-: Me dijo… que no puedes amar.
Como puede suponerse, las inquietudes de Kisa escapan de
su boca; sobre todo por su nueva preocupación por Ceo. Aunque no lo hacen sino
hasta dos noches después de su encuentro con Lucero, ante la intriga de Ceo por
el trato distante que ha reaparecido en su comportamiento.
-: ¿Estás segura que Lucero dijo eso? –Kisa asiente- ¿No
habrá dicho “no puede amarme? –Sorprendida, vuelve a asentir, pensativa- Ah…
Eso es más acertado. Es cierto, no puedo amarla a ella en la forma en la que se
espera la ame.
-: ¿Y por qué sería más acertado?
-: Amarme y amar, son cosas diferentes, Lucero se refirió
a ella y a un amor pasional, yo no puedo amarla así.
-: ¿Por qué? Si ustedes… ¿acaso no estaban?
Ceo sonríe muy sutilmente.
-: No, es que, ella tenía que probarme. Kisa, ¿recueras
aquella noche, ya hace demasiadas noches? Tu apenas te ibas acostumbrando a
rodearte de nosotros. La noche de aquella primera fiesta me dijiste, al volver
a casa, que busque la oportunidad, que merecía hablar con Lucero, ¿recuerdas?
-: Si, pero entonces era diferente…
-: Nunca fue diferente, en ningún momento, Lucero siempre fue
así, es su naturaleza. A decir verdad… es cierto que aquella noche yo no podía
dormir por mi lucero, pero no era por ella. Ese encuentro solo fue la despedida
que no había podido ser. Y ya había tomado mi desición mucho antes.
-: ¿Una decisión?
-: La de convertirme en un ser completo. –Ante el silencio
de Kisa, Ceo retoma la palabra- El amor, como tú lo mencionas, parece muy
limitado. Y es una lástima que la mayoría lo considere de la misma forma. Amar
va más allá de las pasiones, abarca todo un universo. Por supuesto, también
conozco esa foma de amar, pero no con ella. –Dejando escapar un suspiro
prosigue.- Yo a ti te amo, amo a Makuro y a Febo… a Iang… pero a todos en
diferente forma y medida.
-: ¿Por qué hablas de pronto con esas palabras?
Ceo se acerca y toma asiento a su lado. Kisa no puede
entender su forma de hablar, le parece incongruente y aleatoria. Normalmente la
atraen sus juegos, pero hoy las cosas son algo más confusas.
-: Hablo así porque, para poder terminar de aclarar tu
inquietud, debo explicarte cosas que pareces no ver –contesta serenamente-. Y
aunque te resulte irónico, para que comprendas, me toca a mí enseñarte a abrir
los ojos.
-: Estoy confundida…, ella me dijo “Ceo no puede amarme” y
sono como si… estuviera feliz. Luego de eso sentí como si yo hubiese vuelto a
cero, pensé que mi interpretación era errada, pero tú te acabas de alegrar por
lo que te dije… Y todo porque no querías estar con ella… -La muchacha se
detiene por un momento- ¿No hubiese sido más fácil decirme de una vez que
simplemente tomaste una desición?
-: No, porque a eso seguiría la pregunta de “¿qué desición
has tomado?”
-: Entonces simplemente responderías: “La de ser un hombre
completo por mí mismo” y eso habría sido todo.
-: ¿Y acaso tú sabes lo que eso significaría, de haber
dicho yo eso? –Kisa asiente.- Explícate entonces. ¿Qué es ser un hombre completo?
Y ¿por qué yo diría algo así?
-: ¿Cuál es la idea de negar las palabras en tus
preguntas? –Ceo arquea sus cejas.- Ya sabes, dijiste “¿…de haber dicho yo eso?”
y “¿por qué yo diría algo así?” en lugar de: ¿por qué lo dije?
-: Porque yo no dije eso, yo no usé la palabra hombre.
-: ¿No es lo mismo?
Ceo suelta una carcajada ante la pregunta.
-: Un hombre es un ser, pero un ser no siempre es un
hombre. –Juega con las palabras.- Dije ser porque estaba hablando con un
significado amplio en lugar de uno incompleto. Y por cierto, tu interpretación
está errada, por lo que la conversación no pudo haber terminado.
-:Entonces, ¿qué es lo que significas? – Se interesa,
preparada para otra enseñanza.
Pero la repuesta la desconcierta.
-: Soy un guardián blanco.
-: ¿Y cuál es la diferencia?
-: No soy de tipo que tú crees. -Kisa luce confundida.-
…soy un ente de luz.
-: Ajá –espeta incrédula- ¿Y que guardas?
-: Palabras… personas… -Ceo baja su cabeza decepcionado.-
No me crees. ¿Sabes?, es difícil explicarlo para ti si no crees en lo que
explico. Somos seres de energía…
-: Lo sé, no es que no lo sepa… -Ante sus palabras Ceo se
emociona.- Somos complejos energéticos formados por partículas, subpartículas y
así. Incluso tenemos posibilidad de conexión con el entorno a ese nivel, como
la que yo tengo con las tormentas. –Y ante la conclusión, la desilusión de su
interlocutor.- Aunque, pese a considerar tal campo pseudocientífico de
explicación, no creo entender lo que pretendes hacerme entender. Porque, a
juzgar por tu cara, he vuelto a errar.
