-: Una huella en su pecho dejó la lágrima que lloraste,
una marca en su pecho dejó y ahora tú la reclamaste. Mírame con tus ojos
marrones, o violetas si prefieres, que al fondo de tus pupilas se refleje la
ilusión, que tu espalda soporte el peso que te toca cargar y que ella pueda
entender que su carga se trata de mucho más; se puede tener en la vida una
nueva oportunidad… -arrulla Allondra a su niña, que ya duerme en sus brazos,
sentada en su cama-.
-: ¡Es preciosa, preciosa! –Corretea encantada Amir
gritando y saltando mientras Van intenta que guarde silencio.
-: ¡Ya! Es el tercer día que vienes haciendo y diciendo lo
mismo. –La calla Tamir.
-: ¿Nervioso? –pregunta Guez.
-: No por el bebé, es Amir que me encrespa.
-: Es una niña fuerte –opina Ian asomándose con una gran
sonrisa.
-: ¡Y vaya que tenía apuro con salir! -exclama Apolo.
Todos están allí hoy para recibir al nuevo integrante de
la familia. Bueno, al menos casi todos.
-: Siete meses… -Deja escaparse, pensativo, Aker. Y
recuerda la charla con Van.
-: ¿Qué
pensabas que iba ella a hacer?
-: Creer un
poco más.
-: Van… la
gente no puede cambiar así de repente. –Había dicho chasqueando sus dedos.-
Podrían haberle hecho daño.
-: Pero era
necesario.
-: ¿Por
qué? ¿Por vivir entre nosotros?
-: No, más
bien porque no va a realizarse con un simple trabajo…
Ante el
silencio de Van, Aker había insistido.
-: No solo
te ofrecí mi vida y mi lealtad, sino también mi confidencia. Van, algo te está
haciendo temblar… y es una verdad que temes que se torne mentira, pero…
necesitas darle tiempo…
-: No
tenemos tiempo, el Lupus Ánima regresara tan pronto Allondra llegue a sus siete
meses y entonces él necesitará una guía para encontrarse a si mismo. Realmente
la necesita.
Aker no
supo qué decir ni qué entender, así que simplemente miró a Van, que prosiguió.
-: La
esencia que dejó en ella desequilibró la suya. Esta vez llegará como un
Lucifero… y ese Lucifero eligió a su guardián antes de nacer… Si quieres saber
necesito que entiendas, aquellas lágrimas, esos diamantes, no los lloró Allondra;
lo hizo el Grauer Wolf a través de ella.
Finalmente
Van lloró, como si se liberase de un gran peso, sus lágrimas carmesí alertaron
al guardián quien se apuró a socorrerlo. Van entonces lo había tranquilizado con
un simple “Es solo daño colateral”, para luego decir unas últimas palabras:
-: Kisa
muss an den Grauer Wolf glauben, sie ist seine Vördr.
***
-:Por cierto, ¿dónde está Kisa? –pregunta Ceo.
***
Kisa estuvo pensando algo lejos de casa de Tamir. Por
supuesto que sabe del hecho, el deber y el derecho de cada uno; pero necesitaba
pensar. Allondra no había dado rodeos al hablarle, simplemente fue con la
verdad:
-: No sé en que creas, pero sé que ella cree en ti –había
dicho con su niña en brazos, ofreciéndole cargarla-. Es un Lucifero, como Apolo
y Van. Y uno muy especial, pues, rara vez se reúnen los tres en un mismo
tiempo… Todo Lucifero necesita un guardián, ya que no tendrá a su madre, tú
eres el suyo.
-: ¿Cómo lo puedes saber?
-: Tienes madera de guardián y… por sobre todas las cosas…
Apareciste en medio de la guerra; tienes una marca que, incluso si casi se
extinguió, sigue en tu pecho y eres la única persona a la que ve Ceo. Cumples
con la profecía.
El rostro confundido de Kisa había dudado entonces de
siquiera querer hacer la siguiente pregunta.
-: ¿Profecía?
Fue aquel el momento en que había llegado Apolo y,
mientras entraba, había contestado a aquella pregunta él mismo.
-: Van y yo jugamos a leer el destino, la profecía para
Ally en uno de esos juegos es… también para ti… ¿Recuerdas la ceremonia que
presenciaste? Fue algo como un bautismo… la profecía sigue siendo la misma…
“Vencida
antes de nacer;
Perdida
antes de crecer;
Purificada
por la mirada de un ángel que no puede ver.”
-: Un Lucifero necesita un guardián como confidente y
guía, uno más allá de sus padres. Un ser que este equilibrado de cierta
forma… -había explicado en ese momento
Allondra- bien y mal, luz y oscuridad… o simplemente ninguno de los dos.
Alguien que lo guíe cuando esté por perderse… o que llame su atención para que
aprenda a guiar… porque carece en gran cantidad de una fuerza llamada voluntad,
de hacer, de crecer, de avanzar… solo tiene incorporado el hábito de jugar y
divertirse hasta con lo más serio, peligroso y cruel. Eso lo une a los demás y
lo hace vivir bajo un gran riesgo, pero sin ello su luz se extinguiría; a menos
que sea moderado de la forma correcta por su guía.
-: Yo… ¡Yo no tengo nada de eso! ¡Aún quiero vivir por mi!
Kisa había salido corriendo de la habitación, la confusión
había golpeado fuertemente las puertas de su corazón, derribándolas por
completo, y la había aprisionado la duda. Siguió corriendo hasta alejarse un
buen tramo. Iang, que entonces llegaba, la siguió.
-: Entonces ya no hay secretos… -le había dicho al
alcanzarla.
-: ¿Secretos?... ¿Para eso me trajiste aquí?
