-: Vaya
señorita… que radiante está hoy. -Opina Ceo al sentir llegar a Kisa, en un tono
burlón, luego confidente.
-: ¿Sabía
que…?
-: Iang
avisó que Van se había escapado de Aker… -Ante esto, Kisa sonríe algo apenada-
por eso tiemblas ¿verdad?... Dime ¿cuánto te llevó superar el miedo a la
motocicleta
-: ¿Mi…
miedo? es que… no creo que….
-: Por eso
supuse que Van te mandaría de regreso con un auto ¿Te descompensaste?
Kisa,
evadiendo a Ceo, corre la mirada.
-: Solo me
mareé un poco. Después de todo, creo que aún no termino de acostumbrarme…
-: Pensé
que te gustaba ver la velocidad que esas máquinas podían levantar.
-: Es que
¿sabes? Allá –dice refiriéndose a su tierra- no solían correr tanto, y lo
hacían con sus pies…
-:
Entonces…
-: Es…
extraño, me gusta verlas correr, como
bestias de metal… pero… cuando te montas en una… no lo sé… el estómago se
relaja… y sientes que vas a caer –intenta explicarse.
-: Eso es
vértigo Kisa –señala Ceo en una amplia sonrisa- supongo que es natural. Apenas
se cumplen dos semanas de tu llegada, sin embargo has experimentado tantas
cosas a la vez, que aún no dominas ninguna.
Otra semana
pasó desde que Kisa llegó y comenzó a entrenar en Lupus Anima. El fin de esta
nueva etapa indica el momento en que ella comenzará a trabajar, aún siendo
guiada por Van pero, con mayores libertades. En el tiempo transcurrido, ella
pudo observar varios puntos semejantes y distantes entre su antiguo y su nuevo
hogar y aunque nada reemplazará a su amada naturaleza o a las enseñanzas de sus
antiguos y ancianos maestros, hay algo diferente en el ambiente, algo por lo
que ya no es necesario huir.
Desde que
Kisa llegó, conoció y reconoció a varios personajes de la empresa y la vida de
Ceo; pero solo una persona, hasta el momento, la entendió y es que Van es casi
tan impersonal como ella… solo que ella es algo más formal y que desde el
mismísimo momento que mencionó aquello acerca de evitar formar lazos, volvió a
sumirse en su hermética introversión.
-: No
importa eso ya, porque de todos modos hoy tendré que aprender algo más –Ceo se
ve intrigado- Cuando llegué aquí me pregunté como sonarían los truenos en este
lugar…
-: ¿Cuándo?
-: Esta
noche… aunque no sé cuánto tiempo.
Ceo duda.
-: Bueno…
estando aquí tienes una ventaja, estás a resguardo … Aunque… hay desventajas
también, después de todo estás rodeada de otra energía aquí… -Tras un silencio
Ceo se interesa- Dime… ¿Cuán fuerte será la tormenta?
-: No lo
sé, en este lugar hay demasiado electromagnetismo para descifrarlo…
Tras un
largo suspiro Ceo se reanima, se sienta a la mesa y abre una caja de pizza,
invitando a Kisa a comer, ella declina amablemente y toma una fruta. La noche
tal vez sea larga, como tal vez no, Kisa ha estado algo confundida desde que
cambió de ambiente y Ceo sospecha que, si a eso le sumase el paseo en moto,
todo daría por resultado un precioso coctel dentro de la cabeza de su amiga;
pero eso ella lo debió haber pensado, además el clima se preveía lluvioso, así
que, definitivamente esa noche iba a ser algo especial.
Luego de
cenar, lavar los platos e irse a dormir, la medianoche cayó como un chaparrón.
Ceo, conociendo a Kisa, sabía que ella no dormiría profundo y siendo esta la
situación, podía prever el momento exacto en que un trueno sonaría, que un
relámpago iluminaría, o que un rayo acariciase la tierra, sea cerca o lejos; ya
que tenía incorporada, desde hace mucho tiempo, una reacción por cada acción y entre sonidos y posturas,
creaba una atmósfera que se sentía en los huesos. Por supuesto, él esperaba que
esta sea una noche más de esas, pero esta vez algo cambió; ella parecía dormir
profundamente, casi no se movía, no hubo momento alguno en que hablara, ni
atmósfera tensa; pero al acercarse hasta el borde de la cama en un momento dado
en el que sonó un fuerte trueno, pudo sentir que las sábanas se sentían algo
tensas. Y es que, sin hablar, Kisa había despertado, quedando totalmente
inmóvil, aferrada a la cama, como si hubiesen intentado arrancarla de allí. Entonces
Ceo, con una calma que nunca lo caracterizaba, dio un rodeo a la cama, rozó su
mano y luego la acarició hasta que soltó las sábanas, luego se inclinó hacia
ella y, besando su frente, le indicó con dulzura que vuelva a dormir, por
supuesto, no sin antes arrimar una silla cercana y recostarse a su lado.
