domingo, 16 de abril de 2023

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 13 - Historia: la tuya, la mía, la de él. La nuestra

 

Es de madrugada, los perezosos rayos de sol aún no se disponen siquiera a asomar y Aker se sienta en su cama, pensativo, bañado en sudor. La voz de sus recuerdos arrancados de entre sueños, resuena todavía en su cabeza… “Otra vez… una vez más…” … “¡Lo que debe apuntar a mi corazón no son tus palabras!”. Luego, el sonido de un disparo.

Van ha entrado a la habitación justo a tiempo para contenerlo.

 

***

 

No muy lejos de allí, Kisa también está despierta, pensando en contarle la versión de su historia a Ceo. Para su sorpresa, al llegar al living, él está despierto.

-: Soy todo oídos… -dice al sentir llegar a Kisa-.

-: Yo… estaba perdida en medio de un caos, creo que se le dice guerra. -Comienza Kisa. Ceo cierra sus ojos, dolido, y luego asiente, para que ella continúe.

 

***

 

-: Su historia comienza en una leyenda –dice pensativo Tamir, recostado junto a su esposa-. Me pregunto cuánto en común tendrán todas nuestras historias.

 

***

 

Pensativo, en casa de Ion, frente a la foto de una mujer, Iang se sirve un vaso de vino y brinda en su honor.

-: ¿Es realmente hora de conectar las piezas? –Se pregunta a si mismo. Y alza  el vaso hacia la foto.- A tu salud.

-: Las piezas están ubicadas –comenta Ion, llamándolo-. Comienzan las blancas, ¿no? –Iang asiente, Ion se acerca a su hermano.- ¿De veras estás bien estando aquí?

-: Ceo dijo que él la escucharía… confío en él…. Y… quería presentar mis respetos. –De pronto, pensativo, observa a su hermano.- ¿Qué crees que hagan ahora? Makuro y Lucero…

-: Soñar… supongo, aunque ya están dentro del juego.

 

***

 

-: ¿Sabes qué le dio origen a esa guerra? –preguntan Ceo y a la vez Aker, cada uno desde su lugar.

Mientras Van asiente desde su hogar, en el propio, Kisa contesta.

-: Creo saberlo.

 

¿Qué tán reales son las leyendas? ¿Qué tan cercanas sus historias?

Tanto así:

Alrededor de unos veinticinco años atrás, tal vez más, repitiendo el rumor de la existencia de una tierra semidivina muy lejana, salió a la luz el de “un lobo vestido de gris” o, mejor dicho su espíritu, uno muy valioso. El rumor se extendió tan lejos y tan rápido que se tornó leyenda…

Muchos, aprovechándose de la ingenuidad y la confusión de otros, decidieron batirse en un duelo, uno tan grande que devino en guerra; una guerra por el derecho de alcanzar el poder supremo de esa “Tierra de Dioses” para quien haya capturado el alma de aquel lobo y es que dicho ser encabezaba la jerarquía y protección máxima en ese reino.

 

En la tierra de los antiguos semidioses, donde predominaban los lobos, había una leyenda, o más bien una historia. Sí, un lobo blanco y negro fue el que condujo a los primeros habitantes a disfrutar de aquel paraíso, pero la bendición llegó de la mano de un lobo gris, luego de una curiosa combinación, o tal vez no tanto. Hijo de un lobo blanco y uno negro, aquellos que nunca debían encontrarse; de la unión de un ser de luz con uno oscuro, como si quisiesen regresar a la grandeza divina en un intento desesperado. En su camada nació un solo lobo, uno aparentemente normal, pero con tanta fuerza, que no necesitaba ser un dios; solo que, a diferencia de muchos en su situación, simplemente prefirió disfrutar de su tiempo en aquella tierra para poner las cosas en orden, incluso sin tener los límites de un Lucifero. Ese lobo volvería luego, una y otra vez, en alma y espíritu, para regir esa tierra, ayudándola a ser oída y expresarse.

A medida que pasó el tiempo, en el lugar de su nacimiento se creó una empresa. Todo el arte y toda la historia, entre otras ,de ese universo, pasó por sus manos… A su cabeza estaba ese lobo gris, o su inmediato designado. En su honor se la llamó: Lupus Ánima y su lema fue: “tienes una voz para usarla”.

Pero algunas veces, por diferentes motivos, las voces se convierten en gritos y los oídos se vuelven sordos.

 

Remontándonos cerca de medio siglo atrás, el conocido lobo gris regresó. Este tipo de espíritu siempre gustó de viajar e interceder en favor del mundo, debido a ello sentiría como una atrocidad aquella cruenta guerra que se desatase en su nombre, incluso cuando la tierra afectada fuere aún tan lejana, y decidiría actuar en persona para detenerla. Fue así que hace veintidós años atrás, aproximadamente, el heredero de Lupus Ánima dejó aquella “sede de sabiduría” en manos de sus dos hermanos menores, dos opuestos, para viajar.

Tras un par de años en su travesía, el lobo gris encontró, en medio de todo el caos, una esencia en el bosque. Lloraba sin miedo, gritaba sin voz, pues nadie escuchaba más que sus propios pensamientos de ambición y supervivencia. Tanto conmovió a aquel espíritu esa pureza que quiso abrazarla, pero dudó que sus garras fueran lo suficientemente sutiles; pensó en besarla, pero sintió que sus fauces eran demasiada amenaza; por último pensó en llevarla consigo, pero al no poder tocarle rindió una especie de saludo acercándose y bajando su cabeza en una reverencia. Finalmente, fue esa presencia quien le tocó; el espíritu, sintiéndose inmensamente gratificado, se vio invadido por una gran alegría, pero a la vez una extrema pena. Sentimientos encontrados se reunieron en su pecho y, por resultado, brotó desde el fondo de su corazón una lágrima increíblemente brillante que resbaló de sus ojos hasta caer sobre la pequeña esencia; al tocarla la convirtieron en un ser humano, dejando en su pecho la marca de un diamante facetado, en forma de lágrima.

Cuando el lobo gris se alejó del lugar con la criatura, todo bien podría haber acabado, pero la guerra los siguió. En su último esfuerzo batalló tanto, con tantas fuerzas, que perdió su esencia y, con ella la vida, a cambio de proteger a esa pequeña ilusión. Luego de ello, una copiosa lluvia lo cubrió todo por meses y, como por arte de magia, la guerra se disolvió, dejando tras de sí su gran huella.

 

Después de la guerra no todo cambió, pues aparecieron cazadores buscando el tesoro perdido del gran lobo. Así, cuando la niña de la marca del lobo cumplió tres años fue capturada por primera vez. Tras verse liberada, un nuevo rumor puso precio a su cabeza: “todos busquen al lirio” “busquen al enviado del Dios”; las interpretaciones fueron variadas y los cazadores se multiplicaron, las búsquedas fueron implacables y ante la dificultad de hallarle, junto a su rareza, su recompensa superó los límites.

 

***

 

Hound era joven y audaz, inocente, pero,  prefirió cazar pensando que era su única respuesta y sobre todo porque necesitaba el precio que daban por cada cabeza para sobrevivir. Así pasó por arduos entrenamientos y una feroz vida hasta tropezar con esa recompensa en particular: La del Lirio de Dios.

 

 

Una niña llamada Lisha vivió sus primeros años refugiada entre sobrevivientes y luego, escondida para sobrevivir; sin conocer el calor de un hogar ni una familia más allá de aquel que le dio su nombre antes de morir. Vendida y “rescatada” dos veces por quien estaba a su cuidado, fue capturada por tercera vez cuando este encontró la muerte, a sus 5 años. Su captor la tuvo atrapada por meses como a un animal salvaje con el propósito de poder venderla a cambió de una vida digna para él y para su camarada y única familia, hasta que un día el más joven siguió sus huellas y al hallar el horror ante sus ojos, se dispuso a liberar a su presa y seguro de vida.

Hound no supo que creer ni que hacer, solo gritó una y otra vez apuntando a la cabeza de la niña e intentó explicar, no menos calmado ,a  quien alguna vez llamó amigo, todo lo que les haría perder.

-: Nik, escucha. ¿No dices que estás cansado de esta vida? ¡Maldición es nuestra única oportunidad! ¡Deja de ser tan blando! ¡Es tiempo de ser un hombre!

Nikel se sintió herido.

