lunes, 13 de febrero de 2023

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 7 - Una parte de la “condena”

 


Ilumina el cielo un sol radiante, la luna nueva trajo consigo un buen tiempo y el día es perfecto para salir a caminar, pero, por suerte o desgracia, toca trabajar también hoy.

Como de costumbre, Iang despertó cerca de las cinco de la mañana y se dirigió a su oficina. Cerca de las seis treinta, Van y Aker llegaron y finalmente, a las siete, arribó Tamir, junto con Amir.

Ceo despertó algo tarde, salvo que Kisa le ganó esta vez. Pese a sus repetitivos intentos de hacerla levantar, ella demostró un sueño pesado… A la hora que él terminó de ducharse, ella apenas comenzaba a remolonear.

Al llegar a la empresa, la muchacha se dirige a sus actividades, mientras Ceo va en busca de Iang con la simple intención de molestarlo… pero, al llegar a su oficina, se encuentra con Tamir y Amir escuchando tras la puerta.

-: Te apuesto lo que quieras, que en tres, se arremangan –susurra Amir, aludiendo a la posibilidad de una pelea.

Tamir niega.

-: Shh, perro que ladra, no muerde.

-: Dile eso a Van…

-: Se lo diré… Pero, Aker es diferente, es más pacifista.

Amir ríe en silencio.

De pronto, la voz de Ceo sorprende a los hermanos.

-: Es un poco incorrecto escuchar tras las puertas, ¿no creen?

-: Unzur man atacallam. -Lo señala Amir, hablando para su hermano.

Tamir voltea para ver de frente al aludido, con una gran sonrisa. Él solía hacer lo mismo que Tamir y Amir hace un tiempo, así que, el “mira quien habla” de Amir, lo puso en completa evidencia.

-: ¿Quieres saber?

El aludido sonríe fríamente en lugar de contestar. Tamir se limita a tirar del brazo de su hermana, llevándola consigo.

Ya solo, frente a la oficina, Ceo se sobresalta cuando la puerta se abre y un molesto Aker sale, chocando con su hombro al intentar esquivarlo.

Al ver a Ceo, Iang lo invita a pasar amablemente.

-: A propósito… ¿estabas allí desde hace mucho? –Ceo niega- ¿Qué sabes?

-: Que los “príncipes” se escaparon. –alude a Tamir y Amir- A propósito, Aker me dio escalosfríos, ¿pasó algo?

-: No. Y dime ¿con qué idea llegaste hoy? –intenta cambiar el tema.

-: Mmmm… bueno… ¿Mordiste a Van? –insiste Ceo.

Una mirada, marcando lo absurdo de la idea, cruza los ojos de Iang.

-: ¡¿Qué?! ¿por qué preguntas eso?

-: Según lo que oí, todo indica que mordiste a Van.

-: ¿Vuelves con tus juegos? Pensé que ya te habías divertido ayer.

Esta vez, su tono es molesto, frente a un Ceo sumamente divertido; no obstante, la pregunta que este último formula, logra confundirlo.

-: Ah, pero ayer fue diferente… por cierto ¿qué mosco te picó?

-: ¿Eh? ¿qué mosco…? ¿ayer? ¿por qué lo preguntas?

-: Vor… ¡letta! –repite las palabras que su compañero dijo la noche anterior- Sonó extraño, sobre todo, porque luego no quisiste hablar conmigo y te dormiste… parecías molesto, así que no insistí.

-: Hum… Eso… No fui yo.

Ceo borra la sonrisa de su rostro.

-: Vamos, ¿todavía estás enojado? Ya te expliqué ayer que no había peligro.

-: ¿Con qué?

-: No te burles, ¿de veras…? Con explicarle a Kisa lo de las luces y sombras.

-: Con que terminaste diciéndoselo. –Reprocha Iang.

-: No, tú me detuviste… ¿recuerdas? Antes de que explique lo de “Lucifero”… que luego entré y te expliqué acerca de Kisa siendo agnóstica…

La mandíbula del mayor cae en un gesto de desesperada desesperanza, como el de un niño al que acaban de quitarle su tesoro más preciado.

