Son las
cinco y media de la madrugada, gracias al aventón que Aker les dio, Ceo y Kisa
pudieron llegar a la casa alrededor de las cuatro. Desde esa mismísima hora han
intentado descansar, pero no lo han conseguido. Ceo está en su habitación
buscando algo para oír en la radio, mientras Kisa está en su cuarto, recostada,
mirando el techo, recopilando reacciones e impresiones de la especial ocasión.
A decir verdad, aún no sabe cual de todas las cosas festejaban, porque habían
pasado muchas… pero de todos modos está contenta.
-: Así que,
eso era una fiesta… -dice, para sí, con una gran sonrisa.
La puerta
de la habitación se abre muy silenciosamente y entra Ceo. Viéndolo cerca, Kisa
toca su brazo para guiarlo.
-: Lo siento,
¿te desperté? –se disculpa Ceo.
-: No, ¿tú
tampoco puedes dormir? –Ceo niega- Ya veo… Ceo… tú y Makuro… -comenta
pensativa- ¿Qué pasó con…?
Ceo libera
un suspiro como respuesta.
-: Ahhh, hasta
que preguntaste… -sentándose en la cama de Kisa, habla.- Bueno… ahora que te
has animado, no puedo evitarte –sonríe.- Lo que pasó entre nosotros… fue
Lucero.
Kisa no
acaba de entender lo que Ceo quiere decir, es evidente que, siendo Lucero la
causa de que Makuro haya podido quedarse en la fiesta, ella era la causa de su
distanciamiento… Pero ¿por qué?
-: Sí, lo
sé, pero…
-: Eso… el
por qué Makuro y yo comenzamos a distanciarnos… Hace unos siete años todos
eramos muy unidos…, ellos tenian unos catorce y Makuro ya era muy maduro, a
diferencia de mi que, con dieciocho, no entendía nada… A Lucero le habían
diagnosticado una enfermedad muy difícil de sobrellevar… él convenció a su
padre de llevarla consigo y no se iba muy cerca, sino del otro lado del mundo…
por supuesto que Makuro los acompañó, pero dos años después volvió solo y ante
mi insistencia por saber dónde estaba Lucero, me dijo que ya no estaba… en este
mundo. En fin… yo lo culpé. –admite, bajando su cabeza.- Y luego, una cosa
llevó a la otra. Pero… ahora ya acabó –sonríe.
Ante la
postura de Ceo, Kisa permanece atónita; ni sus ojos, ni su voz, se turbaron
siquiera por un segundo. Aunque a decir verdad Ceo tenía algo de razón; Lucero
está viva y Makuro había confesado todo. Aunque no exactamente todo tiene que
haber acabado.
-: Entonces
¿Por qué no puedes dormir?
-: ¿Y tú?
–retruca Ceo.
-: Yo… Pasó
mucho… Tu pelea con Makuro, compartir con… Guez, tutearlos, sobre todo a Iang,…
tener que usar vestido… -Ceo ríe- no rías, es algo especial para mí… -Ceo le
pide que continúe. Kisa suspira- Ah… el embarazo de Tamir, saber que Amir era
mujer… La velada con Aker…
-: Espera
ahí –la interrumpe Ceo- ¿La velada con Aker? ¿Qué hicieron de especial?
-: N..Nada.
Me llevó a dar una vuelta… me ayudó a decidir –sonríe- y vimos un precioso lobo
blanco…
-: Mmm… Aker
influencia mucho sobre ti.
-: No es
cierto… es que se sintió bien poder hablar y… -se sonroja. Y luego recuerda la
charla con Aker- ¿cuál es la leyenda de Lupus Ánima?
-: ¿Aker te
la mencionó? –pregunta Ceo. Kisa asiente.- Pregúntale a él entonces.
Ceo se
levanta sonriendo , luego de dar las “buenas noches” a Kisa y, antes de que
salga de la habitación, Kisa habla.