-:Si tanto te despreocupas de mis sentimientos como para seguir gritando sandeces, si eres capaz de esto por salvarte… ¡Lo que debe apuntar a mi corazón no son tus palabras hermano!... Ella también tiene derecho a vivir lejos de esta realidad.-Tras decir esto, alzó un arma y disparó a la rodilla de Hound antes que este tuviera oportunidad de accionar el gatillo e interponiéndose entre él y la niña.- Si te faltan fuerzas para enfrentar las consecuencias, si temes por tus errores, seré yo quien se quede contigo, no ella.

Encolerizado, nuevamente alcanzó a contenerse y gritar simples palabras, entre ellas:

-: ¡Huye!

Cuando los compradores llegaron a cobrar cuentas fue un milagro que solo lo dejaran inconsciente… Pero al despertar de la golpiza Hound descubrió la verdadera razón de ello, sus perseguidores yacían inmóviles y sin aliento,  a su lado. Y de inmediato supo lo que había pasado.

-: El maldito volvió para despedirse…

Años después había logrado destruir hasta el último de los cazadores, incluyéndose.

 

Ceo ya había recorrido esas tierras tiempo atrás buscando a su hermano Febo, junto a su gemelo. Pero de cinco años atrás a aquel momento la diferencia se había tornado inmensa. Zao, su gemelo, descansaba en su corazón, causando gran dolor en él; Apolo era ya parte de un pacto de equilibrio a cambio de Van; la tierra estaba cambiando y él estaba ahora tras el rastro de sus queridos Lucero y Makuro. Fue por ese tiempo en que Iang viajó por negocios y para buscar a su amigo; encontrándolo poco antes de que Tamir y Amir apaciguaran las aguas con sus dulces melodías. Así mismo sucedió que, antes siquiera de conocerlos, Kisa pudo escuchar su música desde muy lejos. En ese entonces, también, ella fue sorprendida por Ceo, un muchacho muy curioso que, después de haber fallado en encontrar a sus amigos, siguió a una corriente de vida muy similar a la difunta hermana de Iang hasta tropezar con Kisa frente a sus ojos.

-: Hola, soy Ceo –dijo a Kisa, sentándose a su lado-.¿Cómo te llamas? –Kisa lo observó detenidamente,  pero no contestó.- Lo siento, creo que me perdí, hay muchas corrientes por aquí y solo te veo a ti, así que me acerqué a lo seguro… Es que no ando prestando atención últimamente, mi hermano, Zao, solía estar todo el tiempo conmigo –siguió- pero ahora ya no está… Por ley no puedo estar mucho con Febo, mi medio hermanito, y Makuro y Lucero, mis dos mejores amigos, se fueron hace un tiempo… estaba aquí con Iang pero le perdí la pista…

-: Usted habla demasiado –dijo seriamente Kisa en cuanto tuvo la oportunidad.

Ceo echó a reír y el sonido atrajo hasta él a Iang.

-: Disculpe, señorita. ¿Está él incomodándola?

La respuesta se demoró nuevamente, solo que esta vez ella lo miró como si intentase reconocerlo. Un sinfín de incógnitas afloraron en sus pensamientos pero en su lugar Kisa bajó su cabeza, mordió sus labios y negó sutilmente.

 

Al volver con los hermanos Amir a casa, Ceo contó su experiencia a Iang, que también había sentido algo extraño en su corazón al ver a la muchachita. Tan pronto lo oyó y comprobó sus sospechas se dispuso a averiguar todo sobre ella… Solo pudo saber con certeza que era alguien a quien su hermana intentó proteger al punto de dar su vida a cambio. Y le pareció suficiente para decidir dar una nueva oportunidad a la niña sobre cuyo pecho su hermana hubo derramado su última lágrima.

Desde entonces, Iang ayudó a Kisa en cuanto pudo, solo que desde la lejanía, dada la decisión de la muchacha de permanecer en esas tierras.

 

***

 

La casta de Amir, según su significado la de los príncipes, había vivido en la tierra de Lupus Ánima desde hace un largo tiempo, fue aceptada por su honor, lealtad y sabiduría y alrededor de tres años atrás el último primogénito recibió la bendición para la consagración de su matrimonio con la protegida de los lobos, curiosamente, ella era un ave, Allondra.

