigazo contra el suelo y un movimiento tomando al viejo rompieron un costado de la camilla y  dejaron al doctor casi inconsciente contra una pared. Una muchacha se acercó corriendo.

-: ¡Papá! –fue a ayudarlo mientras veía a Leyenda comenzar a convulsionar.

Joaquín se acercó en vano para calmarla.

-: Esto no va a funcionar, ella no puede creer en mi… si no cree que yo sea…

-: No es eso –interrumpió Esteban aún adolorido- ella sabe bien, pero cuando el olor y las lágrimas se mezclan en un corazón tan puro y tan inocente solo hay uno que puede despertarla de ese trance, pero –Esteban se alarma ante lo que ve, su hija intenta acercarse a Leyenda que aún reposa sobre la camilla rota- ¡No hagas eso!

El viento roza la cara de la chica y Joaquín logra hacerla retroceder antes de que sea tarde, quedando ambos contra la pared para darle espacio a Leyenda.

-: No hagas tonterías niña, pocos son los que quedan, muchos más se irán, no te adelantes a tu turno por ser una heroína, no la podrás ayudar. Si es que parece un espectro por ver todo ese mal y se ha quedado herida hasta desesperar; cuando un ser da consuelo a las almas en pena es realmente una condena como queda a su pesar, su alma hecha añicos por dedicarse de entero a los demás.

La niña apartó a Joaquín bruscamente.

-: Que niña no soy y que sé lo que hago, ¿es que esta muchacha está loca? ¿Qué no ves cómo reacciona? No entiendo lo que dices, solo veo a mi alrededor y solo ustedes son los raros aquí. ¿Acaso esa cosa tenía más de cuatro extremidades por un momento, o es que por el susto que me has dado casi me hiero la cabeza?... ¿Es que quieres dejarme insana joven Joaquín…?

El muchacho miró al anciano, que asintió, la muchacha realmente no sabía nada de lo que él hablaba.

Joaquín posó su mirar en Leyenda ¿cómo, qué era? En un abrir y cerrar de ojos un destello iluminó por un momento la sala, inadvertido ante los ojos de la joven hija del doctor, el muchacho en cambio pudo ver cómo, con un aspecto pulcro, maduro y serio, un personaje de cabellos y ojos claros y apacibles se acercaba a Leyenda, murmuraba algo y se retiraba. Un instante después Joaquín se asomaba a ver quién era aquel, solo reconoció su espalda.

Ante la situación de la bella criatura Joaquín accedió a pasar la noche en aquel lugar. A la medianoche, el hombre del destello se acercó a Leyenda y al verla dormida le acomodó los cabellos y le besó la frente, luego, se sentó a su lado y se quedó dormido contra la camilla, sujetando con sus manos la de ella, quien entre sueños lo llamó Pietro.

 

Al amanecer Joaquín despertó pero no vio a Pietro, Leyenda aún descansaba; él interrogó al doctor.

-: Don Esteban ¿cómo es que usted conoce a Leyenda? Dígame, ¿acaso Pietro también la conoce tanto?

El anciano contestó.

-: Tranquilo Joaquín, que a su tiempo llegarán las respuestas.

-: Pero es algo extraño lo que pasa, ¿sabe que conoce a Ángelo?

-: ¿Y Ángelo sigue aquí?, no, si decía yo, ese es como una garrapata, nunca va a abandonar ese viejo bar. –se desvió el anciano de tema.

-: Viejo tramposo, tanto usted como el otro no dicen nada. Pero yo vi lo que es ese látigo que usa tanto y no es algo natural. Dígame qué es, si es que no es un espectro. –Esteban intentando no contestar comenzó a ordenar el botiquín, pero Joaquín lo interrumpió.- No viejo, si le digo que es un tramposo –Joaquín lo miró un instante y luego con sospecha- Dígame qué oculta ¿tiene que ver esto con el desierto que se volvió la ciudad?

-: No lo sé joven Joaquín, usted y mi querido Miguel fueron los únicos que se aventuraron fuera del refugio para vivir allí.

-: Ah no, no diga eso, ¿qué quiere…, que se lo pregunte a Miguel? No tengo problema yo.

-: No, no dije eso, déjelo descansar a Miguel.

-: Entonces, ¿me va a decir que todo salió de la nada?, si sé que fue un experimento, la ciudad entera está perdida en el fin del mundo y a nadie le puede importar, pero sí le importa a esa muchacha tan diferente.

El anciano se dio por vencido en el momento oportuno, ya que en ese mismo instante su hija llegó corriendo.

-: Padre –se escuchó desde el pasillo.

El viejo imploró a Joaquín.

-: Ya nada se dijo después de la catástrofe, después de que los que no se fueron de la ciudad llegaron a este refugio.

