-: Ceo,
¿qué ocurre? ¿aún no ha llegado? –pregunta Iang desde el lugar de la fiesta a
Ceo, que fue a su casa. Ceo niega- ¿y? Ceo… no hagas gestos, es una
conversación telefónica –se impacienta Iang.
-: … no, no
llegó, supongo que…
-: Espera
un momento, tengo otra llamada… -Iang atiende- Sí, está bien, le diré, adiós
–vuelve a Ceo- Era Aker, dice que está con ella, vienen hacia acá. Ven tú
también.
-: ¿Apenas
viajan hacia allá? Pensé que habían venido hacia aquí hace rato…
-: Tal
parece que me equivoqué un poco y se dirigieron a otro lugar.
-: Está
bien, iré hacia allá.
Kisa y Aker
aún no han llegado a esa clase de reunión que Ceo preparó para ella, el camino
desde la montaña es algo largo y lo están haciendo a su tiempo.
En la
fiesta todos esperan, Tamir ha ido con Aly, para que conozca a Kisa, Amir y Van
acaban de llegar con Iang. Entre toda la concurrencia Makuro apareció buscando
hablar con Ceo, Iang lo detuvo en la puerta.
-: ¿Qué
haces aquí?
-: Hay una
fiesta según parece –responde Makuro esquivándolo- ¿puedo entrar?
-: Solo si
respondes la pregunta.
-: Busco a
Ceo.
-: Solo que
Ceo no está aquí.
-: No lo
sobreprotejas.
-: No lo
hago. Ceo no está aquí ¿Verdad Van? –inquiere al aludido, que salió a tomar
aire, Van asiente. Tras él sale Amir.
-: ¿Tú
aquí? –se molesta Amir con Makuro- Kisa no está y si Ceo llega, va a golpearte,
así que vete –le hace señas echándolo.
Makuro
sonríe acercándose a Amir.
-: Vaya
niña, si que te has puesto muy bonita pera asistir aquí –le toma la cara.- Si
tuvieses unos años más –agrega acercándose a besarla. Amir lo empuja con
fuerza, avergonzada.
-: Ya, ya…
sifuera más grande te rompería tu preciosa cara Makuro.
-: ¿Es eso
un cumplido? –pregunta Makuro confundido.- …Pero te sentaría mejor si te
comportas como la señorita que eres –Advierte en un tono persuasivo-agresivo. Van
camina hasta el lado de Amir, instando a Makuro
que se aleje- ¡Wow! Está bien –continúa entre sonrisas- …eso hasta yo lo
entiendo… -responde ante Van, retrocediendo unos pasos.- Pero de veras –Le
guiña un ojo a Amir- ese color resalta tus ojos, te sienta bien… En fin,
esperaré a Ceo del otro lado de la calle… -termina, cruzando.
Iang
permanece atónito frente a la insistencia del nuevo Makuro. Mientras entra, se
cruza con Tamir, que busca a Amir; entonces, le señala a la puerta, donde Van y
Amir están sentados. Tamir sonríe y da la vuelta para entrar, no sin antes
percatarse de la presencia de Makuro.
-: ¿Y qué
hace él aquí? –pregunta a Iang- pensé que ya no trabajaba en la empresa…
Iang
asiente.
-: Busca a
Ceo.
-: …Me
pregunto… ¿tanto lo extraña? –comenta burlón. Iang voltea serio a mirarlo-
¡Aja! ¡¿Y tú estás celoso?! –continúa divirtiéndose.
-: Si
sigues con eso pondre en tu estudio la caja del gato –advierte Iang. Tamir
sonríe incómodo, rechazando la oferta.
Afuera,
Guez y Ceo llegan a la vez. A punto de entrar, luego de saludar a Amir y a Van,
Ceo recibe una llamada y se detiene; en cuanto corta la comunicación, da media
vuelta y cruza la calle. Guez mira asombrado, luego se encoge de hombros y
entra.
-: Sí, lo
sé –dice Amir mirando a Van y luego mira hacia el otro lado de la calle. –Es un
tonto.
Van sonríe
mirando hacia abajo y niega, acercándose a Amir. “Es un buen tipo” opina y
luego le hace una seña para que entren.
En el lugar
donde Makuro espera, éste se acerca a Ceo y le ofrece una mano. Ceo lo siente
cerca.
-: Kisa no
está aquí…
-: Aún…
-termina Makuro. Ceo se sorprende- sí, lo sé, ella me dijo lo de la fiesta –Lo
confunde aún más- pero no fue con mala intención…
-: Por
supuesto que no… -contesta seguro y algo molesto, Ceo- Kisa no es traidora, si
hubiese sabido que yo tengo…
Makuro lo
interrumpe.