 

Dos años después, a pedido de Iang, Ceo viajó a buscar a Kisa para conocerla un poco más, reír con ella y protegerla en el viaje de regreso, pero en contra de lo que esperaban, se encontró con una muchacha que ocultaba su miedo, su rencor y el resto de sus sentimientos tras una fachada de gratitud y respeto hacia los demás, con un muro de hielo que rodeaba su corazón y tijeras de acero que cortaban cualquier lazo que pudiera intentar alcanzarla.

Aunque tras seis meses pudo incorporarse a su mundo, Ceo no logró formar ningún lazo en especial con Kisa. Fueron guardianes el uno del otro por su naturaleza, y eso fue todo. Finalmente Kisa accedió regresar junto a él hacia la tierra de Lupus Ánima, donde nuevas aventuras la aguardaban.

Justo antes de partir Ceo se hizo una promesa que no podría mantener, se propuso callar absolutamente todo lo que sabía acerca del origen de la muchacha y abstenerse de preguntar hasta que Kisa esté lista para oír la verdad y hablar sobre ella. Con ello nació en él la duda y el miedo a perderlo todo, sabiendo que el rechazo es mucho más fuerte cuando no comprendes o no pretendes hacerlo.

lunes, 3 de abril de 2023

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 12 - Una jugada arriesgada

 


Con otro día llega una nueva jornada en Lupus Ánima y sus integrantes se sumergen en nuevas actividades. Iang, por su lado, aún no ha llegado, ha salido con Ceo a dar un paseo para serenarlo, la conversación con Kisa ha logrado alterarlo y no ha sido capaz de dormir en toda la noche.

-: ¿Estás seguro que estás bien? –inquiere Iang preocupado-. No has dormido.

-: No es que me afecte… Solo lo hago por ti.

-: Lamento no haber podido llegar antes.

-: Es tu trabajo.

Iang suspira esbozando una media sonrisa.

-: ¿Sigues enfadado con Kisa?, ¿o es conmigo?

-: No es enfado, es preocupación.

El tono de Ceo se mantiene sereno y cansado. Aunque, sus ojos parecen no decir lo mismo.

-: ¿Bromeas? Tienes los ojos de Ares… No le hará bien a tu esencia…

Sosteniendo su cabeza, el guardián exhala una queja.

-: ¡Agh, es tan testaruda!

Y esta vez es Iang quien habla más calmado.

-: Solo necesita tiempo.

-: ¿Cuánto más?

-: El necesario.

 

Mientras, Apolo decidió hacer una nueva incursión en la empresa en busca de su hermano, pero una serie de eventos alterará sus planes.

-: Hola –saluda a Amir, acariciándola dulcemente-. ¿Cómo estás hoy, niña divina?

Amir da un respingo, empujando a Apolo de inmediato. Al verlos, Tamir intercede.

-: Ya, ya, toma un poco de distancia, sabes que se lo toma muy a pecho. –Apolo se retira un paso.- Así está mejor. ¿Cómo estás hoy?

-: Perfectamente. Oye, tú como que deberías estar en casa, ¿no?

El aludido niega.

-: Aly dijo que todo está bien. Ah… Por cierto, me dijo que les de estos a ti y a Van. –Recuerda, sacando del bolsillo de su campera un pañuelo.

Apolo observa y frunce el ceño, Tamir abre entonces el pañuelo, dejando al descubierto dos finos diamantes en forma de lágrimas.

Por un momento, todos permanecen mirando las delicadas piezas relucientes. Luego, Apolo toma la mano de Amir y la lleva al pañuelo, cerrándolo.

-: Bien… tráelos –indica dirigiéndose donde Van.

Al llegar, encuentran también allí a Kisa. Aker no parece estar cerca; ha salido tan solo un momento antes de la llegada de Apolo a la empresa.

Amir y Tamir van retirándose luego de dejar sobre una mesa de centro el pañuelo. Kisa ha quedado en medio y, antes de que Amir la lleve consigo, Apolo la interrumpe.

-: Diez minutos –dice poniendo una mano sobre el hombro de Amir-. Dile eso a tu novio.

Kisa y Apolo quedan a solas, él apaga y desconecta todos los aparatos eléctricos y le ofrece amablemente asiento.

-: ¿Diez minutos para qué? –inquiere ella antes de sentarse.

-: Para enseñarte una lección, pequeña incrédula.

