miércoles, 24 de agosto de 2022

Una Nueva Oportunidad - Capítulo 3 - Un poco de nuestros miedos

 

-: Vaya señorita… que radiante está hoy. -Opina Ceo al sentir llegar a Kisa, en un tono burlón, luego confidente.

-: ¿Sabía que…?

-: Iang avisó que Van se había escapado de Aker… -Ante esto, Kisa sonríe algo apenada- por eso tiemblas ¿verdad?... Dime ¿cuánto te llevó superar el miedo a la motocicleta

-: ¿Mi… miedo? es que… no creo que….

-: Por eso supuse que Van te mandaría de regreso con un auto ¿Te descompensaste?

Kisa, evadiendo a Ceo, corre la mirada.

-: Solo me mareé un poco. Después de todo, creo que aún no termino de acostumbrarme…

-: Pensé que te gustaba ver la velocidad que esas máquinas podían levantar.

-: Es que ¿sabes? Allá –dice refiriéndose a su tierra- no solían correr tanto, y lo hacían con sus pies…

-: Entonces…

-: Es… extraño, me  gusta verlas correr, como bestias de metal… pero… cuando te montas en una… no lo sé… el estómago se relaja… y sientes que vas a caer –intenta explicarse.

-: Eso es vértigo Kisa –señala Ceo en una amplia sonrisa- supongo que es natural. Apenas se cumplen dos semanas de tu llegada, sin embargo has experimentado tantas cosas a la vez, que aún no dominas ninguna.

Otra semana pasó desde que Kisa llegó y comenzó a entrenar en Lupus Anima. El fin de esta nueva etapa indica el momento en que ella comenzará a trabajar, aún siendo guiada por Van pero, con mayores libertades. En el tiempo transcurrido, ella pudo observar varios puntos semejantes y distantes entre su antiguo y su nuevo hogar y aunque nada reemplazará a su amada naturaleza o a las enseñanzas de sus antiguos y ancianos maestros, hay algo diferente en el ambiente, algo por lo que ya no es necesario huir.

Desde que Kisa llegó, conoció y reconoció a varios personajes de la empresa y la vida de Ceo; pero solo una persona, hasta el momento, la entendió y es que Van es casi tan impersonal como ella… solo que ella es algo más formal y que desde el mismísimo momento que mencionó aquello acerca de evitar formar lazos, volvió a sumirse en su hermética introversión.

-: No importa eso ya, porque de todos modos hoy tendré que aprender algo más –Ceo se ve intrigado- Cuando llegué aquí me pregunté como sonarían los truenos en este lugar…

-: ¿Cuándo?

-: Esta noche… aunque no sé cuánto tiempo.

Ceo duda.

-: Bueno… estando aquí tienes una ventaja, estás a resguardo … Aunque… hay desventajas también, después de todo estás rodeada de otra energía aquí… -Tras un silencio Ceo se interesa- Dime… ¿Cuán fuerte será la tormenta?

-: No lo sé, en este lugar hay demasiado electromagnetismo para descifrarlo…

Tras un largo suspiro Ceo se reanima, se sienta a la mesa y abre una caja de pizza, invitando a Kisa a comer, ella declina amablemente y toma una fruta. La noche tal vez sea larga, como tal vez no, Kisa ha estado algo confundida desde que cambió de ambiente y Ceo sospecha que, si a eso le sumase el paseo en moto, todo daría por resultado un precioso coctel dentro de la cabeza de su amiga; pero eso ella lo debió haber pensado, además el clima se preveía lluvioso, así que, definitivamente esa noche iba a ser algo especial.

