Los cauces se cierran,
las luces se apagan,
desaparece el público,
y cae el telón.
Aunque miren todos,
ya no ven nada.
La serena mentira
ocultó la emoción.
Respirar profundo
ayuda a la calma,
la mentira ambigua
con buena intención.
Pues los ojos ciegos
que no notan nada
pueden descartar
la preocupación.
Así construimos,
con una píldora mágica,
lo que es nuestra vida
y nuestra convicción.
Mientras riendas tiran
de nuestra sonrisa
para esbozar el ejemplo
y ocultar la desazón.
Y mientras todo pasa
el mundo gira,
y la oscuridad
ya se atoró
en la garganta urgida
de verdades propias
de pensamientos sordos
llenos de furor.
El dolor calla y luego grita
en la nada misma
y se pierde la voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario