lunes, 4 de julio de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 2- Nuevas Enseñanzas

 


 

Un día paso, ya es de mañana y en casa de Ceo, éste entra a la habitación de Kisa.

-: ¿Va a levantarse señorita? –tras una pausa, insiste- … Kisa… -y luego se acerca para susurrarle al oído- son las diez de la mañana.

Al escuchar esto último Kisa despierta y entre apurada y sobresaltada por ver a Ceo tan cerca, se levanta repentinamente, dándole un cabezazo. Ceo automáticamente retrocede dos pasos y sostiene su cabeza.

-: ¡Ay ay ay ay ay! eso dolió.

-: Lo siento mucho, no lo vi… -se disculpa Kisa.

-: Lo mismo digo. Ay… eres cabeza dura Kisa…

-: Lo siento –se preocupa- ¿Lo golpee muy fuerte?

-: No, pero te pedí que me tutees –sonríe Ceo.

Kisa lo mira seriamente.

-: Ah… era eso, aún no puedo acostumbrarme, lo siento mucho, pero creo que no debería asustarme así solo por eso.

-: Kisa, que mala eres. Solo quiero que me tutees… vamos, dilo… Ceo ¿cómo estás? O ¿estás bien? Deja eso de señor que me haces sentir viejo.

-: Ceo… -sonríe Kisa- llegaremos tarde si damos más vueltas –Ceo la mira serio, sintiéndose burlado. Kisa continúa- ¿Cómo está tu cabeza?

Ceo sonríe.

-: Ahora bien –tantea buscando su mano.- Vamos.

 

Al llegar a la empresa, Ceo y Kisa se topan con Iang, que vuelve de un trámite y los ve bajando de un taxi.

-: Ceo… ¿has tenido que venir así?

-: Verás, cuando decidí que volvería por un tiempo, pensé en sacar un auto aquí… pero… ando un poco mal con los cálculos. Ella no sabe conducir.

-: De haberme avisado que hoy venías, podría haber mandado un auto a buscarte.

Los tres entran, Iang observa a Kisa por un momento y luego a Ceo.

-: Kisa… ¿quieres terminar de recorrer la empresa? –Kisa asiente- ¿Te animas a ir sola? Quiero hablar con Ceo. –ella queda inmóvil por un momento- No sé si hay alguien en el primero, pero sé que en el segundo piso es posible que esten cualquiera de esos tres que conociste ya –sonríe- Que, por cierto, hablaron bastante bien de ti –ahora es Kisa quien sonríe. Pero por un momento mira a Ceo- Está bien, Ceo estará conmigo hasta que regreses.

-: Bien. Entonces, con permiso.

Iang conduce a Ceo a su oficina, allí llama su atención en tono de reproche.

-: No avisaste que venías.

-: Lo sé, ayer le dije a Kisa de venir de nuevo temprano, pero nos retrasamos y olvidé llamar. Lo siento, ¿tienes mucho trabajo?

-: No, pero eres algo impulsivo… dime, ¿qué fue lo que te hizo saltar de la cama?

-: Dijiste que en unos días llamarías a Kisa a la empresa… ¿Qué pretendes? –inquiere Ceo desconfiado.

-: Sabes… es muy respetuosa, íntegra… graciosa incluso y sonríe a todos… -Ceo aún espera la respuesta- No sabe nada de la industria o de su historia… ¿verdad?

-: Eso es cierto… y parece estar bien así… ella…

-: Es que … quiero que aprenda en principio sobre tecnología, eso será una gran herramienta para saber sobre ella; quiero que aprenda a grabarse sin miedo a quedar atrapada, que pueda manejarlo… quiero que aprenda el alcance de su voz y lo que vale su existencia… y que trabaje aquí… tiene mucho potencial. Van puede enseñarle…

Ceo queda inmóvil, sin respuesta alguna y miles de preguntas sin esbozar… Tras escuchar el silencio se levanta y se dirige a la puerta por la que entró. Iang le disparó una bala que impactó en su corazón… pero no es culpable, porque no sabe lo que hizo.

