martes, 11 de octubre de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 4 - Pequeños Grandes Pasos

 

 

-: Ceo, ¿qué ocurre? ¿aún no ha llegado? –pregunta Iang desde el lugar de la fiesta a Ceo, que fue a su casa. Ceo niega- ¿y? Ceo… no hagas gestos, es una conversación telefónica –se impacienta Iang.

-: … no, no llegó, supongo que…

-: Espera un momento, tengo otra llamada… -Iang atiende- Sí, está bien, le diré, adiós –vuelve a Ceo- Era Aker, dice que está con ella, vienen hacia acá. Ven tú también.

-: ¿Apenas viajan hacia allá? Pensé que habían venido hacia aquí hace rato…

-: Tal parece que me equivoqué un poco y se dirigieron a otro lugar.

-: Está bien, iré hacia allá.

 

Kisa y Aker aún no han llegado a esa clase de reunión que Ceo preparó para ella, el camino desde la montaña es algo largo y lo están haciendo a su tiempo.

En la fiesta todos esperan, Tamir ha ido con Aly, para que conozca a Kisa, Amir y Van acaban de llegar con Iang. Entre toda la concurrencia Makuro apareció buscando hablar con Ceo, Iang lo detuvo en la puerta.

-: ¿Qué haces aquí?

-: Hay una fiesta según parece –responde Makuro esquivándolo- ¿puedo entrar?

-: Solo si respondes la pregunta.

-: Busco a Ceo.

-: Solo que Ceo no está aquí.

-: No lo sobreprotejas.

-: No lo hago. Ceo no está aquí ¿Verdad Van? –inquiere al aludido, que salió a tomar aire, Van asiente. Tras él sale Amir.

-: ¿Tú aquí? –se molesta Amir con Makuro- Kisa no está y si Ceo llega, va a golpearte, así que vete –le hace señas echándolo.

Makuro sonríe acercándose a Amir.

-: Vaya niña, si que te has puesto muy bonita pera asistir aquí –le toma la cara.- Si tuvieses unos años más –agrega acercándose a besarla. Amir lo empuja con fuerza, avergonzada.

-: Ya, ya… sifuera más grande te rompería tu preciosa cara Makuro.

-: ¿Es eso un cumplido? –pregunta Makuro confundido.- …Pero te sentaría mejor si te comportas como la señorita que eres –Advierte en un tono persuasivo-agresivo. Van camina hasta el lado de Amir, instando a Makuro  que se aleje- ¡Wow! Está bien –continúa entre sonrisas- …eso hasta yo lo entiendo… -responde ante Van, retrocediendo unos pasos.- Pero de veras –Le guiña un ojo a Amir- ese color resalta tus ojos, te sienta bien… En fin, esperaré a Ceo del otro lado de la calle… -termina, cruzando.

Iang permanece atónito frente a la insistencia del nuevo Makuro. Mientras entra, se cruza con Tamir, que busca a Amir; entonces, le señala a la puerta, donde Van y Amir están sentados. Tamir sonríe y da la vuelta para entrar, no sin antes percatarse de la presencia de Makuro.

-: ¿Y qué hace él aquí? –pregunta a Iang- pensé que ya no trabajaba en la empresa…

Iang asiente.

-: Busca a Ceo.

-: …Me pregunto… ¿tanto lo extraña? –comenta burlón. Iang voltea serio a mirarlo- ¡Aja! ¡¿Y tú estás celoso?! –continúa divirtiéndose.

-: Si sigues con eso pondre en tu estudio la caja del gato –advierte Iang. Tamir sonríe incómodo, rechazando la oferta.

 

Afuera, Guez y Ceo llegan a la vez. A punto de entrar, luego de saludar a Amir y a Van, Ceo recibe una llamada y se detiene; en cuanto corta la comunicación, da media vuelta y cruza la calle. Guez mira asombrado, luego se encoge de hombros y entra.

-: Sí, lo sé –dice Amir mirando a Van y luego mira hacia el otro lado de la calle. –Es un tonto.

Van sonríe mirando hacia abajo y niega, acercándose a Amir. “Es un buen tipo” opina y luego le hace una seña para que entren.

 

En el lugar donde Makuro espera, éste se acerca a Ceo y le ofrece una mano. Ceo lo siente cerca.