-: ¿Va a
levantarse señorita?
Kisa siente
una voz algo distante, la llama dulcemente y ahora le frota apenas y suavemente
la espalda descubierta.
Por
supuesto ya es de día y, aunque aún llueve un poco, la tormenta ya pasó. Kisa
despierta algo cansada. Con voz muy baja y sus ojos aún cerrados, pide un
instante más de descanso a Ceo. Enseguida, siente un movimiento enfrente de ella.
-: Solo un
momento más, Ceo.
-: No es
Ceo.
Ceo, en
pleno bostezo, despierta frente a Kisa. Ella abre los ojos al momento que
reconoce la sorprendida voz de Iang, quien aparta la mirada a un lado
-: ¡Ceo!
¿qué haces allí…? Yo…
Ceo sonríe
y se sienta en la cama, Kisa se cubre con las sábanas, sentándose junto a Ceo,
Iang estupefacto, permanece inmóvil.
-: I…
¿Iang?
-: No
pienses mal niño. –Le indica con suavidad Ceo.
Antes de
seguir, Kisa lo interrumpe, indicándole que voltee de espaldas, para no verla
mientras se cambia. Iang, ya de espaldas, continúa.
-: ¿Yo? … Por
supuesto que no confundo, es que me tomaste desprevenido.
-: ¿Yo a
ti? – ríe Ceo, mientras asiste a Kisa para vestirse.- ¿Y qué hay de ti?
Entraste a la habitación de Kisa.
-: Sí, pero
no te encontré y Kisa aún dormía… llamé a la puerta varias veces…
-: Ya está.
Iang voltea
y ve algo arrimado al otro lado, al borde de la cama, Ceo se levanta y se
retira por un momento de la habitación.
-: ¿Es eso
una reposera?
-: Sí, es que Ceo estaba descansando allí y se
quedó dormido, como se mueve bastante cuando duerme, esa debió ser la causa de
que termine durmiendo a mi lado.
Al observar como intenta atar su cabello sin
éxito, le alcanza un cepillo.
-: Entiendo…
Esto te servirá, a ver… déjame ayudarte –se acerca, comenzando a cepillar su
cabello- Pero dime… ¿tú no eras tan pudorosa…? –Kisa sonríe a medias.
-: Ceo no
tiene esas intenciones, al menos no conmigo.
Iang es
quien contiene una sonrisa ahora y mientras ata el cabello de Kisa, cambia el
tema.
-: Ya
entiendo… ¿Y tú hace cuánto tienes el cabello de este largo?... Parece que no
lo has arreglado en siglos.
-: Es que
no acostumbro a usarlo tan largo, sino…
-: Lo sé,
hace un tiempo lo habías cortado otra vez ¿verdad? –Kisa asiente- Si lo
prefieres puedo pasarte por las tijeras yo mismo. Aunque a mí me gusta como te
queda, si aprendes a cuidarlo…
-: ¿Cómo
sabe usted sobre eso? –pregunta intrigada. De pronto se arrepiente- Lo siento…
-: Está
bien, no hay problemas, es que ¿sabes? Tamir siempre ha tenido el cabello muy
largo y antes Van y Amir eran los mejores amigos, les gustaba jugarle bromas
como las de pegotearle algún caramelo … y ya que Tamir era muy orgulloso para
pedir ayuda, yo era el que terminaba arreglando esos problemas, entre otros,
todos apuntados a Tamir y su largo cabello. Ahora que lo menciono, es una gran
incógnita cómo lo soportó y aún usa el mismo estilo.
Kisa lo
observa pensativa.
-: Hablas
mucho
-: ¿Estás
tuteándome?
-: Sí, ¿lo
has visto? Las tormentas la llenan de energías y confianza… -comenta Ceo
reapareciendo, detrás de Iang.
-: ¿Y tú de
donde saliste?
-: Del baño
–se adelanta a Ceo, Kisa, que, al percatarse de su intromisión, se lleva una
mano a la boca y se disculpa.- Perdón, es que… se escuchó la puerta.
-: ¿Lo ves?
¿Lo ves? La llena de energía.
-: ¿A ella
o a ti? –Inquiere Iang divertido.- Si sigues moviéndote así vas a tropezar. ¿te
sientes bien? –Ceo asiente- ¿Estás contento? –El aludido al fin se detiene.