-: No
tienes por qué irritarte, después de todo, yo no vine por ella aquí – Ceo
permanece callado- Verás, ella me rechazó –afirma Makuro con orgullo herido,
aunque sonriendo.
-: ¿Qué es
tan importante como para montar esta show?
-: Ella. Y
no es Kisa a quien me refiero.
-: Eso
quedó en el pasado.
-: Lo sé.
Makuro
sonríe y retrocede unos pasos, sentándose en el umbral de una casa; observando
fijamente a Ceo, quien, al sentir el silencio, decide volver, pero alguien se
interpone. El cielo se oscurece más aún y comienza a llover. Ceo siente sobre
sus hombros golpear las primeras gotas.
-: Aún así,
no me has perdonado…
-: Perdón…
¿sabes lo que significa? –pregunta, irónicamente, Ceo- es extraño hasta que
salga de tus labios… Pero es cierto, no has dicho “perdón”, sino “no me has
perdonado”. –Makuro mira sorprendido a Ceo- ¿Y? ¿no me dirás tu línea?
-: Perdón…
-responde Makuro, tragando todo su orgullo- discúlpame, solo quería hacer lo
mejor para ella…
-:
Separándola de mi –continúa Ceo cada vez peor.
La lluvia
va empapándolos, pero ambos permanecen allí en una acalorada discusión.
-: También
pensé que era lo mejor para ti.
-: Ella era
mis ojos…
-: Y ahora
entiendo el por qué de tu mirada, pero ella solo quería que siguieras haciendo
música, como la que ella conoció… -contesta con recelo, Makuro.
-: ¡Era mi
estrella! -grita Ceo, alejando la mano
de Makuro, que intenta agarrar su brazo- me quitaste mi estrella…
-: Lucero
también era mi luz en el camino, Ceo… ¿Cómo puedo hacerte entender que
arriesgué nuestra amistad, solo por algo mejor para ella?
-: No hay que hacerlo… ahora, con permiso,
allá hay alguien que esta intentando aprender a vivir –alude a la fiesta y a
Kisa. Al intentar marcharse, nuevamente lo detiene tomándolo de un brazo- ¿Por
qué insistes tanto? ¿quieres perdón? Te perdono y a falta de lágrimas tienes la
lluvia, ahora vete a secar, que yo también me empapé. –Makuro suelta a Ceo con
un gran suspiro. Ceo está dispuesto a cruzar, pero de pronto toman su mano y lo
instan a retroceder- Ya basta –pide. Pero, cuando se da vuelta para enfrentar a
Makuro, siente el roce de unos labios; intentando alejarse, innsiste- E… Espera
Makuro… ¡Oye, no es…!
Un tierno y
cálido beso sella sus labios y sus palabras, dejándolo inmóvil, sin saber que
hacer. Tras liberar su mano, recibe un gran abrazo, aún sin poder hablar.
-: ¿No es
divertido? –intenta terminar la frase Makuro, a unos pasos de la escena- Sabes,
no iba a intentarlo siquiera, pero “alguien que está intentando aprender a
vivir” –repite las palabras de Ceo- me enseñó algo hoy… y yo no podía dejarlo
pasar.
-: Ma…
¿Makuro? –se percata Ceo de la ubicación de su
interlocutor- entonces… -responde el abrazo.
-: Vaya
actuación ¿verdad? Incluso usó mi perfume… Pero no creo que sea lo mismo… estar
abrazándola a ella –señala yéndose.
-:
E…espera… -intenta detenerlo Ceo.
-: Irónico
¿no?, ahora tú me corres a mí –se detiene- ¿no será por lo que hice?... De
todos modos gracias, engrandeces mi orgullo. Ah… por cierto, siento haberte
dicho que estaba…, bueno, ya sabes… que ya no estaba.
Makuro
reemprende el camino y se topa con Kisa, que los estaba buscando. Al
encontrarse, hace una reverencia y ella la devuelve, acto seguido, ella le
apoya una mano contra el hombro para que pare y le habla a Ceo también.
-: Los
buscaba, me dijeron que estaban peleando aquí… pero llueve mucho. ¿qué tal si
entran? Les armaré un cuadrilátero… -propone sonriendo. A Makuro- tú también
eres bienvenido, después de todo, yo te invité.
-: Espera
Kisa –llama su atención Ceo.