-: Tiene 14 años, ¿que no sabe nada?

-: Nada más allá de este mundo bastante grande, la ruina de la ciudad a nadie atrae –contesto Esteban.

-: Pero si yo sé, ¿por qué solo debo saber yo?,… solo yo veo la ruina y nadie más sabe la verdad –se quejó Joaquín.

-: No joven Joaquín, Martín también ve y también sufre como usted.

-: Vamos Esteban, ¿me va a venir con eso usted también? Martín es ciego, así lo pagó él, pero no tiene que soportar ver…

-: No señor, no sea necio –lo reprendió el anciano- ojos del corazón son los de su hermano. No sea injusto con él, que sabe bien que el muchacho tiene sus dotes, por eso se queda aquí… las noches de la ciudad son muy frías para el vulnerable, y también lo digo por usted que sé que a la noche se encierra en su cuarto desde que la luz se esconde hasta que amanece por completo.

-: ¡Ja! Y…

La queja de Joaquín se detuvo frente a la muchacha que entraba por la puerta.

-: ¿No despertó todavía?

-: No niña, no –contestó fastidioso Joaquín.

-: ¡Ah! ¿Qué te sucede a ti también? –retrucó de mala gana la niña.

-: ¿Qué yo también? ¿Qué dices mocosa?

-: ¡Oye! ¡Cuidado tú con tu trato! ¿Qué todos están locos? –Joaquín va a retirarse y la muchacha se dirige a su padre- También Pietro está así de molesto… A que no crees que se ha recluido en el jardín solo y nadie pasa.

Al escuchar esto último, Joaquín se dirigió hacia el jardín al encuentro de Pietro, éste no le dio importancia a su presencia y siguió con sus pensamientos sentado bajo el olivo, el árbol más antiguo de todo el recinto.

-: Anoche fuiste a verla ¿verdad? –Le dijo Joaquín. Él no contestó.- dime, ¿qué es lo que tanto se guardan con el viejo?

-: Shh,…respeto… -respondió Pietro.

-: ¿Qué tampoco me dirás tú?

-: No sé de que hablas.

-: Vamos, hombre, si te vi anoche ¿Qué piensas tú? ¿Qué acaso no te sentí llegar?

-: Si lo sabes ¿para qué preguntas?

-: Es que quiero saber algo más… dime Pietro, ¿qué pasó con Leyenda? –insistió Joaquín.

-: Nadie sabe eso…

-: Sé que lo sabes Pietro y ya no voy a esperar, se lo dije en broma al viejo pero puedo llamar a Miguel –amenazó el muchacho.

-: Haz lo que sea de tu antojo. Pero ya déjate de molestar, ¡vamos! ¡Fuera de aquí! –retrucó Pietro en tono enojado.

-: Joaquín quedó pensativo y enseguida recordó a aquella sombra que se esfumaba.

-: Entonces…, nunca se fue ¿verdad?... por eso el viejo se sobresaltó –dijo Joaquín para sí.

Pietro escucho exaltado a Joaquín.

-: Solo la trajeron… nadie lo planeó pero no podíamos dejarla sola, apenas tenía doce años, se suponía que acá debía quedarse pero nunca le gustó depender de los demás, lo decía una y otra vez…

-: ¿Qué cosa? –preguntó intrigado Joaquín.

-: Yo soy quien vela por ustedes. –Pietro miró a los ojos de Joaquín y prosiguió con su testarudez- Ahora vete que ya se me acaba la paciencia ¡vamos, vete! –demandó en un tono imperativo.

-: Bueno, bueno. Mejor humor hombre.

Joaquín se dirigió hacia la salida del refugio.

-: ¡Espera! –Lo detuvo Pietro- ¿quién cuidará de ella?

-: Martín lo hará, que es el único que no se ha espantado de ella. –Joaquín miró a Pietro de soslayo- También tú podrías quedarte un rato, ya que tan afines son.

-: Vete tú a tus cosas –se desembarazó Pietro.

-: ¡Aja!, con que algo tienes tú, dime, ¿qué pasa con ella que tanto le huyes?

-: No te incumbe… pero… tu entiendes tu situación con tu hermano, … bueno, así es lo que sucede.

Joaquín simplemente se marchó sin volver a contestar, las cosas están claras, velar y sufrir por una persona no es fácil ni siquiera para Pietro.


--------------------------------------------------------------------------------------------------

Continúa leyendo Proyecto Leyenda

Capítulo 5:

https://lasumademiscolores.blogspot.com/2021/01/proyecto-leyenda-capitulo5-la-tarde.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un grito en el vacío

  Los cauces se cierran,  las luces se apagan, desaparece el público, y cae el telón. Aunque miren todos, ya no ven nada. La serena mentira ...