lunes, 24 de octubre de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 6 - Dos ideas, dos caminos


 

En la sala, Kisa despierta algo perdida. Tras reincorporarse, mira a Aker que duerme inmerso en un sueño profundo, sentado a su lado. Levantándose, ella lo recuesta suavemente en el sofá y se marcha mirando el reloj, su turno ha terminado hace rato, pero aún es temprano, por lo que decide dar una vuelta antes de volver a casa.

Alejándose un poco de Lupus Ánima, Kisa elige un camino alterno al que ya conoce y tras andar unos minutos se percata de una bifurcación en el mismo. Siempre se dijo que hay varios caminos que llevan a un mismo lugar, pues, este es un ejemplo bien literal: todos esos caminos que ella ve llevan a Lupus Ánima, pero regresan a diferentes sitios. En la cabeza de la muchacha se proyectan varias ideas, pero ninguna puede saciar su curiosidad; a más de un mes y medio de su llegada, aún no entiende ciertas cosas, ni conoce otras, aunque hoy está segura de algo: está oscureciendo de a poco, sea cual sea el camino a escoger, no quisiera transitarlo sola. Próximo a ella hay una especie de bar, tomando asiento en una de las sillas que están afuera, decide llamar a alguien que pueda acompañarla para continuar la aventura. Su mejor candidato es Makuro, ya que parece no temerle a nada, ni tener intención de detenerse, ni detenerla, en cualquier empresa que emprendan, sin importar cuan irresponsable o descabellado sea.

-: Por las sombras de un camino, llega un hombre caminando y aunque viaja sin destino, por su nombre, está brillando… -se oye un canto, una silueta se acerca al bar por una de las bifurcaciones- …se oye un canto a lo lejos, a lo lejos se oye el canto, de un seductor seducido, irresistible su encanto. -Al acercarse más, se define que ese hombre es Apolo- Miró perdido una estrella… …que cayó triste del cielo, miró, mas dentro de ella, quien se escondió con recelo. –continuó impostando la voz y alzando el tono- Mirame a los ojos y dime, dime que no es verdad, cuando dices que tus brazos… no me quieren abrazar ––continúa y acercándose a Kisa llega a la mesa a la que ella esta sentada- y mientras me dices eso, yo te podría besar, alegando que el momento, me invitaba a disfrutar… -termina cara a cara con Kisa, inclinado hacia adelante.

Kisa retrocede sonrojada y se levanta de improvisto.

Apolo sonríe reincorporándose y nuevamente se acerca a ella, que vuelve a retroceder.

-: ¿Qué haces aquí?

-: ¿Yo? No te importa, ¿o sí? –Apolo vuelve a acercarse y Kisa a retroceder- Podríamos estar eternamente en un baile sin fin… divertido ¿no?

Kisa se detiene con el brazo extendido, tomando distancia e instando a Apolo a que la respete. Él toma la mano y la besa, con una reverencia, la muchacha la retira un poco molesta frente a una mirada sorprendida y divertida por parte de Apolo.

-: Eres muy meloso.

-: A que sí.

-: Demasiado –observa cortante Kisa, frenando de súbito al muchacho. - Deberías seguir cantando, –comenta pensativa- pero a distancia.

-: ¿Verdad que me sienta bien? –Dando un rodeo le llega por la espalda y se acerca a su oído susurrando.- Puedo hablarte de romances,… solo eso sé cantar… -Canturrea- ¿Es eso lo que resalta de mi?

Kisa se aleja unos pasos más.

-: Sí, es lo único que resalta, ya que eres irrespetuoso, demasiado insistente, descortés, caprichoso…  Ah… -agrega Kisa volteando para quedar frente a él- y ni pensar en que aún no te conozco.

Al terminar su última frase de una forma muy poco cordial, dejó a Apolo estupefacto. Kisa dio un suspiro pero, a punto de disculparse, él estalló en risas hasta las lágrimas. Tras esto comenzó a caminar alejándose del bar, la muchacha lo siguió en un impulso inconsciente, intrigada, por una de las bifurcaciones del camino, arrepintiéndose al instante. De pronto, él se disculpó, inclinando su cabeza en señal de saludo.

-: Pardon. Je suis: Fernand Emile Bourbon du Orlean –continuó, tomando nuevamente la mano de Kisa y besándola, sus ojos se encontraron- Enchanté mon amour –jugó.

Ahora es ella quien quedó sin palabras, Apolo la observa divertido por un momento, luego reemprende la marcha por el camino escogido, Kisa, viéndose sola, lo sigue. Justo cuando la muchacha piensa en volver, un fuerte ruido la sobresalta, haciéndola precipitarse hacia Apolo.

-: ¡Espera! –Grita siguiéndolo.  Apolo la observa de soslayo, sonriendo, y sigue caminando- espera por favor, el camino está oscuro, dime como volver. –Ante el silencio, Kisa insiste.- ¡oye!

-: Iremos un rato al parque de este lado, es algo especial, te gustará.

-: Pero yo quiero regresar.

-: Mhmm… ¿Qui e etant impoli Maintenant?

-: No quiero ser descortés, pero no me gusta este lugar, es demasiado oscuro.

El muchacho mira sorprendido a Kisa, deteniéndose por un instante. Suponía que después de hablar con ella, de haberse disculpado, respetado la distancia, haberse reído de sí mismo e incluso usar su francés, ella no debería estar solo confundida, sino también enamorada; pero por alguna razón no había logrado nada de eso. Su magia parece no haber causado efecto, aunque aún puede recurrir a algún otro truco. Aún pensativo, y con una gran sonrisa, vuelve a caminar sin detenerse siquiera para escucharla mientras intenta retenerlo.

-: Si te pegas a mi tendrás luz. –la muchacha lo mira extrañada- Solo acompáñame hasta un lugar, quiero que lo veas y si, después de eso, aún quieres volver, te llevaré de regreso.

-: Si me llevas de regreso ahora iré otra vez, otro día.

-: No creo que puedas encontrarlo dos veces, el camino digo… Vamos, solo échale un vistazo al lugar.

-: Es que está oscureciendo mucho, no sé exactamente donde estoy, así que no puedo llamar a nadie para que me busque. –Kisa intenta seguir las pisadas de Apolo- Puedo regresar en la mañana, entonces estaré más tranquila y tú habrías recuperado tu voz por completo. ¿Qué dices? Regresaré de día ¿no es mejor?

Apolo se aferra a las últimas palabras de Kisa, sonriendo, al parecer ella tiene un excelente sentido, sea lo que sea, aunque no es perfecto. Pudo darse cuenta de que el tono de Apolo se suavizó bastante, aún así él insiste en su travesía nocturna.

Apolo retruca, otra vez en francés, como un último intento.

-: Mais ainsi ne sera le même, ne aura magique –deja escapar una sutil queja.

Kisa mira perpleja como con cada paso se aleja más. Deteniéndose, permanece mirando al muchacho hasta que, decidida e intrigada, se anima a hablar.

-: ¿Qué hace tan especial a ese lugar justo esta noche?

-: Les Loupes –sonríe- Noir Loupes.

-: ¿Lobos?

-: Oui,… y podría cantarte un pequeña leyenda…–contesta muy bajo, casi sin voz. Kisa permanece inmóvil, atónita- Si me esperas –agrega señalando su garganta.