-: Ceo, espera, -lo intenta detener Iang, sonriendo- te puedes caer Ceo, no juegues –llama, ya serio- Oye, espera, ¿dije algo que te molestó? –el aludido llega a la puerta y la abre- ¿Es porque…? –Iang piensa un momento- ¿Estás celoso Ceo? Tendrás tiempo suficiente para compartir con ella…

Ceo se vuelve bruscamente, cerrando de un portazo en el proceso.

-: ¡Tuve seis meses para compartir con ella! y es por eso que no comprenderías.

-: Es una muchacha lista, pero aprender, sobre todo esas cosas, la hará fuerte.

-: No, -arremete Ceo determinante- la hará volverse loca…

Iang lo mira estupefacto,  luego, en un tono que señala lo extremista de la idea, habla.

 -: ¿Qué? Por favor, ¿estás escuchándote? ¿De que forma piensas que permitiría eso? Esta es la oportunidad de…

-: De abrir miles de puertas, las mismas que siempre se mantuvieron cerradas para ella –Lo interrumpe Ceo- Pero abrirá tantas puertas… que no sabrá qué hacer y terminará eligiendo un atajo que “encierre a todas las demás”, para llegar más y más lejos… o para terminar con todo de una sola vez…

Iang suspira largamente.

-: Entiendo que tu postura es adversa, pero sé que ella podrá…

Ceo retoma su camino, dándose por vencido, sujeta el picaporte y abre nuevamente la puerta.

-: Enséñala… pero… Quisiera que de ahora en más tengas esto presente y puedas contestarlo en el momento oportuno… Hay miles de puertas, no puedes encerrar a todas en tus manos; una te llevará a la otra, más y más lejos. Pero… cuando llegues a la última ¿sabrás, al regresar, con que fin abriste la primera?

-: Ceo… -deja escaparse Iang. Ceo se retira.

 

***

 

Mientras, Kisa recorría la empresa, extrañándose o maravillándose con las cosas raras que veía. En la sala de audio, en el segundo piso, encontró a Tamir tocando una eterna melodía en  la guitarra. Al verla entrar él se detuvo.

-: Continúe por favor –pidió Kisa- Lo siento, ¿molesto?

-: No…No por favor… ¿Cómo podrías molestar?... –Tamir intenta retomar la melodía sin conseguirlo.- Siéntate por favor.

-: ¿Eh? ¡Sí!

Tamir sonríe. Intenta entablar una conversación distendida.

-: Esta bien… puedes relajarte soldadito… ¿Te gusta la música?

-: Usted hace muy linda música.

Tamir juega con los acordes y sonríe nervioso, con la mirada perdida en su guitarra; luego, mirando a Kisa, consigue sacar unos acordes de la melodía.

-: Cuanto… -se detiene antes de terminar siquiera la primera palabra y la mira en silencio- tengo dieciocho años, ¿Soy mayor o menor que tú?

-: Algo menor… usted está cerca de mi edad…

Tamir deja resuelto la guitarra y se acerca a Kisa.

-: ¿Cómo haces para hablar así? ¿No te incomoda? –inquiere poniéndose en cuclillas.

-: No. ¿Le incomoda a usted?

-: Algo… -Tamir sonríe nervioso.- No es cierto, a decir verdad me pone los nervios de punta. Pero no me prestes atención…

Kisa sonríe, se pone de pie y se dirige a la puerta, haciendo una reverencia.

-: Buenos días, disculpe por las molestias.

Tamir, sin moverse de su lugar, alcanza a hablar.

-: ¿Te vas? ¿No preguntarás ni dirás nada?... ¿Solo te irás?... –Y al ver que Kisa se está yendo, se levanta y continúa- Puedes quedarte si quieres, tocaré un poco más.

-: Está bien… -declina la oferta- Aún me queda gran parte del edificio por ver… pero, le oiré desde donde esté.

Kisa se retira ante el atónito Tamir, que solo alcanza a dejarse caer en el sofá en que ella estuvo sentada.

