En la sala,
Kisa despierta algo perdida. Tras reincorporarse, mira a Aker que duerme
inmerso en un sueño profundo, sentado a su lado. Levantándose, ella lo recuesta
suavemente en el sofá y se marcha mirando el reloj, su turno ha terminado hace
rato, pero aún es temprano, por lo que decide dar una vuelta antes de volver a
casa.
Alejándose
un poco de Lupus Ánima, Kisa elige un camino alterno al que ya conoce y tras
andar unos minutos se percata de una bifurcación en el mismo. Siempre se dijo
que hay varios caminos que llevan a un mismo lugar, pues, este es un ejemplo
bien literal: todos esos caminos que ella ve llevan a Lupus Ánima, pero
regresan a diferentes sitios. En la cabeza de la muchacha se proyectan varias
ideas, pero ninguna puede saciar su curiosidad; a más de un mes y medio de su
llegada, aún no entiende ciertas cosas, ni conoce otras, aunque hoy está segura
de algo: está oscureciendo de a poco, sea cual sea el camino a escoger, no
quisiera transitarlo sola. Próximo a ella hay una especie de bar, tomando
asiento en una de las sillas que están afuera, decide llamar a alguien que
pueda acompañarla para continuar la aventura. Su mejor candidato es Makuro, ya
que parece no temerle a nada, ni tener intención de detenerse, ni detenerla, en
cualquier empresa que emprendan, sin importar cuan irresponsable o descabellado
sea.
-: Por las
sombras de un camino, llega un hombre caminando y aunque viaja sin destino, por
su nombre, está brillando… -se oye un canto, una silueta se acerca al bar por
una de las bifurcaciones- …se oye un canto a lo lejos, a lo lejos se oye el
canto, de un seductor seducido, irresistible su encanto. -Al acercarse más, se
define que ese hombre es Apolo- Miró perdido una estrella… …que cayó triste del
cielo, miró, mas dentro de ella, quien se escondió con recelo. –continuó
impostando la voz y alzando el tono- Mirame a los ojos y dime, dime que no es
verdad, cuando dices que tus brazos… no me quieren abrazar ––continúa y
acercándose a Kisa llega a la mesa a la que ella esta sentada- y mientras me dices
eso, yo te podría besar, alegando que el momento, me invitaba a disfrutar…
-termina cara a cara con Kisa, inclinado hacia adelante.
Kisa
retrocede sonrojada y se levanta de improvisto.
Apolo
sonríe reincorporándose y nuevamente se acerca a ella, que vuelve a retroceder.
-: ¿Qué
haces aquí?
-: ¿Yo? No
te importa, ¿o sí? –Apolo vuelve a acercarse y Kisa a retroceder- Podríamos
estar eternamente en un baile sin fin… divertido ¿no?
Kisa se
detiene con el brazo extendido, tomando distancia e instando a Apolo a que la
respete. Él toma la mano y la besa, con una reverencia, la muchacha la retira
un poco molesta frente a una mirada sorprendida y divertida por parte de Apolo.
-: Eres muy
meloso.
-: A que
sí.
-:
Demasiado –observa cortante Kisa, frenando de súbito al muchacho. - Deberías
seguir cantando, –comenta pensativa- pero a distancia.
-: ¿Verdad
que me sienta bien? –Dando un rodeo le llega por la espalda y se acerca a su
oído susurrando.- Puedo hablarte de romances,… solo eso sé cantar… -Canturrea-
¿Es eso lo que resalta de mi?
Kisa se
aleja unos pasos más.
-: Sí, es
lo único que resalta, ya que eres irrespetuoso, demasiado insistente,
descortés, caprichoso… Ah… -agrega Kisa
volteando para quedar frente a él- y ni pensar en que aún no te conozco.
Al terminar
su última frase de una forma muy poco cordial, dejó a Apolo estupefacto. Kisa
dio un suspiro pero, a punto de disculparse, él estalló en risas hasta las
lágrimas. Tras esto comenzó a caminar alejándose del bar, la muchacha lo siguió
en un impulso inconsciente, intrigada, por una de las bifurcaciones del camino,
arrepintiéndose al instante. De pronto, él se disculpó, inclinando su cabeza en
señal de saludo.
-: Pardon.
Je suis: Fernand Emile Bourbon du Orlean –continuó, tomando nuevamente la mano
de Kisa y besándola, sus ojos se encontraron- Enchanté mon amour –jugó.
Ahora es
ella quien quedó sin palabras, Apolo la observa divertido por un momento, luego
reemprende la marcha por el camino escogido, Kisa, viéndose sola, lo sigue.
Justo cuando la muchacha piensa en volver, un fuerte ruido la sobresalta,
haciéndola precipitarse hacia Apolo.