-: ¿Cuánto?

Apolo señala el reloj en su muñeca indicándole la respuesta y luego vuelve a andar, ella duda un momento y lo sigue.

Caminando en la penumbra del camino, un corto tiempo, un largo tramo, de la tarde se hizo noche y entonces llegaron a un precioso lugar, con paredes de cristal. Él abrió una puerta e invitó a Kisa a pasar, de un modo muy extraño la noche no llegaba allí; con la luz que había parecía de día. Ese parque realmente era especial. Unos pasos hacia el centro, el muchacho tomó asiento en una especie de banco de plaza, invitando a Kisa a sentarse junto a él. Ella lo hizo, aún con cierta distancia.

En cuanto la paz y el silencio se apoderaron del lugar nuevamente, Apolo comenzó a tararear muy suavemente una melodía, e inesperadamente, un lobo negro se asomó con timidez y comenzó a aproximarse a Kisa.

-: Ella es la sombra de Lupus Ánima.

-: ¿Quién eres realmente?

-: Fernand Emile…

-: ¿Y más allá del nombre?

-: Une légende… Podría contarte una historia… mon histoire et sa histoire aussi –le susurra al oído señalándose primero y después al lobo.

Abandonando toda preocupación, toda duda, seducida por la sutileza de lavoz de Apolo que, a cada minuto, ha tomado más fuerza desde que llegaron, Kisa se prepara para oír un relato maravilloso, de una forma muy antigua, cantado. Tras dejar pasar unos minutos, en los que el lobo negro fue acercándose aún más, él aclaró su garganta, miró el reloj, respiró profundamente y, alejándose de Kisa para que el lobo lo siga, esbozó una y otra nota para empezar a cantar. Pero al momento que pronunció la primer palabra, Makuro apareció tomándolo por sorpresa, mientras demandaba silencio, cubriendo con una mano la boca del muchacho.

Ante la brusca maniobra frente a sus ojos, el lobo frunció el ceño a punto de gruñir. Makuro, entonces, intentó apaciguarlo.

-: Tranquilo Loustic –indicó con voz serena, mientras retrocedía el mismo paso que el lobo avanzaba.- Quieto, tranquilo –intentó nuevamente, el lobo seguía avanzando, aún más rápido.

Mientras Makuro forcejea con Apolo, intentando mantenerlo callado, Kisa está inmóvil ante lo que sucede, no comprende bien la situación. No sabe cómo fue que Makuro la encontró, aunque supone que probablemente lo haya sabido por la gente el bar, desde donde lo había llamado antes de encontrarse con el muchacho. De todos modos pensar en ello no sirve de mucho, esos dos parecen estar peleando, ella intenta detenerlos, pero, al ponerse de pie, el lobo la acecha también, así que se queda quieta, evitando llamar la atención.

Tras un momento, Apolo, que ve la desorientación de “Loustic” y su instinto le indica peligro, logra zafarse de Makuro, posponiendo las historias, canciones o maniobras, para calmar al lobo. Así es que, poniéndose en cuclillas frente al precioso animal, procede.

-: Tranquille Lucile –susurra suavemente, el lobo se detiene mirándolo a los ojos- Venais ici précieuse –continúa, esta vez arrodillándose y palmeando el piso suavemente, para que se acerque. El lobo así lo hace.

Makuro y Kisa miran atónitos la escena, él hace un paso al costado para darle lugar a Apolo.

-: ¿Por qué le hablas en francés? ¿Es uno de tus tantos trucos?

 Apolo sonríe.

-: Solo entiende el francés… No es Loustic, es Lucile. –Explica, Lucile gruñe a Makuro, que se sobresalta- Loustic hace rato que no se asoma, Lucile creció conmigo, es pequeña aún… Shhh… Avec calme petite –la tranquiliza con caricias. Lucile se recuesta contra las piernas de Apolo, quien se sienta en el suelo.- Comme ça… Bonne fillette.

Viendo a Apolo ocupado en calmar a Lucile, Makuro se apuró a llegar a Kisa para llevarla de regreso casa.

-: Nosotros vamos de vuelta hermosa. –Makuro toma la mano de Kisa. Ella aún mira a Apolo algo insegura, él asiente.- Perdón por eso –se disculpa con Apolo, refiriéndose a su entrada.- Pero preferiría que no uses ese tipo de trucos. Ni estos…,–Agrega aludiendo al hecho de la luz que inunda el lugar.- son reglas.

Makuro chasquea los dedos, el lugar se reviste de penumbras, salvo donde Apolo permanece, allí hay luz.

 

En el camino de vuelta, la muchacha se detiene pensando en el tiempo, mira la hora en su celular y ve que tiene unos diez mensajes nuevos y unos cinco mensajes de voz. Tras observarla un rato Makuro sonríe.

-: No te preocupes, yo explico todo.

-: ¿Qué fue lo que sucedió allí?

-: Te lo explicaré a su tiempo, primero a hablar con Ceo.

Ambos siguen caminando un tramo más y, cuando llegan al camino principal, Makuro conduce a Kisa por un atajo.

-: Makuro… ¿por qué apareciste de ese modo? ¿qué hay con Apolo?

-: Eso… también tendrá su oportunidad de ser explicado.

-: Me dijo que su nombre es Emille…

Makuro libera un extenso suspiro.

-: Intento hacer buena letra… Pregúntale a Iang.

Y su sonrisa de compromiso pone fin a la charla.

 

Un rato después, llegan a casa de Ceo y, al abrirse la puerta, Makuro logra esquivar un golpe de Iang. Fue un poco difícil explicar el por qué de haber llegado tan tarde junto a Kisa, que parecía haber desaparecido. Pero en cuanto le dieron oportunidad, pudo explicarse; aunque solo se creyó su historia cuando la muchacha, maravillada, intrigada y confundida, hizo su aporte al relato.

Como Primera medida, Ceo abrazó a Kisa, mientras Iang pedía a Makuro que se retire, aludiendo que sus méritos no serían tales si los retenía en la calle a esas horas, ya que, por alguna razón, Makuro se negó a entrar en una primera instancia. Acto seguido, Iang practicó alguna especie de sermón con Kisa, para recordarle que aún no conocía esas tierras por completo y, por ende, debía pedir que la acompañen si iba a hacer ese tipo de aventuras, como la de alejarse por un camino que casi nadie pisa. Entre sus palabras reconoció que, después de todo, Makuro había ayudado.

-: Si Makuro no acostumbrase esos lugares, tú aún estarías perdida.

-: Apolo también estaba allí. –Se defiende la muchacha, habiendo conocido cierto lado mágico de Apolo.- Por cierto, hoy pasó algo extraño con él y con Makuro… ¡Ah! Y es cierto –se exalta- ¡me llevó a ver a un lobo negro! Aunque fue algo confuso…

Iang rasca su cabeza con cierto fastidio, cansado y tratando de esquivar las posibles dudas de Kisa. Mientras, Ceo ríe creyendo divertida la situación.

Kisa mira perpleja la escena por un momento, luego, tomando de la heladera una manzana, se dirige a su habitación. Tras sentir el ruido de la puerta de la habitación de Kisa, Ceo habla.

-: Kisa… ¿Te vas a dormir?

Como respuesta Kisa emite un sonido de asentimiento y, mientras, entra a su habitación.