Luego de cenar, lavar los platos e irse a dormir, la medianoche cayó como un chaparrón. Ceo, conociendo a Kisa, sabía que ella no dormiría profundo y siendo esta la situación, podía prever el momento exacto en que un trueno sonaría, que un relámpago iluminaría, o que un rayo acariciase la tierra, sea cerca o lejos; ya que tenía incorporada, desde hace mucho tiempo, una reacción  por cada acción y entre sonidos y posturas, creaba una atmósfera que se sentía en los huesos. Por supuesto, él esperaba que esta sea una noche más de esas, pero esta vez algo cambió; ella parecía dormir profundamente, casi no se movía, no hubo momento alguno en que hablara, ni atmósfera tensa; pero al acercarse hasta el borde de la cama en un momento dado en el que sonó un fuerte trueno, pudo sentir que las sábanas se sentían algo tensas. Y es que, sin hablar, Kisa había despertado, quedando totalmente inmóvil, aferrada a la cama, como si hubiesen intentado arrancarla de allí. Entonces Ceo, con una calma que nunca lo caracterizaba, dio un rodeo a la cama, rozó su mano y luego la acarició hasta que soltó las sábanas, luego se inclinó hacia ella y, besando su frente, le indicó con dulzura que vuelva a dormir, por supuesto, no sin antes arrimar una silla cercana y recostarse a su lado.

 

-: ¿Va a levantarse señorita?

Kisa siente una voz algo distante, la llama dulcemente y ahora le frota apenas y suavemente la espalda descubierta.

Por supuesto ya es de día y, aunque aún llueve un poco, la tormenta ya pasó. Kisa despierta algo cansada. Con voz muy baja y sus ojos aún cerrados, pide un instante más de descanso a Ceo. Enseguida, siente un movimiento enfrente de ella.

-: Solo un momento más, Ceo.

-: No es Ceo.

Ceo, en pleno bostezo, despierta frente a Kisa. Ella abre los ojos al momento que reconoce la sorprendida voz de Iang, quien aparta la mirada a un lado

-: ¡Ceo! ¿qué haces allí…? Yo…

Ceo sonríe y se sienta en la cama, Kisa se cubre con las sábanas, sentándose junto a Ceo, Iang estupefacto, permanece inmóvil.

-: I… ¿Iang?

-: No pienses mal niño. –Le indica con suavidad Ceo.

Antes de seguir, Kisa lo interrumpe, indicándole que voltee de espaldas, para no verla mientras se cambia. Iang, ya de espaldas, continúa.

-: ¿Yo? … Por supuesto que no confundo, es que me tomaste desprevenido.

-: ¿Yo a ti? – ríe Ceo, mientras asiste a Kisa para vestirse.- ¿Y qué hay de ti? Entraste a la habitación de Kisa.

-: Sí, pero no te encontré y Kisa aún dormía… llamé a la puerta varias veces…

-: Ya está.

Iang voltea y ve algo arrimado al otro lado, al borde de la cama, Ceo se levanta y se retira por un momento de la habitación.

-: ¿Es eso una reposera?

 -: Sí, es que Ceo estaba descansando allí y se quedó dormido, como se mueve bastante cuando duerme, esa debió ser la causa de que termine durmiendo a mi lado.

 Al observar como intenta atar su cabello sin éxito, le alcanza un cepillo.

-: Entiendo… Esto te servirá, a ver… déjame ayudarte –se acerca, comenzando a cepillar su cabello- Pero dime… ¿tú no eras tan pudorosa…? –Kisa sonríe a medias.

-: Ceo no tiene esas intenciones, al menos no conmigo.

Iang es quien contiene una sonrisa ahora y mientras ata el cabello de Kisa, cambia el tema.

-: Ya entiendo… ¿Y tú hace cuánto tienes el cabello de este largo?... Parece que no lo has arreglado en siglos.

-: Es que no acostumbro a usarlo tan largo, sino…

-: Lo sé, hace un tiempo lo habías cortado otra vez ¿verdad? –Kisa asiente- Si lo prefieres puedo pasarte por las tijeras yo mismo. Aunque a mí me gusta como te queda, si aprendes a cuidarlo…

-: ¿Cómo sabe usted sobre eso? –pregunta intrigada. De pronto se arrepiente- Lo siento…

-: Está bien, no hay problemas, es que ¿sabes? Tamir siempre ha tenido el cabello muy largo y antes Van y Amir eran los mejores amigos, les gustaba jugarle bromas como las de pegotearle algún caramelo … y ya que Tamir era muy orgulloso para pedir ayuda, yo era el que terminaba arreglando esos problemas, entre otros, todos apuntados a Tamir y su largo cabello. Ahora que lo menciono, es una gran incógnita cómo lo soportó y aún usa el mismo estilo.

