viernes, 24 de marzo de 2023

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 11 - Pasos al costado

 

-: Me dijo… que no puedes amar.

Como puede suponerse, las inquietudes de Kisa escapan de su boca; sobre todo por su nueva preocupación por Ceo. Aunque no lo hacen sino hasta dos noches después de su encuentro con Lucero, ante la intriga de Ceo por el trato distante que ha reaparecido en su comportamiento.

-: ¿Estás segura que Lucero dijo eso? –Kisa asiente- ¿No habrá dicho “no puede amarme? –Sorprendida, vuelve a asentir, pensativa- Ah… Eso es más acertado. Es cierto, no puedo amarla a ella en la forma en la que se espera la ame.

-: ¿Y por qué sería más acertado?

-: Amarme y amar, son cosas diferentes, Lucero se refirió a ella y a un amor pasional, yo no puedo amarla así.

-: ¿Por qué? Si ustedes… ¿acaso no estaban?

Ceo sonríe muy sutilmente.

-: No, es que, ella tenía que probarme. Kisa, ¿recueras aquella noche, ya hace demasiadas noches? Tu apenas te ibas acostumbrando a rodearte de nosotros. La noche de aquella primera fiesta me dijiste, al volver a casa, que busque la oportunidad, que merecía hablar con Lucero, ¿recuerdas?

-: Si, pero entonces era diferente…

-: Nunca fue diferente, en ningún momento, Lucero siempre fue así, es su naturaleza. A decir verdad… es cierto que aquella noche yo no podía dormir por mi lucero, pero no era por ella. Ese encuentro solo fue la despedida que no había podido ser. Y ya había tomado mi desición mucho antes.

-: ¿Una decisión?

-: La de convertirme en un ser completo. –Ante el silencio de Kisa, Ceo retoma la palabra- El amor, como tú lo mencionas, parece muy limitado. Y es una lástima que la mayoría lo considere de la misma forma. Amar va más allá de las pasiones, abarca todo un universo. Por supuesto, también conozco esa foma de amar, pero no con ella. –Dejando escapar un suspiro prosigue.- Yo a ti te amo, amo a Makuro y a Febo… a Iang… pero a todos en diferente forma y medida.

-: ¿Por qué hablas de pronto con esas palabras?

Ceo se acerca y toma asiento a su lado. Kisa no puede entender su forma de hablar, le parece incongruente y aleatoria. Normalmente la atraen sus juegos, pero hoy las cosas son algo más confusas.

-: Hablo así porque, para poder terminar de aclarar tu inquietud, debo explicarte cosas que pareces no ver –contesta serenamente-. Y aunque te resulte irónico, para que comprendas, me toca a mí enseñarte a abrir los ojos.

-: Estoy confundida…, ella me dijo “Ceo no puede amarme” y sono como si… estuviera feliz. Luego de eso sentí como si yo hubiese vuelto a cero, pensé que mi interpretación era errada, pero tú te acabas de alegrar por lo que te dije… Y todo porque no querías estar con ella… -La muchacha se detiene por un momento- ¿No hubiese sido más fácil decirme de una vez que simplemente tomaste una desición?

-: No, porque a eso seguiría la pregunta de “¿qué desición has tomado?”

-: Entonces simplemente responderías: “La de ser un hombre completo por mí mismo” y eso habría sido todo.

-: ¿Y acaso tú sabes lo que eso significaría, de haber dicho yo eso? –Kisa asiente.- Explícate entonces. ¿Qué es ser un hombre completo? Y ¿por qué yo diría algo así?

-: ¿Cuál es la idea de negar las palabras en tus preguntas? –Ceo arquea sus cejas.- Ya sabes, dijiste “¿…de haber dicho yo eso?” y “¿por qué yo diría algo así?” en lugar de: ¿por qué lo dije?

-: Porque yo no dije eso, yo no usé la palabra hombre.

-: ¿No es lo mismo?

Ceo suelta una carcajada ante la pregunta.

-: Un hombre es un ser, pero un ser no siempre es un hombre. –Juega con las palabras.- Dije ser porque estaba hablando con un significado amplio en lugar de uno incompleto. Y por cierto, tu interpretación está errada, por lo que la conversación no pudo haber terminado.

-:Entonces, ¿qué es lo que significas? – Se interesa, preparada para otra enseñanza.

Pero la repuesta la desconcierta.

-: Soy un guardián blanco.

-: ¿Y cuál es la diferencia?

-: No soy de tipo que tú crees. -Kisa luce confundida.- …soy un ente de luz.

-: Ajá –espeta incrédula- ¿Y que guardas?

-: Palabras… personas… -Ceo baja su cabeza decepcionado.- No me crees. ¿Sabes?, es difícil explicarlo para ti si no crees en lo que explico. Somos seres de energía…

-: Lo sé, no es que no lo sepa… -Ante sus palabras Ceo se emociona.- Somos complejos energéticos formados por partículas, subpartículas y así. Incluso tenemos posibilidad de conexión con el entorno a ese nivel, como la que yo tengo con las tormentas. –Y ante la conclusión, la desilusión de su interlocutor.- Aunque, pese a considerar tal campo pseudocientífico de explicación, no creo entender lo que pretendes hacerme entender. Porque, a juzgar por tu cara, he vuelto a errar.