-: Es algo tarde después de todo y supongo que si Iang me evitó de ese modo, tú tampoco me dirás nada.

-: ¿Nada? ¿De qué? –la evade, Kisa cierra la habitación.- Ah… tu negatividad es mala…. Y yo que pensé que querrías explicaciones sobre algunas cosas. Pero si te rendiste con eso, bueno, supongo que no es mi asunto. –Sigue hablando solo- Aunque apuesto que adoptaste otra posición con respecto a Febo desde que lo viste brillar –agrega en voz muy baja.

La puerta de la habitación de Kisa se abre, Ceo oye con atención los latidos del corazón de Kisa, todo indica que lo oyó y, de hecho, aquello extraño que mencionó haber visto debió estar, en parte, relacionado con lo que él acaba de decir. Ella pretende que sea Ceo quien hable primero, pero al sentirse descubierta, intenta tomar un atajo, para evitar tantas vueltas.

-: Con Febo te refieres a Apolo ¿verdad?

-: Ascolti quanto vuoi… vero? – sonríe- con Febo intendo Febo.

-: A decir verdad, escuché desde el principio… Entonces te refieres a Fernand Emille…

Ceo la interrumpe.

-: No, Febo é il sole.

-: Apolo…

-: No FEBO… il sole, la luce.

Iang, aún despierto, escucha entre desconfiado y divertido el juego de Ceo. Hace bastante que no lo escucha hablar su lengua natal, lo que lo hace sentirse a gusto; aunque la idea de que juegue con cualquier cosa no le da muchos ánimos, sobre todo porque Kisa aún es un extraño en esas tierras y hay demasiadas cosas que no comprendería aún.

-: El sol,… en fin. Ceo ¿sabes por qué Makuro y Apolo se han comportado así?

-: Perche Apolo vuole fare luce su…

-: ¿Apolo no es el sol? –interrumpe confundida Kisa.- Espera ¿qué tiene que ver eso con mi pregunta?

-: Che Makuro ti tiene al buio.

-: Luz u oscuridad no hace tal diferencia en el trato… ¿te alejarías porque piense, alguien, distinto?

-: No, ma questa differenza e molto marcata, anche può sembrare piccola.

Kisa observa a Ceo detenidamente, reteniendo las palabras a medida que lo sigue escuchando. Varias veces ha jugado ese tipo de juegos con él, cuando no hay sinónimos en juego, hay definiciones confusas, esta es una de ellas. Según lo que reunió “FEBO es Febo”, ¿el sol?, pero no es Apolo… sino que quiere la luz o iluminar algo… o echar luz sobre algo… ¿aclarar algo? Pero la luz es Apolo, aunque podría ser que Apolo es la gloria… ¿La gloria de qué? Por otro lado Makuro te mantiene en la oscuridad, algo que lo alejaría un poco del sol… Aún sin entender por qué esto haría la diferencia entre llevarse o no como personas, Kisa descifra otra nueva frase… “Esta diferencia es muy grande, aunque parezca pequeña”. Y frente suyo otra gran incógnita, su sonrisa.

-: No entiendo tu sonrisa ¿cuál es la causa de que no puedan acercarse?

-: Lucifero.

Ceo ríe y, antes de seguir, escucha un sonido. La voz de Iang reverbera imperante.

-: ¡Vor letta!

Él escucha atento y, abandonando su sonrisa, se dirige a la habitación en silencio; dejando a una Kisa más que pensativa, que repite para sí misma intentando develar el misterio.

-: Lucifero…


viernes, 21 de octubre de 2022

Equipaje

 

Duele, la vida duele, en tus ojos duele, en tus hombros pesa y sin embargo ocultas, entre densas cortinas, tu preciosa transparencia, tu profunda dicha y desdicha. Enredándolas en papel de celofán, tras un muro de concreto que hay que saber penetrar.

sábado, 15 de octubre de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 5 - Mal Sueño, Buen Sueño

 

Son las cinco y media de la madrugada, gracias al aventón que Aker les dio, Ceo y Kisa pudieron llegar a la casa alrededor de las cuatro. Desde esa mismísima hora han intentado descansar, pero no lo han conseguido. Ceo está en su habitación buscando algo para oír en la radio, mientras Kisa está en su cuarto, recostada, mirando el techo, recopilando reacciones e impresiones de la especial ocasión. A decir verdad, aún no sabe cual de todas las cosas festejaban, porque habían pasado muchas… pero de todos modos está contenta.

-: Así que, eso era una fiesta… -dice, para sí, con una gran sonrisa.

La puerta de la habitación se abre muy silenciosamente y entra Ceo. Viéndolo cerca, Kisa toca su brazo para guiarlo.

-: Lo siento, ¿te desperté? –se disculpa Ceo.

-: No, ¿tú tampoco puedes dormir? –Ceo niega- Ya veo… Ceo… tú y Makuro… -comenta pensativa- ¿Qué pasó con…?

Ceo libera un suspiro como respuesta.

-: Ahhh, hasta que preguntaste… -sentándose en la cama de Kisa, habla.- Bueno… ahora que te has animado, no puedo evitarte –sonríe.- Lo que pasó entre nosotros… fue Lucero.

Kisa no acaba de entender lo que Ceo quiere decir, es evidente que, siendo Lucero la causa de que Makuro haya podido quedarse en la fiesta, ella era la causa de su distanciamiento… Pero ¿por qué?

-: Sí, lo sé, pero…

-: Eso… el por qué Makuro y yo comenzamos a distanciarnos… Hace unos siete años todos eramos muy unidos…, ellos tenian unos catorce y Makuro ya era muy maduro, a diferencia de mi que, con dieciocho, no entendía nada… A Lucero le habían diagnosticado una enfermedad muy difícil de sobrellevar… él convenció a su padre de llevarla consigo y no se iba muy cerca, sino del otro lado del mundo… por supuesto que Makuro los acompañó, pero dos años después volvió solo y ante mi insistencia por saber dónde estaba Lucero, me dijo que ya no estaba… en este mundo. En fin… yo lo culpé. –admite, bajando su cabeza.- Y luego, una cosa llevó a la otra. Pero… ahora ya acabó –sonríe.

Ante la postura de Ceo, Kisa permanece atónita; ni sus ojos, ni su voz, se turbaron siquiera por un segundo. Aunque a decir verdad Ceo tenía algo de razón; Lucero está viva y Makuro había confesado todo. Aunque no exactamente todo tiene que haber acabado.

-: Entonces ¿Por qué no puedes dormir?

-: ¿Y tú? –retruca Ceo.

-: Yo… Pasó mucho… Tu pelea con Makuro, compartir con… Guez, tutearlos, sobre todo a Iang,… tener que usar vestido… -Ceo ríe- no rías, es algo especial para mí… -Ceo le pide que continúe. Kisa suspira- Ah… el embarazo de Tamir, saber que Amir era mujer… La velada con Aker…

-: Espera ahí –la interrumpe Ceo- ¿La velada con Aker? ¿Qué hicieron de especial?

-: N..Nada. Me llevó a dar una vuelta… me ayudó a decidir –sonríe- y vimos un precioso lobo blanco…

-: Mmm… Aker influencia mucho sobre ti.

-: No es cierto… es que se sintió bien poder hablar y… -se sonroja. Y luego recuerda la charla con Aker- ¿cuál es la leyenda de Lupus Ánima?

