jueves, 16 de marzo de 2023

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 10 - Transición

 


 

-: No debe ser correcto que una muchacha tan bonita ande reemplazando su trabajo por horas de sueño, porque dará una mala imagen. –Susurra Aker al oído de Kisa para molestarla.

“No está dormida” indica Van entre señas, Aker lo mira confundido, el primero señala su oído (escucha), a Kisa (su) y luego mueve su mano a la altura del pecho (respiración). El aludido agudiza el oído.

Entrando a la oficina, Tamir interrumpe la situación.

-: En efecto, no creo que esté durmiendo, porque ella no es de usar esos cuando lo hace. -Apunta a sus auriculares. Y con gran certeza agrega- Está protestando.

-: ¿Protestando?

Tamir asiente.

-: Verás, anduvo muy interesada en ciertas cosas…

De pronto, Kisa se levanta y se dirige a la puerta, pasando junto a Tamir con indiferencia; él intenta detenerla, pero ella mira la mano que sostiene su brazo de reojo y la suelta.

Respuestas, muchas personas buscan respuestas, todos las buscan, Kisa es una más. Aunque al principio no haya querido aceptarlo, cada vez está más llena de preguntas, pero, a veces, las respuestas necesitan un margen de consideración; no existen para quien no cree que existan, ni tampoco para aquel que las considera absurdas. Por lo que Kisa se privó de ellas hasta que pueda respoderse a sí misma qué es lo que quiere escuchar.

Llegando a planta baja, la muchacha titubea… Iang pidió que nadie se acerque a la sala donde están Guez y Febo… respirando profundo, se dirigió a la salida, de todos modos es indiferente a la idea de preguntarles algo, cuando menos a Guez… Su concepción de las cosas le resultan un tanto incongruentes. Y los labios que consideraría escuchar en ese instante, tampoco sabe si le dirían algo de lo que quiera escuchar.

Luego de caminar un rato, llega a una especie de plazoleta. Allí, una mujer permanece sentada en uno de los bancos; al acercarse más, parece reconocerla. Cuando Kisa llega por detrás suyo, Lucero la saluda de una forma peculiar, provocando que se congele al instante.

-: Te estuve esperando.

-: ¿Esperándome?

-: Hay cosas que quieres saber. Hay cosas que no se te quieren contar… porque hay otras que deberías considerar… Tú decides –voltea a mirarla- ¿quisieras escuchar alguna “mentira” de mis labios?... Mírate, relájate, puedes sentarte.

-: No esperaba que tú estuvieses aquí.

-: Comprendo, pero Makuro es algo limitado para estas cosas… -adivina-. Pareces descontenta… Ya sé, haremos un trato, te contestaré las prmeras tres cosas que quieras saber, si puedes responderme algo a mí. Comenzando por: ¿en qué crees más… vida o muerte?

-: Como existir, ambas existen.

-: Una respuesta bastante simple. Reconsideraré mis respuestas si contestas bien esto ¿alguna vez has odiado?

Dándole la espalda algo molesta, la joven comienza a retirarse. No entiende lo que  Lucero busca y duda de que ella lo sepa siquiera. La mujer sonríe y se pone de pie, preparada a acercarse a Kisa, quien la detiene.

-: ¡Siéntate!

Lucero responde serenamente, en un tono suave, pero lo suficiente fuerte como para ser oída.

-: No hay donde regresar, aquellos que consideraste amigos no te dieron respuestas. Tampoco tú las encuentras… –Kisa sigue caminando.-  Ah… y por cierto, te mintieron, no creo que puedas ser tan fuerte como para apañártelas sola para enfrentar una respuesta de la magnitud de tus preguntas… Tal vez Ceo tenga razón… –Confundida, la muchacha se detiene y mira de pronto a Lucero- …no debería haberte traído aquí. Aunque te agradezco que lo arrastres a tu confusión.

-: ¡Oye! ¡Él te ama! ¡¿Qué no te da vergüenza hablar a sus espaldas para ponerme en su contra?!

Las palabras salen de sus labios teñidas de rencor, para deleite de Lucero.

-: Mmm… sí, definitivamente has odiado. Puesto que me has contestado tan abiertamente, yo haré lo mismo… Estoy orgullosa de mi forma de actuar, que él me ame o no ya es otro asunto.

-: ¿Tú no lo amas? –regresa a su confusión.

-: Yo lo odio. Quien lo quiere es Makuro, más que a un hermano, incluso reemplazó al suyo… Ahora, dime cuál es esa pregunta.

