miércoles, 24 de agosto de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 3 - Un poco de nuestros miedos

 

-: Vaya señorita… que radiante está hoy. -Opina Ceo al sentir llegar a Kisa, en un tono burlón, luego confidente.

-: ¿Sabía que…?

-: Iang avisó que Van se había escapado de Aker… -Ante esto, Kisa sonríe algo apenada- por eso tiemblas ¿verdad?... Dime ¿cuánto te llevó superar el miedo a la motocicleta

-: ¿Mi… miedo? es que… no creo que….

-: Por eso supuse que Van te mandaría de regreso con un auto ¿Te descompensaste?

Kisa, evadiendo a Ceo, corre la mirada.

-: Solo me mareé un poco. Después de todo, creo que aún no termino de acostumbrarme…

-: Pensé que te gustaba ver la velocidad que esas máquinas podían levantar.

-: Es que ¿sabes? Allá –dice refiriéndose a su tierra- no solían correr tanto, y lo hacían con sus pies…

-: Entonces…

-: Es… extraño, me  gusta verlas correr, como bestias de metal… pero… cuando te montas en una… no lo sé… el estómago se relaja… y sientes que vas a caer –intenta explicarse.

-: Eso es vértigo Kisa –señala Ceo en una amplia sonrisa- supongo que es natural. Apenas se cumplen dos semanas de tu llegada, sin embargo has experimentado tantas cosas a la vez, que aún no dominas ninguna.

Otra semana pasó desde que Kisa llegó y comenzó a entrenar en Lupus Anima. El fin de esta nueva etapa indica el momento en que ella comenzará a trabajar, aún siendo guiada por Van pero, con mayores libertades. En el tiempo transcurrido, ella pudo observar varios puntos semejantes y distantes entre su antiguo y su nuevo hogar y aunque nada reemplazará a su amada naturaleza o a las enseñanzas de sus antiguos y ancianos maestros, hay algo diferente en el ambiente, algo por lo que ya no es necesario huir.

Desde que Kisa llegó, conoció y reconoció a varios personajes de la empresa y la vida de Ceo; pero solo una persona, hasta el momento, la entendió y es que Van es casi tan impersonal como ella… solo que ella es algo más formal y que desde el mismísimo momento que mencionó aquello acerca de evitar formar lazos, volvió a sumirse en su hermética introversión.

-: No importa eso ya, porque de todos modos hoy tendré que aprender algo más –Ceo se ve intrigado- Cuando llegué aquí me pregunté como sonarían los truenos en este lugar…

-: ¿Cuándo?

-: Esta noche… aunque no sé cuánto tiempo.

Ceo duda.

-: Bueno… estando aquí tienes una ventaja, estás a resguardo … Aunque… hay desventajas también, después de todo estás rodeada de otra energía aquí… -Tras un silencio Ceo se interesa- Dime… ¿Cuán fuerte será la tormenta?

-: No lo sé, en este lugar hay demasiado electromagnetismo para descifrarlo…

Tras un largo suspiro Ceo se reanima, se sienta a la mesa y abre una caja de pizza, invitando a Kisa a comer, ella declina amablemente y toma una fruta. La noche tal vez sea larga, como tal vez no, Kisa ha estado algo confundida desde que cambió de ambiente y Ceo sospecha que, si a eso le sumase el paseo en moto, todo daría por resultado un precioso coctel dentro de la cabeza de su amiga; pero eso ella lo debió haber pensado, además el clima se preveía lluvioso, así que, definitivamente esa noche iba a ser algo especial.

Luego de cenar, lavar los platos e irse a dormir, la medianoche cayó como un chaparrón. Ceo, conociendo a Kisa, sabía que ella no dormiría profundo y siendo esta la situación, podía prever el momento exacto en que un trueno sonaría, que un relámpago iluminaría, o que un rayo acariciase la tierra, sea cerca o lejos; ya que tenía incorporada, desde hace mucho tiempo, una reacción  por cada acción y entre sonidos y posturas, creaba una atmósfera que se sentía en los huesos. Por supuesto, él esperaba que esta sea una noche más de esas, pero esta vez algo cambió; ella parecía dormir profundamente, casi no se movía, no hubo momento alguno en que hablara, ni atmósfera tensa; pero al acercarse hasta el borde de la cama en un momento dado en el que sonó un fuerte trueno, pudo sentir que las sábanas se sentían algo tensas. Y es que, sin hablar, Kisa había despertado, quedando totalmente inmóvil, aferrada a la cama, como si hubiesen intentado arrancarla de allí. Entonces Ceo, con una calma que nunca lo caracterizaba, dio un rodeo a la cama, rozó su mano y luego la acarició hasta que soltó las sábanas, luego se inclinó hacia ella y, besando su frente, le indicó con dulzura que vuelva a dormir, por supuesto, no sin antes arrimar una silla cercana y recostarse a su lado.

 

-: ¿Va a levantarse señorita?

Kisa siente una voz algo distante, la llama dulcemente y ahora le frota apenas y suavemente la espalda descubierta.

Por supuesto ya es de día y, aunque aún llueve un poco, la tormenta ya pasó. Kisa despierta algo cansada. Con voz muy baja y sus ojos aún cerrados, pide un instante más de descanso a Ceo. Enseguida, siente un movimiento enfrente de ella.

-: Solo un momento más, Ceo.

-: No es Ceo.

Ceo, en pleno bostezo, despierta frente a Kisa. Ella abre los ojos al momento que reconoce la sorprendida voz de Iang, quien aparta la mirada a un lado

-: ¡Ceo! ¿qué haces allí…? Yo…

Ceo sonríe y se sienta en la cama, Kisa se cubre con las sábanas, sentándose junto a Ceo, Iang estupefacto, permanece inmóvil.

-: I… ¿Iang?

-: No pienses mal niño. –Le indica con suavidad Ceo.

Antes de seguir, Kisa lo interrumpe, indicándole que voltee de espaldas, para no verla mientras se cambia. Iang, ya de espaldas, continúa.

-: ¿Yo? … Por supuesto que no confundo, es que me tomaste desprevenido.

-: ¿Yo a ti? – ríe Ceo, mientras asiste a Kisa para vestirse.- ¿Y qué hay de ti? Entraste a la habitación de Kisa.

-: Sí, pero no te encontré y Kisa aún dormía… llamé a la puerta varias veces…

-: Ya está.

Iang voltea y ve algo arrimado al otro lado, al borde de la cama, Ceo se levanta y se retira por un momento de la habitación.

-: ¿Es eso una reposera?

 -: Sí, es que Ceo estaba descansando allí y se quedó dormido, como se mueve bastante cuando duerme, esa debió ser la causa de que termine durmiendo a mi lado.

 Al observar como intenta atar su cabello sin éxito, le alcanza un cepillo.

-: Entiendo… Esto te servirá, a ver… déjame ayudarte –se acerca, comenzando a cepillar su cabello- Pero dime… ¿tú no eras tan pudorosa…? –Kisa sonríe a medias.

-: Ceo no tiene esas intenciones, al menos no conmigo.

Iang es quien contiene una sonrisa ahora y mientras ata el cabello de Kisa, cambia el tema.

-: Ya entiendo… ¿Y tú hace cuánto tienes el cabello de este largo?... Parece que no lo has arreglado en siglos.

-: Es que no acostumbro a usarlo tan largo, sino…

-: Lo sé, hace un tiempo lo habías cortado otra vez ¿verdad? –Kisa asiente- Si lo prefieres puedo pasarte por las tijeras yo mismo. Aunque a mí me gusta como te queda, si aprendes a cuidarlo…

-: ¿Cómo sabe usted sobre eso? –pregunta intrigada. De pronto se arrepiente- Lo siento…

-: Está bien, no hay problemas, es que ¿sabes? Tamir siempre ha tenido el cabello muy largo y antes Van y Amir eran los mejores amigos, les gustaba jugarle bromas como las de pegotearle algún caramelo … y ya que Tamir era muy orgulloso para pedir ayuda, yo era el que terminaba arreglando esos problemas, entre otros, todos apuntados a Tamir y su largo cabello. Ahora que lo menciono, es una gran incógnita cómo lo soportó y aún usa el mismo estilo.