Continuando con el recorrido, Kisa llega al último piso. Al instante, ve una ventana que da a la calle y se acerca unos pasos; luego de un momento de duda, termina de llegar junto a esta y se apoya en el marco. Asomándose un poco, mira el horizonte lleno de edificios y suspira, está poco acostumbrada a ese tipo de cosas,… pero se queda por un momento recargada allí, descansando.

 

Aker Mikal, hombre por demás divertido y bastante irresponsable para el trabajo que cumple, mas fiel y compañero como pocos; camina por los pasillos del último piso, ajustando la mira de su arma. Es un hombre de cabellos largos de un castaño algo rubio, que lleva atados bajo una gorra; con ojos predominantemente color miel, aunque algo pardos; una importante altura; rasgos algo irónicamente puros y bastante persas. Se dirige a una ventana sin prestar atención más que al arma que porta, hasta que se topa con una persona; entonces, sin bajar la mira, que está casi perfecta, habla.

-: Ayer no pude conocerte muchacha. Soy Aker, guardaespaldas.

Kisa, al escuchar el sonido metálico del arma, se vuelve bruscamente, él continúa ocupado, sin darse cuenta que casi está apuntando a la muchacha.

-: Un placer encontrarnos.

Kisa hace una inclinación de cabeza, Aker levanta la vista y se percata inmediatamente de su postura. Tras bajar el arma rápidamente, extiende una mano, ofreciéndola, para saludarla.

-: Lo siento, ¿te he asustado?

Tras un apretón de manos, Kisa señala con seriedad.

-: Debería tener cuidado con eso. Podría lastimarse.

Aker la mira atónito, luego sonríe. Kisa lo retó por jugar con fuego, pero parece de lo más tranquila; entonces él recuerda algo que oyó de Amir.

-: Es cierto, tú viviste en la región del inmenso bosque ¿verdad? Las armas deben serte familiares, por eso no te asustas.

-: ¿Tendría que hacerlo? –pregunta ante un Aker algo extrañado- de todos modos no tiene cartucho y, por el sonido, no debe tener bala alguna en recámara.

Aker la observa sorprendido.

-: Debiste de haber conocido a muchos cazadores ¿verdad?

-: De a montones, -contesta Kisa- solo que no cazaban animales –termina casi inaudible, alejándose.

Aker permanece inmóvil, atónito, mira el arma y deja caer su mano a un lado aún empuñándola, se acerca a la ventana y mira el horizonte con cierta melancolía en los ojos.

 

***

 

 Kisa se dirige a la oficina de Iang, tras golpear la puerta sin obtener respuesta alguna,  entra en silencio, muy despacio. Allí, Iang duerme recargado sobre el escritorio y al sentirla llegar despierta y reacciona., aún con los ojos cerrados e inmóvil.

-: ¿Kisa?

-: Sí, lamento interrumpir su sueño…

-: Ceo está en la cafetería –contesta adivinando- Siento haberlo dejado solo –se disculpa reincorporándose.- Dame un momento por favor, en cuanto me acostumbre a la luz te acompañaré.

-: Está bien, conozco el camino.

-: Espérame un momento, quiero hablar un poco más con ambos.

-: Claro. No hay problema.

Mientras salen, Iang llama su atención.

-: Kisa ¿te interesaría? Es decir ¿alguna vez quisiste aprender sobre computadoras… o a grabar…  y todas esas cosas de por aquí?

-: No –contesta sinceramente Kisa.

-: ¿Quisieras que te enseñe?

-: No.

-: ¿No anhelas aprender, saber más acerca de todo lo que existe? –insiste extrañado Iang.

-: ¿Quién no? Pero… no podría, hay cosas de las que no querríamos saber nunca y aún si no es el caso, sería algo egoísta recibir más de usted, porque de lo que me dio aún no devolví nada.

-: ¿Y si le dijese, señorita,… -insiste con dulzura Iang- que puede ayudarme a mí, e indirectamente a Ceo, con lo que le ofrezco?

-: Entonces… mi pregunta sería ¿qué se le ofrece?