-: Creo que
sí ¿tienes el auto? –Iang asiente- Entonces vamos, desayunaremos afuera, Iang, tú
pagas por despertarme… Vamos.
Iang lo
mira atónito.
-: Creo que
le faltan horas de sueño.
Kisa se
encoge de hombros y sigue a Ceo.
***
Ya en la
empresa, luego del desayuno, Kisa va a sus asuntos, mientras Iang y Ceo
permanecen charlando, en la oficina del primero.
-: ¡Ah, que
buen desayuno! –exclama Ceo satisfecho- creo que voy a caer si no me siento.
-: Yo
también diría lo mismo si hubiese comido lo que tú, eres todo un presupuesto.
-: Es
verdad, -sonríe Ceo- tú solo tomaste café y medialunas…
-: Sé que
eres de buen comer, pero eso no explica la hamburguesa con doble queso.
-: ¿Qué
hora es?
-: Las doce
y diez.
-: Eso lo
explica, comí por el desayuno y el almuerzo.
Iang
sonríe.
-: Y dime
tú ¿qué tanto te traes que te levantas tarde y tan enérgico?
-: Kisa.
-: ¿Kisa?
Ceo ¿qué ocurre con Kisa? No estaría bien que juegues con ella. –Le reprocha.
-: ¿Jugar?
¿Por qué jugaría? No te confundas, es que pensaba que… desde que llegó, le
molestaron muchas cosas… le enseñaron tantas otras –comenta indiferente- pero
ni una sola vez participó en una fiesta. Y ahora que lo pienso… Aún no le hemos
dado la bienvenida oficialmente.
-: ¿Una
reunión? –inquiere Iang, adivinando que la intención real de su amigo tiene que
ver con algo más que con una simple bienvenida. Ceo asiente- Ceo, tú fuiste el
que dijo que no debíamos interferir en sus decisiones.
-: No
interferiremos. Ella decidirá si quiere asistir…. Vamos Iang, ¿estás en
desacuerdo? Es hermética, no deja que nadie pase la cáscara, ni siquiera Van
con su motocicleta logró más que eso… y
nada tiene que ver su personalidad. Hay que demostrarle que no todos son señor,
señora, por favor y lo siento… y no es fácil si todo lo que hace es trabajar.
Dime ¿no quieres que te tutee sin disculparse?
-: Si…
pero…
-: ¿Pero
qué? Quiero que abra su corazón a un amigo, que juegue en el trabajo, que
consuma más que fruta, que coma algo sin pensar en qué parte es más nutritiva,
quiero que deje esa inercia de estatua angelical. Quiero darle una sandía y que
la coma con las manos, escupiendo las semillas… ¡Sin lamentarse! –Iang, que lo
observaba algo sumergido en un pensamiento de extraña compasión, comienza a
sonreír- ¡Y quiero que le embarre un chicle a Tamir en la cabeza! Para que
corte su cabello –Iang ríe y Ceo también, por un momento el silencio se adueña
del lugar- Entonces ¿fiesta? –dice extendiendo una mano.
Iang responde
con un abrazo.
-: Eres
increíble… -da un paso atrás tomando distancia- Pero te encargarás tú de la organización.
-: Hecho
¿me darás un auto?
-:Claro
-: Wiii
–festeja Ceo.
-: Y un
conductor.
-: Oh…
-finge desanimarse. Ambos ríen nuevamente.
***
Mientras,
Van y Kisa trabajan en un nuevo proyecto al momento que llega Tamir y repara en
Van, que parece algo fastidioso.
-: Hola…
disculpa Van -De pronto se detiene- ¿otra vez? ¿Estás seguro que no es ninguna
máquina? –el aludido asiente- Es extraño… están arreglando algo enfrente… ¿le
has preguntado a Aker? Tal vez él sepa. –comienza a hacer señas- ¿Qué se fue?
Menudo guardaespaldas y dime –Tamir se detiene por un momento, Van está
contando algo y señala a Kisa- ¿por Kisa? –Kisa levanta la mirada hacia Tamir-
Kisa ¿pasó algo con Aker? –su interlocutor golpea su frente con la palma de su
mano indicándole a Tamir que ha cometido un gran error, por lo que el muchacho
vuelve a leer sus señas- Ah… ya lo tengo, Aker esta raro… ¿con Kisa? ¿por qué?
–el chico se encoge de hombros- ¿Y por eso no le dijiste nada de tu malestar?
–Van se explica una vez más- Ah… entonces tú también tienes la culpa… -De
pronto, tapa sus oídos- ¿Qué? ¿tienes migraña?