Kisa lo observa pensativa.

-: Hablas mucho

-: ¿Estás tuteándome?

-: Sí, ¿lo has visto? Las tormentas la llenan de energías y confianza… -comenta Ceo reapareciendo, detrás de Iang.

-: ¿Y tú de donde saliste?

-: Del baño –se adelanta a Ceo, Kisa, que, al percatarse de su intromisión, se lleva una mano a la boca y se disculpa.- Perdón, es que… se escuchó la puerta.

-: ¿Lo ves? ¿Lo ves?  La llena de energía.

-: ¿A ella o a ti? –Inquiere Iang divertido.- Si sigues moviéndote así vas a tropezar. ¿te sientes bien? –Ceo asiente- ¿Estás contento? –El aludido al fin se detiene.

-: Creo que sí ¿tienes el auto? –Iang asiente- Entonces vamos, desayunaremos afuera, Iang, tú pagas por despertarme… Vamos.

Iang lo mira atónito.

-: Creo que le faltan horas de sueño.

Kisa se encoge de hombros y sigue a Ceo.

***

Ya en la empresa, luego del desayuno, Kisa va a sus asuntos, mientras Iang y Ceo permanecen charlando, en la oficina del primero.

-: ¡Ah, que buen desayuno! –exclama Ceo satisfecho- creo que voy a caer si no me siento.

-: Yo también diría lo mismo si hubiese comido lo que tú, eres todo un presupuesto.

-: Es verdad, -sonríe Ceo- tú solo tomaste café y medialunas…

-: Sé que eres de buen comer, pero eso no explica la hamburguesa con doble queso.

-: ¿Qué hora es?

-: Las doce y diez.

-: Eso lo explica, comí por el desayuno y el almuerzo.

Iang sonríe.

-: Y dime tú ¿qué tanto te traes que te levantas tarde y tan enérgico?

-: Kisa.

-: ¿Kisa? Ceo ¿qué ocurre con Kisa? No estaría bien que juegues con ella. –Le reprocha.

-: ¿Jugar? ¿Por qué jugaría? No te confundas, es que pensaba que… desde que llegó, le molestaron muchas cosas… le enseñaron tantas otras –comenta indiferente- pero ni una sola vez participó en una fiesta. Y ahora que lo pienso… Aún no le hemos dado la bienvenida oficialmente.

-: ¿Una reunión? –inquiere Iang, adivinando que la intención real de su amigo tiene que ver con algo más que con una simple bienvenida. Ceo asiente- Ceo, tú fuiste el que dijo que no debíamos interferir en sus decisiones.

-: No interferiremos. Ella decidirá si quiere asistir…. Vamos Iang, ¿estás en desacuerdo? Es hermética, no deja que nadie pase la cáscara, ni siquiera Van con su motocicleta logró más que eso…  y nada tiene que ver su personalidad. Hay que demostrarle que no todos son señor, señora, por favor y lo siento… y no es fácil si todo lo que hace es trabajar. Dime ¿no quieres que te tutee sin disculparse?

-: Si… pero…

-: ¿Pero qué? Quiero que abra su corazón a un amigo, que juegue en el trabajo, que consuma más que fruta, que coma algo sin pensar en qué parte es más nutritiva, quiero que deje esa inercia de estatua angelical. Quiero darle una sandía y que la coma con las manos, escupiendo las semillas… ¡Sin lamentarse! –Iang, que lo observaba algo sumergido en un pensamiento de extraña compasión, comienza a sonreír- ¡Y quiero que le embarre un chicle a Tamir en la cabeza! Para que corte su cabello –Iang ríe y Ceo también, por un momento el silencio se adueña del lugar- Entonces ¿fiesta? –dice extendiendo una mano.

Iang responde con un abrazo.

-: Eres increíble… -da un paso atrás tomando distancia-  Pero te encargarás tú de la organización.

-: Hecho ¿me darás un auto?

-:Claro

-: Wiii –festeja Ceo.

-: Y un conductor.

-: Oh… -finge desanimarse. Ambos ríen nuevamente.

***

Mientras, Van y Kisa trabajan en un nuevo proyecto al momento que llega Tamir y repara en Van, que parece algo fastidioso.

-: Hola… disculpa Van -De pronto se detiene- ¿otra vez? ¿Estás seguro que no es ninguna máquina? –el aludido asiente- Es extraño… están arreglando algo enfrente… ¿le has preguntado a Aker? Tal vez él sepa. –comienza a hacer señas- ¿Qué se fue? Menudo guardaespaldas y dime –Tamir se detiene por un momento, Van está contando algo y señala a Kisa- ¿por Kisa? –Kisa levanta la mirada hacia Tamir- Kisa ¿pasó algo con Aker? –su interlocutor golpea su frente con la palma de su mano indicándole a Tamir que ha cometido un gran error, por lo que el muchacho vuelve a leer sus señas- Ah… ya lo tengo, Aker esta raro… ¿con Kisa? ¿por qué? –el chico se encoge de hombros- ¿Y por eso no le dijiste nada de tu malestar? –Van se explica una vez más- Ah… entonces tú también tienes la culpa… -De pronto, tapa sus oídos- ¿Qué? ¿tienes migraña?

Kisa se levanta bruscamente de su silla.

-: ¿Tormenta?... –piensa en voz alta- No, agua de tormenta… o…

-: Kisa ¿estás bien?

Sin contestar, Kisa sale corriendo y, en un abrir y cerrar de ojos, Van la sigue; así llegan al edificio en reparación. Allí, Aker ayuda a desocupar el último piso que, complicado en un principio por una gotera, terminó con el techo colapsado. Por suerte el lugar quedó casi vacío a no ser por los trabajadores, un niño y alguien más que fue en su búsqueda. En medio de la confusión, Kisa, Van y Aker se vieron involucrados también y tras un estrepitoso sonido, el tiempo se detuvo; luego, todos bajaron y la situación se le comunicó a los dueños del lugar, que enviaron más personas aún, para reparar la falla una vez que pase el peligro.

Iang se asomó a la calle al oír tanto bullicio e identificando a un Aker algo en shock, preguntó sobre los hechos. Del otro lado de la calle, una niña observaba la sombra de un recuerdo, que se esfumaba con los rayos del sol tras la lluvia.

-: ¿Qué ocurrió?

-: El techo tenía una gotera y mientras drenaban la piscina del techo, todo colapsó.

-: ¿Y qué fue lo que te sobresaltó tanto como para ponerte así de pálido?

-: Es que el techo y…  -intenta explicarse Aker- cayó una biblioteca y… deberías haberlo visto… el disparo y… -retrocedió- …No sabía que podía hacer eso…

-: No entendí una sola palabra… -contesta Iang, que ve cruzar a Van y acercarse- ¿Qué haces tú aquí? ¿Estás bien? ¿Sabes qué pasó?... ¿Van? –Van se encoge de hombros y tras unas señas Iang sonríe aliviado- ¿Kisa sacó a Guez de un problema? ¿y qué hacía él allí?... Entiendo ¿y el niño que dices? –el chico señala a un punto- Ah, ya veo… ¿Y Kisa? –su interlocutor piensa, cerrando los ojos, luego, se encoge de hombros y entre señas indica “pero supongo que está bien”.

Aker mira a Van confundido con una seña negativa, pero la respuesta que recibió fue una señal de silencio.

-: Gran despliegue ¿verdad? –dice Tamir a Van y Aker, que van entrando a Lupus Ánima- ¿Y qué hay de Kisa?

-: No lo sé.

Tamir sonríe…

-: Lo que ocurrió le cayó como balde de agua fría ¿no? –bromea con Van, que sonríe a medias.