-: Búscala…
la oportunidad… para hablar con Lucero digo… La mereces…
-: ¿Eh? ….
–Se detiene Ceo por un momento.
-: ¿No era
ella acaso, la causa de que no puedas dormir? –pregunta Kisa, Ceo sonríe…
-…Ya no
hagas preguntas… -Contesta Ceo. Y mientras sale…- por hoy…
***
-: Estás
dejándola saber demasiado incluso antes de que pueda dominar lo propio… otra
vez… -Aker escucha una distante voz- otra vez eres irresponsable… -una
persistente voz- otra vez impaciente… -Una voz conocida- estabas mejor
evitándome… evitándolo… -de pronto, un rostro terrorífico que hiela su sangre-
¡Huye!
El
guardaespaldas despierta a plena mañana empapado en sudor, sin saber la causa,
confundido, entre sueños y recuerdos.
-: ¡Ja!
¡Jejeje!... –ríe una exasperante voz- No es un sueño… -dice, con una gran
sonrisa, un Aker que se refleja en el espejo, justo frente a la cama- no, …te
dije… -agrega levantando un arma en sus manos, apuntando a su otro yo- ¡…Que
huyas! –grita con toda su voz.
Tras “volver
a despertar”, esta vez mira al frente y se sobresalta al encontrarse en el
espejo. Luego, se percata que solo es él, que ya todo se fue; una pesadilla que
lo había retenido durante algunos minutos, al parecer eternos, lo había
liberado , después de retener su aliento y contener sus gritos, a las cinco y
veinte de la mañana. Y ya que pronto debería comenzar a trabajar, comenzó a
preparar sus herramientas, vestimentas y agenda. Suave y repentinamente, una
mano se apoya en su hombro, alguien que le alcanza su arma. Aker, sin voltear,
respira profundamente, preparado para continuar con el terrible sueño, un
escalofrío se le mete en la espina y le cala los huesos.
-: ¿Aún
estoy dormido? –Se pregunta a sí mismo y, al voltear cauteloso su rostro, se
encuentra con el de Van, que le consulta qué ocurre, entre señas- ¿estás
levantado ya? –Van se encoge de hombros: “Escuche tu sobresalto” indica- Lo
siento. No quise despertarte.
Listos ya,
habiendo desayunado, protector y protegido se encaminan a la empresa en auto,
por el camino más largo y relajante, aprovechando, a pedido de Van, a buscar a
Kisa; que, por supuesto, es acompañada por Ceo.
-: Hola
–saluda Kisa subiendo al auto- ¿Cómo están hoy?
“Bien”,
contesta Van.
El camino
es silencioso y acogedor; al llegar a la empresa todos, menos Aker, bajan del
auto. Con la excusa de estacionar en otro lugar, este último va a dar una
vuelta para aclarar sus ideas.
-: Kisa,
Ceo, Van –saluda Tamir llegando con Amir en la moto- ¿y Aker?
-: Fue a
estacionar –responde Ceo.
A la par, Van
hace una mueca.
-: Ah… ¿Lejos?
–Van piensa, luego asiente.- Supongo,
…que todo estará bien. Si quieres salir ten el decoro de avisarme que usarás la
moto.
Van sonríe,
descubierto.
Cincuenta
minutos pasaron, aún sin señal de Aker, pero nadie parece afectado, las cosas
pasan como si esto fuese una situación normal. Iang es el único que, con una
sonrisa, esconde su preocupación. Kisa se siente, también, algo extraña.
-: ¿No
creen que Aker ya se tardó mucho? –pregunta a Iang y a Tamir, que están
hablando en la cafetería.
-: …No, tenía
cosas que ordenar, así que se tomará su tiempo ¿verdad Iang? –Iang, sumergido
en un mar de pensamientos, permanece en silencio- Oye Iang –insiste Tamir-
¡Iang!