Kisa lo observa pensativa.

-: Hablas mucho

-: ¿Estás tuteándome?

-: Sí, ¿lo has visto? Las tormentas la llenan de energías y confianza… -comenta Ceo reapareciendo, detrás de Iang.

-: ¿Y tú de donde saliste?

-: Del baño –se adelanta a Ceo, Kisa, que, al percatarse de su intromisión, se lleva una mano a la boca y se disculpa.- Perdón, es que… se escuchó la puerta.

-: ¿Lo ves? ¿Lo ves?  La llena de energía.

-: ¿A ella o a ti? –Inquiere Iang divertido.- Si sigues moviéndote así vas a tropezar. ¿te sientes bien? –Ceo asiente- ¿Estás contento? –El aludido al fin se detiene.

-: Creo que sí ¿tienes el auto? –Iang asiente- Entonces vamos, desayunaremos afuera, Iang, tú pagas por despertarme… Vamos.

Iang lo mira atónito.

-: Creo que le faltan horas de sueño.

Kisa se encoge de hombros y sigue a Ceo.

***

Ya en la empresa, luego del desayuno, Kisa va a sus asuntos, mientras Iang y Ceo permanecen charlando, en la oficina del primero.

-: ¡Ah, que buen desayuno! –exclama Ceo satisfecho- creo que voy a caer si no me siento.

-: Yo también diría lo mismo si hubiese comido lo que tú, eres todo un presupuesto.

-: Es verdad, -sonríe Ceo- tú solo tomaste café y medialunas…

-: Sé que eres de buen comer, pero eso no explica la hamburguesa con doble queso.

-: ¿Qué hora es?

-: Las doce y diez.

-: Eso lo explica, comí por el desayuno y el almuerzo.

Iang sonríe.

-: Y dime tú ¿qué tanto te traes que te levantas tarde y tan enérgico?

-: Kisa.

-: ¿Kisa? Ceo ¿qué ocurre con Kisa? No estaría bien que juegues con ella. –Le reprocha.

-: ¿Jugar? ¿Por qué jugaría? No te confundas, es que pensaba que… desde que llegó, le molestaron muchas cosas… le enseñaron tantas otras –comenta indiferente- pero ni una sola vez participó en una fiesta. Y ahora que lo pienso… Aún no le hemos dado la bienvenida oficialmente.

-: ¿Una reunión? –inquiere Iang, adivinando que la intención real de su amigo tiene que ver con algo más que con una simple bienvenida. Ceo asiente- Ceo, tú fuiste el que dijo que no debíamos interferir en sus decisiones.

-: No interferiremos. Ella decidirá si quiere asistir…. Vamos Iang, ¿estás en desacuerdo? Es hermética, no deja que nadie pase la cáscara, ni siquiera Van con su motocicleta logró más que eso…  y nada tiene que ver su personalidad. Hay que demostrarle que no todos son señor, señora, por favor y lo siento… y no es fácil si todo lo que hace es trabajar. Dime ¿no quieres que te tutee sin disculparse?

-: Si… pero…

-: ¿Pero qué? Quiero que abra su corazón a un amigo, que juegue en el trabajo, que consuma más que fruta, que coma algo sin pensar en qué parte es más nutritiva, quiero que deje esa inercia de estatua angelical. Quiero darle una sandía y que la coma con las manos, escupiendo las semillas… ¡Sin lamentarse! –Iang, que lo observaba algo sumergido en un pensamiento de extraña compasión, comienza a sonreír- ¡Y quiero que le embarre un chicle a Tamir en la cabeza! Para que corte su cabello –Iang ríe y Ceo también, por un momento el silencio se adueña del lugar- Entonces ¿fiesta? –dice extendiendo una mano.

Iang responde con un abrazo.

-: Eres increíble… -da un paso atrás tomando distancia-  Pero te encargarás tú de la organización.