-: ¿Aker te la mencionó? –pregunta Ceo. Kisa asiente.- Pregúntale a él entonces.

Ceo se levanta sonriendo , luego de dar las “buenas noches” a Kisa y, antes de que salga de la habitación, Kisa habla.

-: Búscala… la oportunidad… para hablar con Lucero digo… La mereces…

-: ¿Eh? …. –Se detiene Ceo por un momento.

-: ¿No era ella acaso, la causa de que no puedas dormir? –pregunta Kisa, Ceo sonríe…

-…Ya no hagas preguntas… -Contesta Ceo. Y mientras sale…- por hoy…

***

-: Estás dejándola saber demasiado incluso antes de que pueda dominar lo propio… otra vez… -Aker escucha una distante voz- otra vez eres irresponsable… -una persistente voz- otra vez impaciente… -Una voz conocida- estabas mejor evitándome… evitándolo… -de pronto, un rostro terrorífico que hiela su sangre- ¡Huye!

El guardaespaldas despierta a plena mañana empapado en sudor, sin saber la causa, confundido, entre sueños y recuerdos.

-: ¡Ja! ¡Jejeje!... –ríe una exasperante voz- No es un sueño… -dice, con una gran sonrisa, un Aker que se refleja en el espejo, justo frente a la cama- no, …te dije… -agrega levantando un arma en sus manos, apuntando a su otro yo- ¡…Que huyas! –grita con toda su voz.

Tras “volver a despertar”, esta vez mira al frente y se sobresalta al encontrarse en el espejo. Luego, se percata que solo es él, que ya todo se fue; una pesadilla que lo había retenido durante algunos minutos, al parecer eternos, lo había liberado , después de retener su aliento y contener sus gritos, a las cinco y veinte de la mañana. Y ya que pronto debería comenzar a trabajar, comenzó a preparar sus herramientas, vestimentas y agenda. Suave y repentinamente, una mano se apoya en su hombro, alguien que le alcanza su arma. Aker, sin voltear, respira profundamente, preparado para continuar con el terrible sueño, un escalofrío se le mete en la espina y le cala los huesos.

-: ¿Aún estoy dormido? –Se pregunta a sí mismo y, al voltear cauteloso su rostro, se encuentra con el de Van, que le consulta qué ocurre, entre señas- ¿estás levantado ya? –Van se encoge de hombros: “Escuche tu sobresalto” indica- Lo siento. No quise despertarte.

Listos ya, habiendo desayunado, protector y protegido se encaminan a la empresa en auto, por el camino más largo y relajante, aprovechando, a pedido de Van, a buscar a Kisa; que, por supuesto, es acompañada por Ceo.

-: Hola –saluda Kisa subiendo al auto- ¿Cómo están hoy?

“Bien”, contesta Van.

El camino es silencioso y acogedor; al llegar a la empresa todos, menos Aker, bajan del auto. Con la excusa de estacionar en otro lugar, este último va a dar una vuelta para aclarar sus ideas.

 

-: Kisa, Ceo, Van –saluda Tamir llegando con Amir en la moto- ¿y Aker?

-: Fue a estacionar –responde Ceo.

A la par, Van hace una mueca.

-: Ah… ¿Lejos? –Van piensa,  luego asiente.- Supongo, …que todo estará bien. Si quieres salir ten el decoro de avisarme que usarás la moto.

Van sonríe, descubierto.

 

Cincuenta minutos pasaron, aún sin señal de Aker, pero nadie parece afectado, las cosas pasan como si esto fuese una situación normal. Iang es el único que, con una sonrisa, esconde su preocupación. Kisa se siente, también, algo extraña.

-: ¿No creen que Aker ya se tardó mucho? –pregunta a Iang y a Tamir, que están hablando en la cafetería.

-: …No, tenía cosas que ordenar, así que se tomará su tiempo ¿verdad Iang? –Iang, sumergido en un mar de pensamientos, permanece en silencio- Oye Iang –insiste Tamir- ¡Iang!

-: ¿Eh? Ah, sí –continúa, con una sonrisa.- No hay problema.

Ante la respuesta de Iang, Kisa decide volver a trabajar, ya que tampoco hay rastro de Ceo, que, posiblemente, haya sido recogido por Makuro o Lucero para seguir su charla pendiente.

Subiendo las escaleras, Kisa se cruza con una Amir algo molesta.

-: Buenos días otra vez.

-: Buenos para ti.

-: ¿Pasó algo?

-: Van no me habla –se queja Amir. Kisa comienza a reír hasta que Amir le impera silencio.- Me refiero a que no me escucha tampoco –Kisa vuelve a su risa y se detiene súbitamente.

-: Ah… lo siento, lo siento. No sé por qué no había entendido bien lo que querías decir… Tal vez esté apurado con algún trabajo, ¿no crees? –Amir se encoge de hombros y sigue el camino. Kisa continúa el suyo.

Al llegar a su oficina Kisa pudo comprobar de lo que hablaba Amir; Van estaba sentado frente a la computadora, con los auriculares puestos, aunque apagados, y, de hecho, ella ha insistido en hablarle, sin reacción alguna a cambio. Pensando que realmente era el trabajo su preocupación, se posicionó tras él para saber qué hacía, pero solo jugaba un juego. Luego de una prudente espera, la muchacha tomó la iniciativa y sacándole los auriculares, se acercó aún más a sus espaldas.

-: Suponiendo que me escuchas, -susurró Kisa- o mejor dicho, que no me ignoras… ¿Estaría mal que me intrigue saber qué es lo que Aker debe ordenar? –Preguntó con cautela, pero Van no se movió, ni siquiera para recuperar sus auriculares.- Mmm… ¿Ocurrió algo con Aker? ¿Ocurrió algo contigo? ¿Ocurrió algo con Amir? ¿por qué no hablas? ¿me estás ignorando? ¿Qué debo hacer hoy? ¿Tampoco vas a hablarme respecto a eso? ¿Qué quiso decir Tamir cuando preguntó si Aker estacionaría lejos? ¿Por…?

Repentinamente, una voz fastidiosa la interrumpe, provocando que una Kisa sumamente avergonzada voltee a verlo.

-: ¡Ya niña! Terminas exasperándome a mi. Cuando haces tantas preguntas es difícil contestar de una sola vez.

-: ¿Tú quién eres?

Es un muchacho de unos veintitrés, tal vez veinticuatro años, atlético, alto, guapo. Con cabellos de fuego algo crecidos; sobre todo un mechón completamente anaranjado que, saliendo del último tramo más bajo de la nuca, llega más alla del coxis, mientras que el resto del cabello queda a la altura de la mitad del cuello. El rostro le resulta familiar, se nota en él un carácter con un poco de mal genio o de malcriado y su voz tiene un marcado acento francés.

-: ¿Yo? ¿por qué quieres saber? Pensé que ya se te habían agotado las preguntas –responde con altanería.

-: Nunca antes te había visto y de pronto ese trato tan confiado…

-: … Ya veo… ¿Y cómo se supone que debería tratarte? –pregunta acercándose a Kisa, ella toma distancia- Vaya que eres desconfiada… heh… exasperante, desconfiada, pero… bonita… -agrega tomando su mano para acercarla a él.

Van bruscamente se levanta de su asiento, mirando de lleno al muchacho, con una mirada penetrante y seria.