-: ¡Espera!
–Grita siguiéndolo. Apolo la observa de
soslayo, sonriendo, y sigue caminando- espera por favor, el camino está oscuro,
dime como volver. –Ante el silencio, Kisa insiste.- ¡oye!
-: Iremos
un rato al parque de este lado, es algo especial, te gustará.
-: Pero yo
quiero regresar.
-: Mhmm…
¿Qui e etant impoli Maintenant?
-: No
quiero ser descortés, pero no me gusta este lugar, es demasiado oscuro.
El muchacho
mira sorprendido a Kisa, deteniéndose por un instante. Suponía que después de
hablar con ella, de haberse disculpado, respetado la distancia, haberse reído
de sí mismo e incluso usar su francés, ella no debería estar solo confundida,
sino también enamorada; pero por alguna razón no había logrado nada de eso. Su
magia parece no haber causado efecto, aunque aún puede recurrir a algún otro
truco. Aún pensativo, y con una gran sonrisa, vuelve a caminar sin detenerse
siquiera para escucharla mientras intenta retenerlo.
-: Si te
pegas a mi tendrás luz. –la muchacha lo mira extrañada- Solo acompáñame hasta
un lugar, quiero que lo veas y si, después de eso, aún quieres volver, te
llevaré de regreso.
-: Si me
llevas de regreso ahora iré otra vez, otro día.
-: No creo
que puedas encontrarlo dos veces, el camino digo… Vamos, solo échale un vistazo
al lugar.
-: Es que
está oscureciendo mucho, no sé exactamente donde estoy, así que no puedo llamar
a nadie para que me busque. –Kisa intenta seguir las pisadas de Apolo- Puedo
regresar en la mañana, entonces estaré más tranquila y tú habrías recuperado tu
voz por completo. ¿Qué dices? Regresaré de día ¿no es mejor?
Apolo se
aferra a las últimas palabras de Kisa, sonriendo, al parecer ella tiene un
excelente sentido, sea lo que sea, aunque no es perfecto. Pudo darse cuenta de
que el tono de Apolo se suavizó bastante, aún así él insiste en su travesía
nocturna.
Apolo
retruca, otra vez en francés, como un último intento.
-: Mais
ainsi ne sera le même, ne aura magique –deja escapar una sutil queja.
Kisa mira
perpleja como con cada paso se aleja más. Deteniéndose, permanece mirando al
muchacho hasta que, decidida e intrigada, se anima a hablar.
-: ¿Qué
hace tan especial a ese lugar justo esta noche?
-: Les
Loupes –sonríe- Noir Loupes.
-: ¿Lobos?
-: Oui,… y
podría cantarte un pequeña leyenda…–contesta muy bajo, casi sin voz. Kisa
permanece inmóvil, atónita- Si me esperas –agrega señalando su garganta.
-: ¿Cuánto?
Apolo
señala el reloj en su muñeca indicándole la respuesta y luego vuelve a
andar, ella duda un momento y lo sigue.
Caminando
en la penumbra del camino, un corto tiempo, un largo tramo, de la tarde se hizo
noche y entonces llegaron a un precioso lugar, con paredes de cristal. Él abrió
una puerta e invitó a Kisa a pasar, de un modo muy extraño la noche no llegaba
allí; con la luz que había parecía de día. Ese parque realmente era especial.
Unos pasos hacia el centro, el muchacho tomó asiento en una especie de banco de
plaza, invitando a Kisa a sentarse junto a él. Ella lo hizo, aún con cierta
distancia.
En cuanto
la paz y el silencio se apoderaron del lugar nuevamente, Apolo comenzó a
tararear muy suavemente una melodía, e inesperadamente, un lobo negro se asomó
con timidez y comenzó a aproximarse a Kisa.
-: Ella es
la sombra de Lupus Ánima.
-: ¿Quién
eres realmente?
-: Fernand
Emile…
-: ¿Y más
allá del nombre?
-: Une
légende… Podría contarte una historia… mon histoire et sa histoire aussi –le
susurra al oído señalándose primero y después al lobo.
Abandonando
toda preocupación, toda duda, seducida por la sutileza de lavoz de Apolo que, a
cada minuto, ha tomado más fuerza desde que llegaron, Kisa se prepara para oír
un relato maravilloso, de una forma muy antigua, cantado. Tras dejar pasar unos
minutos, en los que el lobo negro fue acercándose aún más, él aclaró su
garganta, miró el reloj, respiró profundamente y, alejándose de Kisa para que
el lobo lo siga, esbozó una y otra nota para empezar a cantar. Pero al momento
que pronunció la primer palabra, Makuro apareció tomándolo por sorpresa, mientras
demandaba silencio, cubriendo con una mano la boca del muchacho.