-: Hecho ¿me darás un auto?

-:Claro

-: Wiii –festeja Ceo.

-: Y un conductor.

-: Oh… -finge desanimarse. Ambos ríen nuevamente.

***

Mientras, Van y Kisa trabajan en un nuevo proyecto al momento que llega Tamir y repara en Van, que parece algo fastidioso.

-: Hola… disculpa Van -De pronto se detiene- ¿otra vez? ¿Estás seguro que no es ninguna máquina? –el aludido asiente- Es extraño… están arreglando algo enfrente… ¿le has preguntado a Aker? Tal vez él sepa. –comienza a hacer señas- ¿Qué se fue? Menudo guardaespaldas y dime –Tamir se detiene por un momento, Van está contando algo y señala a Kisa- ¿por Kisa? –Kisa levanta la mirada hacia Tamir- Kisa ¿pasó algo con Aker? –su interlocutor golpea su frente con la palma de su mano indicándole a Tamir que ha cometido un gran error, por lo que el muchacho vuelve a leer sus señas- Ah… ya lo tengo, Aker esta raro… ¿con Kisa? ¿por qué? –el chico se encoge de hombros- ¿Y por eso no le dijiste nada de tu malestar? –Van se explica una vez más- Ah… entonces tú también tienes la culpa… -De pronto, tapa sus oídos- ¿Qué? ¿tienes migraña?

Kisa se levanta bruscamente de su silla.

-: ¿Tormenta?... –piensa en voz alta- No, agua de tormenta… o…

-: Kisa ¿estás bien?

Sin contestar, Kisa sale corriendo y, en un abrir y cerrar de ojos, Van la sigue; así llegan al edificio en reparación. Allí, Aker ayuda a desocupar el último piso que, complicado en un principio por una gotera, terminó con el techo colapsado. Por suerte el lugar quedó casi vacío a no ser por los trabajadores, un niño y alguien más que fue en su búsqueda. En medio de la confusión, Kisa, Van y Aker se vieron involucrados también y tras un estrepitoso sonido, el tiempo se detuvo; luego, todos bajaron y la situación se le comunicó a los dueños del lugar, que enviaron más personas aún, para reparar la falla una vez que pase el peligro.

Iang se asomó a la calle al oír tanto bullicio e identificando a un Aker algo en shock, preguntó sobre los hechos. Del otro lado de la calle, una niña observaba la sombra de un recuerdo, que se esfumaba con los rayos del sol tras la lluvia.

-: ¿Qué ocurrió?

-: El techo tenía una gotera y mientras drenaban la piscina del techo, todo colapsó.

-: ¿Y qué fue lo que te sobresaltó tanto como para ponerte así de pálido?

-: Es que el techo y…  -intenta explicarse Aker- cayó una biblioteca y… deberías haberlo visto… el disparo y… -retrocedió- …No sabía que podía hacer eso…

-: No entendí una sola palabra… -contesta Iang, que ve cruzar a Van y acercarse- ¿Qué haces tú aquí? ¿Estás bien? ¿Sabes qué pasó?... ¿Van? –Van se encoge de hombros y tras unas señas Iang sonríe aliviado- ¿Kisa sacó a Guez de un problema? ¿y qué hacía él allí?... Entiendo ¿y el niño que dices? –el chico señala a un punto- Ah, ya veo… ¿Y Kisa? –su interlocutor piensa, cerrando los ojos, luego, se encoge de hombros y entre señas indica “pero supongo que está bien”.

Aker mira a Van confundido con una seña negativa, pero la respuesta que recibió fue una señal de silencio.

-: Gran despliegue ¿verdad? –dice Tamir a Van y Aker, que van entrando a Lupus Ánima- ¿Y qué hay de Kisa?

-: No lo sé.

Tamir sonríe…

-: Lo que ocurrió le cayó como balde de agua fría ¿no? –bromea con Van, que sonríe a medias.

***

-: ¿Está este sitio ocupado?