-: Kisa no está aquí…

-: Aún… -termina Makuro. Ceo se sorprende- sí, lo sé, ella me dijo lo de la fiesta –Lo confunde aún más- pero no fue con mala intención…

-: Por supuesto que no… -contesta seguro y algo molesto, Ceo- Kisa no es traidora, si hubiese sabido que yo tengo…

Makuro lo interrumpe.

-: No tienes por qué irritarte, después de todo, yo no vine por ella aquí – Ceo permanece callado- Verás, ella me rechazó –afirma Makuro con orgullo herido, aunque sonriendo.

-: ¿Qué es tan importante como para montar esta show?

-: Ella. Y no es Kisa a quien me refiero.

-: Eso quedó en el pasado.

-: Lo sé.

Makuro sonríe y retrocede unos pasos, sentándose en el umbral de una casa; observando fijamente a Ceo, quien, al sentir el silencio, decide volver, pero alguien se interpone. El cielo se oscurece más aún y comienza a llover. Ceo siente sobre sus hombros golpear las primeras gotas.

-: Aún así, no me has perdonado…

-: Perdón… ¿sabes lo que significa? –pregunta, irónicamente, Ceo- es extraño hasta que salga de tus labios… Pero es cierto, no has dicho “perdón”, sino “no me has perdonado”. –Makuro mira sorprendido a Ceo- ¿Y? ¿no me dirás tu línea?

-: Perdón… -responde Makuro, tragando todo su orgullo- discúlpame, solo quería hacer lo mejor para ella…

-: Separándola de mi –continúa Ceo cada vez peor.

La lluvia va empapándolos, pero ambos permanecen allí en una acalorada discusión.

-: También pensé que era lo mejor para ti.

-: Ella era mis ojos…

-: Y ahora entiendo el por qué de tu mirada, pero ella solo quería que siguieras haciendo música, como la que ella conoció… -contesta con recelo, Makuro.

-: ¡Era mi estrella!  -grita Ceo, alejando la mano de Makuro, que intenta agarrar su brazo- me quitaste mi estrella…

-: Lucero también era mi luz en el camino, Ceo… ¿Cómo puedo hacerte entender que arriesgué nuestra amistad, solo por algo mejor para ella?

 -: No hay que hacerlo… ahora, con permiso, allá hay alguien que esta intentando aprender a vivir –alude a la fiesta y a Kisa. Al intentar marcharse, nuevamente lo detiene tomándolo de un brazo- ¿Por qué insistes tanto? ¿quieres perdón? Te perdono y a falta de lágrimas tienes la lluvia, ahora vete a secar, que yo también me empapé. –Makuro suelta a Ceo con un gran suspiro. Ceo está dispuesto a cruzar, pero de pronto toman su mano y lo instan a retroceder- Ya basta –pide. Pero, cuando se da vuelta para enfrentar a Makuro, siente el roce de unos labios; intentando alejarse, innsiste- E… Espera Makuro… ¡Oye, no es…!

Un tierno y cálido beso sella sus labios y sus palabras, dejándolo inmóvil, sin saber que hacer. Tras liberar su mano, recibe un gran abrazo, aún sin poder hablar.

-: ¿No es divertido? –intenta terminar la frase Makuro, a unos pasos de la escena- Sabes, no iba a intentarlo siquiera, pero “alguien que está intentando aprender a vivir” –repite las palabras de Ceo- me enseñó algo hoy… y yo no podía dejarlo pasar.

-: Ma… ¿Makuro? –se percata Ceo de la ubicación de su  interlocutor- entonces… -responde el abrazo.

-: Vaya actuación ¿verdad? Incluso usó mi perfume… Pero no creo que sea lo mismo… estar abrazándola a ella –señala yéndose.

-: E…espera… -intenta detenerlo Ceo.

-: Irónico ¿no?, ahora tú me corres a mí –se detiene- ¿no será por lo que hice?... De todos modos gracias, engrandeces mi orgullo. Ah… por cierto, siento haberte dicho que estaba…, bueno, ya sabes… que ya no estaba.

Makuro reemprende el camino y se topa con Kisa, que los estaba buscando. Al encontrarse, hace una reverencia y ella la devuelve, acto seguido, ella le apoya una mano contra el hombro para que pare y le habla a Ceo también.

-: Los buscaba, me dijeron que estaban peleando aquí… pero llueve mucho. ¿qué tal si entran? Les armaré un cuadrilátero… -propone sonriendo. A Makuro- tú también eres bienvenido, después de todo, yo te invité.