-: ¿A qué viene eso?

-: A que hay un momento para cada cosa y ahora me toca enseñarte una de tantas. –Kisa lo mira confundida.- Mmm… confusión, me encanta esa expresión –observa con agrado-. Ahora dime… ¿Qué te confunde? ¿te interesa lo que hay en el pañuelo de seda? –Él sonríe mientras ella asiente.- Son diamantes… Vamos, pregunta sin miedo, te quedan siete minutos –agrega, mirando su reloj-.

-: ¿Por qué negro? –Alude Kisa al pañuelo.

-: Para equilibrar. ¿Y…?

-: ¿Por qué me cuentas de los diamantes y sin embargo pretendías quedarte con Van como si fuese un secreto?

-: Porque el secreto es lo que vamos a hacer con Van y con esos diamantes.

Viéndolo tan entretenido en su juego, Kisa decide seguirle la corriente.

-: Nos los vamos a comer –contesta con una sonrisa inmensa, abriendo sus ojos de par en par-.

-: Vamos, de veras.

-: Los vamos a comer.

La reafirmación de Apolo la desconcierta, se siente burlada; sin embargo, él nunca habló más en serio. Dispuesta a marcharse se pone en pie.

-: Te regalo cinco de los diez minutos.

-: ¿Quisieras verlo?

Kisa da la vuelta y se cruza de brazos, esperando que Apolo termine la broma riéndose de ella. Pero, en lugar de ello, él la lleva nuevamente al lugar donde estaba sentada y luego se dirige a abrir la puerta. Tras hacer una seña para Van, este entra y él cierra otra vez la puerta.

-: Siéntate, por favor –indica Apolo a Kisa-. Esto sí tomará su tiempo.

En cuanto las palabras abandonaron los labios del muchacho, Kisa se sentó sin saber como reaccionar.

Apolo y Van se pararon uno frente al otro sin mirarse, luego, se dirigieron a la mesa completamente coordinados. Como si fuesen un espejo el uno del otro, llevaron sus manos al pañuelo tomándolo al mismo tiempo, lo abrieron mientras recitaban una oración en sus respectivos idiomas, en una especie de trance, y tras poner en sus bocas un diamante cada uno, la habitación quedó en tinieblas. Sus gargantas temblaron cediéndoles el paso a las joyas y deteniéndose un instante nuevamente frente a frente, sus miradas escudriñaron la profundidad de sus almas. Entonces, ambos comenzaron lentamente a cambiar.

Primero sus ojos se iluminaron, luego sus estómagos, y a continuación, una hilera de diversos focos cubrió todo el tronco del cuerpo de los jóvenes, hasta elevarse unos centímetros por sobre sus cabezas; hacia donde, inmediata y mecánicamente, ascendieron sus miradas. Dos serpientes, una de cada vientre, se entrelazaron creando un cegador estallido dorado, que luego se convirtió en una luz cegadora. Kisa ya no pudo ver ni oír nada más, sabía que ellos habían cambiado pero no logró distinguir sus apariencias. Solo, tras un denso velo, notó que dos siluetas parecían mover sus labios, inaudibles. En cuanto, conducida por la intriga, intentó acercarse, sintió una venda delante de sus ojos y nuevamente algo la cegó, llevándose también el resto de sus sentidos.

Ceo atrapó a Kisa a mitad de su caída, sus manos habían servido para causarle un desmayo. Dispuesto a encontrar a los responsables de la ceremonia en curso, pidió a Makuro que entre. Al instante todo se quedó en sombras y los únicos cuerpos dotados de brillo, fueron ubicados.

Aker y Guez entraron mientras Ceo depositaba a Kisa en brazos de Iang. Los involucrados permanecieron en la habitación hasta que Van y Apolo finalizaron.

En cuanto todo terminó los diamantes aparecieron en las frentes de sus portadores, haciéndose polvo al instante; e inmediatamente, los dos muchachos se desvanecieron. A continuación, sus respectivos guardianes los atraparon llevándolos a diferentes habitaciones para que descansen.

 

***

 

Kisa despertó al cuidado de Iang; Tamir y Amir estaban también allí, observando su reacción. Todo había parecido un sueño, creyó haberse desmayado a mitad de la actuación. Las cosas que vio eran tan irracionales para su modo de pensar, que le resultó incongruente tomarlas como parte de una realidad.