***

-: ¿Está este sitio ocupado?

Kisa está sentada a la mesa de un bar, no muy lejos de Lupus Ánima. Después de lo sucedido y aún mojada, su mejor ocurrencia fue caminar un rato y luego sentarse a pensar. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un hombre caracterizado por tener “Cabellos de fuego”, que, en los lugares menos iluminados, semejaban el profundo color de la sangre pura; esta característica sobre todo era muy distintiva, ya que todo el vello del cuerpo llevaba ese color y sobresalía contrastando con una tez más bien clara. Al estudiar los rasgos de las manos, Kisa atrapó recuerdos del pasado y con mucha paciencia y serenidad, se animó a fijar su mirada en el rostro de su interlocutor. De mentón prominente, suavizado por el ancho de la cara, que era entre cuadrada y angular; labios ¿finos? ¿gruesos? ¿comparados con qué? Eran normales dentro del contexto, aunque, en la esquina superior izquierda, parecían haber sido expuestos a un fuerte calor de desierto, que había dejado marca. Ascendiendo por el surco nasolabial, quedaba expuesta una nariz ancha, que pretendía haber sido rota y, de hecho, una cicatriz horizontal, de unos tres centímetros, reposaba perpendicularmente sobre el tabique nasal. Llegando a los ojos, una inesperada pureza almendrada y el cielo en su mirada.

Kisa quedó impactada ante tan extraña belleza, aunque más por la gentileza que esa grave voz adoptó tras tantos años de “aquel estilo de vida”, con una suave seña lo invitó a sentarse, e incluso mantuvo la mirada en sus ojos. Mas no perdió movimiento alguno de sus manos, hasta que él mostró ambas palmas.

-: El nombre que con recelo guardan tus pensamientos, ya no me pertenece. –dice el hombre, cuyas manos tienen ambas palmas trazadas con una cruenta huella- ahora me dicen Guez.

Kisa luce sorprendida.

-: Irónico, viene usted por “un cielo sin colores” ¿no? –pregunta ella, Guez arquea sus cejas, sorprendido.

-: Lo sabes ya, ¿lo has leído?

 -: Hubiese declinado la idea de saber su origen… Pero hay algo más ¿verdad? –agrega con seriedad.

-: Me preguntaba qué pretendías, pensé que la primera impresión sería otra. De todos modos ¿podría invitarte un café?

-: Optaré por un no, -contesta Kisa levantándose para irse- supongo que con el estado de sus manos ya no hay peligro de darle la espalda y si es así, no hay razón para quedarme.

Guez permaneció sentado allí unos quince minutos más, luego se dirigió a la barra para esperar a alguien.

Iang llegó al bar veintiocho minutos después de que Kisa se haya marchado. Al ver a Guez, se dirigieron juntos a la salida para hablar; la edición de su último libro había sido un éxito, por lo que Iang pretendía que su amigo continuase la historia en un próximo número. Guez, por su lado, insistía en incluir la historia de Lupus Ánima en su nueva obra.

 Pese a la fluida conversación, Iang permanece algo ausente; esperaba un mensaje de Kisa, que aún no volvía a la empresa.

-: Te noto extraño ¿pasa algo?

-: Eh.. No, espero una llamada… -ante la intrigada mirada de Guez, Iang continúa- Alguien se me ha perdido… tú la conoces, Van me contó que estuviste en lo sucedido en el edificio… dijo que Kisa te ayudó.

-: Lo siento, creo que no recuerdo bien, -se disculpa Guez confundido, sin percatarse de que Iang habla de la mismísima muchacha que él vio hace un rato- había mucho bullicio…

Iang sonríe.

-: Claro, …luego te a presentaré… -pronto recibe un mensaje, es de Tamir. “Dejó olvidado el teléfono en la oficina, pero ya la encontré…”

-: Puedes ir si quieres…¿quieres que volvamos a la empresa?

-: No, está bien, te invito un café.

***

Tamir corre hacia una plaza, más exactamente al sector de las hamacas. Allí, Kisa permanece sentada y pensativa al momento en que Tamir aparece por detrás de ella.

-: Amir tenía razón. Después de todo, sí creas lazos con las personas, esta plaza es de la que habíamos hablado… -Kisa continúa en silencio- Esa persona hubiese querido venir a buscarte –refiriéndose a Aker- pero ¿sabes? Creo que algo le afectó… Van también hubiese venido, pero no sabía qué decir… -ríe solo- Así que… ¿sabes disparar?

-: No sé de lo que habla…

-: Hablo de tus reacciones, ayudaste a alguien… y la verdad es que no importa si te asustaste y dejaste caer el arma… No sé cómo, pero la biblioteca a la que disparaste… -sonríe- ya no cayó sobre una persona, como iba a pasar… -Kisa se detiene y Tamir la empuja para que la hamaca vuelva a mecerse- Eres intrigante, sabes de secretos… y cada día nos sorprendes de una forma diferente.

-: Mis reacciones… mis reflejos… se debilitaron, hubiese… -niega- ¿sabes? Cuando alguien aprende cosas nuevas, esas se complementan con las que ya sabías, sobre todo las opuestas. –Kisa baja de la hamaca- No solo ustedes son los sorprendidos con lo que pasó.

Mientras Kisa retoma el camino de vuelta a Lupus Ánima, Tamir permanece por un momento inmóvil.

-: ¿Me tuteó? –sonríe y sigue a Kisa- E… ¡Espérame! También yo debo volver.

 

***

Unos días después, de nuevo en la empresa, todo “vuelve a la normalidad”, Van, sin pregunta alguna, siguió trabajando con Kisa y hoy, en particular, Tamir y Amir comenzaron a rondar con una nueva noticia.

-: ¡Habrá una fiesta esta noche! –grita Amir entrando…

Kisa voltea extrañada y Van sobresaltado, mirando a Amir algo molesto.

-: Es verdad –dice Tamir, con un tono más correcto- Pensábamos en darte una sorpresa, pero, por alguna extraña razón, quieren preguntarte si quieres asistir, Kisa… -Kisa se encoge de hombros y vuelve a trabajar. Tamir hace una seña echando a Van y a Amir y, en cuanto salen, pone música fuerte…- Debo hablar contigo, es que yo también hubiese querido que sea una sorpresa –Kisa lo mira intrigada- pero es que Guez está aquí, también asistirá y siendo la fiesta para ti yo…

-: Está bien, i guess that he is a guest after all –juega en inglés.

-: ¿Y tú… Lilah? –Inquiere Tamir, llamando a Kisa por uno de sus auténticos nombres.

Kisa, a pesar de todo, sonríe.

-: Pon un lirio en mi lugar…

-: ¿Miedo al pasado tal vez? Incluso si es al futuro… tienes quien te proteja aquí…

-: No es eso. Es que aquí se mezclan demasiadas cosas… -señala al ambiente y la cabeza- No puedo dejarme llevar, sobre todo cuando las palabras y los hechos no coinciden…

-: ¿Qué tipos de hechos y que tipos de palabras? Supongo que te refieres a un mismo tiempo.

-: ¿Por qué debería de ser así? –inquiere Kisa algo fastidiosa.

Tamir piensa mientras estudia de muy cerca los ojos de Kisa, ella corre la mirada.

-: ¿Segura que no es miedo? … No parece rencor, tus ojos están demasiado cálidos… ¿qué tal si lo llamamos temor?... –niega- Pero el Guez de hoy no inspira temor… A ver… ¿es el lugar?... ¿su mirada?.... ¿la mía?... El tiempo… la confianza… el corazón… -dice gesticulando con las manos- ¿Sabes lo que es una fiesta?

-: Déjame en paz.

-: Bueno, está bien… Así que tú también olvidas tus modales cuando te enojas… de manera que tu yo actual es mera actuación… ¿es eso? –Kisa empuja a Tamir hacia afuera- E… espera… pon una pizca de tu corazón en tu cabeza… ¿Qué tal ese resultado? Se tú misma… -Kisa cierra la puerta, aún se oye a Tamir- ¡inténtalo… es una buena receta! ¡A veces el pasado es un condimento extra, que no le sienta bien al presente!...