-: Espera Kisa –llama su atención Ceo.

-: Hablaremos adentro –contesta Kisa y cruza la calle, del otro lado Aker la espera y entran.

-: Tal parece que te quedas –dice una voz de mujer.

-: Tal parece que me quedo, no puedo negarme.

Ceo se separa de Lucero, a tientas se acerca a Makuro y cuando lo encuentra le da un puñetazo; este último cae al piso y se sienta llevándose una mano a donde está el golpe.

-: Tal parece que te quedas –sonríe Ceo amargamente.- No vuelvas a hacer esto jamás –le advierte y le ofrece una mano que Makuro toma.

Lucero se precipita hacia su hermano, que la detiene con un gesto.

-: Está bien, él necesita que lo guíes. Estoy bien, pero creo que dolerá mañana… Dime Ceo, ¿acaso Kisa estaba tuteándome? –inquiere mientras cruzan.

-: Si, -sonríe Ceo- supongo que el paseo con Aker le hizo bien.

-: ¿El paseo? –pregunta Makuro, Ceo asiente.

 

En la fiesta, Kisa saluda; cuando llega a Guez, se detiene por un momento. Él la mira y gentilmente se acerca a agasajarla con un cumplido.

-: ¿Eres tú de veras? –sonríe- No te esperaba a ti. Debo decir que ese vestido te sienta muy bien… Me siento perdido en un sueño precioso…

Kisa se aleja unos pasos, nerviosa, hasta toparse de espaldas con Aker.

-: Lo siento –se disculpa Aker- no te vi… Llevaba esto al auto –comenta señalando la ropa que la muchacha traía puesta antes del vestido. Observandola, descubre algo en su mirada- ¿ocurre algo? –Ella mira a Guez. Al ver que Iang va acercándose a Guez y a Kisa para presentarlos, perdido en Kisa, Aker la tranquiliza- Tranquila, volveré tan pronto como pueda, lo prometo –Kisa asiente, aún con sentimientos encontrados.

-: Vaya que te sentó muy bien ese vestido.

-: Gracias por obsequiármelo, Iang.

-: No me agradezcas a mi, después de todo tuve ayuda… -reacciona Iang apenado.- Pero dime –agrega llamando la atención de Guez con un gesto- ¿Ya se conocen? ¿Guez? ¿Kisa?

-: ¿Kisa? –inquiere confundido Guez- Ya entiendo, tú eres Kisa –ella asiente, su rostro serio.- Sí, ya había tenido el gusto…

-: Él es Guez, novelista –indica Iang- es el autor de…

-: Un cielo sin colores…  Lo sé –su tono vuelve a ser distante y en este caso tajante. Sin saber qué decir, Iang hace un saludo, una sonrisa y vuelve a sus asuntos, retirándose. Guez permanece en silencio un momento. Tras un suspiro, Kisa agrega con sarcasmo, en un pensamiento en voz alta- pensar que hizo “un siglo sin sentido”… -Luego mira de reojo a Tamir quien, a pedido de Aker, permaneció atento y se acerca para saber que todo esté bien, sumándose a la charla.

-: Yo prefiero… Guerrero noble… ¿Cómo era? –pregunta Tamir.

-: “Evan sin tregua” –contesta Kisa, automáticamente sin dase cuenta, lo cual la deja impaciente.

-: ¿Los has leído todos? –se extraña Guez.

-: Como dije… de haber sabido… -contesta, cortante.

-: Pero de todos modos es un gran escritor, sus historias… cualquiera podría decir que son cien por ciento ciertas.-Comenta con saña Tamir.

Luego de unos instantes una muchacha se acerca a la mesa de aperitivos, donde Kisa, Tamir y Guez permanecen. Al llegar Tamir la toma de la cintura dulcemente y tras decirle algo al oído, ella se da vuelta y saluda.

-: Hola, apuesto a que tú eres Kisa –La aludida asiente y la muchacha la saluda con un abrazo amistoso.- Y tú… cabellos de fuego ¿Guez? –Guez hace una inclinación de cabeza- usted se ha tornado realmente famoso en este tiempo. –Guez sonríe- Felicitaciones por su reciente éxito, es un libro fuerte, pero muy bonito.

-: Y felicitaciones también a ti –se acerca Ceo a Tamir- por tú reciente éxito –agrega con una palmada en el hombro- un pajarito me contó. –comenta divertido.

Tamir se sonroja y se vuelve hacia la muchacha.