Kisa se
levanta bruscamente de su silla.
-:
¿Tormenta?... –piensa en voz alta- No, agua de tormenta… o…
-: Kisa
¿estás bien?
Sin
contestar, Kisa sale corriendo y, en un abrir y cerrar de ojos, Van la sigue; así
llegan al edificio en reparación. Allí, Aker ayuda a desocupar el último piso
que, complicado en un principio por una gotera, terminó con el techo colapsado.
Por suerte el lugar quedó casi vacío a no ser por los trabajadores, un niño y
alguien más que fue en su búsqueda. En medio de la confusión, Kisa, Van y Aker se
vieron involucrados también y tras un estrepitoso sonido, el tiempo se detuvo;
luego, todos bajaron y la situación se le comunicó a los dueños del lugar, que
enviaron más personas aún, para reparar la falla una vez que pase el peligro.
Iang se
asomó a la calle al oír tanto bullicio e identificando a un Aker algo en shock,
preguntó sobre los hechos. Del otro lado de la calle, una niña observaba la
sombra de un recuerdo, que se esfumaba con los rayos del sol tras la lluvia.
-: ¿Qué
ocurrió?
-: El techo
tenía una gotera y mientras drenaban la piscina del techo, todo colapsó.
-: ¿Y qué
fue lo que te sobresaltó tanto como para ponerte así de pálido?
-: Es que
el techo y… -intenta explicarse Aker-
cayó una biblioteca y… deberías haberlo visto… el disparo y… -retrocedió- …No
sabía que podía hacer eso…
-: No
entendí una sola palabra… -contesta Iang, que ve cruzar a Van y acercarse- ¿Qué
haces tú aquí? ¿Estás bien? ¿Sabes qué pasó?... ¿Van? –Van se encoge de hombros
y tras unas señas Iang sonríe aliviado- ¿Kisa sacó a Guez de un problema? ¿y
qué hacía él allí?... Entiendo ¿y el niño que dices? –el chico señala a un
punto- Ah, ya veo… ¿Y Kisa? –su interlocutor piensa, cerrando los ojos, luego,
se encoge de hombros y entre señas indica “pero supongo que está bien”.
Aker mira a
Van confundido con una seña negativa, pero la respuesta que recibió fue una
señal de silencio.
-: Gran
despliegue ¿verdad? –dice Tamir a Van y Aker, que van entrando a Lupus Ánima-
¿Y qué hay de Kisa?
-: No lo
sé.
Tamir
sonríe…
-: Lo que
ocurrió le cayó como balde de agua fría ¿no? –bromea con Van, que sonríe a
medias.
***
-: ¿Está
este sitio ocupado?
Kisa está
sentada a la mesa de un bar, no muy lejos de Lupus Ánima. Después de lo
sucedido y aún mojada, su mejor ocurrencia fue caminar un rato y luego sentarse
a pensar. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un hombre
caracterizado por tener “Cabellos de fuego”, que, en los lugares menos
iluminados, semejaban el profundo color de la sangre pura; esta característica
sobre todo era muy distintiva, ya que todo el vello del cuerpo llevaba ese
color y sobresalía contrastando con una tez más bien clara. Al estudiar los
rasgos de las manos, Kisa atrapó recuerdos del pasado y con mucha paciencia y
serenidad, se animó a fijar su mirada en el rostro de su interlocutor. De
mentón prominente, suavizado por el ancho de la cara, que era entre cuadrada y
angular; labios ¿finos? ¿gruesos? ¿comparados con qué? Eran normales dentro del
contexto, aunque, en la esquina superior izquierda, parecían haber sido
expuestos a un fuerte calor de desierto, que había dejado marca. Ascendiendo
por el surco nasolabial, quedaba expuesta una nariz ancha, que pretendía haber
sido rota y, de hecho, una cicatriz horizontal, de unos tres centímetros,
reposaba perpendicularmente sobre el tabique nasal. Llegando a los ojos, una
inesperada pureza almendrada y el cielo en su mirada.
Kisa quedó
impactada ante tan extraña belleza, aunque más por la gentileza que esa grave
voz adoptó tras tantos años de “aquel estilo de vida”, con una suave seña lo
invitó a sentarse, e incluso mantuvo la mirada en sus ojos. Mas no perdió
movimiento alguno de sus manos, hasta que él mostró ambas palmas.
-: El
nombre que con recelo guardan tus pensamientos, ya no me pertenece. –dice el
hombre, cuyas manos tienen ambas palmas trazadas con una cruenta huella- ahora
me dicen Guez.
Kisa luce
sorprendida.