-:
Hablaremos adentro –contesta Kisa y cruza la calle, del otro lado Aker la
espera y entran.
-: Tal
parece que te quedas –dice una voz de mujer.
-: Tal
parece que me quedo, no puedo negarme.
Ceo se
separa de Lucero, a tientas se acerca a Makuro y cuando lo encuentra le da un puñetazo;
este último cae al piso y se sienta llevándose una mano a donde está el golpe.
-: Tal
parece que te quedas –sonríe Ceo amargamente.- No vuelvas a hacer esto jamás
–le advierte y le ofrece una mano que Makuro toma.
Lucero se
precipita hacia su hermano, que la detiene con un gesto.
-: Está
bien, él necesita que lo guíes. Estoy bien, pero creo que dolerá mañana… Dime
Ceo, ¿acaso Kisa estaba tuteándome? –inquiere mientras cruzan.
-: Si,
-sonríe Ceo- supongo que el paseo con Aker le hizo bien.
-: ¿El
paseo? –pregunta Makuro, Ceo asiente.
En la
fiesta, Kisa saluda; cuando llega a Guez, se detiene por un momento. Él la mira
y gentilmente se acerca a agasajarla con un cumplido.
-: ¿Eres tú
de veras? –sonríe- No te esperaba a ti. Debo decir que ese vestido te sienta
muy bien… Me siento perdido en un sueño precioso…
Kisa se
aleja unos pasos, nerviosa, hasta toparse de espaldas con Aker.
-: Lo
siento –se disculpa Aker- no te vi… Llevaba esto al auto –comenta señalando la
ropa que la muchacha traía puesta antes del vestido. Observandola, descubre
algo en su mirada- ¿ocurre algo? –Ella mira a Guez. Al ver que Iang va
acercándose a Guez y a Kisa para presentarlos, perdido en Kisa, Aker la
tranquiliza- Tranquila, volveré tan pronto como pueda, lo prometo –Kisa
asiente, aún con sentimientos encontrados.
-: Vaya que
te sentó muy bien ese vestido.
-: Gracias
por obsequiármelo, Iang.
-: No me
agradezcas a mi, después de todo tuve ayuda… -reacciona Iang apenado.- Pero
dime –agrega llamando la atención de Guez con un gesto- ¿Ya se conocen? ¿Guez?
¿Kisa?
-: ¿Kisa?
–inquiere confundido Guez- Ya entiendo, tú eres Kisa –ella asiente, su rostro
serio.- Sí, ya había tenido el gusto…
-: Él es
Guez, novelista –indica Iang- es el autor de…
-: Un cielo
sin colores… Lo sé –su tono vuelve a ser
distante y en este caso tajante. Sin saber qué decir, Iang hace un saludo, una
sonrisa y vuelve a sus asuntos, retirándose. Guez permanece en silencio un
momento. Tras un suspiro, Kisa agrega con sarcasmo, en un pensamiento en voz
alta- pensar que hizo “un siglo sin sentido”… -Luego mira de reojo a Tamir quien,
a pedido de Aker, permaneció atento y se acerca para saber que todo esté bien, sumándose
a la charla.
-: Yo
prefiero… Guerrero noble… ¿Cómo era? –pregunta Tamir.
-: “Evan sin
tregua” –contesta Kisa, automáticamente sin dase cuenta, lo cual la deja
impaciente.
-: ¿Los has
leído todos? –se extraña Guez.
-: Como
dije… de haber sabido… -contesta, cortante.
-: Pero de
todos modos es un gran escritor, sus historias… cualquiera podría decir que son
cien por ciento ciertas.-Comenta con saña Tamir.
Luego de
unos instantes una muchacha se acerca a la mesa de aperitivos, donde Kisa,
Tamir y Guez permanecen. Al llegar Tamir la toma de la cintura dulcemente y
tras decirle algo al oído, ella se da vuelta y saluda.
-: Hola,
apuesto a que tú eres Kisa –La aludida asiente y la muchacha la saluda con un
abrazo amistoso.- Y tú… cabellos de fuego ¿Guez? –Guez hace una inclinación de
cabeza- usted se ha tornado realmente famoso en este tiempo. –Guez sonríe-
Felicitaciones por su reciente éxito, es un libro fuerte, pero muy bonito.
-: Y
felicitaciones también a ti –se acerca Ceo a Tamir- por tú reciente éxito
–agrega con una palmada en el hombro- un pajarito me contó. –comenta divertido.
Tamir se
sonroja y se vuelve hacia la muchacha.