-: ¿Eh? Ah,
sí –continúa, con una sonrisa.- No hay problema.
Ante la
respuesta de Iang, Kisa decide volver a trabajar, ya que tampoco hay rastro de
Ceo, que, posiblemente, haya sido recogido por Makuro o Lucero para seguir su
charla pendiente.
Subiendo
las escaleras, Kisa se cruza con una Amir algo molesta.
-: Buenos
días otra vez.
-: Buenos
para ti.
-: ¿Pasó
algo?
-: Van no
me habla –se queja Amir. Kisa comienza a reír hasta que Amir le impera
silencio.- Me refiero a que no me escucha tampoco –Kisa vuelve a su risa y se
detiene súbitamente.
-: Ah… lo
siento, lo siento. No sé por qué no había entendido bien lo que querías decir… Tal
vez esté apurado con algún trabajo, ¿no crees? –Amir se encoge de hombros y
sigue el camino. Kisa continúa el suyo.
Al llegar a
su oficina Kisa pudo comprobar de lo que hablaba Amir; Van estaba sentado
frente a la computadora, con los auriculares puestos, aunque apagados, y, de
hecho, ella ha insistido en hablarle, sin reacción alguna a cambio. Pensando
que realmente era el trabajo su preocupación, se posicionó tras él para saber
qué hacía, pero solo jugaba un juego. Luego de una prudente espera, la muchacha
tomó la iniciativa y sacándole los auriculares, se acercó aún más a sus
espaldas.
-:
Suponiendo que me escuchas, -susurró Kisa- o mejor dicho, que no me ignoras…
¿Estaría mal que me intrigue saber qué es lo que Aker debe ordenar? –Preguntó
con cautela, pero Van no se movió, ni siquiera para recuperar sus auriculares.-
Mmm… ¿Ocurrió algo con Aker? ¿Ocurrió algo contigo? ¿Ocurrió algo con Amir?
¿por qué no hablas? ¿me estás ignorando? ¿Qué debo hacer hoy? ¿Tampoco vas a
hablarme respecto a eso? ¿Qué quiso decir Tamir cuando preguntó si Aker
estacionaría lejos? ¿Por…?
Repentinamente,
una voz fastidiosa la interrumpe, provocando que una Kisa sumamente avergonzada
voltee a verlo.
-: ¡Ya
niña! Terminas exasperándome a mi. Cuando haces tantas preguntas es difícil
contestar de una sola vez.
-: ¿Tú quién
eres?
Es un
muchacho de unos veintitrés, tal vez veinticuatro años, atlético, alto, guapo. Con
cabellos de fuego algo crecidos; sobre todo un mechón completamente anaranjado
que, saliendo del último tramo más bajo de la nuca, llega más alla del coxis,
mientras que el resto del cabello queda a la altura de la mitad del cuello. El
rostro le resulta familiar, se nota en él un carácter con un poco de mal genio
o de malcriado y su voz tiene un marcado acento francés.
-: ¿Yo?
¿por qué quieres saber? Pensé que ya se te habían agotado las preguntas –responde
con altanería.
-: Nunca
antes te había visto y de pronto ese trato tan confiado…
-: … Ya
veo… ¿Y cómo se supone que debería tratarte? –pregunta acercándose a Kisa, ella
toma distancia- Vaya que eres desconfiada… heh… exasperante, desconfiada, pero…
bonita… -agrega tomando su mano para acercarla a él.
Van
bruscamente se levanta de su asiento, mirando de lleno al muchacho, con una
mirada penetrante y seria.
El muchacho
hace caso omiso, con una gran sonrisa en su rostro, rodea la cintura de Kisa
con sus brazos y se acerca sin respetar el espacio personal de la muchacha. Van
se acerca al tiempo que la puerta se abre, dando paso a Aker, quien, al ver la
situación se propone a arremeter contra el muchacho.
-: ¿¡Qué
demonios crees que haces, Apolo!?