El muchacho hace caso omiso, con una gran sonrisa en su rostro, rodea la cintura de Kisa con sus brazos y se acerca sin respetar el espacio personal de la muchacha. Van se acerca al tiempo que la puerta se abre, dando paso a Aker, quien, al ver la situación se propone a arremeter contra el muchacho.

-: ¿¡Qué demonios crees que haces, Apolo!?

A mitad de camino ambos se detienen, incluso Apolo se congela. Kisa acaba de marcar fuertemente su mano en la mejilla del muchacho, retrocediendo unos pasos, para recuperar su distancia.

Apolo lleva una mano a su mejilla, adolorido.

-: Eres algo rebelde ¿Eh? –vuelve a sonreír, sus ojos con algunas lágrimas asomándose.

El muchacho camina la distancia que lo separa de Kisa, dispuesto de nuevo a acercarse. Ella intenta retroceder y la escena está a punto de repetirse.

Algo distante, se escucha la voz de Guez. Apolo se detiene y mira a la puerta, borrando la divertida sonrisa de su rostro.

-: ¡Oye A! ¿dónde te has metido? ¡Apolo sal de donde estés, debo irme y me estás retrasando! –se vuelve a escuchar la voz, aún más cerca.

El aludido se dirige a la puerta y la abre, asomándose.

-: Ya, aquí estoy… ¿qué tanto necesitas decirme? Eres molesto… -responde de mala gana, saliendo, mientras frota su quijada- Ah… -se dirige a Kisa, volviendo a entrar- Seguiremos el juego después ¿sí? –señala con una mano en su mejilla, mientras sale riendo y se dirige a Guez.

-: Inténtalo –retruca Aker, amenazante. La puerta se cierra estridentemente.

 

Kisa, confundida, se deja caer sobre una silla mientras mira a Aker y a Van. Pero, en lugar de preguntar, se queda meditando por un momento en lo ocurrido. Van se acerca y se disculpa, Aker hace lo mismo.

-: ¿Estás bien?

-: ¿Y tú? –responde Kisa.

-: ¿Yo? Sí, ¿por qué?

-: Tardaste un tiempo estacionando el auto -Aker sonríe. Ella se reincorpora y se dirige a la puerta.- Como sea… Van, comenzaré a trabajar más tarde.

La muchacha sale de la habitación y de la empresa, se dirige al parque, en la plaza, llega hasta las hamacas y toma asiento. Una vez sentada, comienza a mecerse mirando su mano, la abre y la cierra una y otra vez; piensa por un momento más y se percata de que ha golpeado a Apolo con el puño cerrado.

-: Que brutalidad …Exasperante hah… no puedo permitirme perder la calma otra vez… tal vez sea mejor que confíe más en mis compañeros.

Kisa recuerda pequeñas cosas que sus palabras le trajeron a la mente: “¡Qué brutalidad!”, esas palabras provenían de los labios de un compañero de clase unos años atrás, alrededor de tres o cuatro. Y ahora que lo recuerda… fue para esa época que conoció a Ceo, la primera vez que ella se presentó con su nombre completo.

Detrás de Kisa, alguien la empuja suavemente para mecerla en la hamaca.

-: Lamento el inconveniente de recién, Van me comentó al pasar ¿Pensabas en algo en especial?

Kisa observa por el rabillo del ojo a Iang, afirmando.

-: Sí… en aquel inconveniente en mi último año en el instituto –de pronto cambia de tema- Te hice venir a por mi… ¿no querías hablar con Aker? –pregunta arrepentida. Iang sonríe.

-: Pues, parece que aquí se está mejor y también quiero hablar contigo, así que es un gran dilema. -Ella lo mira confundida, él le devuelve una mirada severa.- Le has golpeado a Apolo –Kisa asiente- ¿no estás herida? –la muchacha niega. Curioso, rompe el silencio nuevamente.- Y dime, ¿Qué es lo que te hizo recordar aquel inconveniente?

-: El hecho de que le he dado con el puño cerrado… Cuando me exaspero, no puedo contenerme.

Iang la mira atónito.

-: Le diré a Apolo que tenga cuidado con sus juegos la próxima vez –esboza las palabras pensativo.

Kisa mira sorprendida como su interlocutor toma asiento en la hamaca de su derecha, y elevando su mirada al cielo cierra sus ojos, respira muy profundo y luego, resuelto, se levanta; ella muchacha lo imita. Ambos se dirigen hacia la empresa, a mitad de camino de pronto recuerda algo…

-: Es cierto… ¿Cuál es la leyenda de Lupus Ánima?

-: ¿Quién te la menciono?

-: Aker, cuando vimos a aquel lobo blanco… dijo que se parecía al de la leyenda.

-: Si él así te lo mecionó, supongo que será mejor que él te lo cuente a su modo. –Kisa permanece mirándolo por un instante, luego sonríe y asiente- Kisa, -continúa- cuando Aker te lo haya contado, te explicaré a su tiempo lo que no hayas entendido.

Iang se apura a llegar a Lupus Ánima, seguido por Kisa, que lo persigue intrigada, por lo último que dijo.

 

De nuevo en Lupus Ánima, el ausente es Aker, solo que esta vez está presente físicamente, por más que no preste atención a situación alguna, ya que, de hecho, está dormido en un sillón, en la sala de trabajo de Van. Desde que llegó, no dijo nada más allá del inconveniente de Kisa y tampoco tuvo que evadir preguntas, ya que nadie preguntó nada por el momento.

 

Iang y Kisa entran a la sala de Van, viendo a Aker dormido Kisa se desilusiona un poco y se ilusiona un poco más.

Al ver entrar a Kisa, Van se levanta de su asiento, para salir.

-: ¿Todo está bien? –inquiere Kisa. Van asiente y se dirige a Iang con unas señas, antes de salir.

-: Está bien –contesta Iang. Van sale y Kisa mira al primero- Va con Amir… Te asistiré con tu tarea…

-: No te molestes por mí por favor.

-: Insisto, él dormirá un rato, así que, ya que estoy, velaré un poco también por su satisfacción –Kisa sonríe- Bien, vamos a lo nuestro.

Así pasó una hora de trabajo, diversión y algunas intrigas. Kisa y Iang han acompañado el ambiente con una amena charla, una como las que Ceo solía tener con él cada vez que podía. Cada algunos minutos, Iang se acercaba a Aker y susurraba algo a su oído, algo inaudible, pero al parecer relajante, pues volvía a sumirlo en un profundo descanso, muy placentero, según su rostro lo indicaba.

Más tarde, Kisa insiste a Iang que deje a Aker a su cuidado. Justo al momento en que éste abre sus ojos, Iang sonríe y, con una reverencia, se retira. Aker respira profundamente mientras se ubica espacialmente, una vez que sabe dónde está, se sienta estirándose; al ver a Kisa se da cuenta de que ella ríe.

-: ¿Qué es lo gracioso?

-: Pareces un niño, uno bien pequeño, –indica acercándose hacia él- uno inocente, –agrega con una sonrisa, secándole una lágrima que saltó por un bostezo.- Supongo que has descansado, ¿te sientes mejor?

-: Sí,… eso creo …sí.

-: Aker… yo… -duda Kisa- quisiera saber… hay dos cosas que quisiera saber. Aunque, si quieres puedes contestar solo una.