-: ¿Kisa es agnóstica? Eso… eso no me lo dijo.

Tras sus palabras, Iang se levanta de su asiento y se apura a llegar a la puerta. Antes de salir, pide a Ceo que lo espere allí y sale corriendo.

 

***

 

Veinte minutos son los que Ceo lleva esperando, pero Iang parece haberse olvidado de volver. En un intento por pasar el tiempo, intenta distraerse y, sin encontrar mejor alternativa, finalmete se decide por girar en la silla de Iang, del otro lado del escritorio, hasta marearse. Mientras da vueltas, comienza a pensar… “Hoy sí que está raro, salir corriendo por lo que dije” “¿Qué habrá querido decir con <<yo no fui>> cuando le pregunté aquello”, “Está tardando…” “Mmmhh…”

-: ¡Ahhh! Estoy mareado…

Cerrando sus ojos, se detiene de espaldas al escritorio.

 

***

 

-: Ríete ahora, rompiste una regla por esto.

En la sala de trabajo, Iang pidió a Kisa que se retire y que aleje de allí a Aker, pero este último se negó, permaneciendo parado junto a la puerta, en el pasillo.

Ante el molesto discurso, Van solo atinó a encogerse de hombros entre señas. “Eso no quita que exista lo que existe” “Yo he relatado lo más relevante”

Un Iang tremendamente irritado, arremetió contra Van y, conteniéndose, se limitó a tomarlo por sus ropas.

-: Oh si, me dijiste lo más importante… dijiste que la luz secuestró a la inocencia y que la oscuridad la salvó… ¿Acaso por eso mismo la inocencia se convirtió en mentira y se escondió tras el encanto? ¿para asegurarse nuestra ingenuidad?

-: “Pero no es así, ha entendido a medias” –replica el joven, intentando detener a su interlocutor.

-: No lo hice, así fue. Y gracias a salvar lo que estaba a salvo, no solo te vestiste de mi, sino que lograste hacer sentir culpable a un espíritu puro. Esa es la otra mitad… ¿verdad?

-: “La otra mitad no es esa… sino la que residía en las creencias y los corazones de quienes solían rodear a esa niña inocente. Es la de no creer en magia, pero sí en el bien y el mal.”

Van se acerca más a Iang, mirándolo de lleno a los ojos, el último lo suelta dolido y se aleja un par de pasos, las siguientes palabras, que esgrime antes de irse, están destinadas a ser una estocada.

-: Que nos una un lazo de sangre no te da derecho a servirte de mi cuerpo. Tu pecado no quedará impune.

Aker entra en la sala, cerrando la puerta tras de sí, y ve como Van se deja caer sobre una silla, agotado. Acercándose, le ofrece un vaso de agua. Aún está molesto por no haber podido intervenir.

-: ¿Otro golpe bajo?

-: “Esta vez fue un corte…” –sus señas se pausaron en un suspiro- “No quiero que te molestes. Así como yo, ese hombre también tiene sus razones y después de todo, le debo la vida…”

 

Mientras tanto, Ceo, aún de espaldas al escritorio, fue sumiéndose poco a poco en un profundo sueño, hasta que, oyendo el accionar del picaporte, despertó. Cuando se dio vuelta, sonriendo, el hombre al que al principio confundió con Iang, cerró tras de si la puerta.

-: ¿Iang? No… tú ¿quién eres?

-: Eso debería preguntarlo yo. ¡¿Y qué mira tan sonriente?!

El tono era seco y algo antipático, mostrándose sumamente molesto ante las reacciones de Ceo.

-: Nada… ¿Sabe? En un principio pensé que era alguien más. ¿Buscaba a alguien en especial?

-: Otra vez esa postura… Le daré una vaga idea de lo que debería decirme.¡ ¿Con quién cree que vengo a hablar aquí? !