A mitad de
camino ambos se detienen, incluso Apolo se congela. Kisa acaba de marcar
fuertemente su mano en la mejilla del muchacho, retrocediendo unos pasos, para
recuperar su distancia.
Apolo lleva
una mano a su mejilla, adolorido.
-: Eres
algo rebelde ¿Eh? –vuelve a sonreír, sus ojos con algunas lágrimas asomándose.
El muchacho
camina la distancia que lo separa de Kisa, dispuesto de nuevo a acercarse. Ella
intenta retroceder y la escena está a punto de repetirse.
Algo
distante, se escucha la voz de Guez. Apolo se detiene y mira a la puerta,
borrando la divertida sonrisa de su rostro.
-: ¡Oye A!
¿dónde te has metido? ¡Apolo sal de donde estés, debo irme y me estás
retrasando! –se vuelve a escuchar la voz, aún más cerca.
El aludido
se dirige a la puerta y la abre, asomándose.
-: Ya, aquí
estoy… ¿qué tanto necesitas decirme? Eres molesto… -responde de mala gana,
saliendo, mientras frota su quijada- Ah… -se dirige a Kisa, volviendo a entrar-
Seguiremos el juego después ¿sí? –señala con una mano en su mejilla, mientras
sale riendo y se dirige a Guez.
-:
Inténtalo –retruca Aker, amenazante. La puerta se cierra estridentemente.
Kisa,
confundida, se deja caer sobre una silla mientras mira a Aker y a Van. Pero, en
lugar de preguntar, se queda meditando por un momento en lo ocurrido. Van se
acerca y se disculpa, Aker hace lo mismo.
-: ¿Estás
bien?
-: ¿Y tú?
–responde Kisa.
-: ¿Yo? Sí,
¿por qué?
-: Tardaste
un tiempo estacionando el auto -Aker sonríe. Ella se reincorpora y se dirige a
la puerta.- Como sea… Van, comenzaré a trabajar más tarde.
La muchacha
sale de la habitación y de la empresa, se dirige al parque, en la plaza, llega
hasta las hamacas y toma asiento. Una vez sentada, comienza a mecerse mirando
su mano, la abre y la cierra una y otra vez; piensa por un momento más y se
percata de que ha golpeado a Apolo con el puño cerrado.
-: Que
brutalidad …Exasperante hah… no puedo permitirme perder la calma otra vez… tal
vez sea mejor que confíe más en mis compañeros.
Kisa
recuerda pequeñas cosas que sus palabras le trajeron a la mente: “¡Qué
brutalidad!”, esas palabras provenían de los labios de un compañero de clase
unos años atrás, alrededor de tres o cuatro. Y ahora que lo recuerda… fue para
esa época que conoció a Ceo, la primera vez que ella se presentó con su nombre
completo.
Detrás de
Kisa, alguien la empuja suavemente para mecerla en la hamaca.
-: Lamento
el inconveniente de recién, Van me comentó al pasar ¿Pensabas en algo en
especial?
Kisa
observa por el rabillo del ojo a Iang, afirmando.
-: Sí… en
aquel inconveniente en mi último año en el instituto –de pronto cambia de tema-
Te hice venir a por mi… ¿no querías hablar con Aker? –pregunta arrepentida.
Iang sonríe.
-: Pues,
parece que aquí se está mejor y también quiero hablar contigo, así que es un
gran dilema. -Ella lo mira confundida, él le devuelve una mirada severa.- Le
has golpeado a Apolo –Kisa asiente- ¿no estás herida? –la muchacha niega.
Curioso, rompe el silencio nuevamente.- Y dime, ¿Qué es lo que te hizo recordar
aquel inconveniente?
-: El hecho
de que le he dado con el puño cerrado… Cuando me exaspero, no puedo contenerme.
Iang la mira
atónito.
-: Le diré
a Apolo que tenga cuidado con sus juegos la próxima vez –esboza las palabras
pensativo.
