Ojos puros, cristalinos,
más oscuros que el café,
empañados hasta el alma
por lo que fue y que es.
Que hipocresía su vida,
una sonrisa de todos,
los gritos, golpes, heridas
y el "apoyo" de igual modo.
Superar las heridas
no es saberlas olvidar,
sino saberlas llevar
moviéndose con cautela,
sin olvidar que en algún paso
alguien puede aparecer
sin intención alguna de hacerte doler.
Es evitar llevar las riendas
hacia donde no hay que mirar,
o simplemente plantarse
y gritar, gritar, gritar.
Clamar con el alma en la voz justicia,
incluso si hay que pelear,
pues no está muerto quien pelea
y quiero vivir un poco más
dejando atrás esta guerra,
conocer realmente la libertad
y romper esas cadenas que atan por demás.
Aventurarse al vacío, al placer,
buscar la felicidad,
no importa cuan tarde sea,
aún quedan sueños por los que luchar,
¿verdad?
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