-: Ella es
Allondra… -indica Tamir.
-: Aly, por
favor.
-: …Aly ¿me
das suerte? –Iang se suma a la conversación, tocando la barriga de Allondra y
le guiña el ojo sonriendo, Tamir sonríe.
-: Me
enteré ayer –comenta Tamir feliz.- Ahora tendrá dos niños a su cuidado, -dice
infantilmente.
-: Yo creo
que será niña –opina Aly.
-: No, será
niño, -insiste él- ya convivo con dos mujeres, tres sería multitud.
-: ¿Tres
mujeres? –se extraña Kisa- Pensé que Amir vivía con ustedes –Tamir asiente-
¿entonces? –el muchacho le señala un punto de la sala. Amir está colgada del
cuello de Van, mientras ríe, coqueteándole- Lo siento… no entiendo lo que
dices… ¿acaso no es… él? –termina apenada.
Iang sonríe
y se acerca a Kisa.
-: Que no
te apene, Amir es así, la ropa que usa es muy grande, su pelo muy corto…
-: Y su
actitud bien grosera. –Agrega Tamir.
-: Ya, no
seas tan duro –Interrumpe Aly- le sienta bastante bien su actitud.
-: Sobre
todo para encubrir que está enamorada –oye de pronto Kisa la voz de Aker, en un
susurro al oído, que la hace estremecer.
-: Es decir
que… ¿y por qué? –Pregunta Kisa sin terminar frase alguna.
-: Son
compañeros desde chicos –indica Iang- pero a medida que cada uno fue creciendo,
necesitaron de alguien más para hablar.
-: O de
alguien menos ruidoso –comenta Ceo, refiriéndose a Amir.
-: ¿Y
ellos? –inquiere Kisa señalando a un punto en el que están Makuro y Lucero- es
que… supongo que me habré confundido, pero ¿acaso Makuro…?
Kisa corre
la mirada confundida y pensativa. Ceo se acerca a Iang para saber que ocurre,
este le relata los hechos con algo de desagrado. Tras terminar de escuchar, el
primero le pide indicaciones para llegar hasta Makuro y Lucero, en cuanto las
consigue llega hasta ellos y les dice algo. Kisa, pensando en la rivalidad de
Makuro y Ceo, intenta acercarse por las dudas, pero Iang la calma. El joven
retrocede, Makuro lo está empujando nuevamente hacia la mesa de donde vino,
Lucero intercede y tras decirle algo a su hermano, le ofrece el brazo a Ceo,
para guiarlo de regreso al grupo, de una forma más amistosa. Makuro sonríe y
los sigue.
-: Hola –saluda
Makuro. Todos lo miran algo serios, excepto Aly y Kisa- Adiós –agrega, a punto
de retirarse. Pero Ceo lo empuja desde atrás, instándolo a quedarse.
-: Ella es
Lucero –presenta Ceo a la muchacha a quienes aún no la conocían.
De cabello
a la altura de los hombros, casi negro y rizado, Lucero tiene dos hermosos y grandes ojos
verdes. Su altura casi iguala a la de Ceo y, entre los rasgos más remarcados, resalta
su acento andaluz.
-: Buenas
–saluda Lucero- ¿Tú eres la muchacha que domina a Mak con su sonrrisa?
–pregunta, dejando a Makuro en evidencia. Ceo sonríe a medias, mientras que el
resto de los hombres de la sala no lo encuentran muy divertido.
Pasado el
comentario de Lucero, Makuro se anima a hablar…
-: Lucero
es mi alma gemela.
-: Su
hermana.
-: Melliza
–corrige Lucero.
Kisa
suspira, pero las preguntas que con ansias corren desde sus cuerdas vocales
para ser dichas, las traga y las guarda para cuando Ceo se encuentre solo.
La noche avanza
armoniosamente con un cálido vínculo entre algunos, un áspero trato entre
otros. Kisa aprendió a preguntar, aunque no necesitó respuestas para saber qué
era una fiesta; a pesar de los pormenores, el cálido ambiente le dio respuesta.
Makuro aún está aprendiendo de su orgullo y Ceo no se ha soltado por completo.
A medida que hablan unos con otros, la tensión se va disolviendo y Tamir,
habiendo brindado incansablemente, insiste con poner ánimo a esa reunión, aunque,
entre chistes y cornetazos, lo único que consigue es un coscorrón de parte de Van.
Entre
sonrisas, la fiesta se esfuma suavemente en una adentrada madrugada, en la que
todos vuelven a casa habiendo avanzado un paso más.
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