En el pasillo, Amir se acerca a Tamir.

-: Oye ¿Nos corriste para hablar de cocina?...

Tamir mira a Amir, compadeciéndolo y suspira, dándole una palmada en la espalda. Van ríe.

-: …Eso te pasa por intentar escuchar una conversación ajena…

Dentro de la sala, Kisa intenta volver a su trabajo, apaga la música, toma su silla y se sienta, da un gran suspiro y vuelve a levantarse. Lo que dijo Tamir, de la forma en que lo dijo… Si al final no hubiese comenzado a jugar, tal vez le hubiese hecho caso… Por un momento él se había comportado como un hermano mayor, como un verdadero adulto, indicándole que la cuidaría, que no había por qué temer… Pero ella se sintió burlada cuando Tamir le pidió que deje de actuar. No entendía su forma de ser… y eso la ponía algo incómoda, por lo que decidió salir a tomar un poco de aire.

A un par de cuadras de la empresa, el parque la reconfortó, aún dudando acerca de la fiesta, una silueta se acercó a ella y ofreciéndole un helado, se sentó a su lado. Era el segundo intento de Makuro y esta vez podía entablar una charla sin interrupciones. Kisa rechazó el dulce, pero Makuro insistió.

-: Vamos preciosa Kisa, no vas a rechazar mi obsequio ¿o sí? –comenzó Makuro- Sé que aún no es temporada, pero apuesto a que te encantan los dulces…

-: Sí que me gustan, pero…

-: Si es por lo que tu amigo dijo… puedes estar tranquila, no recuerdo que esto sea parte de algún guion –Kisa mira a Makuro- y el helado, bueno… Allí hay una heladería, iba a comprar uno cuando llegaste –señala a un punto del otro lado del parque- así que compré dos –Vuelve a ofrecerle, ella lo toma.

-: Gracias.

-: ¿Ya terminaste tu turno? –Kisa niega- …¿te escapaste?

-: Salí a tomar aire…

-: Ya veo. Te contaron lo que ocurrió ¿verdad? Conmigo y Ceo –Ella niega- Entonces ¿Por qué no me hablas?

-: Porque prefiero el silencio para pensar y usted. ¿Por qué no habla con Ceo de un modo calmado?

-: Porque Ceo todavía tiene presente lo que sucedió… Nos hablamos con ironía y desdén porque hablar con sinceridad y serenidad es más difícil y tal vez hasta duela el doble. Sobre todo porque soy actor y eso hace que mi debilidad sea recurrir a una frase hecha cuando no encuentro las palabras. –Kisa comienza a tomar su helado, se detiene un momento y sonríe encantada. Makuro continúa- Si él tan solo olvidase lo ocurrido por un momento, podría ver que tuve una razón… y que cambié. –Se queja. Ella de pronto lo mira pensativa- Bueno, pero no vine a hablar de eso… dime ¿quieres escaparte a cenar conmigo?

-: ¿Qué ha dicho? –inquiere Kisa, recordando lo que Tamir le dijo…

-: Yo… yo decía si querías salir…

-: No, eso no, lo de Ceo… es que ¿cree que deba olvidar lo ocurrido?

Makuro se siente un poco confundido, pero de todos modos continúa.

-: No digo que lo olvide, después de todo el pasado nos hizo como somos, pero si te aferras demasiado a un hecho que pasó, nunca podrás saber si las cosas cambiaron o si alguien se arrepintió de hacerlo… Sé que hay cosas imperdonables, pero a veces, solo a veces, otras tienen su razón de ser….

-: A veces –piensa Kisa- el pasado es un condimento extra…

-: Yo no lo hubiese podido decir mejor –sonríe, pero esta vez sin actuar. Aunque hiera su orgullo de don Juan, esta vez quiere hacer la propuesta sinceramente.- Entonces ¿Kisa, quieres salir a cenar?

-: No, pero si quieres estar acompañado llámalo –aconseja entregándole el número de Ceo- Se supone que habrá una fiesta… no sé cómo serán las cosas allí, pero supongo que podrán hablar…

***

Kisa camina por las calles en silencio, finalmente entendió, aunque sea una parte, de todo lo que Tamir quería decir y aunque aún no entendiese bien su forma de ser, le simpatizó el hecho de que se preocupe. Más allá de todos sus pensamientos, el hecho de que él conociera aquel nombre también la atrajo, al parecer se había interesado por su forma de actuar, o tal vez alguien le había contado acerca de la vida de Guez, el antiguo Hound.

Cruzando una calle desierta, Kisa oyó el motor de un auto deteniéndose a pasos de donde estaba, la puerta se abrió y la voz que hace días ya no oía la invitó a subir. Ella se acercó y con una reverencia saludó, luego, subió al auto. Con el silencio en el ambiente, la única luz entre esos dos era la luna llena que brillaba en el cielo.

Sus ojos se perdían en la distancia, titubeaban; mientras, el rumbo no estaba establecido, pero ninguno hablaba. Aker se desarmó y entregó el arma a Kisa, para que la guarde en la guantera. Estaba decidido a hablar con la verdad, pero para ello sentía que debía deshacerse de su título por un momento.

-: ¿Me recuerdas, Lisha Persis? –dijo muy bajo, mirando el camino y a su acompañante alternadamente. Kisa se sobresaltó y luego miró a Aker- Yo sí te recordé, yo … le di la data a Tamir.

Aker calló y de nuevo se resignó a dejarle la participación a la luna.

-: Es hermosa,… -rompió el silencio Kisa- la luna. –Aker asintió- ¿a dónde nos lleva?

-: No lo sé, pueden estar esperándote en el lugar que sea, aún no hay rumbo.

-: ¿Dará vueltas hasta que me decida?

-: No, si me pides qu me detenga, lo haré.

Kisa duda…

-: Yo… quiero que… siga el camino que lleva a la montaña… Ceo me conto que en luna llena, con suerte veríamos un lobo blanco, pero solo si nos dirigimos a la montaña.

Aker de nuevo posa sus ojos en Kisa, la llevará donde ella diga, conseguirá el lugar más bonito para bañarla de la luz de la luna y poder hablar.

-: Perdón por evitarte todo este tiempo…

-: No, yo debería saber acerca de sus sentimientos para no herirlos… Es que no entiendo, me confunde… yo…

-: Muchas cosas se mezclan aquí –señala Aker su corazón- …Estás comenzando una vida diferente, no aceptarás que sea miedo, desconfianza, duda,… porque es una mezcla de todos los sentimientos, buenos o malos… Aunque, el miedo es el que se presenta ante los cambios más veces, no es malo si aprendes a enfrentarlo, aún así siempre tendrás en quien apoyarte.

-: No es miedo, es confusión… ¿por qué no puedo entenderlos?

-: Porque, de todos los que te remarcaron eso, no hubo ni uno solo que lo diga solo por ti –Kisa se sorprende y confunde. Dejará hablar a Aker, porque en su voz hay algo familiar, algo que ella comprende- …Para entenderte y conocerte, -continúa sin saber cómo, Aker- para abrir su corazón a una nueva persona, siempre hay un obstáculo que vencer… Tu ética de no crear lazos… para entenderlos, tendrás que romper esa regla… Lisha… todos cambian un poco cuando realmente aman a una persona.

Kisa sube un pequeño risco y se sienta a mirar la luna, sin comprender por completo, todo es muy nuevo para ella. ¿Todos cambian cuando aman a alguien?, tal vez ella no lo reconozca, pero desde su llegada ha sufrido pequeños cambios, ha armado pequeños lazos, solo con su sonrisa, una de las cosas que nunca fueron falsas.

-: Yo no entiendo lo que dices… ¿Por qué Tamir, o Ceo… por qué ni siquiera Iang? Nadie antes lo dijo de esa forma.

