sábado, 15 de octubre de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 5 - Mal Sueño, Buen Sueño

 

Son las cinco y media de la madrugada, gracias al aventón que Aker les dio, Ceo y Kisa pudieron llegar a la casa alrededor de las cuatro. Desde esa mismísima hora han intentado descansar, pero no lo han conseguido. Ceo está en su habitación buscando algo para oír en la radio, mientras Kisa está en su cuarto, recostada, mirando el techo, recopilando reacciones e impresiones de la especial ocasión. A decir verdad, aún no sabe cual de todas las cosas festejaban, porque habían pasado muchas… pero de todos modos está contenta.

-: Así que, eso era una fiesta… -dice, para sí, con una gran sonrisa.

La puerta de la habitación se abre muy silenciosamente y entra Ceo. Viéndolo cerca, Kisa toca su brazo para guiarlo.

-: Lo siento, ¿te desperté? –se disculpa Ceo.

-: No, ¿tú tampoco puedes dormir? –Ceo niega- Ya veo… Ceo… tú y Makuro… -comenta pensativa- ¿Qué pasó con…?

Ceo libera un suspiro como respuesta.

-: Ahhh, hasta que preguntaste… -sentándose en la cama de Kisa, habla.- Bueno… ahora que te has animado, no puedo evitarte –sonríe.- Lo que pasó entre nosotros… fue Lucero.

Kisa no acaba de entender lo que Ceo quiere decir, es evidente que, siendo Lucero la causa de que Makuro haya podido quedarse en la fiesta, ella era la causa de su distanciamiento… Pero ¿por qué?

-: Sí, lo sé, pero…

-: Eso… el por qué Makuro y yo comenzamos a distanciarnos… Hace unos siete años todos eramos muy unidos…, ellos tenian unos catorce y Makuro ya era muy maduro, a diferencia de mi que, con dieciocho, no entendía nada… A Lucero le habían diagnosticado una enfermedad muy difícil de sobrellevar… él convenció a su padre de llevarla consigo y no se iba muy cerca, sino del otro lado del mundo… por supuesto que Makuro los acompañó, pero dos años después volvió solo y ante mi insistencia por saber dónde estaba Lucero, me dijo que ya no estaba… en este mundo. En fin… yo lo culpé. –admite, bajando su cabeza.- Y luego, una cosa llevó a la otra. Pero… ahora ya acabó –sonríe.

Ante la postura de Ceo, Kisa permanece atónita; ni sus ojos, ni su voz, se turbaron siquiera por un segundo. Aunque a decir verdad Ceo tenía algo de razón; Lucero está viva y Makuro había confesado todo. Aunque no exactamente todo tiene que haber acabado.

-: Entonces ¿Por qué no puedes dormir?

-: ¿Y tú? –retruca Ceo.

-: Yo… Pasó mucho… Tu pelea con Makuro, compartir con… Guez, tutearlos, sobre todo a Iang,… tener que usar vestido… -Ceo ríe- no rías, es algo especial para mí… -Ceo le pide que continúe. Kisa suspira- Ah… el embarazo de Tamir, saber que Amir era mujer… La velada con Aker…

-: Espera ahí –la interrumpe Ceo- ¿La velada con Aker? ¿Qué hicieron de especial?

-: N..Nada. Me llevó a dar una vuelta… me ayudó a decidir –sonríe- y vimos un precioso lobo blanco…

-: Mmm… Aker influencia mucho sobre ti.

-: No es cierto… es que se sintió bien poder hablar y… -se sonroja. Y luego recuerda la charla con Aker- ¿cuál es la leyenda de Lupus Ánima?

-: ¿Aker te la mencionó? –pregunta Ceo. Kisa asiente.- Pregúntale a él entonces.

Ceo se levanta sonriendo , luego de dar las “buenas noches” a Kisa y, antes de que salga de la habitación, Kisa habla.

-: Búscala… la oportunidad… para hablar con Lucero digo… La mereces…

-: ¿Eh? …. –Se detiene Ceo por un momento.

-: ¿No era ella acaso, la causa de que no puedas dormir? –pregunta Kisa, Ceo sonríe…

-…Ya no hagas preguntas… -Contesta Ceo. Y mientras sale…- por hoy…

***

-: Estás dejándola saber demasiado incluso antes de que pueda dominar lo propio… otra vez… -Aker escucha una distante voz- otra vez eres irresponsable… -una persistente voz- otra vez impaciente… -Una voz conocida- estabas mejor evitándome… evitándolo… -de pronto, un rostro terrorífico que hiela su sangre- ¡Huye!