-: Irónico,
viene usted por “un cielo sin colores” ¿no? –pregunta ella, Guez arquea sus
cejas, sorprendido.
-: Lo sabes
ya, ¿lo has leído?
-: Hubiese declinado la idea de saber su
origen… Pero hay algo más ¿verdad? –agrega con seriedad.
-: Me
preguntaba qué pretendías, pensé que la primera impresión sería otra. De todos
modos ¿podría invitarte un café?
-: Optaré
por un no, -contesta Kisa levantándose para irse- supongo que con el estado de
sus manos ya no hay peligro de darle la espalda y si es así, no hay razón para
quedarme.
Guez
permaneció sentado allí unos quince minutos más, luego se dirigió a la barra
para esperar a alguien.
Iang llegó
al bar veintiocho minutos después de que Kisa se haya marchado. Al ver a Guez,
se dirigieron juntos a la salida para hablar; la edición de su último libro
había sido un éxito, por lo que Iang pretendía que su amigo continuase la
historia en un próximo número. Guez, por su lado, insistía en incluir la
historia de Lupus Ánima en su nueva obra.
Pese a la fluida conversación, Iang permanece
algo ausente; esperaba un mensaje de Kisa, que aún no volvía a la empresa.
-: Te noto
extraño ¿pasa algo?
-: Eh.. No,
espero una llamada… -ante la intrigada mirada de Guez, Iang continúa- Alguien
se me ha perdido… tú la conoces, Van me contó que estuviste en lo sucedido en
el edificio… dijo que Kisa te ayudó.
-: Lo
siento, creo que no recuerdo bien, -se disculpa Guez confundido, sin percatarse
de que Iang habla de la mismísima muchacha que él vio hace un rato- había mucho
bullicio…
Iang
sonríe.
-: Claro,
…luego te a presentaré… -pronto recibe un mensaje, es de Tamir. “Dejó olvidado
el teléfono en la oficina, pero ya la encontré…”
-: Puedes
ir si quieres…¿quieres que volvamos a la empresa?
-: No, está
bien, te invito un café.
***
Tamir corre
hacia una plaza, más exactamente al sector de las hamacas. Allí, Kisa permanece
sentada y pensativa al momento en que Tamir aparece por detrás de ella.
-: Amir
tenía razón. Después de todo, sí creas lazos con las personas, esta plaza es de
la que habíamos hablado… -Kisa continúa en silencio- Esa persona hubiese
querido venir a buscarte –refiriéndose a Aker- pero ¿sabes? Creo que algo le
afectó… Van también hubiese venido, pero no sabía qué decir… -ríe solo- Así
que… ¿sabes disparar?
-: No sé de
lo que habla…
-: Hablo de
tus reacciones, ayudaste a alguien… y la verdad es que no importa si te
asustaste y dejaste caer el arma… No sé cómo, pero la biblioteca a la que
disparaste… -sonríe- ya no cayó sobre una persona, como iba a pasar… -Kisa se
detiene y Tamir la empuja para que la hamaca vuelva a mecerse- Eres intrigante,
sabes de secretos… y cada día nos sorprendes de una forma diferente.
-: Mis
reacciones… mis reflejos… se debilitaron, hubiese… -niega- ¿sabes? Cuando
alguien aprende cosas nuevas, esas se complementan con las que ya sabías, sobre
todo las opuestas. –Kisa baja de la hamaca- No solo ustedes son los
sorprendidos con lo que pasó.
Mientras
Kisa retoma el camino de vuelta a Lupus Ánima, Tamir permanece por un momento
inmóvil.
-: ¿Me
tuteó? –sonríe y sigue a Kisa- E… ¡Espérame! También yo debo volver.
***
Unos días
después, de nuevo en la empresa, todo “vuelve a la normalidad”, Van, sin
pregunta alguna, siguió trabajando con Kisa y hoy, en particular, Tamir y Amir
comenzaron a rondar con una nueva noticia.
-: ¡Habrá
una fiesta esta noche! –grita Amir entrando…
Kisa voltea
extrañada y Van sobresaltado, mirando a Amir algo molesto.
-: Es
verdad –dice Tamir, con un tono más correcto- Pensábamos en darte una sorpresa,
pero, por alguna extraña razón, quieren preguntarte si quieres asistir, Kisa…
-Kisa se encoge de hombros y vuelve a trabajar. Tamir hace una seña echando a
Van y a Amir y, en cuanto salen, pone música fuerte…- Debo hablar contigo, es
que yo también hubiese querido que sea una sorpresa –Kisa lo mira intrigada-
pero es que Guez está aquí, también asistirá y siendo la fiesta para ti yo…
-: Está
bien, i guess that he is a guest after all –juega en inglés.