-: ¿Cómo estás? –pegunta Iang-.

-: Relajada –contesta, ante su sorpresa, Kisa-.

Pese a su enfado, pronto Iang sonríe; aquello es resultado del toque e Ceo.

Tamir y Amir se arriman a Kisa.

-: ¿Recuerdas algo en particular? ¿Tienes algo que contar? –preguntan ambos hermanos al unísono.

Kisa los mira estupefacta sin saber de que hablan.

-: Está en shock –observa Tamir mirando a Amir-.

-: En shock sin duda –asiente Amir mirando a Tamir-.

A punto de volver a hablar, Iang les impera silencio con tan solo un gesto y se retira. De salida, se encuentra con Lucero y, sin mediar palabra, la arrastra consigo al pasillo, tomándola del brazo.

-: Oye tío, suéltame. –Se queja Lucero.- ¿Qué hay con esa forma tan antipática?

Con tono de pocos amigos, Iang se dispone a interrogarla.

-: ¿Qué haces aquí?

-: Orí –Saluda Lucero.

Tras un gesto, molesto, responde el saludo.

-: Hola, ¿qué haces aquí y jugando a la gitana? –Alude al saludo y a las ropas que viste Lucero.

-: Pues, juego a la gitana. ¿Quieres que te lea tu suerte?

Lucero toma la mano de Iang, quien la quita bruscamente y vuelve a insistir desconfiado.

-: Tú nunca vienes por acá.

-: Sentí un perfume conocido… -Iang permanece en silencio, esperando que continúe. Ella sonríe con astucia.- Juguemos un poco, un ciclo de tres como siempre… debe ser justo para alguien como tú, al que nada se le escapa.

Iang le señala una dirección a Lucero, para que lo acompañe a otra sala.

 

-: Bien, empecemos. –Pide tomando asiento.

Lucero asiente.

-: Contesta seguro, preciso y concreto. Es un juego de señales, la guía de los animales, el instinto no se precia, voy a usarlo a mi modo. Tú puedes usar la razón si no confías del todo… ¿Qué me puedes decir del Blödhren?

“Con que eso era” piensa Iang. Como de costumbre, Lucero utiliza sus juegos para recabar datos; de hecho rara vez da una oportunidad de la que no se beneficie. Ella fue prohibida de esa ceremonia llamada Blödhren por haber roto una regla de oro al arrastrar a su hermano al lado oscuro, pero pretende servirse de los conocimientos de Iang para saber más de ella; aún cuando, técnicamente, no puede llevarla a cabo.

Iang respira profundamente, librando su mente de pensamientos.

-: Comenzando por que: no tendrás posibilidad de llevarla a cabo, ni siquiera torciendo sus leyes. El Blödhren es la ceremonia del “juramento de sangre” que usan los oscuros para asentar su destino y su fuerza.

Cuando un niño nace, toma desde un minuto hasta quince años en adquirir su esencia definitiva, su gemelo será su opuesto, sin excepción. Pero, ya que puede surgir un índice de neutralidad, se espera hasta los dieciséis años para no cometer errores.

Aunque, supongo que lo que más te interesa es que Van ha rechazado participar en dicha ceremonia. –Lucero está a punto de hablar, pero Iang continúa.- Existe lo que se llama posibilidad de rechazo, Van la usó. Pero eso no te dará una oportunidad, tal ley no contempla el perdón a los castigos capitales y de todos modos tú misma desequilibraste hace años la balanza; así es que no hay vacante.

Ya sea desde una simple abstención de hecho, hasta una palabra, puede usarse para la mencionada ocasión.

 

Lucero luce algo incómoda, Iang conoce sus intenciones.

-: Pero tarde o temprano, oscuros serán oscuros y luminosos, luminosos, sin importar si esas cadenas son atadas… ¿o no?

-: No, si bien hay hasta 3 oportunidades de reivindicación, el rechazo definitivo de esas ataduras dan un horizonte más amplio, desde permanecer neutro…, hasta invertir la condición…, como Makuro lo hizo. –Observa Iang, intentando perturbar a Lucero.- Solo que, en el último caso, pueden arriesgarse a sufrir en eterna agonía por la aversión entre opuestos.