El guardaespaldas despierta a plena mañana empapado en sudor, sin saber la causa, confundido, entre sueños y recuerdos.

-: ¡Ja! ¡Jejeje!... –ríe una exasperante voz- No es un sueño… -dice, con una gran sonrisa, un Aker que se refleja en el espejo, justo frente a la cama- no, …te dije… -agrega levantando un arma en sus manos, apuntando a su otro yo- ¡…Que huyas! –grita con toda su voz.

Tras “volver a despertar”, esta vez mira al frente y se sobresalta al encontrarse en el espejo. Luego, se percata que solo es él, que ya todo se fue; una pesadilla que lo había retenido durante algunos minutos, al parecer eternos, lo había liberado , después de retener su aliento y contener sus gritos, a las cinco y veinte de la mañana. Y ya que pronto debería comenzar a trabajar, comenzó a preparar sus herramientas, vestimentas y agenda. Suave y repentinamente, una mano se apoya en su hombro, alguien que le alcanza su arma. Aker, sin voltear, respira profundamente, preparado para continuar con el terrible sueño, un escalofrío se le mete en la espina y le cala los huesos.

-: ¿Aún estoy dormido? –Se pregunta a sí mismo y, al voltear cauteloso su rostro, se encuentra con el de Van, que le consulta qué ocurre, entre señas- ¿estás levantado ya? –Van se encoge de hombros: “Escuche tu sobresalto” indica- Lo siento. No quise despertarte.

Listos ya, habiendo desayunado, protector y protegido se encaminan a la empresa en auto, por el camino más largo y relajante, aprovechando, a pedido de Van, a buscar a Kisa; que, por supuesto, es acompañada por Ceo.

-: Hola –saluda Kisa subiendo al auto- ¿Cómo están hoy?

“Bien”, contesta Van.

El camino es silencioso y acogedor; al llegar a la empresa todos, menos Aker, bajan del auto. Con la excusa de estacionar en otro lugar, este último va a dar una vuelta para aclarar sus ideas.

 

-: Kisa, Ceo, Van –saluda Tamir llegando con Amir en la moto- ¿y Aker?

-: Fue a estacionar –responde Ceo.

A la par, Van hace una mueca.

-: Ah… ¿Lejos? –Van piensa,  luego asiente.- Supongo, …que todo estará bien. Si quieres salir ten el decoro de avisarme que usarás la moto.

Van sonríe, descubierto.

 

Cincuenta minutos pasaron, aún sin señal de Aker, pero nadie parece afectado, las cosas pasan como si esto fuese una situación normal. Iang es el único que, con una sonrisa, esconde su preocupación. Kisa se siente, también, algo extraña.

-: ¿No creen que Aker ya se tardó mucho? –pregunta a Iang y a Tamir, que están hablando en la cafetería.

-: …No, tenía cosas que ordenar, así que se tomará su tiempo ¿verdad Iang? –Iang, sumergido en un mar de pensamientos, permanece en silencio- Oye Iang –insiste Tamir- ¡Iang!

-: ¿Eh? Ah, sí –continúa, con una sonrisa.- No hay problema.

Ante la respuesta de Iang, Kisa decide volver a trabajar, ya que tampoco hay rastro de Ceo, que, posiblemente, haya sido recogido por Makuro o Lucero para seguir su charla pendiente.

Subiendo las escaleras, Kisa se cruza con una Amir algo molesta.

-: Buenos días otra vez.

-: Buenos para ti.

-: ¿Pasó algo?

-: Van no me habla –se queja Amir. Kisa comienza a reír hasta que Amir le impera silencio.- Me refiero a que no me escucha tampoco –Kisa vuelve a su risa y se detiene súbitamente.

-: Ah… lo siento, lo siento. No sé por qué no había entendido bien lo que querías decir… Tal vez esté apurado con algún trabajo, ¿no crees? –Amir se encoge de hombros y sigue el camino. Kisa continúa el suyo.

Al llegar a su oficina Kisa pudo comprobar de lo que hablaba Amir; Van estaba sentado frente a la computadora, con los auriculares puestos, aunque apagados, y, de hecho, ella ha insistido en hablarle, sin reacción alguna a cambio. Pensando que realmente era el trabajo su preocupación, se posicionó tras él para saber qué hacía, pero solo jugaba un juego. Luego de una prudente espera, la muchacha tomó la iniciativa y sacándole los auriculares, se acercó aún más a sus espaldas.