La joven dirigió una severa mirada a aquella enfrente suyo.

-: Tú…

-: Wow… Me gustan esos ojos. Dime…

-: Adivina qué le habría hecho a alguien como tú hace cuatro años… -la interrumpió.

-: ¡Oh… que divertido! Como premio por tu carácter te daré un dato que puede servirte: Ceo no puede amarme.

Kisa queda atónita, Lucero comienza a reír.

Pronto aparece Makuro, reprendiendo a Lucero y antes de que de la boca de Kisa escapen las palabras, la mujer habla.

-: Makuro es mi guardián y yo su responsabilidad. Adiós Kisa, fue un placer robarte un par de datos… Ahora debo irme.

Ambos se retiran sin derecho a réplica. Kisa, por su parte, no puede dejar de escuchar en su cabeza las palabras de Lucero.

***

            De regreso a Lupus Ánima, Aker sigue a Tamir, que se dirige a la salida, intrigado.

-: ¿Qué hay con Kisa?

-: ¿Con Kisa?

-: Sí. ¿Qué sabes acerca de lo que mencionaste en la oficina?

-: Ahh… ¡¿Eso?! Es que al parecer oyó hablar a Van… aunque ignoro si lo vio…

Aker hace una mueca, algo inquieto

-: Lo sé.

-: Bueno, ella está…

-: Buscando respuestas.

-: Sí, pero con ella no creo que sea tan sencillo. Además, también está la deuda sobre la promesa de una historia… -agrega Tamir con intención- creo que alguien, en particular, consideró mencionar la existencia de una “Leyenda de Lupus Ánima” –El aludido sonríe incómodo, descubierto.- Y hasta sus propias creencias le impiden avanzar… Está algo fastidiosa, enojada… -Hace una pausa contemplando a su interlocutor.- Quisieras contarle todo, ¿verdad?

Aker suspira cansado y da la vuelta volviendo hacia la empresa en dirección a la sala en donde Apolo y Guez descansan.

-: Tomaré un descanso.

-: ¡Espera!

Tamir lo detiene poniendo una mano en su hombro, obteniendo por respuesta una mirada de desconfianza como preludio a una pregunta.

-: ¿Qué hay allí?

Frente a sus ojos, la puerta de la mencionada sala se abre y sale Guez, que examina al otro guardián de arriba abajo y se aproxima rengueando. Aker observa petrificado mientras pasa por su lado, indiferente. Cuando logra reaccionar camina unos pasos más hacia la sala de donde, esta vez, se asoma Apolo y, sin siquiera detenerse a mirarlo, pasa por su lado con una advertencia.

-: No molestes a Van.

Apolo lo mira con desdén.

-: Descuida…

Tamir queda atrapado en medio de esa brisa de hielo algo incómodo y tan pronto esos tres se dispersan retoma su intención y se escapa a dar una vuelta.

 

En la oficina de Iang, Ceo y él juegan naipes mientras conversan.

-: A… Aker piensa lo mismo –dice Ceo bajando una nueva carta- y Tamir está dudando.

-: Tamir es responsable, se mantendrá neutro. –contesta Iang, sereno.

-: Amir es algo revoltosa…

-: Van sabrá contenerla, incluso Makuro está al margen…

Iang baja otra carta, el juego continúa sin detenerse ni por un instante.

-: Mmm… y aún así te preocupa Lucero –adivina Ceo-. Pero creo que sería un ingrediente extra perfecto… -Ceo extiende una mano tocando las cartas de la mesa y juega.- Llévate el pozo –sonríe pícaro.

-: No lo creo –dice Iang. Su compañero vuelve a tocar las cartas.- No me refiero a eso… No creo que Lucero juegue bien su papel… no cree en el intercambio justo, así que no le dirá…

Ceo ríe.

-: Kisa es inocente y no lo es, ella obtendrá algo de seguro. Lucero descuida los detalles mínimos y eso le significa grandes problemas.

-: ¿Detalles mínimos?

-: En su mundo se llaman insignificantes, …como el que te acabas de saltar tú –señala soltando la última carta y mostrando las manos desnudas-. Kisa tendrá preguntas también esta noche –agrega levantándose-. ¿Me permites responder alguna ya?

Iang mira sus manos por un momento y luego junta las cartas pensativo.

-: Así que la rueda empezó a girar…

-: ¿Qué dices? Nunca se detuvo.

Iang sonríe y se levanta. Y atrayendo hacia sí a su compañero, con una mano en su espalda baja, susurra algo a su oído. Tras ello, ambos salen por la puerta.

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