Kisa mira
sorprendida como su interlocutor toma asiento en la hamaca de su derecha, y elevando
su mirada al cielo cierra sus ojos, respira muy profundo y luego, resuelto, se
levanta; ella muchacha lo imita. Ambos se dirigen hacia la empresa, a mitad de
camino de pronto recuerda algo…
-: Es
cierto… ¿Cuál es la leyenda de Lupus Ánima?
-: ¿Quién
te la menciono?
-: Aker,
cuando vimos a aquel lobo blanco… dijo que se parecía al de la leyenda.
-: Si él
así te lo mecionó, supongo que será mejor que él te lo cuente a su modo. –Kisa
permanece mirándolo por un instante, luego sonríe y asiente- Kisa, -continúa-
cuando Aker te lo haya contado, te explicaré a su tiempo lo que no hayas
entendido.
Iang se
apura a llegar a Lupus Ánima, seguido por Kisa, que lo persigue intrigada, por
lo último que dijo.
De nuevo en
Lupus Ánima, el ausente es Aker, solo que esta vez está presente físicamente,
por más que no preste atención a situación alguna, ya que, de hecho, está
dormido en un sillón, en la sala de trabajo de Van. Desde que llegó, no dijo
nada más allá del inconveniente de Kisa y tampoco tuvo que evadir preguntas, ya
que nadie preguntó nada por el momento.
Iang y Kisa
entran a la sala de Van, viendo a Aker dormido Kisa se desilusiona un poco y se
ilusiona un poco más.
Al ver
entrar a Kisa, Van se levanta de su asiento, para salir.
-: ¿Todo
está bien? –inquiere Kisa. Van asiente y se dirige a Iang con unas señas, antes
de salir.
-: Está
bien –contesta Iang. Van sale y Kisa mira al primero- Va con Amir… Te asistiré
con tu tarea…
-: No te
molestes por mí por favor.
-: Insisto,
él dormirá un rato, así que, ya que estoy, velaré un poco también por su
satisfacción –Kisa sonríe- Bien, vamos a lo nuestro.
Así pasó
una hora de trabajo, diversión y algunas intrigas. Kisa y Iang han acompañado
el ambiente con una amena charla, una como las que Ceo solía tener con él cada
vez que podía. Cada algunos minutos, Iang se acercaba a Aker y susurraba algo a
su oído, algo inaudible, pero al parecer relajante, pues volvía a sumirlo en un
profundo descanso, muy placentero, según su rostro lo indicaba.
Más tarde,
Kisa insiste a Iang que deje a Aker a su cuidado. Justo al momento en que éste
abre sus ojos, Iang sonríe y, con una reverencia, se retira. Aker respira
profundamente mientras se ubica espacialmente, una vez que sabe dónde está, se
sienta estirándose; al ver a Kisa se da cuenta de que ella ríe.
-: ¿Qué es
lo gracioso?
-: Pareces
un niño, uno bien pequeño, –indica acercándose hacia él- uno inocente, –agrega
con una sonrisa, secándole una lágrima que saltó por un bostezo.- Supongo que
has descansado, ¿te sientes mejor?
-: Sí,… eso
creo …sí.
-: Aker…
yo… -duda Kisa- quisiera saber… hay dos cosas que quisiera saber. Aunque, si
quieres puedes contestar solo una.
-: ¿Qué
quieres saber?
-: Una de
las cosas es que… hoy parecías extraño, aunque el sueño te haya cambiado un
poco la cara –Aker sonríe- La otra… Cuando fuimos a la montaña… comentaste que
aquel lobo blanco era como el de la leyenda de Lupus Ánima… ¿Cuál es esa
leyenda?