-: Mmmhh… lo siento ¿le conozco? –inquiere inocentemente, alterándolo aún más- aquí no hay nadie más que yo, …supongo… ¡Ah! Es cierto, Iang no está aquí, tampoco sé dónde esté, yo también lo espero, pero se ha tardado. Aunque, si sabía que alguien iba a venir, es posible que se esté arreglando, según sé, estaba algo desalineado… Ah, si, disculpe, tome asiento por favor.

-: ¡Ya basta! Esto es inaudito, ¡levántese de esa silla y búsquelo! –impera.

 -: No, gracias. Estoy algo aturdido, ¿sabrá usted por qué?

-: ¿Me ha visto cara de tonto? ¡Que…!

El inminente estallido se detiene de súbito frente a la presencia de Iang, que avanza hasta detrás de Ceo, apoyándose sobre el respaldo de su asiento, imponiéndose, en un tono tajante.

-: A decir verdad, no te vio la cara siquiera… Hoy no tengo el mejor humor y sabes que tus gritos penetran hasta los huesos, así que, intenta serenarte Ion.

De un momento a otro, Ceo se encuentra repitiendo an alta voz, pensativo, aquel nombre tan familiar.

-: Ion… Ioon… Ioooooooonnnnn –rasca su cabeza intentando recordar y de pronto se levanta bruscamente de la silla, golpendo, sin darse cuenta, a Iang, en el proceso .- ¡No puede ser! ¡¿Eres aquel Ion?!

Ion Dalheim es el padre biológico de Van. Con sus treinta y ocho años de edad es alto y atlético, de estructura osea maciza. Sus rasgos faciales son mas bien toscos, con cejas anchas y prominentes, en consonancia con su nariz, con las mismas cualidades; cabello totalmente negro, incluyendo, sobre todo, la barba y los bigotes, que cubren su cara desde debajo de la nariz. Apariencias de lado, incluso pese a su brusca y desinteresada personalidad, es muy prolijo y esto es en efecto, junto con sus ojos grises, algunas de las cosas que permiten relacionarlo con Iang, su hermano gemelo.

Ion no parece conocer a Ceo, pero este parece conocerlo muy bien a él.

Iang, cubriendo con una mano su nariz, insta a Ceo a sentarse nuevamente.

-: Es el mismísimo Ion, pero no te estremezcas tanto. –luego, se vuelve a dirigir a su hermano- ¿De qué quieres hablar?

-: Por lo pronto, nada frente a este payaso.

-: Bien, me pondré de espaldas.

Iang sonríe ante la ocurrencia, aunque a Ion no le parece gracioso.

Ceo está a punto de levantarse para marcharse, pero Iang lo detiene sutilmente. Ion viene en busca de una pelea, solo después de eso, tal vez, hable; es su naturaleza algo rudimentaria. El joven lo comprende con solo sentir la mano de Iang sobre su hombro. Y al presenciar la escena, Ion comprende también que su hermano no solo no quiere estar a solas con él, sino que tampoco le permitirá pasar por sobre Ceo.

-: Oiga Skölir, -se dirige a Ceo- tengo una mejor idea: usted baja y busca a mi hijo.

-: ¿Qué es eso de Skolïro?... suena a ascol…ta¿? A… escolta… esc…

-: ¡Escudo!

El malhumorado hombre vuelve a su estado de stress e ira, corrigiendo al joven.

-: Ah… … si, si, skölir, escudo… pero yo no soy escudo, soy escorpio. –juega con las palabras- ¿entonces skolïro es Iang?- pregunta haciendo referencia al “escudado”.

Ion emite un sonido corto de aprobación, al tiempo que asiente con la cabeza, sin darse cuenta de que ha entrado y caído en el juego de aquel muchacho; al percatarse, vuelve a su postura inponente y antipática.

-: Vengo a por Van.

-: Está en su oficina tabajando.

Antes de que continúe, Iang le cubre la boca.

Lo que simula aceptación , pronto se transforma en una irascible mirada.