-: Te traje porque te adopté para ser tu padre con todo lo
que ello conlleva, lo hice porque Ceo vio la marca de tu pecho y supe que
pertenecía a mi hermana. No supe nada más. Solo quería enseñarte y que
aprendieses por ti misma el valor de las cosas, al menos, antes de rendirte…
-: ¿Y eso incluía decidir mi destino a cambio? –Preguntó
con cierta intención.- Porque, que sepa, a eso se le dice tomar ventaja.
Detesto todo esto..
Iang negó.
-: Lo que te han dado se llama oportunidad y es solo una
parte de la historia que tú puedes forjar. –Kisa lo miró, temerosa- Ya
decidiste ¿por qué dudar? Si elegiste tu camino solo queda caminar.
Luego de aquello Iang, tras una reverencia, había
emprendido el camino de regreso.
***
Kisa va de regreso sin pensarlo. Simplemente sin darse
cuenta comenzó a ser guiada por sus pies; cuando reaccionó se dio realmente
cuenta de que debía volver y hablar, enfrentar ese miedo que la perseguía por
no haberse sentido amada o protegida más que por las dos personas por las que
había sido, luego, abandonada. Razón también por la cual habría cerrado por
completo su corazón de no ser por su nueva vida en aquel lugar. Pero ahora
sabía que la realidad era un poco diferente.
En esos meses en que compartió con Ceo y los demás, toda
su vida y su perspectiva cambió. El incrédulo cree cuando lo increíble se posa
en sus ojos y ella vio tanto en ese tiempo… Cosas que no se deciden, solo
pasan; cosas que no se piensan, se sienten; miles de lazos que la atan y a la
vez la dejan ser; y cientos de motivos por los que seguir en pie.
***
-: Aquí estoy… Yo… comprendí algo que me confundía y al
hacerlo pude volver.
-: ¿Comprendiste? –Inquiere Amir.
Iang sonríe y Kisa asiente mientras se acerca a Allondra,
que se ha levantado.
-: Comprendí que amo el sonido del dulce silencio…
–Comienza, mirando a Apolo.- Amo los oídos que no logran escucharlo… -continúa,
dirigiendo su mirada a Van.- Amo los besos que se extraviaron y las notas que
se encontraron… –Hace una reverencia con
su cabeza a Allondra y Tamir.- Amo los gritos que callaron, los brazos
que no me enredaron y los pensamientos que me golpearon. –Voltea hacia Amir y
hacia Iang respectivamente.- A los ojos que jamás me miraron… -Acaricia al
bebé.- Al hombro que no supo contenerme, los juegos que nada enseñaron… Y al
abrazo frío -Sonríe primero amarga y luego genuinamente aludiendo a Guez y
luego a Ceo.- A la voz que no supo como hablar. –Hace una mueca confidente a
Makuro. Luego hace una pausa y respira profundamente, cierra sus ojos y luego
observa a Aker largamente.- Amo a la luna que me acogió cuando estaba llorando…
Eso comprendí, ¿cómo lo puedo explicar?
-: Aquí eres libre de reír o llorar… –dice Iang sonriendo-.
Al comienzo llenaste el lugar con una singular calidez fría… pero al fin lo
entendiste ¿verdad?
-: ¿Significa eso que te quedas?
La pregunta de Ceo es retórica, su sonrisa declara la
victoria aún antes de escuchar la respuesta.
-: Pensé en decirlo y huir, pero ya no puedo vivir sin
esto,… me dieron acceso a todo lo que pueda aprender, a todo lo que quisiera
hacer y cada vez se tornó más confuso; hay demasiadas puertas que abrir y yo
solo tengo dos manos y una vida… casi lo olvido, pero al fin recordé por qué
vine hasta aquí. –Kisa carga al bebé y observa sus ojos pensativa, luego sonríe.-
Los Luciferos son seres con gran fuerza y poder y es eso mismo lo que los hace
vulnerables… es extraño que se reúnan los tres… pero, aún más particular,
cuando lo hacen no pueden comunicarse fácilmente entre ellos. Pude verlo… el
sentido más agudo para con los demás es el extinto para con sus pares. Los
agudos oídos de Van no pueden oír a otro Lucifero sin la ayuda de Aker; la
dulce voz de Apolo no puede llegar a ellos sin el soporte de Guez… y los ojos
de este niño, apuesto que no ven a sus pares Luciferos; sus profundos ojos
necesitan de mi guía... –Mira a Allondra, que asiente.- y eso es imposible sin
abrir yo los míos, sin creer en ustedes, sin creer en ella… Por eso es que
debía aceptar esos cambios al llegar aquí. Creí que ahora que tengo todo esto
podría hacerle daño porque no quiero renunciar a ello y porque apenas estoy
aprendiendo a amar… yo… no quiero darme por vencida… Pero, después de todo, me
di cuenta de que yo ya renuncié a mi antigua vida… “un guardián es quien, aún
rendido y solo, tiene las fuerzas suficientes para levantarse por ti”… -Y dirigiendo su mirada nuevamente hacia el
bebé, acaricia con dos dedos el contorno de su cara. – Tal vez ellos solo lo
sepan ahora, pero desde mi nacimiento has pavimentado mi camino invitándome a
vivir… perdón por cerrar mis ojos y negarme a verlo… Aisha.
Apoyando una mano sobre su hombro, Ceo se aproxima a su
compañero y susurra a su oído.
-: ¿Lo recuerdas? –El aludido asiente.- Debo admitirlo, lo
lograste.
-: Podrás abrir muchas puertas… -Sonríe Iang.- Pero al
final cerrarás la primera.
Estamos en Lupus Ánima, una empresa grande por sus logros,
famosa por sus descubrimientos y única por su magia.
FIN
Felicitaciones. Muy bello.
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