En fin, terminemos con esto rápido. –Se apresura Iang, con cierta antipatía.- ¿Qué te trae por aquí?

-: El perfume de… -Iang la mira severamente. Lucero inspira profundo y se corrige.- Febo… Es que, hace un momento sentí que lo que iluminaba nuestros sueños por las noches no era un ángel. ¿Por qué será?

Iang sonríe perdido en sus pensamientos.

-: No sabía que soñaban –arremete con ironía. De pronto se espabila y continúa sin dar tiempo a responder a Lucero- ¿Qué tiene que ver con eso…?

-: Está en medio de dos puntos, -Iang espera que continúe, pero ella contesta de forma inesperada.- Solo sé lo que percibo, lo que siento. Averigua lo que estaban haciendo cuando Makuro corrió hasta acá y reunirás las piezas del rompecabezas.

-: Sabes algo más. –Insiste Iang.

-: Sí, que no debería de estar aquí. Por algo se me prohíbe acercarme a esos dos… supongo que Makuro se enfadará…

-: Trata de rebuscar menos y todo saldrá bien… Vamos. –Continúa, levantándose, para acompañarla hasta la salida.

 

Volviendo a entrar a la empresa, Iang tropieza con Ceo y Makuro, que esperan fuera de las oficinas donde Van, Aker, Apolo y Guez, están.

-: ¿Cómo sigue eso?

-: Lo superaron rápido -contesta Makuro-. Pero, Aker y Guez llevan horas tratando de sacarles de mentira a verdad.

-: Y ya hace unos quince minutos que cambiaron roles –comenta Ceo-. Apolo y Aker, Van y Guez, no sé cómo termine… Aker no parecía muy contento tampoco con el cambio…

-: ¿Cómo es que siquiera empezó?

-: Según escuché –dice Makuro-. Tamir sabe su origen, pero aún no entieno de quien fue la brillante idea de tener espectadores.

Iang mira hacia donde están siendo interrogados Apolo y Van, luego, se encoge de hombros, da la vuelta y se dirige donde Tamir. De pronto se detiene, ante la pregunta de Ceo.

-: ¿Qué hay con Kisa?

-: Está bien, pero al parecer no recuerda mucho. O, al menos, no cree en lo que vio; no ha hecho comentario alguno… Pero me preocupa que alguien haya estado influenciando en su modo de pensar. –Agrega, mirando a Ceo.- Forzarla podría conducir al desastre.

-: Ya. –Se defiende Ceo- No me mires así, pedí tu consentimiento y… Yo solo aporte un poquitito. –Señala con gesto minúsculo.- Recuerda que el incrédulo cree cuando lo increíble se posa en sus ojos.

-: O lo asume como un sueño, a menos que se le hayan dado pruebas de estar despierto. –Opina Iang.

-: Bueno… Yo también soy algo culpable… -Defiende Makuro a Ceo.- …Después de todo, aquella vez que se perdió… cuando se encontró por segunda vez con Febo… -Iang lo mira desafiante.- Bueno… ya sabes que aquí estoy como algo bloqueado… y… yo no sabía que estaba allí al principio o que no debía mostrarle… tú sabes…

-: Esa noche también fue Apolo quien susurró al oído de Van y por eso él utilizó mi voz para impedir que Ceo hable de más ¿verdad? –Deduce Iang, molesto.- Aunque no me explico el por qué del cambio…

-: No, eso es imposible -lo corrige Makuro, incómodo- …por eso… yo llevé el mensaje. –Deja escapar entre susurros.

Iang, en una fuerte y rápida exhalación, se sacude la bronca con un puñetazo dirigido a Makuro y se retira. No sin antes terminar la conversación.

-: La próxima vez cuéntame los detalles antes de que me encabrone con alguien…

 

***

 

Dentro de la habitación donde se encuentran Apolo y Aker, este último permanece sentado, pensativo, tamborileando con una lapicera sobre una de sus piernas. Reclinado hacia adelante, con la cabeza apoyada sobre su mano libre, continúa así hasta que, de pronto, uno de los impactos hace rebotar la lapicera que, escapando de sus manos, cae al piso.

-: Fuiste tú –dice incriminándolo, Aker, al instante-.