-: Está bien, al menos ya respondí tu inquietud sobre lo
que dijo Lucero.
-: Siento no haberte podido seguir el paso con el resto… sabes
que esos conceptos no caben en mi cabeza.
Ceo ríe un momento, hasta que percibe la confusión de
Kisa. Entonces, se detiene, recuperando la compostura. Frente a los ojos de
ella abre los suyos, que esta vez tienen un color suave, casi anaranjado.
-: Disculpa, es algo extraño y hasta irónico… Crees en el
bien y el mal, sabes sobre la ley de los extremos y el equilibrio y, sin
embargo, no crees en que exista algo abstracto más allá de lo concreto…
-: No te confundas… Es cierto que me han querido enseñar
acerca de esas leyes y sus conceptos, pero supongo que sabes que aprender,
creer y haberlo oído tienen diferentes significados… yo simplemente he oído
esos conceptos, pero, como tú dijiste con el amor, debes considerar esas
palabras y sus sentidos. Yo no lo hago.
Tras un momento de duda, su “maestro” arremete con una
realidad.
-: Tal vez deberías. Sobre todo si hay cosas que te hieren
por no entenderlas. Me corrijo, por no considerarlas.
-: ¿Quién dijo que me hiere? Algo tan simple no puede
herirme.
-: ¿Y qué hay con Guez?
El guardián ha jugado una carta con gran sagacidad, pero
es una de las que más puede doler. A cambio de que Kisa comprenda algo más
acerca de la realidad que los rodea, ha tomado en cuenta uno de sus principales
conflictos: su posición adversa a la de Guez; no con la intención de herir,
sino la de hacerla pensar.
-: ¿Qué hay con Guez?... es diferente a lo que planteas…
va más allá de lo que consideran bueno o malo. ¿Piensas que estoy en contra?
¿Por qué no a favor? Mi lazo con Guez es únicamente el de supervivencia; para
él es bueno seguir vivo y lo es tambien para mí. Del mismo modo, lo único que
nos enfrenta es el instinto de sobrevivir. Aunque, siempre que no me sienta
amenazada, puedo tener una charla amena con él si fuere necesario.
Ceo permanece pensativo, casi atónito. Ella no cree en el
equilibrio, el bien o el mal le son indiferentes.
-: ¿En qué crees niña?
-: En esto –contesta tocando un objeto. Luego lleva una
mano a su corazón, pensativa.- En todo lo que pueda ver y tocar…
Él acerca su mano a la de ella, pero cuando Kisa la
intenta tocar, ante su sorpresa, la traspasa. Ceo sacude su cabeza, negando.
-: Ese no es tu verdadero corazón… Dime Kisa, ¿crees en
mí? Porque, incluso podría desaparecer en este instante. –Frente al silencio de
la muchacha, se levanta dando un gran suspiro. Luce exhausto.- Supongo que no
será tan fácil.
A punto de retirarse, Kisa se precipita, como si apenas
lograse reaccionar a lo que acaban de ver sus ojos.
-: Ceo, ¡espera Ceo!
-: ¿Qué espere? Se nos termina la noche y no logro hacerte
comprender.
-: ¿Comprender? ¿Qué debo comprender? No, espera, primero
dime qué fue eso.
-: Para aclarar algunas cosas hay que aceptar otras…
-contesta dirigiéndose a su habitación y pronto se detiene-. Kisa, pensé que
tenías más dudas.
-: Sí, dime que rayos fue eso.
Pese la insistencia, Ceo se niega rotundamente. De allí en
más dará respuestas cortas y la ansiedad de Kisa devendrá en angustia.
-: No, pregunta otra cosa.
-: ¿Por qué Van no habla?
-: Lo lleva en la sangre.
-: ¿Por qué Lucero es fría?
-: Aplica la misma respuesta.
-: ¿A dónde va la voz de Apolo cuando cae la noche?
-: Solo… desaparece.
Una lágrima se escapa de los ojos de la muchacha.
-: ¿Por qué callan tantas cosas?
“Porque tú no las querrás creer”. Es lo que podría haber
contestado, pero Ceo en realidad dijo:
-: Porque existe un momento justo para cada paso.
-: ¿Por qué Iang me adoptó? ¿Por qué tú te acercaste?
-: Son demasiadas preguntas las que ahora haces.
Su tono cansado se ha tornado severo. Tras contestar, Ceo
reemprende la marcha; pero Kisa aún insiste.
-: Pensé que eso querías… Detente, solo una cosa más. ¿Cuál
es la leyenda tan especial de Lupus Ánima? No está por ningún lado.
-: ¿Crees que todas las respuestas son tan sencillas?
Apuesto que las que te di solo te plantearon más preguntas. –Señala, volteando,
como si de mirarla se tratase, con una sonrisa forzada en sus labios y entra a
su cuarto.– Buenas Noches.
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