-: ¿Qué quieres saber?

-: Una de las cosas es que… hoy parecías extraño, aunque el sueño te haya cambiado un poco la cara –Aker sonríe- La otra… Cuando fuimos a la montaña… comentaste que aquel lobo blanco era como el de la leyenda de Lupus Ánima… ¿Cuál es esa leyenda?

-: Mmm… me pones en un aprieto –hace una mueca Aker- aunque… eres muy oportuna… por alguna razón, estaba soñando con aquella leyenda –Kisa lo mira confundida.- La luna cambió… esperaremos un poco más para contestar a ambas preguntas, si eres paciente –Ella asiente, algo desilusionada- Pero… puedo decirte algo más –Aker se acerca a Kisa y la hace tomar asiento, luego, acercándose aún más, le susurra algo al oído.

 

Siendo las siete de la tarde, Makuro lleva a Ceo de vuelta a Lupus ánima, han estado hablando toda la tarde acerca de un tema que habían evadido toda la vida. Cautelosamente, Makuro le da la mano a Ceo, que la estrecha fuertemente.

-: Entonces… ¿eso es todo? ¿ya acabó? –pregunta Ceo intrigado.

-: Lucero está bien, es fuerte… por eso pudo superar ese gran obstáculo. Pero Ceo… aún hay cosas… No te embeleses con su mirada…

-: ¿Otra vez con eso? –interrumpe Ceo- Si la primera vez tardé tanto en aclararte las cosas, fue por ese mismo miedo.

Makuro, soltando la mano de Ceo, se aleja un par de pasos, luego se retira. Viéndolo irse, Iang se acerca hasta Ceo. Tocando su hombro, le llama la atención, haciéndolo voltear.

-: ¿Eh? ¿Iang? –reacciona Ceo- no te aparezcas así muchacho –agrega despeinándolo.

-: Ceo… no juegues con mi cabello –refunfuña Iang, Ceo se detiene.

-: ¿Me estás gruñendo? …¿acaso ocurrió algo?

-: No me gusta darle la razón a ese tipo, pero no deberías volver a acechar a la misma presa.

-: ¿Tú también con eso?¿Qué quieres que te diga? –dice con dramático tono enamorado- ella me encandiló, ya no puedo mirar a otro cielo. –Repentinamente se detiene ante el rostro malhumorado de Iang- Es broma –lo molesta pellizcando su mejilla,… -¿Estás celoso?

Iang le quita la mano.

-: Alégrate por su salud, porque esté bien, pero… Lucero no es ninguna estrellita… y tú bien lo sabes.

-: Ya, ya, conozco tu posición con respecto a ese tema. Pero todo estará bien con que no se acerquen a Kisa ¿verdad?

Suspirando, le tira de la manga a Ceo, para que lo siga.

-: A decir verdad, -se detiene, abriendo la puerta del estudio de Van- No me preocupa que se acerquen a su persona. Sino los sentimientos que le ocasionen.

En el sillón de la sala, Kisa se durmió recargada sobre el hombro de Aker, Ceo se acerca e identifica los perfumes.

-: No te entiendo –dice saliendo al pasillo- ¿Qué tiene él que ver?

-: Viéndolos el primer día, no parecían poder formar esa especie de vínculo –explica Iang- pero como ves, Aker supo hacerla sentir reconfortada. Ese tipo de sentimientos, como tantos otros que genera su corazón, … no quisiera que se manchen por una estupidez.

-: Tarde…

-: ¿Tarde? ¿qué quieres decir?

-: Quiero decir que, después de todo, ella ya vivió una parte de su vida, y como si fuera poco, la trajimos aquí ¿no es cierto? Esos sentimientos no solo fueron manchados ya, fueron moldeados, rotos, remendados… hay algunos que parecen ser más recientes, pero si nacieron fue porque superaron los límites de los que ya existían –Iang lo mira confundido- ya sabes –continúa Ceo- después de todo una mancha es una mancha, es algo que no pertenece al medio, puede generar odio… pero si manchas al con sonrisas o amabilidad, puede nacer el amor.

-: ¿Quieres decir que la confianza que esos dos se tienen es…?

-: Una mancha de gentileza, en la antipatía que existía –sonríe Ceo- Así que… no creo que vayan a hacerle daño. Además hay demasiados ángeles que la rondan…


 

martes, 11 de octubre de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 4 - Pequeños Grandes Pasos

 

 

-: Ceo, ¿qué ocurre? ¿aún no ha llegado? –pregunta Iang desde el lugar de la fiesta a Ceo, que fue a su casa. Ceo niega- ¿y? Ceo… no hagas gestos, es una conversación telefónica –se impacienta Iang.

-: … no, no llegó, supongo que…

-: Espera un momento, tengo otra llamada… -Iang atiende- Sí, está bien, le diré, adiós –vuelve a Ceo- Era Aker, dice que está con ella, vienen hacia acá. Ven tú también.

-: ¿Apenas viajan hacia allá? Pensé que habían venido hacia aquí hace rato…

-: Tal parece que me equivoqué un poco y se dirigieron a otro lugar.

-: Está bien, iré hacia allá.

 

Kisa y Aker aún no han llegado a esa clase de reunión que Ceo preparó para ella, el camino desde la montaña es algo largo y lo están haciendo a su tiempo.

En la fiesta todos esperan, Tamir ha ido con Aly, para que conozca a Kisa, Amir y Van acaban de llegar con Iang. Entre toda la concurrencia Makuro apareció buscando hablar con Ceo, Iang lo detuvo en la puerta.

-: ¿Qué haces aquí?

-: Hay una fiesta según parece –responde Makuro esquivándolo- ¿puedo entrar?

-: Solo si respondes la pregunta.

-: Busco a Ceo.

-: Solo que Ceo no está aquí.

-: No lo sobreprotejas.

-: No lo hago. Ceo no está aquí ¿Verdad Van? –inquiere al aludido, que salió a tomar aire, Van asiente. Tras él sale Amir.

-: ¿Tú aquí? –se molesta Amir con Makuro- Kisa no está y si Ceo llega, va a golpearte, así que vete –le hace señas echándolo.

Makuro sonríe acercándose a Amir.

-: Vaya niña, si que te has puesto muy bonita pera asistir aquí –le toma la cara.- Si tuvieses unos años más –agrega acercándose a besarla. Amir lo empuja con fuerza, avergonzada.

-: Ya, ya… sifuera más grande te rompería tu preciosa cara Makuro.

-: ¿Es eso un cumplido? –pregunta Makuro confundido.- …Pero te sentaría mejor si te comportas como la señorita que eres –Advierte en un tono persuasivo-agresivo. Van camina hasta el lado de Amir, instando a Makuro  que se aleje- ¡Wow! Está bien –continúa entre sonrisas- …eso hasta yo lo entiendo… -responde ante Van, retrocediendo unos pasos.- Pero de veras –Le guiña un ojo a Amir- ese color resalta tus ojos, te sienta bien… En fin, esperaré a Ceo del otro lado de la calle… -termina, cruzando.

Iang permanece atónito frente a la insistencia del nuevo Makuro. Mientras entra, se cruza con Tamir, que busca a Amir; entonces, le señala a la puerta, donde Van y Amir están sentados. Tamir sonríe y da la vuelta para entrar, no sin antes percatarse de la presencia de Makuro.