Kisa está sentada a la mesa de un bar, no muy lejos de Lupus Ánima. Después de lo sucedido y aún mojada, su mejor ocurrencia fue caminar un rato y luego sentarse a pensar. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un hombre caracterizado por tener “Cabellos de fuego”, que, en los lugares menos iluminados, semejaban el profundo color de la sangre pura; esta característica sobre todo era muy distintiva, ya que todo el vello del cuerpo llevaba ese color y sobresalía contrastando con una tez más bien clara. Al estudiar los rasgos de las manos, Kisa atrapó recuerdos del pasado y con mucha paciencia y serenidad, se animó a fijar su mirada en el rostro de su interlocutor. De mentón prominente, suavizado por el ancho de la cara, que era entre cuadrada y angular; labios ¿finos? ¿gruesos? ¿comparados con qué? Eran normales dentro del contexto, aunque, en la esquina superior izquierda, parecían haber sido expuestos a un fuerte calor de desierto, que había dejado marca. Ascendiendo por el surco nasolabial, quedaba expuesta una nariz ancha, que pretendía haber sido rota y, de hecho, una cicatriz horizontal, de unos tres centímetros, reposaba perpendicularmente sobre el tabique nasal. Llegando a los ojos, una inesperada pureza almendrada y el cielo en su mirada.

Kisa quedó impactada ante tan extraña belleza, aunque más por la gentileza que esa grave voz adoptó tras tantos años de “aquel estilo de vida”, con una suave seña lo invitó a sentarse, e incluso mantuvo la mirada en sus ojos. Mas no perdió movimiento alguno de sus manos, hasta que él mostró ambas palmas.

-: El nombre que con recelo guardan tus pensamientos, ya no me pertenece. –dice el hombre, cuyas manos tienen ambas palmas trazadas con una cruenta huella- ahora me dicen Guez.

Kisa luce sorprendida.

-: Irónico, viene usted por “un cielo sin colores” ¿no? –pregunta ella, Guez arquea sus cejas, sorprendido.

-: Lo sabes ya, ¿lo has leído?

 -: Hubiese declinado la idea de saber su origen… Pero hay algo más ¿verdad? –agrega con seriedad.

-: Me preguntaba qué pretendías, pensé que la primera impresión sería otra. De todos modos ¿podría invitarte un café?

-: Optaré por un no, -contesta Kisa levantándose para irse- supongo que con el estado de sus manos ya no hay peligro de darle la espalda y si es así, no hay razón para quedarme.

Guez permaneció sentado allí unos quince minutos más, luego se dirigió a la barra para esperar a alguien.

Iang llegó al bar veintiocho minutos después de que Kisa se haya marchado. Al ver a Guez, se dirigieron juntos a la salida para hablar; la edición de su último libro había sido un éxito, por lo que Iang pretendía que su amigo continuase la historia en un próximo número. Guez, por su lado, insistía en incluir la historia de Lupus Ánima en su nueva obra.

 Pese a la fluida conversación, Iang permanece algo ausente; esperaba un mensaje de Kisa, que aún no volvía a la empresa.

-: Te noto extraño ¿pasa algo?

-: Eh.. No, espero una llamada… -ante la intrigada mirada de Guez, Iang continúa- Alguien se me ha perdido… tú la conoces, Van me contó que estuviste en lo sucedido en el edificio… dijo que Kisa te ayudó.

-: Lo siento, creo que no recuerdo bien, -se disculpa Guez confundido, sin percatarse de que Iang habla de la mismísima muchacha que él vio hace un rato- había mucho bullicio…

Iang sonríe.

-: Claro, …luego te a presentaré… -pronto recibe un mensaje, es de Tamir. “Dejó olvidado el teléfono en la oficina, pero ya la encontré…”

-: Puedes ir si quieres…¿quieres que volvamos a la empresa?

-: No, está bien, te invito un café.

***

Tamir corre hacia una plaza, más exactamente al sector de las hamacas. Allí, Kisa permanece sentada y pensativa al momento en que Tamir aparece por detrás de ella.