Ante la
brusca maniobra frente a sus ojos, el lobo frunció el ceño a punto de gruñir.
Makuro, entonces, intentó apaciguarlo.
-:
Tranquilo Loustic –indicó con voz serena, mientras retrocedía el mismo paso que
el lobo avanzaba.- Quieto, tranquilo –intentó nuevamente, el lobo seguía
avanzando, aún más rápido.
Mientras
Makuro forcejea con Apolo, intentando mantenerlo callado, Kisa está inmóvil
ante lo que sucede, no comprende bien la situación. No sabe cómo fue que Makuro
la encontró, aunque supone que probablemente lo haya sabido por la gente el
bar, desde donde lo había llamado antes de encontrarse con el muchacho. De
todos modos pensar en ello no sirve de mucho, esos dos parecen estar peleando, ella
intenta detenerlos, pero, al ponerse de pie, el lobo la acecha también, así que
se queda quieta, evitando llamar la atención.
Tras un momento,
Apolo, que ve la desorientación de “Loustic” y su instinto le indica peligro,
logra zafarse de Makuro, posponiendo las historias, canciones o maniobras, para
calmar al lobo. Así es que, poniéndose en cuclillas frente al precioso animal,
procede.
-:
Tranquille Lucile –susurra suavemente, el lobo se detiene mirándolo a los ojos-
Venais ici précieuse –continúa, esta vez arrodillándose y palmeando el piso
suavemente, para que se acerque. El lobo así lo hace.
Makuro y
Kisa miran atónitos la escena, él hace un paso al costado para darle lugar a
Apolo.
-: ¿Por qué
le hablas en francés? ¿Es uno de tus tantos trucos?
Apolo sonríe.
-: Solo
entiende el francés… No es Loustic, es Lucile. –Explica, Lucile gruñe a Makuro,
que se sobresalta- Loustic hace rato que no se asoma, Lucile creció conmigo, es
pequeña aún… Shhh… Avec calme petite –la tranquiliza con caricias. Lucile se
recuesta contra las piernas de Apolo, quien se sienta en el suelo.- Comme ça…
Bonne fillette.
Viendo a
Apolo ocupado en calmar a Lucile, Makuro se apuró a llegar a Kisa para llevarla
de regreso casa.
-: Nosotros
vamos de vuelta hermosa. –Makuro toma la mano de Kisa. Ella aún mira a Apolo algo
insegura, él asiente.- Perdón por eso –se disculpa con Apolo, refiriéndose a su
entrada.- Pero preferiría que no uses ese tipo de trucos. Ni estos…,–Agrega
aludiendo al hecho de la luz que inunda el lugar.- son reglas.
Makuro chasquea
los dedos, el lugar se reviste de penumbras, salvo donde Apolo permanece, allí hay
luz.
En el
camino de vuelta, la muchacha se detiene pensando en el tiempo, mira la hora en
su celular y ve que tiene unos diez mensajes nuevos y unos cinco mensajes de
voz. Tras observarla un rato Makuro sonríe.
-: No te
preocupes, yo explico todo.
-: ¿Qué fue
lo que sucedió allí?
-: Te lo
explicaré a su tiempo, primero a hablar con Ceo.
Ambos
siguen caminando un tramo más y, cuando llegan al camino principal, Makuro
conduce a Kisa por un atajo.
-: Makuro…
¿por qué apareciste de ese modo? ¿qué hay con Apolo?
-: Eso…
también tendrá su oportunidad de ser explicado.
-: Me dijo
que su nombre es Emille…
Makuro
libera un extenso suspiro.
-: Intento
hacer buena letra… Pregúntale a Iang.
Y su
sonrisa de compromiso pone fin a la charla.
Un rato
después, llegan a casa de Ceo y, al abrirse la puerta, Makuro logra esquivar un
golpe de Iang. Fue un poco difícil explicar el por qué de haber llegado tan
tarde junto a Kisa, que parecía haber desaparecido. Pero en cuanto le dieron
oportunidad, pudo explicarse; aunque solo se creyó su historia cuando la
muchacha, maravillada, intrigada y confundida, hizo su aporte al relato.
Como
Primera medida, Ceo abrazó a Kisa, mientras Iang pedía a Makuro que se retire,
aludiendo que sus méritos no serían tales si los retenía en la calle a esas
horas, ya que, por alguna razón, Makuro se negó a entrar en una primera
instancia. Acto seguido, Iang practicó alguna especie de sermón con Kisa, para
recordarle que aún no conocía esas tierras por completo y, por ende, debía
pedir que la acompañen si iba a hacer ese tipo de aventuras, como la de
alejarse por un camino que casi nadie pisa. Entre sus palabras reconoció que,
después de todo, Makuro había ayudado.