-: Ella es Allondra… -indica Tamir.

-: Aly, por favor.

-: …Aly ¿me das suerte? –Iang se suma a la conversación, tocando la barriga de Allondra y le guiña el ojo sonriendo, Tamir sonríe.

-: Me enteré ayer –comenta Tamir feliz.- Ahora tendrá dos niños a su cuidado, -dice infantilmente.

-: Yo creo que será niña –opina Aly.

-: No, será niño, -insiste él- ya convivo con dos mujeres, tres sería multitud.

-: ¿Tres mujeres? –se extraña Kisa- Pensé que Amir vivía con ustedes –Tamir asiente- ¿entonces? –el muchacho le señala un punto de la sala. Amir está colgada del cuello de Van, mientras ríe, coqueteándole- Lo siento… no entiendo lo que dices… ¿acaso no es… él? –termina apenada.

Iang sonríe y se acerca a Kisa.

-: Que no te apene, Amir es así, la ropa que usa es muy grande, su pelo muy corto…

-: Y su actitud bien grosera. –Agrega Tamir.

-: Ya, no seas tan duro –Interrumpe Aly- le sienta bastante bien su actitud.

-: Sobre todo para encubrir que está enamorada –oye de pronto Kisa la voz de Aker, en un susurro al oído,  que la hace estremecer.

-: Es decir que… ¿y por qué? –Pregunta Kisa sin terminar frase alguna.

-: Son compañeros desde chicos –indica Iang- pero a medida que cada uno fue creciendo, necesitaron de alguien más para hablar.

-: O de alguien menos ruidoso –comenta Ceo, refiriéndose a Amir.

-: ¿Y ellos? –inquiere Kisa señalando a un punto en el que están Makuro y Lucero- es que… supongo que me habré confundido, pero ¿acaso Makuro…?

Kisa corre la mirada confundida y pensativa. Ceo se acerca a Iang para saber que ocurre, este le relata los hechos con algo de desagrado. Tras terminar de escuchar, el primero le pide indicaciones para llegar hasta Makuro y Lucero, en cuanto las consigue llega hasta ellos y les dice algo. Kisa, pensando en la rivalidad de Makuro y Ceo, intenta acercarse por las dudas, pero Iang la calma. El joven retrocede, Makuro lo está empujando nuevamente hacia la mesa de donde vino, Lucero intercede y tras decirle algo a su hermano, le ofrece el brazo a Ceo, para guiarlo de regreso al grupo, de una forma más amistosa. Makuro sonríe y los sigue.

-: Hola –saluda Makuro. Todos lo miran algo serios, excepto Aly y Kisa- Adiós –agrega, a punto de retirarse. Pero Ceo lo empuja desde atrás, instándolo a quedarse.

-: Ella es Lucero –presenta Ceo a la muchacha a quienes aún no la conocían.

De cabello a la altura de los hombros, casi negro y rizado,  Lucero tiene dos hermosos y grandes ojos verdes. Su altura casi iguala a la de Ceo y, entre los rasgos más remarcados, resalta su acento  andaluz.

-: Buenas –saluda Lucero- ¿Tú eres la muchacha que domina a Mak con su sonrrisa? –pregunta, dejando a Makuro en evidencia. Ceo sonríe a medias, mientras que el resto de los hombres de la sala no lo encuentran muy divertido.

Pasado el comentario de Lucero, Makuro se anima a hablar…

-: Lucero es mi alma gemela.

-: Su hermana.

-: Melliza –corrige Lucero.

Kisa suspira, pero las preguntas que con ansias corren desde sus cuerdas vocales para ser dichas, las traga y las guarda para cuando Ceo se encuentre solo.

La noche avanza armoniosamente con un cálido vínculo entre algunos, un áspero trato entre otros. Kisa aprendió a preguntar, aunque no necesitó respuestas para saber qué era una fiesta; a pesar de los pormenores, el cálido ambiente le dio respuesta. Makuro aún está aprendiendo de su orgullo y Ceo no se ha soltado por completo. A medida que hablan unos con otros, la tensión se va disolviendo y Tamir, habiendo brindado incansablemente, insiste con poner ánimo a esa reunión, aunque, entre chistes y cornetazos, lo único que consigue es un coscorrón de parte de Van.

Entre sonrisas, la fiesta se esfuma suavemente en una adentrada madrugada, en la que todos vuelven a casa habiendo avanzado un paso más.


 

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