-: ¿Y tú…
Lilah? –Inquiere Tamir, llamando a Kisa por uno de sus auténticos nombres.
Kisa, a
pesar de todo, sonríe.
-: Pon un
lirio en mi lugar…
-: ¿Miedo
al pasado tal vez? Incluso si es al futuro… tienes quien te proteja aquí…
-: No es
eso. Es que aquí se mezclan demasiadas cosas… -señala al ambiente y la cabeza-
No puedo dejarme llevar, sobre todo cuando las palabras y los hechos no
coinciden…
-: ¿Qué
tipos de hechos y que tipos de palabras? Supongo que te refieres a un mismo
tiempo.
-: ¿Por qué
debería de ser así? –inquiere Kisa algo fastidiosa.
Tamir
piensa mientras estudia de muy cerca los ojos de Kisa, ella corre la mirada.
-: ¿Segura
que no es miedo? … No parece rencor, tus ojos están demasiado cálidos… ¿qué tal
si lo llamamos temor?... –niega- Pero el Guez de hoy no inspira temor… A ver…
¿es el lugar?... ¿su mirada?.... ¿la mía?... El tiempo… la confianza… el
corazón… -dice gesticulando con las manos- ¿Sabes lo que es una fiesta?
-: Déjame
en paz.
-: Bueno,
está bien… Así que tú también olvidas tus modales cuando te enojas… de manera
que tu yo actual es mera actuación… ¿es eso? –Kisa empuja a Tamir hacia afuera-
E… espera… pon una pizca de tu corazón en tu cabeza… ¿Qué tal ese resultado? Se
tú misma… -Kisa cierra la puerta, aún se oye a Tamir- ¡inténtalo… es una buena
receta! ¡A veces el pasado es un condimento extra, que no le sienta bien al
presente!...
En el
pasillo, Amir se acerca a Tamir.
-: Oye ¿Nos
corriste para hablar de cocina?...
Tamir mira
a Amir, compadeciéndolo y suspira, dándole una palmada en la espalda. Van ríe.
-: …Eso te
pasa por intentar escuchar una conversación ajena…
Dentro de
la sala, Kisa intenta volver a su trabajo, apaga la música, toma su silla y se
sienta, da un gran suspiro y vuelve a levantarse. Lo que dijo Tamir, de la
forma en que lo dijo… Si al final no hubiese comenzado a jugar, tal vez le
hubiese hecho caso… Por un momento él se había comportado como un hermano
mayor, como un verdadero adulto, indicándole que la cuidaría, que no había por
qué temer… Pero ella se sintió burlada cuando Tamir le pidió que deje de actuar.
No entendía su forma de ser… y eso la ponía algo incómoda, por lo que decidió
salir a tomar un poco de aire.
A un par de
cuadras de la empresa, el parque la reconfortó, aún dudando acerca de la
fiesta, una silueta se acercó a ella y ofreciéndole un helado, se sentó a su
lado. Era el segundo intento de Makuro y esta vez podía entablar una charla sin
interrupciones. Kisa rechazó el dulce, pero Makuro insistió.
-: Vamos
preciosa Kisa, no vas a rechazar mi obsequio ¿o sí? –comenzó Makuro- Sé que aún
no es temporada, pero apuesto a que te encantan los dulces…
-: Sí que
me gustan, pero…
-: Si es
por lo que tu amigo dijo… puedes estar tranquila, no recuerdo que esto sea
parte de algún guion –Kisa mira a Makuro- y el helado, bueno… Allí hay una
heladería, iba a comprar uno cuando llegaste –señala a un punto del otro lado
del parque- así que compré dos –Vuelve a ofrecerle, ella lo toma.
-: Gracias.
-: ¿Ya
terminaste tu turno? –Kisa niega- …¿te escapaste?
-: Salí a
tomar aire…
-: Ya veo. Te
contaron lo que ocurrió ¿verdad? Conmigo y Ceo –Ella niega- Entonces ¿Por qué
no me hablas?
-: Porque
prefiero el silencio para pensar y usted. ¿Por qué no habla con Ceo de un modo
calmado?
-: Porque
Ceo todavía tiene presente lo que sucedió… Nos hablamos con ironía y desdén porque
hablar con sinceridad y serenidad es más difícil y tal vez hasta duela el
doble. Sobre todo porque soy actor y eso hace que mi debilidad sea recurrir a
una frase hecha cuando no encuentro las palabras. –Kisa comienza a tomar su
helado, se detiene un momento y sonríe encantada. Makuro continúa- Si él tan
solo olvidase lo ocurrido por un momento, podría ver que tuve una razón… y que
cambié. –Se queja. Ella de pronto lo mira pensativa- Bueno, pero no vine a
hablar de eso… dime ¿quieres escaparte a cenar conmigo?