-: ¿Y qué hace él aquí? –pregunta a Iang- pensé que ya no trabajaba en la empresa…

Iang asiente.

-: Busca a Ceo.

-: …Me pregunto… ¿tanto lo extraña? –comenta burlón. Iang voltea serio a mirarlo- ¡Aja! ¡¿Y tú estás celoso?! –continúa divirtiéndose.

-: Si sigues con eso pondre en tu estudio la caja del gato –advierte Iang. Tamir sonríe incómodo, rechazando la oferta.

 

Afuera, Guez y Ceo llegan a la vez. A punto de entrar, luego de saludar a Amir y a Van, Ceo recibe una llamada y se detiene; en cuanto corta la comunicación, da media vuelta y cruza la calle. Guez mira asombrado, luego se encoge de hombros y entra.

-: Sí, lo sé –dice Amir mirando a Van y luego mira hacia el otro lado de la calle. –Es un tonto.

Van sonríe mirando hacia abajo y niega, acercándose a Amir. “Es un buen tipo” opina y luego le hace una seña para que entren.

 

En el lugar donde Makuro espera, éste se acerca a Ceo y le ofrece una mano. Ceo lo siente cerca.

-: Kisa no está aquí…

-: Aún… -termina Makuro. Ceo se sorprende- sí, lo sé, ella me dijo lo de la fiesta –Lo confunde aún más- pero no fue con mala intención…

-: Por supuesto que no… -contesta seguro y algo molesto, Ceo- Kisa no es traidora, si hubiese sabido que yo tengo…

Makuro lo interrumpe.

-: No tienes por qué irritarte, después de todo, yo no vine por ella aquí – Ceo permanece callado- Verás, ella me rechazó –afirma Makuro con orgullo herido, aunque sonriendo.

-: ¿Qué es tan importante como para montar esta show?

-: Ella. Y no es Kisa a quien me refiero.

-: Eso quedó en el pasado.

-: Lo sé.

Makuro sonríe y retrocede unos pasos, sentándose en el umbral de una casa; observando fijamente a Ceo, quien, al sentir el silencio, decide volver, pero alguien se interpone. El cielo se oscurece más aún y comienza a llover. Ceo siente sobre sus hombros golpear las primeras gotas.

-: Aún así, no me has perdonado…

-: Perdón… ¿sabes lo que significa? –pregunta, irónicamente, Ceo- es extraño hasta que salga de tus labios… Pero es cierto, no has dicho “perdón”, sino “no me has perdonado”. –Makuro mira sorprendido a Ceo- ¿Y? ¿no me dirás tu línea?

-: Perdón… -responde Makuro, tragando todo su orgullo- discúlpame, solo quería hacer lo mejor para ella…

-: Separándola de mi –continúa Ceo cada vez peor.

La lluvia va empapándolos, pero ambos permanecen allí en una acalorada discusión.

-: También pensé que era lo mejor para ti.

-: Ella era mis ojos…

-: Y ahora entiendo el por qué de tu mirada, pero ella solo quería que siguieras haciendo música, como la que ella conoció… -contesta con recelo, Makuro.

-: ¡Era mi estrella!  -grita Ceo, alejando la mano de Makuro, que intenta agarrar su brazo- me quitaste mi estrella…

-: Lucero también era mi luz en el camino, Ceo… ¿Cómo puedo hacerte entender que arriesgué nuestra amistad, solo por algo mejor para ella?

 -: No hay que hacerlo… ahora, con permiso, allá hay alguien que esta intentando aprender a vivir –alude a la fiesta y a Kisa. Al intentar marcharse, nuevamente lo detiene tomándolo de un brazo- ¿Por qué insistes tanto? ¿quieres perdón? Te perdono y a falta de lágrimas tienes la lluvia, ahora vete a secar, que yo también me empapé. –Makuro suelta a Ceo con un gran suspiro. Ceo está dispuesto a cruzar, pero de pronto toman su mano y lo instan a retroceder- Ya basta –pide. Pero, cuando se da vuelta para enfrentar a Makuro, siente el roce de unos labios; intentando alejarse, innsiste- E… Espera Makuro… ¡Oye, no es…!

Un tierno y cálido beso sella sus labios y sus palabras, dejándolo inmóvil, sin saber que hacer. Tras liberar su mano, recibe un gran abrazo, aún sin poder hablar.

-: ¿No es divertido? –intenta terminar la frase Makuro, a unos pasos de la escena- Sabes, no iba a intentarlo siquiera, pero “alguien que está intentando aprender a vivir” –repite las palabras de Ceo- me enseñó algo hoy… y yo no podía dejarlo pasar.

-: Ma… ¿Makuro? –se percata Ceo de la ubicación de su  interlocutor- entonces… -responde el abrazo.

-: Vaya actuación ¿verdad? Incluso usó mi perfume… Pero no creo que sea lo mismo… estar abrazándola a ella –señala yéndose.

-: E…espera… -intenta detenerlo Ceo.

-: Irónico ¿no?, ahora tú me corres a mí –se detiene- ¿no será por lo que hice?... De todos modos gracias, engrandeces mi orgullo. Ah… por cierto, siento haberte dicho que estaba…, bueno, ya sabes… que ya no estaba.

Makuro reemprende el camino y se topa con Kisa, que los estaba buscando. Al encontrarse, hace una reverencia y ella la devuelve, acto seguido, ella le apoya una mano contra el hombro para que pare y le habla a Ceo también.

-: Los buscaba, me dijeron que estaban peleando aquí… pero llueve mucho. ¿qué tal si entran? Les armaré un cuadrilátero… -propone sonriendo. A Makuro- tú también eres bienvenido, después de todo, yo te invité.

-: Espera Kisa –llama su atención Ceo.

-: Hablaremos adentro –contesta Kisa y cruza la calle, del otro lado Aker la espera y entran.

-: Tal parece que te quedas –dice una voz de mujer.

-: Tal parece que me quedo, no puedo negarme.

Ceo se separa de Lucero, a tientas se acerca a Makuro y cuando lo encuentra le da un puñetazo; este último cae al piso y se sienta llevándose una mano a donde está el golpe.

-: Tal parece que te quedas –sonríe Ceo amargamente.- No vuelvas a hacer esto jamás –le advierte y le ofrece una mano que Makuro toma.

Lucero se precipita hacia su hermano, que la detiene con un gesto.

-: Está bien, él necesita que lo guíes. Estoy bien, pero creo que dolerá mañana… Dime Ceo, ¿acaso Kisa estaba tuteándome? –inquiere mientras cruzan.

-: Si, -sonríe Ceo- supongo que el paseo con Aker le hizo bien.

-: ¿El paseo? –pregunta Makuro, Ceo asiente.

 

En la fiesta, Kisa saluda; cuando llega a Guez, se detiene por un momento. Él la mira y gentilmente se acerca a agasajarla con un cumplido.

-: ¿Eres tú de veras? –sonríe- No te esperaba a ti. Debo decir que ese vestido te sienta muy bien… Me siento perdido en un sueño precioso…

Kisa se aleja unos pasos, nerviosa, hasta toparse de espaldas con Aker.