-: Suponiendo que me escuchas, -susurró Kisa- o mejor dicho, que no me ignoras… ¿Estaría mal que me intrigue saber qué es lo que Aker debe ordenar? –Preguntó con cautela, pero Van no se movió, ni siquiera para recuperar sus auriculares.- Mmm… ¿Ocurrió algo con Aker? ¿Ocurrió algo contigo? ¿Ocurrió algo con Amir? ¿por qué no hablas? ¿me estás ignorando? ¿Qué debo hacer hoy? ¿Tampoco vas a hablarme respecto a eso? ¿Qué quiso decir Tamir cuando preguntó si Aker estacionaría lejos? ¿Por…?

Repentinamente, una voz fastidiosa la interrumpe, provocando que una Kisa sumamente avergonzada voltee a verlo.

-: ¡Ya niña! Terminas exasperándome a mi. Cuando haces tantas preguntas es difícil contestar de una sola vez.

-: ¿Tú quién eres?

Es un muchacho de unos veintitrés, tal vez veinticuatro años, atlético, alto, guapo. Con cabellos de fuego algo crecidos; sobre todo un mechón completamente anaranjado que, saliendo del último tramo más bajo de la nuca, llega más alla del coxis, mientras que el resto del cabello queda a la altura de la mitad del cuello. El rostro le resulta familiar, se nota en él un carácter con un poco de mal genio o de malcriado y su voz tiene un marcado acento francés.

-: ¿Yo? ¿por qué quieres saber? Pensé que ya se te habían agotado las preguntas –responde con altanería.

-: Nunca antes te había visto y de pronto ese trato tan confiado…

-: … Ya veo… ¿Y cómo se supone que debería tratarte? –pregunta acercándose a Kisa, ella toma distancia- Vaya que eres desconfiada… heh… exasperante, desconfiada, pero… bonita… -agrega tomando su mano para acercarla a él.

Van bruscamente se levanta de su asiento, mirando de lleno al muchacho, con una mirada penetrante y seria.

El muchacho hace caso omiso, con una gran sonrisa en su rostro, rodea la cintura de Kisa con sus brazos y se acerca sin respetar el espacio personal de la muchacha. Van se acerca al tiempo que la puerta se abre, dando paso a Aker, quien, al ver la situación se propone a arremeter contra el muchacho.

-: ¿¡Qué demonios crees que haces, Apolo!?

A mitad de camino ambos se detienen, incluso Apolo se congela. Kisa acaba de marcar fuertemente su mano en la mejilla del muchacho, retrocediendo unos pasos, para recuperar su distancia.

Apolo lleva una mano a su mejilla, adolorido.

-: Eres algo rebelde ¿Eh? –vuelve a sonreír, sus ojos con algunas lágrimas asomándose.

El muchacho camina la distancia que lo separa de Kisa, dispuesto de nuevo a acercarse. Ella intenta retroceder y la escena está a punto de repetirse.

Algo distante, se escucha la voz de Guez. Apolo se detiene y mira a la puerta, borrando la divertida sonrisa de su rostro.

-: ¡Oye A! ¿dónde te has metido? ¡Apolo sal de donde estés, debo irme y me estás retrasando! –se vuelve a escuchar la voz, aún más cerca.

El aludido se dirige a la puerta y la abre, asomándose.

-: Ya, aquí estoy… ¿qué tanto necesitas decirme? Eres molesto… -responde de mala gana, saliendo, mientras frota su quijada- Ah… -se dirige a Kisa, volviendo a entrar- Seguiremos el juego después ¿sí? –señala con una mano en su mejilla, mientras sale riendo y se dirige a Guez.

-: Inténtalo –retruca Aker, amenazante. La puerta se cierra estridentemente.

 

Kisa, confundida, se deja caer sobre una silla mientras mira a Aker y a Van. Pero, en lugar de preguntar, se queda meditando por un momento en lo ocurrido. Van se acerca y se disculpa, Aker hace lo mismo.

-: ¿Estás bien?

-: ¿Y tú? –responde Kisa.

-: ¿Yo? Sí, ¿por qué?

-: Tardaste un tiempo estacionando el auto -Aker sonríe. Ella se reincorpora y se dirige a la puerta.- Como sea… Van, comenzaré a trabajar más tarde.

La muchacha sale de la habitación y de la empresa, se dirige al parque, en la plaza, llega hasta las hamacas y toma asiento. Una vez sentada, comienza a mecerse mirando su mano, la abre y la cierra una y otra vez; piensa por un momento más y se percata de que ha golpeado a Apolo con el puño cerrado.