-: Ignoro la postura de Ceo o Iang, tal vez solo quieren que hables por ti misma, tal vez, teman que pierdas tu voz propia y te resignes a obedecer todo lo que digan… Pero estoy seguro que Tamir no puede ser serio con eso… él teme ser un adulto… por eso nunca se entromete en temas tan serios o complicados. Tamir… a la edad de Amir llevaba un año  de casado, tuvo que hacerse cargo de su hermana, su esposa y la casa… Ansió tanto que todo fuera un sueño, toda su vida fue preparado para eso y sin embargo nunca tuvo tiempo de ser “el hermano”… fue “padre” y esposo… Y negó todo a la vez, comportándose como un niño ante los de fuera. Pero cuando llegaste,… él creció un poco más; compitió contigo, porque ensayabas sus mismos errores y te cantó una canción de cuna, para que despiertes de ese mal sueño. –Terminó de explicar Aker, alcanzando a Kisa- Con Amir y Van pasó algo parecido… esos dos eran inseparables… su voz lo era todo para Amir, lo mismo que sus oídos para Van… la pareja perfecta. –Sonríe Aker- Pero Amir se mostró al mundo  y Van quiso oír otras voces; sin comprenderlo, uno empezó a callar todo y el otro a gritarlo…

-: ¿Son celos? –pregunta Kisa, elevando su mirada a Aker. Él asiente.

-: De Van a Amir al principio… y fueron recíprocos cuando tu apareciste –Kisa se sorprende- Así también se intensificaron las discusiones entre Makuro y Ceo… Ceo te quiere como su hermana y por eso no le gusta que Makuro te hable.

Kisa, pensativa, mira al horizonte, no muy lejos, algo  la sorprende y la hace feliz; una asombrosa belleza, tan blanca como la luna.

-: ¿Es eso un lobo? –Aker asiente y se sienta muy despacio junto a ella.

-: Tienes suerte… -susurra- …Ese lobo se parece mucho al de la leyenda de Lupus Ánima. Kisa lo mira…

-: Aker, ¿y tú?

-: ¿Yo? – se extraña Aker.

-: ¿Por qué aceptaste traerme aquí?

-: Porque… yo no quiero ser solo “el hombre que dispara” para ti –Aker sigue hablando, un aullido apaga su voz, que narra hechos a Kisa.

Kisa se confunde.

-: …no quisiera herir realmente a nadie… no otra vez… es por eso que quería que decidas sin presionarte, no quería que nadie te hiriera… por eso te hice caso y seguí adelante aquella vez… Quiero que decidas tú misma a tu tiempo cual es tu intención, porque cuando ayudaste a Guez aquel día… fue solo porque fallaste en… dispararle… y sé que tú no eres así, o al menos creí saberlo… El tiempo pasó y yo sigo siendo el mismo idiota que quería quedarse… –Finaliza, mirando al horizonte, preocupado.

Un silencio inquietante cubrió el lugar. Aker miró a Kisa de soslayo, algo incómodo, esperando su respuesta. Kisa permaneció mirando la luna, luego bajó la mirada y tomando la mano de Aker, que estaba junto a la suya, rompió el hielo.

-: Quiero que me lleves de regreso… -pidió cortante, Aker cerró sus ojos y respiró, algo dolido por dentro, pero sin mostrarlo- ir contigo –continuó en un susurro, y la aclaración lo tomó por sorpresa.

Aker se levantó, ella soltó su mano a punto de retractarse, pero él se la ofreció nuevamente ayudándola a levantarse. Allí, muy cerca uno del otro, Kisa supo otra verdad y le abrió su corazón.

Muy bajo liberó un suspiro.

-: Gracias… por volver a salvarme.

 

Un auto lleno de una atmósfera cálida se dirigió a la fiesta de bienvenida. Allí, todos esperaban ansiosos.

lunes, 4 de julio de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 2- Nuevas Enseñanzas

 


 

Un día paso, ya es de mañana y en casa de Ceo, éste entra a la habitación de Kisa.

-: ¿Va a levantarse señorita? –tras una pausa, insiste- … Kisa… -y luego se acerca para susurrarle al oído- son las diez de la mañana.

Al escuchar esto último Kisa despierta y entre apurada y sobresaltada por ver a Ceo tan cerca, se levanta repentinamente, dándole un cabezazo. Ceo automáticamente retrocede dos pasos y sostiene su cabeza.

-: ¡Ay ay ay ay ay! eso dolió.

-: Lo siento mucho, no lo vi… -se disculpa Kisa.

-: Lo mismo digo. Ay… eres cabeza dura Kisa…

-: Lo siento –se preocupa- ¿Lo golpee muy fuerte?

-: No, pero te pedí que me tutees –sonríe Ceo.

Kisa lo mira seriamente.

-: Ah… era eso, aún no puedo acostumbrarme, lo siento mucho, pero creo que no debería asustarme así solo por eso.

-: Kisa, que mala eres. Solo quiero que me tutees… vamos, dilo… Ceo ¿cómo estás? O ¿estás bien? Deja eso de señor que me haces sentir viejo.

-: Ceo… -sonríe Kisa- llegaremos tarde si damos más vueltas –Ceo la mira serio, sintiéndose burlado. Kisa continúa- ¿Cómo está tu cabeza?

Ceo sonríe.

-: Ahora bien –tantea buscando su mano.- Vamos.

 

Al llegar a la empresa, Ceo y Kisa se topan con Iang, que vuelve de un trámite y los ve bajando de un taxi.

-: Ceo… ¿has tenido que venir así?

-: Verás, cuando decidí que volvería por un tiempo, pensé en sacar un auto aquí… pero… ando un poco mal con los cálculos. Ella no sabe conducir.

-: De haberme avisado que hoy venías, podría haber mandado un auto a buscarte.

Los tres entran, Iang observa a Kisa por un momento y luego a Ceo.

-: Kisa… ¿quieres terminar de recorrer la empresa? –Kisa asiente- ¿Te animas a ir sola? Quiero hablar con Ceo. –ella queda inmóvil por un momento- No sé si hay alguien en el primero, pero sé que en el segundo piso es posible que esten cualquiera de esos tres que conociste ya –sonríe- Que, por cierto, hablaron bastante bien de ti –ahora es Kisa quien sonríe. Pero por un momento mira a Ceo- Está bien, Ceo estará conmigo hasta que regreses.

-: Bien. Entonces, con permiso.

Iang conduce a Ceo a su oficina, allí llama su atención en tono de reproche.

-: No avisaste que venías.

-: Lo sé, ayer le dije a Kisa de venir de nuevo temprano, pero nos retrasamos y olvidé llamar. Lo siento, ¿tienes mucho trabajo?

-: No, pero eres algo impulsivo… dime, ¿qué fue lo que te hizo saltar de la cama?

-: Dijiste que en unos días llamarías a Kisa a la empresa… ¿Qué pretendes? –inquiere Ceo desconfiado.

-: Sabes… es muy respetuosa, íntegra… graciosa incluso y sonríe a todos… -Ceo aún espera la respuesta- No sabe nada de la industria o de su historia… ¿verdad?

-: Eso es cierto… y parece estar bien así… ella…

-: Es que … quiero que aprenda en principio sobre tecnología, eso será una gran herramienta para saber sobre ella; quiero que aprenda a grabarse sin miedo a quedar atrapada, que pueda manejarlo… quiero que aprenda el alcance de su voz y lo que vale su existencia… y que trabaje aquí… tiene mucho potencial. Van puede enseñarle…

Ceo queda inmóvil, sin respuesta alguna y miles de preguntas sin esbozar… Tras escuchar el silencio se levanta y se dirige a la puerta por la que entró. Iang le disparó una bala que impactó en su corazón… pero no es culpable, porque no sabe lo que hizo.