-: Mmm… me
pones en un aprieto –hace una mueca Aker- aunque… eres muy oportuna… por alguna
razón, estaba soñando con aquella leyenda –Kisa lo mira confundida.- La luna
cambió… esperaremos un poco más para contestar a ambas preguntas, si eres
paciente –Ella asiente, algo desilusionada- Pero… puedo decirte algo más –Aker
se acerca a Kisa y la hace tomar asiento, luego, acercándose aún más, le
susurra algo al oído.
Siendo las
siete de la tarde, Makuro lleva a Ceo de vuelta a Lupus ánima, han estado
hablando toda la tarde acerca de un tema que habían evadido toda la vida. Cautelosamente,
Makuro le da la mano a Ceo, que la estrecha fuertemente.
-:
Entonces… ¿eso es todo? ¿ya acabó? –pregunta Ceo intrigado.
-: Lucero
está bien, es fuerte… por eso pudo superar ese gran obstáculo. Pero Ceo… aún
hay cosas… No te embeleses con su mirada…
-: ¿Otra
vez con eso? –interrumpe Ceo- Si la primera vez tardé tanto en aclararte las
cosas, fue por ese mismo miedo.
Makuro,
soltando la mano de Ceo, se aleja un par de pasos, luego se retira. Viéndolo
irse, Iang se acerca hasta Ceo. Tocando su hombro, le llama la atención,
haciéndolo voltear.
-: ¿Eh?
¿Iang? –reacciona Ceo- no te aparezcas así muchacho –agrega despeinándolo.
-: Ceo… no
juegues con mi cabello –refunfuña Iang, Ceo se detiene.
-: ¿Me
estás gruñendo? …¿acaso ocurrió algo?
-: No me
gusta darle la razón a ese tipo, pero no deberías volver a acechar a la misma
presa.
-: ¿Tú
también con eso?¿Qué quieres que te diga? –dice con dramático tono enamorado-
ella me encandiló, ya no puedo mirar a otro cielo. –Repentinamente se detiene
ante el rostro malhumorado de Iang- Es broma –lo molesta pellizcando su
mejilla,… -¿Estás celoso?
Iang le
quita la mano.
-: Alégrate
por su salud, porque esté bien, pero… Lucero no es ninguna estrellita… y tú
bien lo sabes.
-: Ya, ya, conozco
tu posición con respecto a ese tema. Pero todo estará bien con que no se
acerquen a Kisa ¿verdad?
Suspirando,
le tira de la manga a Ceo, para que lo siga.
-: A decir
verdad, -se detiene, abriendo la puerta del estudio de Van- No me preocupa que
se acerquen a su persona. Sino los sentimientos que le ocasionen.
En el
sillón de la sala, Kisa se durmió recargada sobre el hombro de Aker, Ceo se
acerca e identifica los perfumes.
-: No te
entiendo –dice saliendo al pasillo- ¿Qué tiene él que ver?
-:
Viéndolos el primer día, no parecían poder formar esa especie de vínculo
–explica Iang- pero como ves, Aker supo hacerla sentir reconfortada. Ese tipo
de sentimientos, como tantos otros que genera su corazón, … no quisiera que
se manchen por una estupidez.
-: Tarde…
-: ¿Tarde?
¿qué quieres decir?
-: Quiero
decir que, después de todo, ella ya vivió una parte de su vida, y como si fuera
poco, la trajimos aquí ¿no es cierto? Esos sentimientos no solo fueron
manchados ya, fueron moldeados, rotos, remendados… hay algunos que parecen ser
más recientes, pero si nacieron fue porque superaron los límites de los que ya
existían –Iang lo mira confundido- ya sabes –continúa Ceo- después de todo una
mancha es una mancha, es algo que no pertenece al medio, puede generar odio…
pero si manchas al con sonrisas o amabilidad, puede nacer el amor.
-: ¿Quieres
decir que la confianza que esos dos se tienen es…?
-: Una
mancha de gentileza, en la antipatía que existía –sonríe Ceo- Así que… no creo
que vayan a hacerle daño. Además hay demasiados ángeles que la rondan…
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