-: Que brutalidad …Exasperante hah… no puedo permitirme perder la calma otra vez… tal vez sea mejor que confíe más en mis compañeros.

Kisa recuerda pequeñas cosas que sus palabras le trajeron a la mente: “¡Qué brutalidad!”, esas palabras provenían de los labios de un compañero de clase unos años atrás, alrededor de tres o cuatro. Y ahora que lo recuerda… fue para esa época que conoció a Ceo, la primera vez que ella se presentó con su nombre completo.

Detrás de Kisa, alguien la empuja suavemente para mecerla en la hamaca.

-: Lamento el inconveniente de recién, Van me comentó al pasar ¿Pensabas en algo en especial?

Kisa observa por el rabillo del ojo a Iang, afirmando.

-: Sí… en aquel inconveniente en mi último año en el instituto –de pronto cambia de tema- Te hice venir a por mi… ¿no querías hablar con Aker? –pregunta arrepentida. Iang sonríe.

-: Pues, parece que aquí se está mejor y también quiero hablar contigo, así que es un gran dilema. -Ella lo mira confundida, él le devuelve una mirada severa.- Le has golpeado a Apolo –Kisa asiente- ¿no estás herida? –la muchacha niega. Curioso, rompe el silencio nuevamente.- Y dime, ¿Qué es lo que te hizo recordar aquel inconveniente?

-: El hecho de que le he dado con el puño cerrado… Cuando me exaspero, no puedo contenerme.

Iang la mira atónito.

-: Le diré a Apolo que tenga cuidado con sus juegos la próxima vez –esboza las palabras pensativo.

Kisa mira sorprendida como su interlocutor toma asiento en la hamaca de su derecha, y elevando su mirada al cielo cierra sus ojos, respira muy profundo y luego, resuelto, se levanta; ella muchacha lo imita. Ambos se dirigen hacia la empresa, a mitad de camino de pronto recuerda algo…

-: Es cierto… ¿Cuál es la leyenda de Lupus Ánima?

-: ¿Quién te la menciono?

-: Aker, cuando vimos a aquel lobo blanco… dijo que se parecía al de la leyenda.

-: Si él así te lo mecionó, supongo que será mejor que él te lo cuente a su modo. –Kisa permanece mirándolo por un instante, luego sonríe y asiente- Kisa, -continúa- cuando Aker te lo haya contado, te explicaré a su tiempo lo que no hayas entendido.

Iang se apura a llegar a Lupus Ánima, seguido por Kisa, que lo persigue intrigada, por lo último que dijo.

 

De nuevo en Lupus Ánima, el ausente es Aker, solo que esta vez está presente físicamente, por más que no preste atención a situación alguna, ya que, de hecho, está dormido en un sillón, en la sala de trabajo de Van. Desde que llegó, no dijo nada más allá del inconveniente de Kisa y tampoco tuvo que evadir preguntas, ya que nadie preguntó nada por el momento.

 

Iang y Kisa entran a la sala de Van, viendo a Aker dormido Kisa se desilusiona un poco y se ilusiona un poco más.

Al ver entrar a Kisa, Van se levanta de su asiento, para salir.

-: ¿Todo está bien? –inquiere Kisa. Van asiente y se dirige a Iang con unas señas, antes de salir.

-: Está bien –contesta Iang. Van sale y Kisa mira al primero- Va con Amir… Te asistiré con tu tarea…

-: No te molestes por mí por favor.

-: Insisto, él dormirá un rato, así que, ya que estoy, velaré un poco también por su satisfacción –Kisa sonríe- Bien, vamos a lo nuestro.

Así pasó una hora de trabajo, diversión y algunas intrigas. Kisa y Iang han acompañado el ambiente con una amena charla, una como las que Ceo solía tener con él cada vez que podía. Cada algunos minutos, Iang se acercaba a Aker y susurraba algo a su oído, algo inaudible, pero al parecer relajante, pues volvía a sumirlo en un profundo descanso, muy placentero, según su rostro lo indicaba.

Más tarde, Kisa insiste a Iang que deje a Aker a su cuidado. Justo al momento en que éste abre sus ojos, Iang sonríe y, con una reverencia, se retira. Aker respira profundamente mientras se ubica espacialmente, una vez que sabe dónde está, se sienta estirándose; al ver a Kisa se da cuenta de que ella ríe.

-: ¿Qué es lo gracioso?

-: Pareces un niño, uno bien pequeño, –indica acercándose hacia él- uno inocente, –agrega con una sonrisa, secándole una lágrima que saltó por un bostezo.- Supongo que has descansado, ¿te sientes mejor?