-: Ceo, espera, -lo intenta detener Iang, sonriendo- te puedes caer Ceo, no juegues –llama, ya serio- Oye, espera, ¿dije algo que te molestó? –el aludido llega a la puerta y la abre- ¿Es porque…? –Iang piensa un momento- ¿Estás celoso Ceo? Tendrás tiempo suficiente para compartir con ella…

Ceo se vuelve bruscamente, cerrando de un portazo en el proceso.

-: ¡Tuve seis meses para compartir con ella! y es por eso que no comprenderías.

-: Es una muchacha lista, pero aprender, sobre todo esas cosas, la hará fuerte.

-: No, -arremete Ceo determinante- la hará volverse loca…

Iang lo mira estupefacto,  luego, en un tono que señala lo extremista de la idea, habla.

 -: ¿Qué? Por favor, ¿estás escuchándote? ¿De que forma piensas que permitiría eso? Esta es la oportunidad de…

-: De abrir miles de puertas, las mismas que siempre se mantuvieron cerradas para ella –Lo interrumpe Ceo- Pero abrirá tantas puertas… que no sabrá qué hacer y terminará eligiendo un atajo que “encierre a todas las demás”, para llegar más y más lejos… o para terminar con todo de una sola vez…

Iang suspira largamente.

-: Entiendo que tu postura es adversa, pero sé que ella podrá…

Ceo retoma su camino, dándose por vencido, sujeta el picaporte y abre nuevamente la puerta.

-: Enséñala… pero… Quisiera que de ahora en más tengas esto presente y puedas contestarlo en el momento oportuno… Hay miles de puertas, no puedes encerrar a todas en tus manos; una te llevará a la otra, más y más lejos. Pero… cuando llegues a la última ¿sabrás, al regresar, con que fin abriste la primera?

-: Ceo… -deja escaparse Iang. Ceo se retira.

 

***

 

Mientras, Kisa recorría la empresa, extrañándose o maravillándose con las cosas raras que veía. En la sala de audio, en el segundo piso, encontró a Tamir tocando una eterna melodía en  la guitarra. Al verla entrar él se detuvo.

-: Continúe por favor –pidió Kisa- Lo siento, ¿molesto?

-: No…No por favor… ¿Cómo podrías molestar?... –Tamir intenta retomar la melodía sin conseguirlo.- Siéntate por favor.

-: ¿Eh? ¡Sí!

Tamir sonríe. Intenta entablar una conversación distendida.

-: Esta bien… puedes relajarte soldadito… ¿Te gusta la música?

-: Usted hace muy linda música.

Tamir juega con los acordes y sonríe nervioso, con la mirada perdida en su guitarra; luego, mirando a Kisa, consigue sacar unos acordes de la melodía.

-: Cuanto… -se detiene antes de terminar siquiera la primera palabra y la mira en silencio- tengo dieciocho años, ¿Soy mayor o menor que tú?

-: Algo menor… usted está cerca de mi edad…

Tamir deja resuelto la guitarra y se acerca a Kisa.

-: ¿Cómo haces para hablar así? ¿No te incomoda? –inquiere poniéndose en cuclillas.

-: No. ¿Le incomoda a usted?

-: Algo… -Tamir sonríe nervioso.- No es cierto, a decir verdad me pone los nervios de punta. Pero no me prestes atención…

Kisa sonríe, se pone de pie y se dirige a la puerta, haciendo una reverencia.

-: Buenos días, disculpe por las molestias.

Tamir, sin moverse de su lugar, alcanza a hablar.

-: ¿Te vas? ¿No preguntarás ni dirás nada?... ¿Solo te irás?... –Y al ver que Kisa se está yendo, se levanta y continúa- Puedes quedarte si quieres, tocaré un poco más.

-: Está bien… -declina la oferta- Aún me queda gran parte del edificio por ver… pero, le oiré desde donde esté.

Kisa se retira ante el atónito Tamir, que solo alcanza a dejarse caer en el sofá en que ella estuvo sentada.

Continuando con el recorrido, Kisa llega al último piso. Al instante, ve una ventana que da a la calle y se acerca unos pasos; luego de un momento de duda, termina de llegar junto a esta y se apoya en el marco. Asomándose un poco, mira el horizonte lleno de edificios y suspira, está poco acostumbrada a ese tipo de cosas,… pero se queda por un momento recargada allí, descansando.

 

Aker Mikal, hombre por demás divertido y bastante irresponsable para el trabajo que cumple, mas fiel y compañero como pocos; camina por los pasillos del último piso, ajustando la mira de su arma. Es un hombre de cabellos largos de un castaño algo rubio, que lleva atados bajo una gorra; con ojos predominantemente color miel, aunque algo pardos; una importante altura; rasgos algo irónicamente puros y bastante persas. Se dirige a una ventana sin prestar atención más que al arma que porta, hasta que se topa con una persona; entonces, sin bajar la mira, que está casi perfecta, habla.

-: Ayer no pude conocerte muchacha. Soy Aker, guardaespaldas.

Kisa, al escuchar el sonido metálico del arma, se vuelve bruscamente, él continúa ocupado, sin darse cuenta que casi está apuntando a la muchacha.

-: Un placer encontrarnos.

Kisa hace una inclinación de cabeza, Aker levanta la vista y se percata inmediatamente de su postura. Tras bajar el arma rápidamente, extiende una mano, ofreciéndola, para saludarla.

-: Lo siento, ¿te he asustado?

Tras un apretón de manos, Kisa señala con seriedad.

-: Debería tener cuidado con eso. Podría lastimarse.

Aker la mira atónito, luego sonríe. Kisa lo retó por jugar con fuego, pero parece de lo más tranquila; entonces él recuerda algo que oyó de Amir.

-: Es cierto, tú viviste en la región del inmenso bosque ¿verdad? Las armas deben serte familiares, por eso no te asustas.

-: ¿Tendría que hacerlo? –pregunta ante un Aker algo extrañado- de todos modos no tiene cartucho y, por el sonido, no debe tener bala alguna en recámara.

Aker la observa sorprendido.

-: Debiste de haber conocido a muchos cazadores ¿verdad?

-: De a montones, -contesta Kisa- solo que no cazaban animales –termina casi inaudible, alejándose.

Aker permanece inmóvil, atónito, mira el arma y deja caer su mano a un lado aún empuñándola, se acerca a la ventana y mira el horizonte con cierta melancolía en los ojos.

 

***

 

 Kisa se dirige a la oficina de Iang, tras golpear la puerta sin obtener respuesta alguna,  entra en silencio, muy despacio. Allí, Iang duerme recargado sobre el escritorio y al sentirla llegar despierta y reacciona., aún con los ojos cerrados e inmóvil.

-: ¿Kisa?

-: Sí, lamento interrumpir su sueño…

-: Ceo está en la cafetería –contesta adivinando- Siento haberlo dejado solo –se disculpa reincorporándose.- Dame un momento por favor, en cuanto me acostumbre a la luz te acompañaré.

-: Está bien, conozco el camino.

-: Espérame un momento, quiero hablar un poco más con ambos.

-: Claro. No hay problema.

Mientras salen, Iang llama su atención.

-: Kisa ¿te interesaría? Es decir ¿alguna vez quisiste aprender sobre computadoras… o a grabar…  y todas esas cosas de por aquí?

-: No –contesta sinceramente Kisa.

-: ¿Quisieras que te enseñe?

-: No.

-: ¿No anhelas aprender, saber más acerca de todo lo que existe? –insiste extrañado Iang.

-: ¿Quién no? Pero… no podría, hay cosas de las que no querríamos saber nunca y aún si no es el caso, sería algo egoísta recibir más de usted, porque de lo que me dio aún no devolví nada.

-: ¿Y si le dijese, señorita,… -insiste con dulzura Iang- que puede ayudarme a mí, e indirectamente a Ceo, con lo que le ofrezco?

-: Entonces… mi pregunta sería ¿qué se le ofrece?

-: Eso es bueno… -se anima- quisiera que trabajes conmigo aquí, en la empresa.