-: ¿Qué ha
dicho? –inquiere Kisa, recordando lo que Tamir le dijo…
-: Yo… yo
decía si querías salir…
-: No, eso
no, lo de Ceo… es que ¿cree que deba olvidar lo ocurrido?
Makuro se
siente un poco confundido, pero de todos modos continúa.
-: No digo
que lo olvide, después de todo el pasado nos hizo como somos, pero si te
aferras demasiado a un hecho que pasó, nunca podrás saber si las cosas
cambiaron o si alguien se arrepintió de hacerlo… Sé que hay cosas
imperdonables, pero a veces, solo a veces, otras tienen su razón de ser….
-: A veces
–piensa Kisa- el pasado es un condimento extra…
-: Yo no lo
hubiese podido decir mejor –sonríe, pero esta vez sin actuar. Aunque hiera su
orgullo de don Juan, esta vez quiere hacer la propuesta sinceramente.- Entonces
¿Kisa, quieres salir a cenar?
-: No, pero
si quieres estar acompañado llámalo –aconseja entregándole el número de Ceo- Se
supone que habrá una fiesta… no sé cómo serán las cosas allí, pero supongo que
podrán hablar…
***
Kisa camina
por las calles en silencio, finalmente entendió, aunque sea una parte, de todo
lo que Tamir quería decir y aunque aún no entendiese bien su forma de ser, le
simpatizó el hecho de que se preocupe. Más allá de todos sus pensamientos, el
hecho de que él conociera aquel nombre también la atrajo, al parecer se había
interesado por su forma de actuar, o tal vez alguien le había contado acerca de
la vida de Guez, el antiguo Hound.
Cruzando
una calle desierta, Kisa oyó el motor de un auto deteniéndose a pasos de donde
estaba, la puerta se abrió y la voz que hace días ya no oía la invitó a subir.
Ella se acercó y con una reverencia saludó, luego, subió al auto. Con el
silencio en el ambiente, la única luz entre esos dos era la luna llena que
brillaba en el cielo.
Sus ojos se
perdían en la distancia, titubeaban; mientras, el rumbo no estaba establecido,
pero ninguno hablaba. Aker se desarmó y entregó el arma a Kisa, para que la
guarde en la guantera. Estaba decidido a hablar con la verdad, pero para ello
sentía que debía deshacerse de su título por un momento.
-: ¿Me
recuerdas, Lisha Persis? –dijo muy bajo, mirando el camino y a su acompañante
alternadamente. Kisa se sobresaltó y luego miró a Aker- Yo sí te recordé, yo …
le di la data a Tamir.
Aker calló
y de nuevo se resignó a dejarle la participación a la luna.
-: Es
hermosa,… -rompió el silencio Kisa- la luna. –Aker asintió- ¿a dónde nos lleva?
-: No lo sé,
pueden estar esperándote en el lugar que sea, aún no hay rumbo.
-: ¿Dará
vueltas hasta que me decida?
-: No, si
me pides qu me detenga, lo haré.
Kisa duda…
-: Yo…
quiero que… siga el camino que lleva a la montaña… Ceo me conto que en luna
llena, con suerte veríamos un lobo blanco, pero solo si nos dirigimos a la
montaña.
Aker de
nuevo posa sus ojos en Kisa, la llevará donde ella diga, conseguirá el lugar
más bonito para bañarla de la luz de la luna y poder hablar.
-: Perdón
por evitarte todo este tiempo…
-: No, yo
debería saber acerca de sus sentimientos para no herirlos… Es que no entiendo,
me confunde… yo…
-: Muchas
cosas se mezclan aquí –señala Aker su corazón- …Estás comenzando una vida
diferente, no aceptarás que sea miedo, desconfianza, duda,… porque es una
mezcla de todos los sentimientos, buenos o malos… Aunque, el miedo es el que se
presenta ante los cambios más veces, no es malo si aprendes a enfrentarlo, aún
así siempre tendrás en quien apoyarte.
-: No es
miedo, es confusión… ¿por qué no puedo entenderlos?
-: Porque,
de todos los que te remarcaron eso, no hubo ni uno solo que lo diga solo por ti
–Kisa se sorprende y confunde. Dejará hablar a Aker, porque en su voz hay algo
familiar, algo que ella comprende- …Para entenderte y conocerte, -continúa sin
saber cómo, Aker- para abrir su corazón a una nueva persona, siempre hay un
obstáculo que vencer… Tu ética de no crear lazos… para entenderlos, tendrás que
romper esa regla… Lisha… todos cambian un poco cuando realmente aman a una
persona.