-: Sí,… eso creo …sí.

-: Aker… yo… -duda Kisa- quisiera saber… hay dos cosas que quisiera saber. Aunque, si quieres puedes contestar solo una.

-: ¿Qué quieres saber?

-: Una de las cosas es que… hoy parecías extraño, aunque el sueño te haya cambiado un poco la cara –Aker sonríe- La otra… Cuando fuimos a la montaña… comentaste que aquel lobo blanco era como el de la leyenda de Lupus Ánima… ¿Cuál es esa leyenda?

-: Mmm… me pones en un aprieto –hace una mueca Aker- aunque… eres muy oportuna… por alguna razón, estaba soñando con aquella leyenda –Kisa lo mira confundida.- La luna cambió… esperaremos un poco más para contestar a ambas preguntas, si eres paciente –Ella asiente, algo desilusionada- Pero… puedo decirte algo más –Aker se acerca a Kisa y la hace tomar asiento, luego, acercándose aún más, le susurra algo al oído.

 

Siendo las siete de la tarde, Makuro lleva a Ceo de vuelta a Lupus ánima, han estado hablando toda la tarde acerca de un tema que habían evadido toda la vida. Cautelosamente, Makuro le da la mano a Ceo, que la estrecha fuertemente.

-: Entonces… ¿eso es todo? ¿ya acabó? –pregunta Ceo intrigado.

-: Lucero está bien, es fuerte… por eso pudo superar ese gran obstáculo. Pero Ceo… aún hay cosas… No te embeleses con su mirada…

-: ¿Otra vez con eso? –interrumpe Ceo- Si la primera vez tardé tanto en aclararte las cosas, fue por ese mismo miedo.

Makuro, soltando la mano de Ceo, se aleja un par de pasos, luego se retira. Viéndolo irse, Iang se acerca hasta Ceo. Tocando su hombro, le llama la atención, haciéndolo voltear.

-: ¿Eh? ¿Iang? –reacciona Ceo- no te aparezcas así muchacho –agrega despeinándolo.

-: Ceo… no juegues con mi cabello –refunfuña Iang, Ceo se detiene.

-: ¿Me estás gruñendo? …¿acaso ocurrió algo?

-: No me gusta darle la razón a ese tipo, pero no deberías volver a acechar a la misma presa.

-: ¿Tú también con eso?¿Qué quieres que te diga? –dice con dramático tono enamorado- ella me encandiló, ya no puedo mirar a otro cielo. –Repentinamente se detiene ante el rostro malhumorado de Iang- Es broma –lo molesta pellizcando su mejilla,… -¿Estás celoso?

Iang le quita la mano.

-: Alégrate por su salud, porque esté bien, pero… Lucero no es ninguna estrellita… y tú bien lo sabes.

-: Ya, ya, conozco tu posición con respecto a ese tema. Pero todo estará bien con que no se acerquen a Kisa ¿verdad?

Suspirando, le tira de la manga a Ceo, para que lo siga.

-: A decir verdad, -se detiene, abriendo la puerta del estudio de Van- No me preocupa que se acerquen a su persona. Sino los sentimientos que le ocasionen.

En el sillón de la sala, Kisa se durmió recargada sobre el hombro de Aker, Ceo se acerca e identifica los perfumes.

-: No te entiendo –dice saliendo al pasillo- ¿Qué tiene él que ver?

-: Viéndolos el primer día, no parecían poder formar esa especie de vínculo –explica Iang- pero como ves, Aker supo hacerla sentir reconfortada. Ese tipo de sentimientos, como tantos otros que genera su corazón, … no quisiera que se manchen por una estupidez.

-: Tarde…

-: ¿Tarde? ¿qué quieres decir?

-: Quiero decir que, después de todo, ella ya vivió una parte de su vida, y como si fuera poco, la trajimos aquí ¿no es cierto? Esos sentimientos no solo fueron manchados ya, fueron moldeados, rotos, remendados… hay algunos que parecen ser más recientes, pero si nacieron fue porque superaron los límites de los que ya existían –Iang lo mira confundido- ya sabes –continúa Ceo- después de todo una mancha es una mancha, es algo que no pertenece al medio, puede generar odio… pero si manchas al con sonrisas o amabilidad, puede nacer el amor.

-: ¿Quieres decir que la confianza que esos dos se tienen es…?

-: Una mancha de gentileza, en la antipatía que existía –sonríe Ceo- Así que… no creo que vayan a hacerle daño. Además hay demasiados ángeles que la rondan…


 

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