-: Eso no servirá conmigo. –Sonríe Apolo, interrumpiéndolo en tono inocente.- Apuesto a que Guez utilizará el mismo truco.

-: No. –Niega Aker.- Van me lo dijo, realmente lo hizo. -Prosigue recogiendo el bolígrafo del suelo.- Incluso antes de tu llegada,… sintió que hoy era uno de esos días. La pregunta es ¿por qué callar?

-: No lo creo, no es la pregunta correcta… después de todo Kisa es Kisa y Van es Van… -comenta desinteresadamente-. Bueno, -se levanta, dirigiéndose a la puerta- tengo hambre… me voy.

Apolo sale al pasillo seguido por Aker, que intenta detenerlo, al mismo instante que, de la sala contigua, Guez sale expulsado por la puerta; su trayectoria sigue hasta chocar contra la pared. Mientras el último se reincorpora animado, Aker, alarmado, va en busca de Van.

-: ¡Dos de tres! –exclama Guez.

Van sale de la sala en dirección a Guez, con rostro sombrío. Al llegar a él, le palmea la espalda y sigue su camino. Aker corre tras él. Ya fuera de la empresa, logra alcanzarlo y subirse de un salto a la motocicleta de Tamir, en la que el joven está arrancando.

 

 

-: ¿Qué tanto hacían allí dentro? –pregunta Apolo a Guez-.

-: No entiendo mucho a ese muchacho, por eso me lleva ventaja cuando quiere callar. Así que comenzamos jugando unas pulseadas y luego ver quien tumbaba a quien… -comenta mientras abre y cierra las manos, como para relajarlas. Su gesto es el de un niño divertido.- Creo que ganó… -agrega sonriendo-.

 

 

-: ¿Por qué sigues huyendo como si te fuera a herir decir las cosas? –inquiere Aker. Como única respuesta, Van acelera.

 

-: ¿Pasa algo? –inquiere Tamir al terminar de oír el relato del “sueño” de Kisa-. Te ves pálida.

En ese preciso instante Iang regresa. Mientras está entrando, logra ver en Kisa la duda.

-: ¿Hay algo más que quieras contar?

-: Sí, hay algo –contesta la muchacha llevando una mano a su pecho-. Pero me preocupa algo…

-: ¿Qué?

 

 

De nuevo donde Guez y Apolo están, junto a Makuro y Ceo, Guez es quien pregunta esta vez.

-: ¿Por qué lo hiciste? –Apolo lo mira simulando ignorancia.- Sé lo que hiciste, no sé por qué.

-: Fue por algo especial –contesta Apolo-.

-: Tuvo que serlo mucho. –Lo reprende Makuro, Apolo lo mira con rostro serio.

Preocupado, Ceo aporta su punto de vista.

-: Cuando entré estaba perdida y temerosa, como la primera vez que con Iang la vimos.

-: ¿Qué es lo que pensaban que haría? –pregunta Makuro-.

 

 

Aker , sujetado fuertemente a la motocicleta, continúa preguntando, insistiendo, mientras Van sigue aumentando la velocidad. Ya han recorrido un buen tramo.

-: Baja un poco la velocidad, Van ¡detente! –Se precipita Aker.

“No es eso”. Un agudo dolor lo domina, la voz de Van entró en su cabeza. “Hay algo más”. A punto de soltarse, reacciona y se aferra al muchacho.

-: ¿Por qué? ¿Por qué ahora? –El dolor es demasiado intenso, un grito provoca que Van desvíe el curso.- ¡Maldición! –Pero pronto alcanza a estabilizarlo.- ¿Por qué sacrificas tanto para que se acerque a esa verdad, sabiendo que podría ser en vano?

“Aún no”, “aún no” repite Van una y otra vez en su cabeza.

-: ¿Qué pensabas que iba ella a hacer?

El joven frena de improvisto y gira mirándolo. La adrenalina de Aker se vierte en los ojos de su protegido y vuelve como una ola dispuesta a arrastrarlo. Ambos respiran de forma agitada.

 

A la vez, cada uno en su correspondiente lugar, Van, Apolo y Kisa, responden con una sencilla palabra.

-: Creer.

Un grito en el vacío

  Los cauces se cierran,  las luces se apagan, desaparece el público, y cae el telón. Aunque miren todos, ya no ven nada. La serena mentira ...