-: ¿Ha dicho trabajando? ¿Dónde? ¿De casualidad aquí? ¿Acaso subordinado a ti? –dispara hacia su hermano una nueva mirada. El aludido respira profundamente, soltando a Ceo, y asiente.- ¡¿Un lucifer trabaja como un lacayo  de los luminosos?!

 

***

 

Escaleras abajo, Van permanece recostado en su oficina, con los ojos entrecerrados. Su sed comenzó a acrecentarse y nada parece remediarla. Kisa también está allí, trabajando, Aker la supervisa mientras vigila a Van, quien, cada cierto tiempo, abre por completo sus ojos y oprime sus puños.

Kisa, pendiente de la preocupación de Aker y,  al mismo tiempo, pensando aún en la conversación con Ceo la noche anterior, se detiene por un momento.

-: Dime – le susurra a Aker- ¿acaso tiene que ver con lo que pasó con Iang?

El hombre niega.

En un suspiro la muchacha se levanta y va hacia el baño, para luego regresar con un paño húmedo, el cual deja caer sobre la frente de Van que, quitándoselo, agradece su preocupación.

-: No servirá. No tiene fiebre o dolor, tiene sed.

Kisa vuelve a sentarse, ahora realmente confundida.

-: ¿Sed?

-: Es complicado de explicar.

Ella calla y de pronto reacciona como si la situción le recordara algo.

-: Aker… ¿puedo hacerte una pregunta?

-: Sí, dime.

-: ¿te suena familiar la palabra “Lucifero”? –Él se encoge de hombros, mirando de refilón al muchachito, que, repentinamente, se sienta en el sillón.- Es luminoso, ¿verdad?

Aker asiente, mientras ve a Van suspirar y levantarse.

-: ¿A dónde vas?

Devolviendo una mirada inyectada en sangre, Van responde trabajosamente.

 -: “¿Qué no lo sientes? Ese sutil chillido que te oprime en los huesos”.

-: ION.

Van se retira, Aker se prepara a seguirlo, Kisa permace con la incógnita.

-: ¿Ion?

 

***

 

-: Tranquilo, tranquilo. Iang no es un lacayo, ni se escuda tras nadie, -calma Ceo a Ion- es solo que no es belicoso como tú.

Ion avanza un paso y Iang pone una mano sobre el hombro de su compañero, indicándole que no interceda, y se dirige a su hermano.

-: No hay nada de malo con que haga algo de su vida.

-: ¡Ten entregué su tutela, no su voluntad!

El grito de Ion, en una explosión de ira, provoca que Iang cruce los brazos sobre su pecho, cerrando sus ojos, en un reflejo de defensa e, inmediatamente, se oye una voz grave y fuerte junto a la puerta, que acaba de ser abierta, lo que capta la atención de este último.

-: Ist mein wilkür.

-: ¿Tu elección?

Aker aparece llegando hasta Van y rápidamente cierra la puerta. El chico tiene su mirada clavada en el suelo. Su padre voltea, iracundo, ante la siguiente pregunta.

-: Warum geht es ihen hier?

-: ¿Qué cree usted que hago aquí? Hoy vendrás conmigo, hay una nueva oportunidad para tu Blödhren.

-: Nein.

-: ¿Qué quieres decir con no?

-: Diese ist meine entscheidung –contesta casi inaudible.

-: ¿Cuál es esa decisión que dices?

Ante el tono burlón de su padre, el joven levanta la vista, desafiante, traga saliva y finalmente contesta mostrando sus colmillos.

-: Sein hier.

Ion fulmina a su hermano con la mirada.

-: ¿Es tu influencia? Sabes bien cuáles son las reglas.

-: Creo que no es su influencia. –intercede Aker.

-: ¿Quién rayos es este?

Una leve reverencia marca la distancia y capturael interés de Ion.

-: Aker Mikal, Guardaespaldas.

-: ¿Eres de los Várdenos?

-: No, soy de los antiguos persas.