-: Lo siento –se disculpa Aker- no te vi… Llevaba esto al auto –comenta señalando la ropa que la muchacha traía puesta antes del vestido. Observandola, descubre algo en su mirada- ¿ocurre algo? –Ella mira a Guez. Al ver que Iang va acercándose a Guez y a Kisa para presentarlos, perdido en Kisa, Aker la tranquiliza- Tranquila, volveré tan pronto como pueda, lo prometo –Kisa asiente, aún con sentimientos encontrados.

-: Vaya que te sentó muy bien ese vestido.

-: Gracias por obsequiármelo, Iang.

-: No me agradezcas a mi, después de todo tuve ayuda… -reacciona Iang apenado.- Pero dime –agrega llamando la atención de Guez con un gesto- ¿Ya se conocen? ¿Guez? ¿Kisa?

-: ¿Kisa? –inquiere confundido Guez- Ya entiendo, tú eres Kisa –ella asiente, su rostro serio.- Sí, ya había tenido el gusto…

-: Él es Guez, novelista –indica Iang- es el autor de…

-: Un cielo sin colores…  Lo sé –su tono vuelve a ser distante y en este caso tajante. Sin saber qué decir, Iang hace un saludo, una sonrisa y vuelve a sus asuntos, retirándose. Guez permanece en silencio un momento. Tras un suspiro, Kisa agrega con sarcasmo, en un pensamiento en voz alta- pensar que hizo “un siglo sin sentido”… -Luego mira de reojo a Tamir quien, a pedido de Aker, permaneció atento y se acerca para saber que todo esté bien, sumándose a la charla.

-: Yo prefiero… Guerrero noble… ¿Cómo era? –pregunta Tamir.

-: “Evan sin tregua” –contesta Kisa, automáticamente sin dase cuenta, lo cual la deja impaciente.

-: ¿Los has leído todos? –se extraña Guez.

-: Como dije… de haber sabido… -contesta, cortante.

-: Pero de todos modos es un gran escritor, sus historias… cualquiera podría decir que son cien por ciento ciertas.-Comenta con saña Tamir.

Luego de unos instantes una muchacha se acerca a la mesa de aperitivos, donde Kisa, Tamir y Guez permanecen. Al llegar Tamir la toma de la cintura dulcemente y tras decirle algo al oído, ella se da vuelta y saluda.

-: Hola, apuesto a que tú eres Kisa –La aludida asiente y la muchacha la saluda con un abrazo amistoso.- Y tú… cabellos de fuego ¿Guez? –Guez hace una inclinación de cabeza- usted se ha tornado realmente famoso en este tiempo. –Guez sonríe- Felicitaciones por su reciente éxito, es un libro fuerte, pero muy bonito.

-: Y felicitaciones también a ti –se acerca Ceo a Tamir- por tú reciente éxito –agrega con una palmada en el hombro- un pajarito me contó. –comenta divertido.

Tamir se sonroja y se vuelve hacia la muchacha.

-: Ella es Allondra… -indica Tamir.

-: Aly, por favor.

-: …Aly ¿me das suerte? –Iang se suma a la conversación, tocando la barriga de Allondra y le guiña el ojo sonriendo, Tamir sonríe.

-: Me enteré ayer –comenta Tamir feliz.- Ahora tendrá dos niños a su cuidado, -dice infantilmente.

-: Yo creo que será niña –opina Aly.

-: No, será niño, -insiste él- ya convivo con dos mujeres, tres sería multitud.

-: ¿Tres mujeres? –se extraña Kisa- Pensé que Amir vivía con ustedes –Tamir asiente- ¿entonces? –el muchacho le señala un punto de la sala. Amir está colgada del cuello de Van, mientras ríe, coqueteándole- Lo siento… no entiendo lo que dices… ¿acaso no es… él? –termina apenada.

Iang sonríe y se acerca a Kisa.

-: Que no te apene, Amir es así, la ropa que usa es muy grande, su pelo muy corto…

-: Y su actitud bien grosera. –Agrega Tamir.

-: Ya, no seas tan duro –Interrumpe Aly- le sienta bastante bien su actitud.

-: Sobre todo para encubrir que está enamorada –oye de pronto Kisa la voz de Aker, en un susurro al oído,  que la hace estremecer.

-: Es decir que… ¿y por qué? –Pregunta Kisa sin terminar frase alguna.

-: Son compañeros desde chicos –indica Iang- pero a medida que cada uno fue creciendo, necesitaron de alguien más para hablar.

-: O de alguien menos ruidoso –comenta Ceo, refiriéndose a Amir.

-: ¿Y ellos? –inquiere Kisa señalando a un punto en el que están Makuro y Lucero- es que… supongo que me habré confundido, pero ¿acaso Makuro…?

Kisa corre la mirada confundida y pensativa. Ceo se acerca a Iang para saber que ocurre, este le relata los hechos con algo de desagrado. Tras terminar de escuchar, el primero le pide indicaciones para llegar hasta Makuro y Lucero, en cuanto las consigue llega hasta ellos y les dice algo. Kisa, pensando en la rivalidad de Makuro y Ceo, intenta acercarse por las dudas, pero Iang la calma. El joven retrocede, Makuro lo está empujando nuevamente hacia la mesa de donde vino, Lucero intercede y tras decirle algo a su hermano, le ofrece el brazo a Ceo, para guiarlo de regreso al grupo, de una forma más amistosa. Makuro sonríe y los sigue.

-: Hola –saluda Makuro. Todos lo miran algo serios, excepto Aly y Kisa- Adiós –agrega, a punto de retirarse. Pero Ceo lo empuja desde atrás, instándolo a quedarse.

-: Ella es Lucero –presenta Ceo a la muchacha a quienes aún no la conocían.

De cabello a la altura de los hombros, casi negro y rizado,  Lucero tiene dos hermosos y grandes ojos verdes. Su altura casi iguala a la de Ceo y, entre los rasgos más remarcados, resalta su acento  andaluz.

-: Buenas –saluda Lucero- ¿Tú eres la muchacha que domina a Mak con su sonrrisa? –pregunta, dejando a Makuro en evidencia. Ceo sonríe a medias, mientras que el resto de los hombres de la sala no lo encuentran muy divertido.

Pasado el comentario de Lucero, Makuro se anima a hablar…

-: Lucero es mi alma gemela.

-: Su hermana.

-: Melliza –corrige Lucero.

Kisa suspira, pero las preguntas que con ansias corren desde sus cuerdas vocales para ser dichas, las traga y las guarda para cuando Ceo se encuentre solo.

La noche avanza armoniosamente con un cálido vínculo entre algunos, un áspero trato entre otros. Kisa aprendió a preguntar, aunque no necesitó respuestas para saber qué era una fiesta; a pesar de los pormenores, el cálido ambiente le dio respuesta. Makuro aún está aprendiendo de su orgullo y Ceo no se ha soltado por completo. A medida que hablan unos con otros, la tensión se va disolviendo y Tamir, habiendo brindado incansablemente, insiste con poner ánimo a esa reunión, aunque, entre chistes y cornetazos, lo único que consigue es un coscorrón de parte de Van.

Entre sonrisas, la fiesta se esfuma suavemente en una adentrada madrugada, en la que todos vuelven a casa habiendo avanzado un paso más.


 

Un grito en el vacío

  Los cauces se cierran,  las luces se apagan, desaparece el público, y cae el telón. Aunque miren todos, ya no ven nada. La serena mentira ...