-: Eso es bueno… -se anima- quisiera que trabajes conmigo aquí, en la empresa.

-: Es algo que debería hablar con Ceo –piensa en voz alta Kisa.

-: Lo sé. Por eso quería hablar con los dos.

 

Llegando al primer piso, Iang y Kisa encuentran a Ceo, sentado junto al ascensor. Kisa sale del mismo y se abalanza a sus brazos en cuanto junta el valor suficiente para caminar, él la abraza.

-: Pensé que bajarían de este modo, así que estaba esperándolos.

-: ¿Ocurre algo? –se intriga Iang, inclinándose hacia sus dos amigos. Ceo asiente.

-: Le tiene terror a este tipo de cosas –señala el ascensor.

-: Vaya, por eso era que quería ir por las escaleras… Debiste habérmelo dicho… -Ceo pide silencio.- ¿Se desmalló?

-: No, solo duerme. Le pasa bastante, luego de este tipo de shocks… Al parecer la cansan mucho.

Iang ayuda a Ceo a levantarse y luego a llevar a Kisa hasta algún lugar donde puedan recostarla. Después de hacerlo, Iang lo mira largamente.

-: Lo dicho, dicho está. –Advierte él, ante la duda de Iang.

-: Vino a preguntarte a ti.

-: No voy a interrumpir nada… Si hay una mínima razón para hacerlo, lo aceptaré. Pero ninguno debe influenciar en sus decisiones.

-: ¿De veras lo crees?

-: Así lo creo.

 

***

 

Una semana pasó de la propuesta de Iang, la desinteresada Kisa fue tomando conciencia de lo que será explorar esos nuevos horizontes. Y aunque no tenga gran interés en operar una máquina, sí lo tiene en ir a la empresa, a la que ha estado concurriendo a diario con Ceo hasta el nuevo día. Y hoy está especialmente emocionada.

-: Dime… ¿Qué es lo que te alegra tanto?

-: Hoy comienzan…

-: Lo sé, Van te enseñará, ¿sabes? –Kisa asiente- Pero… ¿acaso te gusta tanto la idea? Pensé que… -Kisa niega.

-: No es eso, es que… el niño Dalheim me dijo que, mientras me enseñaba, podía mostrarme cómo hacer música.

-: Entiendo, a ti te gustó mucho la música que hacen esos tres –Piensa en voz alta Ceo, refiriéndose a Tamir, Amir y Van.- Así que de esa forma domó tu orgullo.

-: No, es que, aunque aún sea un niño, desde el primer día pude entenderlo. –Explica Kisa.- Además, es el único que no me ha dicho nada acerca de mi comportamiento o mi forma de hablar. –Continúa mientras salen de la casa.

-: Eso es porque, de hablar, emplearía tus mismas palabras, ya que su padre solía hablar así también… y su madre. –Kisa lo mira intrigada, Ceo sonríe deleitándose con el silencio ,porque sabe que ella quiere saber más.- A que no sabes quién es su padre.

-: No lo sé.

-: ¿Quieres saber?

-: No.

-: Mentirosa. Vamos, pregúntame, sé bien que quieres saber. –Tras u silencio, continúa- Sabes… si te intriga algo, nada te impide que preguntes.

-: ¿También usted con eso?

-: ¿También yo? ¿Quién más te lo dijo?

-: Tamir… varias veces y también me pide constantemente…

-: Que lo  tutees –termina Ceo.- Es que Tamir era como tú en un principio. –Kisa se sorprende- Pregúntame y te contestaré –vuelve a insistir.

-: No.

-: ¿Por qué? Nunca sabrás nada de nadie si no preguntas.

-: No es cierto. –Ceo se detiene hasta que Kisa reacciona- ¿Por qué te detienes?

-: Porque sabía que preguntarías. –Sonríe- Porque sea o no verdad lo que te dije, en realidad se da por un acto reflejo. –Kisa se acerca- Aunque la respuesta esté implícita en la pregunta; o preguntes porque sabes la respuesta, como muchos dicen, la mayoría del tiempo no hay respuestas sin preguntas, porque no hay muchas personas que se acerquen y comiencen a relatarte su vida… y a menos que quieran ocultar algo…

-: Excepto tú –lo interrumpe.