-: Es algo que debería hablar con Ceo –piensa en voz alta Kisa.

-: Lo sé. Por eso quería hablar con los dos.

 

Llegando al primer piso, Iang y Kisa encuentran a Ceo, sentado junto al ascensor. Kisa sale del mismo y se abalanza a sus brazos en cuanto junta el valor suficiente para caminar, él la abraza.

-: Pensé que bajarían de este modo, así que estaba esperándolos.

-: ¿Ocurre algo? –se intriga Iang, inclinándose hacia sus dos amigos. Ceo asiente.

-: Le tiene terror a este tipo de cosas –señala el ascensor.

-: Vaya, por eso era que quería ir por las escaleras… Debiste habérmelo dicho… -Ceo pide silencio.- ¿Se desmalló?

-: No, solo duerme. Le pasa bastante, luego de este tipo de shocks… Al parecer la cansan mucho.

Iang ayuda a Ceo a levantarse y luego a llevar a Kisa hasta algún lugar donde puedan recostarla. Después de hacerlo, Iang lo mira largamente.

-: Lo dicho, dicho está. –Advierte él, ante la duda de Iang.

-: Vino a preguntarte a ti.

-: No voy a interrumpir nada… Si hay una mínima razón para hacerlo, lo aceptaré. Pero ninguno debe influenciar en sus decisiones.

-: ¿De veras lo crees?

-: Así lo creo.

 

***

 

Una semana pasó de la propuesta de Iang, la desinteresada Kisa fue tomando conciencia de lo que será explorar esos nuevos horizontes. Y aunque no tenga gran interés en operar una máquina, sí lo tiene en ir a la empresa, a la que ha estado concurriendo a diario con Ceo hasta el nuevo día. Y hoy está especialmente emocionada.

-: Dime… ¿Qué es lo que te alegra tanto?

-: Hoy comienzan…

-: Lo sé, Van te enseñará, ¿sabes? –Kisa asiente- Pero… ¿acaso te gusta tanto la idea? Pensé que… -Kisa niega.

-: No es eso, es que… el niño Dalheim me dijo que, mientras me enseñaba, podía mostrarme cómo hacer música.

-: Entiendo, a ti te gustó mucho la música que hacen esos tres –Piensa en voz alta Ceo, refiriéndose a Tamir, Amir y Van.- Así que de esa forma domó tu orgullo.

-: No, es que, aunque aún sea un niño, desde el primer día pude entenderlo. –Explica Kisa.- Además, es el único que no me ha dicho nada acerca de mi comportamiento o mi forma de hablar. –Continúa mientras salen de la casa.

-: Eso es porque, de hablar, emplearía tus mismas palabras, ya que su padre solía hablar así también… y su madre. –Kisa lo mira intrigada, Ceo sonríe deleitándose con el silencio ,porque sabe que ella quiere saber más.- A que no sabes quién es su padre.

-: No lo sé.

-: ¿Quieres saber?

-: No.

-: Mentirosa. Vamos, pregúntame, sé bien que quieres saber. –Tras u silencio, continúa- Sabes… si te intriga algo, nada te impide que preguntes.

-: ¿También usted con eso?

-: ¿También yo? ¿Quién más te lo dijo?

-: Tamir… varias veces y también me pide constantemente…

-: Que lo  tutees –termina Ceo.- Es que Tamir era como tú en un principio. –Kisa se sorprende- Pregúntame y te contestaré –vuelve a insistir.

-: No.

-: ¿Por qué? Nunca sabrás nada de nadie si no preguntas.

-: No es cierto. –Ceo se detiene hasta que Kisa reacciona- ¿Por qué te detienes?

-: Porque sabía que preguntarías. –Sonríe- Porque sea o no verdad lo que te dije, en realidad se da por un acto reflejo. –Kisa se acerca- Aunque la respuesta esté implícita en la pregunta; o preguntes porque sabes la respuesta, como muchos dicen, la mayoría del tiempo no hay respuestas sin preguntas, porque no hay muchas personas que se acerquen y comiencen a relatarte su vida… y a menos que quieran ocultar algo…

-: Excepto tú –lo interrumpe.

-: Excepto yo –asiente Ceo, que conoció a Kisa un día que se acercó a hablarle de su vida. De pronto reacciona- ¿Cómo me dijiste? –la muchacha reemprende la marcha- Oye, espérame. –Pide Ceo poniendo una mano en su hombro y a continuación, reemprende la marcha él también.

A unos metros de la empresa, Kisa se detiene.

-: Espérame un  momento.

Ceo se detiene, ella vuelve unos pasos y se acerca a acariciar a un gato negro.

-: ¿Qué pasa? –inquiere regresando sobre sus pisadas hasta que siente un maullido- Ah, es eso…

-: Sí, aún cuando llamas a un auto, este tramo siempre lo transitamos. Al parecer él se acostumbró ya y vino a esperarnos hoy –observa Kisa, alzando al gato.

-: ¿Es el que estaba en la empresa?

-: Sí…

De pronto, un muchacho de unos veintiún años de edad llega cruzando la calle; su destino es, supuestamente, la empresa. Al ver a Kisa con el gato en sus brazos, se acerca a buscar conversación, aunque en realidad busca coquetear.

-: Que precioso cuadro… Eres un ser hermoso –se arrima, acariciando al gato.

-: Le gustan los gatos –afirma Kisa.

-: Algo… aunque,  lo decía por ti. Mi nombre –continúa, tomando la mano de Kisa para besarla- es…

-: ¡Makuro! ¿Qué haces aquí? –interrumpe desafiante, Ceo.

El otro lo ignora.

-: Se conocen –Kisa retira la mano antes de que Makuro la bese.- Lo siento, no acostumbro a ese tipo de saludos.

-: Al contrario, soy yo quien debe disculparse –señala Makuro.

-: Vamos Kisa –La llama Ceo.

-: Vaya que tu oído está más agudo que nunca Ceo –desafía Makuro.- Así que recuerdas mi voz…

-: Kisa…

-: Lo siento, llevo prisa, es un gusto conocerlo

Kisa se despide, preparada para seguir a Ceo; Makuro los sigue.

-: ¿Os dirigís a la empresa? Porque voy por el mismo camino. ¿Os molestaría mi presencia?

-: ¡Sí! –Exclama Ceo. Pero otra vez es evadido y opacado por el comportamiento de Makuro.

-: Mi nombre es Makuro señorita… ¿Kisa? –Kisa asiente- Precioso y gentil nombre señorita…

-: ¿Acaso fue el regalo del ángel que alumbró tu llegada? –se acopla Ceo burlón a las palabras de Makuro. Kisa sonríe.- Dime, ¿dónde te había tocado ese guion?...

Makuro se detiene y tras excusarse con Kisa, toma una vía alterna hacia la empresa. Pero antes quiere molestar a Ceo.

-: Bueno, tomaré otro camino desde aquí. También tengo prisa y un cheque que cobrar. –Finaliza dirigiéndose a Ceo. El aludido, molesto, reemprende la marcha con Kisa en silencio.

Ya en la empresa, Ceo se despide y Kisa acompaña a Van para seguir con su entrenamiento. Atentamente y con mucha delicadeza, la muchacha va haciendo lo que Van le indica y luego de aceptar una tarea, él le enseña los primeros pasos para saber más acerca de cómo hace música junto a Tamir y Amir, luego se retira a tomar algo mientras ella completa, de a poco, la tarea impuesta. De un momento a otro, Tamir se asoma a la sala y llama a la muchacha.

-: Hola Kisa, ¿sabes?... recién tropecé con Iang que te buscaba.

-: Gracias por avisar, iré enseguida.

-: Y dime… ¿Van te ha enseñado algo ya?

Kisa asiente.

-: Me dejó ayudarlo con …¿edición de video?

-: ¡Vaya! Le has simpatizado. –se sorprende Tamir- Es para un evento ¿verdad? –Kisa asiente- ¿Y ya montó la música con las imágenes? ¿Puedo verlo mientras vas y vienes?