-: Está bien, al menos ya respondí tu inquietud sobre lo que dijo Lucero.

-: Siento no haberte podido seguir el paso con el resto… sabes que esos conceptos no caben en mi cabeza.

Ceo ríe un momento, hasta que percibe la confusión de Kisa. Entonces, se detiene, recuperando la compostura. Frente a los ojos de ella abre los suyos, que esta vez tienen un color suave, casi anaranjado.

-: Disculpa, es algo extraño y hasta irónico… Crees en el bien y el mal, sabes sobre la ley de los extremos y el equilibrio y, sin embargo, no crees en que exista algo abstracto más allá de lo concreto…

-: No te confundas… Es cierto que me han querido enseñar acerca de esas leyes y sus conceptos, pero supongo que sabes que aprender, creer y haberlo oído tienen diferentes significados… yo simplemente he oído esos conceptos, pero, como tú dijiste con el amor, debes considerar esas palabras y sus sentidos. Yo no lo hago.

Tras un momento de duda, su “maestro” arremete con una realidad.

-: Tal vez deberías. Sobre todo si hay cosas que te hieren por no entenderlas. Me corrijo, por no considerarlas.

-: ¿Quién dijo que me hiere? Algo tan simple no puede herirme.

-: ¿Y qué hay con Guez?

El guardián ha jugado una carta con gran sagacidad, pero es una de las que más puede doler. A cambio de que Kisa comprenda algo más acerca de la realidad que los rodea, ha tomado en cuenta uno de sus principales conflictos: su posición adversa a la de Guez; no con la intención de herir, sino la de hacerla pensar.

-: ¿Qué hay con Guez?... es diferente a lo que planteas… va más allá de lo que consideran bueno o malo. ¿Piensas que estoy en contra? ¿Por qué no a favor? Mi lazo con Guez es únicamente el de supervivencia; para él es bueno seguir vivo y lo es tambien para mí. Del mismo modo, lo único que nos enfrenta es el instinto de sobrevivir. Aunque, siempre que no me sienta amenazada, puedo tener una charla amena con él si fuere necesario.

Ceo permanece pensativo, casi atónito. Ella no cree en el equilibrio, el bien o el mal le son indiferentes.

-: ¿En qué crees niña?

-: En esto –contesta tocando un objeto. Luego lleva una mano a su corazón, pensativa.- En todo lo que pueda ver y tocar…

Él acerca su mano a la de ella, pero cuando Kisa la intenta tocar, ante su sorpresa, la traspasa. Ceo sacude su cabeza, negando.

-: Ese no es tu verdadero corazón… Dime Kisa, ¿crees en mí? Porque, incluso podría desaparecer en este instante. –Frente al silencio de la muchacha, se levanta dando un gran suspiro. Luce exhausto.- Supongo que no será tan fácil.

A punto de retirarse, Kisa se precipita, como si apenas lograse reaccionar a lo que acaban de ver sus ojos.

-: Ceo, ¡espera Ceo!

-: ¿Qué espere? Se nos termina la noche y no logro hacerte comprender.

-: ¿Comprender? ¿Qué debo comprender? No, espera, primero dime qué fue eso.

-: Para aclarar algunas cosas hay que aceptar otras… -contesta dirigiéndose a su habitación y pronto se detiene-. Kisa, pensé que tenías más dudas.

-: Sí, dime que rayos fue eso.

Pese la insistencia, Ceo se niega rotundamente. De allí en más dará respuestas cortas y la ansiedad de Kisa devendrá en angustia.

-: No, pregunta otra cosa.

-: ¿Por qué Van no habla?

-: Lo lleva en la sangre.

-: ¿Por qué Lucero es fría?

-: Aplica la misma respuesta.

-: ¿A dónde va la voz de Apolo cuando cae la noche?

-: Solo… desaparece.

Una lágrima se escapa de los ojos de la muchacha.

-: ¿Por qué callan tantas cosas?

“Porque tú no las querrás creer”. Es lo que podría haber contestado, pero Ceo en realidad dijo:

-: Porque existe un momento justo para cada paso.

-: ¿Por qué Iang me adoptó? ¿Por qué tú te acercaste?

-: Son demasiadas preguntas las que ahora haces.

Su tono cansado se ha tornado severo. Tras contestar, Ceo reemprende la marcha; pero Kisa aún insiste.

-: Pensé que eso querías… Detente, solo una cosa más. ¿Cuál es la leyenda tan especial de Lupus Ánima? No está por ningún lado.

-: ¿Crees que todas las respuestas son tan sencillas? Apuesto que las que te di solo te plantearon más preguntas. –Señala, volteando, como si de mirarla se tratase, con una sonrisa forzada en sus labios y entra a su cuarto.– Buenas Noches.

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