-: Si
Makuro no acostumbrase esos lugares, tú aún estarías perdida.
-: Apolo
también estaba allí. –Se defiende la muchacha, habiendo conocido cierto lado
mágico de Apolo.- Por cierto, hoy pasó algo extraño con él y con Makuro… ¡Ah! Y
es cierto –se exalta- ¡me llevó a ver a un lobo negro! Aunque fue algo
confuso…
Iang rasca
su cabeza con cierto fastidio, cansado y tratando de esquivar las posibles
dudas de Kisa. Mientras, Ceo ríe creyendo divertida la situación.
Kisa mira
perpleja la escena por un momento, luego, tomando de la heladera una manzana,
se dirige a su habitación. Tras sentir el ruido de la puerta de la habitación
de Kisa, Ceo habla.
-: Kisa…
¿Te vas a dormir?
Como
respuesta Kisa emite un sonido de asentimiento y, mientras, entra a su
habitación.
-: Es algo
tarde después de todo y supongo que si Iang me evitó de ese modo, tú tampoco me
dirás nada.
-: ¿Nada?
¿De qué? –la evade, Kisa cierra la habitación.- Ah… tu negatividad es mala…. Y
yo que pensé que querrías explicaciones sobre algunas cosas. Pero si te
rendiste con eso, bueno, supongo que no es mi asunto. –Sigue hablando solo-
Aunque apuesto que adoptaste otra posición con respecto a Febo desde que lo
viste brillar –agrega en voz muy baja.
La puerta
de la habitación de Kisa se abre, Ceo oye con atención los latidos del corazón
de Kisa, todo indica que lo oyó y, de hecho, aquello extraño que mencionó haber
visto debió estar, en parte, relacionado con lo que él acaba de decir. Ella
pretende que sea Ceo quien hable primero, pero al sentirse descubierta, intenta
tomar un atajo, para evitar tantas vueltas.
-: Con Febo
te refieres a Apolo ¿verdad?
-: Ascolti
quanto vuoi… vero? – sonríe- con Febo intendo Febo.
-: A decir
verdad, escuché desde el principio… Entonces te refieres a Fernand Emille…
Ceo la
interrumpe.
-: No, Febo
é il sole.
-: Apolo…
-: No FEBO…
il sole, la luce.
Iang, aún
despierto, escucha entre desconfiado y divertido el juego de Ceo. Hace bastante
que no lo escucha hablar su lengua natal, lo que lo hace sentirse a gusto;
aunque la idea de que juegue con cualquier cosa no le da muchos ánimos, sobre
todo porque Kisa aún es un extraño en esas tierras y hay demasiadas cosas que
no comprendería aún.
-: El sol,…
en fin. Ceo ¿sabes por qué Makuro y Apolo se han comportado así?
-: Perche
Apolo vuole fare luce su…
-: ¿Apolo
no es el sol? –interrumpe confundida Kisa.- Espera ¿qué tiene que ver eso con
mi pregunta?
-: Che
Makuro ti tiene al buio.
-: Luz u
oscuridad no hace tal diferencia en el trato… ¿te alejarías porque piense,
alguien, distinto?
-: No, ma
questa differenza e molto marcata, anche può sembrare piccola.
Kisa
observa a Ceo detenidamente, reteniendo las palabras a medida que lo sigue
escuchando. Varias veces ha jugado ese tipo de juegos con él, cuando no hay
sinónimos en juego, hay definiciones confusas, esta es una de ellas. Según lo
que reunió “FEBO es Febo”, ¿el sol?, pero no es Apolo… sino que quiere la luz o
iluminar algo… o echar luz sobre algo… ¿aclarar algo? Pero la luz es Apolo,
aunque podría ser que Apolo es la gloria… ¿La gloria de qué? Por otro lado
Makuro te mantiene en la oscuridad, algo que lo alejaría un poco del sol… Aún
sin entender por qué esto haría la diferencia entre llevarse o no como
personas, Kisa descifra otra nueva frase… “Esta diferencia es muy grande,
aunque parezca pequeña”. Y frente suyo otra gran incógnita, su sonrisa.
-: No
entiendo tu sonrisa ¿cuál es la causa de que no puedan acercarse?
-:
Lucifero.
Ceo ríe y,
antes de seguir, escucha un sonido. La voz de Iang reverbera imperante.
-: ¡Vor
letta!
Él escucha atento y, abandonando su sonrisa, se dirige a la habitación en
silencio; dejando a una Kisa más que pensativa, que repite para sí misma
intentando develar el misterio.
-:
Lucifero…