Kisa sube
un pequeño risco y se sienta a mirar la luna, sin comprender por completo, todo
es muy nuevo para ella. ¿Todos cambian cuando aman a alguien?, tal vez ella no
lo reconozca, pero desde su llegada ha sufrido pequeños cambios, ha armado
pequeños lazos, solo con su sonrisa, una de las cosas que nunca fueron falsas.
-: Yo no
entiendo lo que dices… ¿Por qué Tamir, o Ceo… por qué ni siquiera Iang? Nadie
antes lo dijo de esa forma.
-: Ignoro
la postura de Ceo o Iang, tal vez solo quieren que hables por ti misma, tal
vez, teman que pierdas tu voz propia y te resignes a obedecer todo lo que
digan… Pero estoy seguro que Tamir no puede ser serio con eso… él teme ser un
adulto… por eso nunca se entromete en temas tan serios o complicados. Tamir… a
la edad de Amir llevaba un año de
casado, tuvo que hacerse cargo de su hermana, su esposa y la casa… Ansió tanto
que todo fuera un sueño, toda su vida fue preparado para eso y sin embargo
nunca tuvo tiempo de ser “el hermano”… fue “padre” y esposo… Y negó todo a la
vez, comportándose como un niño ante los de fuera. Pero cuando llegaste,… él
creció un poco más; compitió contigo, porque ensayabas sus mismos errores y te
cantó una canción de cuna, para que despiertes de ese mal sueño. –Terminó de
explicar Aker, alcanzando a Kisa- Con Amir y Van pasó algo parecido… esos dos
eran inseparables… su voz lo era todo para Amir, lo mismo que sus oídos para
Van… la pareja perfecta. –Sonríe Aker- Pero Amir se mostró al mundo y Van quiso oír otras voces; sin comprenderlo,
uno empezó a callar todo y el otro a gritarlo…
-: ¿Son
celos? –pregunta Kisa, elevando su mirada a Aker. Él asiente.
-: De Van a
Amir al principio… y fueron recíprocos cuando tu apareciste –Kisa se sorprende-
Así también se intensificaron las discusiones entre Makuro y Ceo… Ceo te quiere
como su hermana y por eso no le gusta que Makuro te hable.
Kisa,
pensativa, mira al horizonte, no muy lejos, algo la sorprende y la hace feliz; una asombrosa
belleza, tan blanca como la luna.
-: ¿Es eso
un lobo? –Aker asiente y se sienta muy despacio junto a ella.
-: Tienes
suerte… -susurra- …Ese lobo se parece mucho al de la leyenda de Lupus Ánima.
Kisa lo mira…
-: Aker, ¿y
tú?
-: ¿Yo? –
se extraña Aker.
-: ¿Por qué
aceptaste traerme aquí?
-: Porque…
yo no quiero ser solo “el hombre que dispara” para ti –Aker sigue hablando, un
aullido apaga su voz, que narra hechos a Kisa.
Kisa se
confunde.
-: …no
quisiera herir realmente a nadie… no otra vez… es por eso que quería que
decidas sin presionarte, no quería que nadie te hiriera… por eso te hice caso y
seguí adelante aquella vez… Quiero que decidas tú misma a tu tiempo cual es tu
intención, porque cuando ayudaste a Guez aquel día… fue solo porque fallaste
en… dispararle… y sé que tú no eres así, o al menos creí saberlo… El tiempo
pasó y yo sigo siendo el mismo idiota que quería quedarse… –Finaliza, mirando
al horizonte, preocupado.
Un silencio
inquietante cubrió el lugar. Aker miró a Kisa de soslayo, algo incómodo,
esperando su respuesta. Kisa permaneció mirando la luna, luego bajó la mirada y
tomando la mano de Aker, que estaba junto a la suya, rompió el hielo.
-: Quiero
que me lleves de regreso… -pidió cortante, Aker cerró sus ojos y respiró, algo
dolido por dentro, pero sin mostrarlo- ir contigo –continuó en un susurro, y la
aclaración lo tomó por sorpresa.
Aker se
levantó, ella soltó su mano a punto de retractarse, pero él se la ofreció
nuevamente ayudándola a levantarse. Allí, muy cerca uno del otro, Kisa supo
otra verdad y le abrió su corazón.
Muy bajo liberó
un suspiro.
-: Gracias…
por volver a salvarme.
Un auto
lleno de una atmósfera cálida se dirigió a la fiesta de bienvenida. Allí, todos
esperaban ansiosos.