-: Excepto yo –asiente Ceo, que conoció a Kisa un día que se acercó a hablarle de su vida. De pronto reacciona- ¿Cómo me dijiste? –la muchacha reemprende la marcha- Oye, espérame. –Pide Ceo poniendo una mano en su hombro y a continuación, reemprende la marcha él también.

A unos metros de la empresa, Kisa se detiene.

-: Espérame un  momento.

Ceo se detiene, ella vuelve unos pasos y se acerca a acariciar a un gato negro.

-: ¿Qué pasa? –inquiere regresando sobre sus pisadas hasta que siente un maullido- Ah, es eso…

-: Sí, aún cuando llamas a un auto, este tramo siempre lo transitamos. Al parecer él se acostumbró ya y vino a esperarnos hoy –observa Kisa, alzando al gato.

-: ¿Es el que estaba en la empresa?

-: Sí…

De pronto, un muchacho de unos veintiún años de edad llega cruzando la calle; su destino es, supuestamente, la empresa. Al ver a Kisa con el gato en sus brazos, se acerca a buscar conversación, aunque en realidad busca coquetear.

-: Que precioso cuadro… Eres un ser hermoso –se arrima, acariciando al gato.

-: Le gustan los gatos –afirma Kisa.

-: Algo… aunque,  lo decía por ti. Mi nombre –continúa, tomando la mano de Kisa para besarla- es…

-: ¡Makuro! ¿Qué haces aquí? –interrumpe desafiante, Ceo.

El otro lo ignora.

-: Se conocen –Kisa retira la mano antes de que Makuro la bese.- Lo siento, no acostumbro a ese tipo de saludos.

-: Al contrario, soy yo quien debe disculparse –señala Makuro.

-: Vamos Kisa –La llama Ceo.

-: Vaya que tu oído está más agudo que nunca Ceo –desafía Makuro.- Así que recuerdas mi voz…

-: Kisa…

-: Lo siento, llevo prisa, es un gusto conocerlo

Kisa se despide, preparada para seguir a Ceo; Makuro los sigue.

-: ¿Os dirigís a la empresa? Porque voy por el mismo camino. ¿Os molestaría mi presencia?

-: ¡Sí! –Exclama Ceo. Pero otra vez es evadido y opacado por el comportamiento de Makuro.

-: Mi nombre es Makuro señorita… ¿Kisa? –Kisa asiente- Precioso y gentil nombre señorita…

-: ¿Acaso fue el regalo del ángel que alumbró tu llegada? –se acopla Ceo burlón a las palabras de Makuro. Kisa sonríe.- Dime, ¿dónde te había tocado ese guion?...

Makuro se detiene y tras excusarse con Kisa, toma una vía alterna hacia la empresa. Pero antes quiere molestar a Ceo.

-: Bueno, tomaré otro camino desde aquí. También tengo prisa y un cheque que cobrar. –Finaliza dirigiéndose a Ceo. El aludido, molesto, reemprende la marcha con Kisa en silencio.

Ya en la empresa, Ceo se despide y Kisa acompaña a Van para seguir con su entrenamiento. Atentamente y con mucha delicadeza, la muchacha va haciendo lo que Van le indica y luego de aceptar una tarea, él le enseña los primeros pasos para saber más acerca de cómo hace música junto a Tamir y Amir, luego se retira a tomar algo mientras ella completa, de a poco, la tarea impuesta. De un momento a otro, Tamir se asoma a la sala y llama a la muchacha.

-: Hola Kisa, ¿sabes?... recién tropecé con Iang que te buscaba.

-: Gracias por avisar, iré enseguida.

-: Y dime… ¿Van te ha enseñado algo ya?

Kisa asiente.

-: Me dejó ayudarlo con …¿edición de video?

-: ¡Vaya! Le has simpatizado. –se sorprende Tamir- Es para un evento ¿verdad? –Kisa asiente- ¿Y ya montó la música con las imágenes? ¿Puedo verlo mientras vas y vienes?