-: A decir verdad… Van me indicó que si venían ustedes –refiriéndose a Tamir y Amir- les mostrara esto –continuó abriendo un nuevo archivo y cerrando el anterior.

-: Bueno… -responde algo desilusionado Tamir- déjalo en mis manos.

Ella asiente y se retira.

 

-: Ceo se fue –Le dice Iang al verla llegar a la oficina- ¿Pasó algo?

-: No lo sé, estaba como de mal humor.

-: ¿Por algo en especial?

-: A decir verdad, estaba contento hasta cruzarnos con el señor Makuro. –Iang sonríe descubriendo la causa- ¿Está enojado?

-: Es que esos dos no son muy buenos compañeros…

Mientras tanto, de vuelta en la sala de audio y video, Tamir mira el archivo que Kisa le dejó y llega Amir buscándolo; ambos terminan de verlo, lo cierran y Amir se sienta junto a Tamir algo aburrida, buscando algo más interesante para ver.

-: Amir, te meterás en problemas –le advierte Tamir.- Sabes que Van es reservado con su trabajo.

-: No es justo, Kisa puede ver –se queja Amir.

-: Eso es porque la está entrenando –contesta Tamir- Pero de todos modos no voy a detenerte, sigue.

-: ¿Lo ves? Tú también te meterás en problemas, porque eres cómplice.

-: A decir verdad, no. Que sea  reservado implica que Van tiene claves para lo que no quiere mostrar –aclara algo desanimado.

-: Bueno, pero Kisa aún no debe saber eso –Lo anima Amir- debe haber algo que esté a nuestro alcance…

-: Amir, aprovecharse de eso no es justo.

-: Aquí está… mira, deben ser alguna clase de fichas personales –comenta Amir abriendo un archivo- la fecha es de hoy, lo hizo hoy –dice sonriendo- Van ya le dio tarea…

-: No debe haber  terminado, Amir no juegues con eso –intenta que salga de la máquina.

-: Ya, no empujes –pide Amir- mira, son nuestros perfiles. –Tamir se detiene- Ah… también tú quieres ver ¿o no? –se burla.- Haremos esto: para que no te molestes por lo que diga o no, abriremos el mío primero. –Amir abre su ficha personal sin problema alguno, luego de teclear su nombre como contraseña- …Es… bastante completa…¡Je! ¿quién le dio mis datos?

-: Han de haber sido Iang o Van… tú sigue.

-: Ahh… te gustó…Bueno, a ver, dice… “Nombre: Jasperamir Jifer (casta de Amir) Edad: 16 años. Estado civil: Soltero. Creo que esta niña es algo aburrida… ¿qué no tiene comentario propio acerca de mi grandeza? –Opina Amir. Tamir lo empuja para que lea- …ya…, “Cargo:…” está vacío… y… -De pronto calla, más abajo hay un apartado con observaciones. Lee y se levanta algo molesta. Tamir la sigue con la mirada.

-: Qué ocurre?

-: ¿Tan solo un niño caprichoso? –inquiere citando lo leído- eso no es una observación y tan modesta que parecía.

Tamir se adueña de la computadora y lee:

-: Espera, aún sigue.

-: No molestes, ya no quiero leer.

-: ¿Acaso tienes tu orgullo herido? Así sí pareces comportarte como “un niño caprichoso”-Remarca las palabras con intención. Amir hace caso omiso. Tamir da un suspiro algo cansado y lee en voz alta- “Su perfil asemeja tan solo al de un niño caprichoso, pero algo en su personalidad contagia fuerza, tiene un gran dinamismo y anhela la perfección. Aunque no haya crecido por completo aún, tiene un corazón de oro. Su papel en Lupus Ánima, fuera del trabajo, ha de ser el del motivador.”

-: ¿Tengo un corazón de oro? –Se interesa Amir, acercándose nuevamente.

-: ¿Lo ves?

-: Bueno, ya, ya, vete… -Recupera su lugar frente a la PC.- Veamos qué dice de ti –agrega abriendo el archivo de Tamir- Oye – lo llama, ante la imposibilidad de hacerlo- no abre, pensé que Kisa no sabía lo de las claves seguras…

-: A ver, vete –indica Tamir, tomando el mando- Ahí está –abriendo el archivo frente a los incrédulos ojos de Amir- Era T. Amir –aclara.

-: Sí que te interesa saber lo que dice ¿verdad? A ver… “Nombre: Teramir Jifer (casta de Amir)”, otra vez con eso… que molestia… “Edad: 18 años… Vaya, ¿ya tienes dieciocho? –molesta a Tamir, que lo mira serio- “Estado…”

-: No hace falta que leas eso –se desentiende Tamir bajando la página- vamos a lo importante…

-: Está bien… -Amir lee y luego se aclara la garganta.- Mira esto: “Su personalidad es exacta” ¿Qué quiere decir con eso?

-: No importa, continúa.

-: “…Algo nerviosa y rebelde por el peso que debió soportar. Sabe hablar correctamente cuando la situación lo amerita, pero necesita tiempo de preparación. Tiene el espíritu de un gran lider…” –Amir sonríe tentado- “…pero su impulso es más natural… Sigue un ritmo acelerado y lo refleja en su música, haciendo sonar la guitarra como los dioses” –Amir comienza a descostillarse de risa.

-: ¡Oye! –llama su atención Tamir, algo herido.

-: Pero ¿has escuchado lo que escribió? Esta niña te adora –vuelve a reír.

-: Es solo una observación Amir.

-: Lo sé, pero, ¿no te parece mucho?

-: ¿Qué estás sugiriendo? –pregunta Tamir con cara de pocos amigos.

-: Nada.

De pronto son sorprendidos por Aker, que entra buscando a Van.

-:¿Qué se supone que hacen aquí?

-: ¡Aker! –exclama con confianza Tamir- ¿Cómo estás? –acercándose- Estábamos viendo algo y ya nos íbamos… No le dirás a nadie ¿verdad?

-: No es correcto revisar lo que no les incumbe. ¿No creen? –Les reprocha Aker.

-: Pero sí nos incumbe –acota Amir desde la computadora- mira, también habla de ti… -Tras un par de intentos logra abrir la ficha- “Nombre: Aker Nikel Mikal” ¡Nunca nos dijiste que tenías segundo nombre! –opina en tono de queja.

-: Ya, ¿y cómo abriste el archivo entonces?

-: Me costó bastante, a decir verdad…

-: ¿fue casualidad?

Amir asiente.

-: Cierren eso, es privado –señala Aker molesto.

-: Ay, ¡vamos! Si es sobre ti –protesta Amir.

-: Por eso lo digo.

-: Relájate, es solo un juego –lo tranquiliza Tamir- queremos ver cómo avanza Kisa.

-: Juego o no, sigue siendo intrusión.

-: ¡Ey… escucha esto! –Exclama Amir, Tamir se acerca más.- “El hombre que dispara”.

-: ¿Eso es todo? ¿No habla de su personalidad o algo más?

-: No, solo eso. ¡¿Oíste Aker?! Eres el hombre que dispara –insiste, solo para molestarlo un poco.

Amir se detiene, Kisa está entrando por la puerta, al mismo tiempo que Aker se retira ignorando los llamados y burlas de Amir. Ella se acerca a la computadora y eludiendo a Amir, que intenta esconder las fichas, presiona dos teclas y cierra los programas y archivos abiertos.

-: Lo siento –se disculpa Tamir- no quisimos invadirte. ¿Por eso es que no preguntas nada? Ya te dijeron todo sobre nosotros.

-: Aún no está terminado. Y… con respecto a las preguntas, no suelo preguntar mucho...

-: Porque ya sabes la mayor parte de lo que quisieras.

-: No. Es porque las preguntas crean un lazo.

 Cristales de colores Espejos de mentira Fragmentos de deseos Es lo que da la vida Un enorme destello Mientras gritas a voz en cuello Y tu a...