Pietro se paseó inquieto por donde Leyenda permanecía, ¿es que acaso buscaba algo para aventurarse fuera del refugio? Sus ojos no veían, sus oídos no escuchaban, respiraba con voz agitada como un condenado toro embravecido y arremetió contra aquella extraña torre que quitó a la ciudad la fama. La torre cayó y un segundo antes Pietro despertó.
-: Leyenda.
La muchacha en su cuello poseía una marca, eso despertó a Pietro que corrió a ayudarla; pero Leyenda era leyenda por poseer su talento, pudo esquivar la torre, pudo correr a Pietro, aunque esto último muy lento.
-: ¿Es que estás loco acaso?, ¿o es que…? –Viéndolo sin fuerzas la sospecha apareció en su rostro- ¿Qué te has tomado? –preguntó la criatura examinando las pupilas de Pietro.
Pietro la observó detenidamente:
-: ¿Ahora tenéis alas?, Estáis lastimadas… -dijo con voz cambiada.
-: ¿Qué acaso no ves que soy una y no tres? –Leyenda cargó a Pietro contra sus hombros, dirigiéndose al refugio- Hombre estás pesado encima de lastimado, ¿tanto has de hacer para que me quede? –Leyenda miró a su lado, al cuello de Pietro, y vio una marca, recuerdos la invadieron agolpándose en su pecho y los contuvo con palabras- Ah, era eso, bronca al experimento… pero Pietro ¿Qué significa?
Pietro se alejó de Leyenda:
-: ¡que me sueltes niña! Si tú eres aquí la víctima… No quise herirte, solo es que no puedo coordinar… ni con una ni con tres…
-: Que no soy tres –dijo Leyenda mientras Pietro se desplomaba- ¡Pietro! –gritó Leyenda, lo cargó nuevamente pasando su brazo por su hombro y corrió con todas sus fuerzas al refugio.
Joaquín pasó por la plaza apenas instantes más tarde y siguió camino tras una huella…
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Capítulo 10:
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