-: A decir verdad… Van me indicó que si venían ustedes –refiriéndose a Tamir y Amir- les mostrara esto –continuó abriendo un nuevo archivo y cerrando el anterior.

-: Bueno… -responde algo desilusionado Tamir- déjalo en mis manos.

Ella asiente y se retira.

 

-: Ceo se fue –Le dice Iang al verla llegar a la oficina- ¿Pasó algo?

-: No lo sé, estaba como de mal humor.

-: ¿Por algo en especial?

-: A decir verdad, estaba contento hasta cruzarnos con el señor Makuro. –Iang sonríe descubriendo la causa- ¿Está enojado?

-: Es que esos dos no son muy buenos compañeros…

Mientras tanto, de vuelta en la sala de audio y video, Tamir mira el archivo que Kisa le dejó y llega Amir buscándolo; ambos terminan de verlo, lo cierran y Amir se sienta junto a Tamir algo aburrida, buscando algo más interesante para ver.

-: Amir, te meterás en problemas –le advierte Tamir.- Sabes que Van es reservado con su trabajo.

-: No es justo, Kisa puede ver –se queja Amir.

-: Eso es porque la está entrenando –contesta Tamir- Pero de todos modos no voy a detenerte, sigue.

-: ¿Lo ves? Tú también te meterás en problemas, porque eres cómplice.

-: A decir verdad, no. Que sea  reservado implica que Van tiene claves para lo que no quiere mostrar –aclara algo desanimado.

-: Bueno, pero Kisa aún no debe saber eso –Lo anima Amir- debe haber algo que esté a nuestro alcance…

-: Amir, aprovecharse de eso no es justo.

-: Aquí está… mira, deben ser alguna clase de fichas personales –comenta Amir abriendo un archivo- la fecha es de hoy, lo hizo hoy –dice sonriendo- Van ya le dio tarea…

-: No debe haber  terminado, Amir no juegues con eso –intenta que salga de la máquina.

-: Ya, no empujes –pide Amir- mira, son nuestros perfiles. –Tamir se detiene- Ah… también tú quieres ver ¿o no? –se burla.- Haremos esto: para que no te molestes por lo que diga o no, abriremos el mío primero. –Amir abre su ficha personal sin problema alguno, luego de teclear su nombre como contraseña- …Es… bastante completa…¡Je! ¿quién le dio mis datos?

-: Han de haber sido Iang o Van… tú sigue.

-: Ahh… te gustó…Bueno, a ver, dice… “Nombre: Jasperamir Jifer (casta de Amir) Edad: 16 años. Estado civil: Soltero. Creo que esta niña es algo aburrida… ¿qué no tiene comentario propio acerca de mi grandeza? –Opina Amir. Tamir lo empuja para que lea- …ya…, “Cargo:…” está vacío… y… -De pronto calla, más abajo hay un apartado con observaciones. Lee y se levanta algo molesta. Tamir la sigue con la mirada.

-: Qué ocurre?

-: ¿Tan solo un niño caprichoso? –inquiere citando lo leído- eso no es una observación y tan modesta que parecía.

Tamir se adueña de la computadora y lee:

-: Espera, aún sigue.

-: No molestes, ya no quiero leer.

-: ¿Acaso tienes tu orgullo herido? Así sí pareces comportarte como “un niño caprichoso”-Remarca las palabras con intención. Amir hace caso omiso. Tamir da un suspiro algo cansado y lee en voz alta- “Su perfil asemeja tan solo al de un niño caprichoso, pero algo en su personalidad contagia fuerza, tiene un gran dinamismo y anhela la perfección. Aunque no haya crecido por completo aún, tiene un corazón de oro. Su papel en Lupus Ánima, fuera del trabajo, ha de ser el del motivador.”

-: ¿Tengo un corazón de oro? –Se interesa Amir, acercándose nuevamente.

-: ¿Lo ves?