Ceo festeja la rapidez de pensamiento de Aker; aunque la espontánea respuesta se debe más a la inocencia que a la astucia. Su risa contagia a Iang e incluso a Van, que comienza a esbozar una media sonrisa. Frente a tal reacción, Ion intenta intimidar a su hijo, quien se limita a encogerse de hombros sin abandonar su gesto.

Camino a una plena sonrisa, los ojos de Van cambian su color, revelando heterocromía, lo que impacta al resto y crea un mayor descontento en su padre.

-: ¿Es su influencia? Riete ahora, has caído entre los condenados.

Iang interrumpe a Ion, con cierto fastidio, antes de que siga, reforzando el apoyo a su sobrino.

-: Ha caído entre los privilegiados. Y se va a levantar como uno de ellos… Ahora es diferente, no puedes oblligarlo… vuelve a visitarlo el año entrarnte (aunque preferiría que no) –continuó, guiñándole un ojo- …hermano.

-: Tiempo sin oír esa palabra, sobre todo de tus labios, hijo de Baldur… ¿Es definitivo?

El aludido sonrió entendiendo la burla de su hermano. Baldur el dios de la paz, la luz y el perdón; cuya muerte fue una señal del fin del mundo para los dioses, murió de forma estúpida por creerse invencible. Y su hijo, Forseti, dios de la justicia, la paz y la verdad, fue el cobarde que se abstuvo de pelear en el Ragnarok. O por lo menos ese era el punto de vista de Ion, quien se asumía como un protegido del dios de la guerra e incluso así, siendo solo un protegido, se sentía superior.

Aker mira en dirección a Iang, que permanece un instante en silencio y pronto le devuelve una severa mirada; es la señal para la retirada. No obstante, Van no se mueve de su lugar cuando él se dirige a abrir la puerta. Con mucho cuidado, se acerca a su hombro y le susurra al oído, para luego tomarlo por la cintura y, levantando unos centímetros del suelo al ya desvanecido muchacho, abandonar la oficina.

Tras sentir la salida de aquellos dos, Ceo dio una palmada en la espalda a su compañero y se retiró también.

 

Ion permanece observando fíjamente a su hermano, su semblante deja a simple vista un sentimiento de traición. Su interlocutor intenta guardar la compostura, pero siendo que es un tema sensible, comprende que, sin importar qué, no hay margen para negociaciones.

-: Conozco las reglas, asumo que tú también lo haces. Sabes que esta vez no va a poder ser.

-: Lo sabía, eres un cobarde y un flojo, como siempre… hermanito.

Ion se acerca, muy molesto, a su hermano, deteniéndose súbitamente ante sus palabras.

-: No, yo creo que tu fuiste más débil, … él es hijo único, ¿no es cierto? No soy tan tonto como para cometer un error tan fatal… Siendo la situación diferente, las reglas cambian… Y, por cierto,… -mira su reloj- tu tiempo se acabó.

-: ¡Oye! Al menos sé hombre y muestra tus puños.

-: ¿Te refieres a una pelea? Me harás trizas, sabes que no soy bueno en eso. Aunque, a serte sincero, me preocupa más que tu insistencia moleste realmente a Van… Supongo que lo sabrás manejar ¿verdad?,  ya que aún no tomó la fuerza del Blödhren…

Ambos hermanos se miran largamente… Mordiendo su labio con furia, Ion hace un rápido movimiento y, luego, se retira silenciosamente. Su ira plantó un corte en el rostro de Iang, lo que es parte de un juramento de sangre.

 

Fuera de la oficina, Aker cae por el peso de sus acciones y mientras Kisa, que llegó guiada por la intriga, lo ayuda a levantarse, Ceo intenta tranquilizar a Van.

-: Hau ab. –Ruge Van, empujando a Ceo. Y volviendo a su apariencia normal, continúa más sosegado- Mir geht’s gut…

-: Van, ¿por qué hiciste eso?.... Espera, tú ¿puedes hablar?