-: Bueno, ya, ya, vete… -Recupera su lugar frente a la PC.- Veamos qué dice de ti –agrega abriendo el archivo de Tamir- Oye – lo llama, ante la imposibilidad de hacerlo- no abre, pensé que Kisa no sabía lo de las claves seguras…

-: A ver, vete –indica Tamir, tomando el mando- Ahí está –abriendo el archivo frente a los incrédulos ojos de Amir- Era T. Amir –aclara.

-: Sí que te interesa saber lo que dice ¿verdad? A ver… “Nombre: Teramir Jifer (casta de Amir)”, otra vez con eso… que molestia… “Edad: 18 años… Vaya, ¿ya tienes dieciocho? –molesta a Tamir, que lo mira serio- “Estado…”

-: No hace falta que leas eso –se desentiende Tamir bajando la página- vamos a lo importante…

-: Está bien… -Amir lee y luego se aclara la garganta.- Mira esto: “Su personalidad es exacta” ¿Qué quiere decir con eso?

-: No importa, continúa.

-: “…Algo nerviosa y rebelde por el peso que debió soportar. Sabe hablar correctamente cuando la situación lo amerita, pero necesita tiempo de preparación. Tiene el espíritu de un gran lider…” –Amir sonríe tentado- “…pero su impulso es más natural… Sigue un ritmo acelerado y lo refleja en su música, haciendo sonar la guitarra como los dioses” –Amir comienza a descostillarse de risa.

-: ¡Oye! –llama su atención Tamir, algo herido.

-: Pero ¿has escuchado lo que escribió? Esta niña te adora –vuelve a reír.

-: Es solo una observación Amir.

-: Lo sé, pero, ¿no te parece mucho?

-: ¿Qué estás sugiriendo? –pregunta Tamir con cara de pocos amigos.

-: Nada.

De pronto son sorprendidos por Aker, que entra buscando a Van.

-:¿Qué se supone que hacen aquí?

-: ¡Aker! –exclama con confianza Tamir- ¿Cómo estás? –acercándose- Estábamos viendo algo y ya nos íbamos… No le dirás a nadie ¿verdad?

-: No es correcto revisar lo que no les incumbe. ¿No creen? –Les reprocha Aker.

-: Pero sí nos incumbe –acota Amir desde la computadora- mira, también habla de ti… -Tras un par de intentos logra abrir la ficha- “Nombre: Aker Nikel Mikal” ¡Nunca nos dijiste que tenías segundo nombre! –opina en tono de queja.

-: Ya, ¿y cómo abriste el archivo entonces?

-: Me costó bastante, a decir verdad…

-: ¿fue casualidad?

Amir asiente.

-: Cierren eso, es privado –señala Aker molesto.

-: Ay, ¡vamos! Si es sobre ti –protesta Amir.

-: Por eso lo digo.

-: Relájate, es solo un juego –lo tranquiliza Tamir- queremos ver cómo avanza Kisa.

-: Juego o no, sigue siendo intrusión.

-: ¡Ey… escucha esto! –Exclama Amir, Tamir se acerca más.- “El hombre que dispara”.

-: ¿Eso es todo? ¿No habla de su personalidad o algo más?

-: No, solo eso. ¡¿Oíste Aker?! Eres el hombre que dispara –insiste, solo para molestarlo un poco.

Amir se detiene, Kisa está entrando por la puerta, al mismo tiempo que Aker se retira ignorando los llamados y burlas de Amir. Ella se acerca a la computadora y eludiendo a Amir, que intenta esconder las fichas, presiona dos teclas y cierra los programas y archivos abiertos.

-: Lo siento –se disculpa Tamir- no quisimos invadirte. ¿Por eso es que no preguntas nada? Ya te dijeron todo sobre nosotros.

-: Aún no está terminado. Y… con respecto a las preguntas, no suelo preguntar mucho...

-: Porque ya sabes la mayor parte de lo que quisieras.

-: No. Es porque las preguntas crean un lazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un grito en el vacío

  Los cauces se cierran,  las luces se apagan, desaparece el público, y cae el telón. Aunque miren todos, ya no ven nada. La serena mentira ...