El muchacho mira a Kisa casi inocentemente y luego a Aker, pensativo; a continuación, antes de volver a hablar, se desploma nuevamente.

 

Iang sale de la oficina, Ceo se acerca y acaricia su mejilla, limpiando su rostro. Kisa observa confundida cómo este último cierra los ojos y respira hondo. Viéndola intrigada, Iang llama su atención.

-: ¿Pasa algo?

Ella señala la mano de Ceo.

-: ¿Qué cosa? ¿Esto? –agrega Iang, quitando amablemente la mano de Ceo de su rostro intacto-  solo era una mancha.

Pese a mostrarse poco convencida, la muchacha decide no insistir y pasa al siguiente asunto.

-: ¿Y qué hay con Van? ¿Él está bien?

-: Sí… aunque está exhausto. –Responde Aker y mira hacia Iang, pidiendo permiso para retirarse, a la vez que carga a Van al hombro.

-: Llévalo a casa… -Tras el asentimiento, lo retiene un instante más.- Aker ¿qué hay de ti?

-: Todo está bien… Me voy. –Y levantando la mano para saludar, llamó a la muchacha- ¿Bajas conmigo Kisa? Te quedas a cargo.

La joven lo sigue por responsabilidad  más que por deseo, ya que, de ser por ella, esta vez sí se quedaría a interrogar a Iang y a Ceo. Aker lo sabe y es por eso que la llama; lo que más necesitan ahora esos dos, es descansar.

Habiendo regresado a su lugar de trabajo, mientras Van descansa en el sofá y Aker recoge las cosas del primero, para retirarse, Tamir y Amir llegan con curiosidad por saber los detalles de lo sucedido. Entonces, el hombre dibuja el límite.

-: ¿Cazando chismes? No van a conseguir muchas respuestas.

-: ¿Te vas? –Pregunta Tamir. Aker asiente- ¿Sabes algo? –Pregunta a Kisa, que niega.- Hazme un resumen –vuelve a insistir a Aker- ¿qué ocurrió?

-: Lo mismo de siempre.

-: ¿Lo mismo de siempre?

-: Discusiones casuales… Toma, hazme el favor, él está algo pesado.

Aker alza a Van y arroja una mochila a las manos de Tamir, que la ataja y lo sigue.

-: ¿Qué clase de casualidad fue esta vez?

-: Ion.

Tamir y Amir quedan atónitos y las preguntas se desvanecen. Ellos saben que si Van sigue allí es porque ya terminó lo que había comenzado, pero, de todos modos, no pueden hacer como si nada hubiese sucedido. Kisa aún continúa confundida, al verla, Amir se presta a explicar lo poco que puede.

-: Ion es el padre de Van y el hermano gemelo de Iang, hay un conflicto entre esos dos, pero es difícil de explicar.

 

***

De vuelta a la oficina de Iang, Ceo retoma el tema, algo inquieto, frente al pensativo Iang.

-: ¿Qué vas a hacer ahora? Él va a volver.

-: No es cierto, es bruto y algo cruel… pero no sacrificaría a su propio hijo. Ahora que sabe que hacerlo elegir un extremo es fatal, no creo que insista.

-: ¿Fatal? ¿Pero Van no es hijo…?

-: Único –termina Iang- es más compicado que si siendo un gemelo fuese un “común”.

Las palabras de Iang estremecen a Ceo, que, a duras penas, en un tono muy bajo, alcanza a hablar.

-: Entonces él es…

-: Como todos, tiene varias opciones, pero como ninguno, está privado de la mayoría de ellas… -Replica Iang, intentando hacer sentar a Ceo, para que se relaje- Él es… ya sabes, uno de esos que llegan cada cientas de oportunidades.

-: Por eso es Aker quien está a su cuidado…

Iang sonríe ante el descubrimiento de su interlocutor.

-: En parte. Y también porque él es esa igualdad entre las grandes diferencias… eso que tu llamas.

-: Lucifero… Pero entonces Fe…

-: No te preocupes, Guez lo está guardando.

 

 

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