-: Amir tenía razón. Después de todo, sí creas lazos con las personas, esta plaza es de la que habíamos hablado… -Kisa continúa en silencio- Esa persona hubiese querido venir a buscarte –refiriéndose a Aker- pero ¿sabes? Creo que algo le afectó… Van también hubiese venido, pero no sabía qué decir… -ríe solo- Así que… ¿sabes disparar?

-: No sé de lo que habla…

-: Hablo de tus reacciones, ayudaste a alguien… y la verdad es que no importa si te asustaste y dejaste caer el arma… No sé cómo, pero la biblioteca a la que disparaste… -sonríe- ya no cayó sobre una persona, como iba a pasar… -Kisa se detiene y Tamir la empuja para que la hamaca vuelva a mecerse- Eres intrigante, sabes de secretos… y cada día nos sorprendes de una forma diferente.

-: Mis reacciones… mis reflejos… se debilitaron, hubiese… -niega- ¿sabes? Cuando alguien aprende cosas nuevas, esas se complementan con las que ya sabías, sobre todo las opuestas. –Kisa baja de la hamaca- No solo ustedes son los sorprendidos con lo que pasó.

Mientras Kisa retoma el camino de vuelta a Lupus Ánima, Tamir permanece por un momento inmóvil.

-: ¿Me tuteó? –sonríe y sigue a Kisa- E… ¡Espérame! También yo debo volver.

 

***

Unos días después, de nuevo en la empresa, todo “vuelve a la normalidad”, Van, sin pregunta alguna, siguió trabajando con Kisa y hoy, en particular, Tamir y Amir comenzaron a rondar con una nueva noticia.

-: ¡Habrá una fiesta esta noche! –grita Amir entrando…

Kisa voltea extrañada y Van sobresaltado, mirando a Amir algo molesto.

-: Es verdad –dice Tamir, con un tono más correcto- Pensábamos en darte una sorpresa, pero, por alguna extraña razón, quieren preguntarte si quieres asistir, Kisa… -Kisa se encoge de hombros y vuelve a trabajar. Tamir hace una seña echando a Van y a Amir y, en cuanto salen, pone música fuerte…- Debo hablar contigo, es que yo también hubiese querido que sea una sorpresa –Kisa lo mira intrigada- pero es que Guez está aquí, también asistirá y siendo la fiesta para ti yo…

-: Está bien, i guess that he is a guest after all –juega en inglés.

-: ¿Y tú… Lilah? –Inquiere Tamir, llamando a Kisa por uno de sus auténticos nombres.

Kisa, a pesar de todo, sonríe.

-: Pon un lirio en mi lugar…

-: ¿Miedo al pasado tal vez? Incluso si es al futuro… tienes quien te proteja aquí…

-: No es eso. Es que aquí se mezclan demasiadas cosas… -señala al ambiente y la cabeza- No puedo dejarme llevar, sobre todo cuando las palabras y los hechos no coinciden…

-: ¿Qué tipos de hechos y que tipos de palabras? Supongo que te refieres a un mismo tiempo.

-: ¿Por qué debería de ser así? –inquiere Kisa algo fastidiosa.

Tamir piensa mientras estudia de muy cerca los ojos de Kisa, ella corre la mirada.

-: ¿Segura que no es miedo? … No parece rencor, tus ojos están demasiado cálidos… ¿qué tal si lo llamamos temor?... –niega- Pero el Guez de hoy no inspira temor… A ver… ¿es el lugar?... ¿su mirada?.... ¿la mía?... El tiempo… la confianza… el corazón… -dice gesticulando con las manos- ¿Sabes lo que es una fiesta?

-: Déjame en paz.

-: Bueno, está bien… Así que tú también olvidas tus modales cuando te enojas… de manera que tu yo actual es mera actuación… ¿es eso? –Kisa empuja a Tamir hacia afuera- E… espera… pon una pizca de tu corazón en tu cabeza… ¿Qué tal ese resultado? Se tú misma… -Kisa cierra la puerta, aún se oye a Tamir- ¡inténtalo… es una buena receta! ¡A veces el pasado es un condimento extra, que no le sienta bien al presente!...

En el pasillo, Amir se acerca a Tamir.

-: Oye ¿Nos corriste para hablar de cocina?...

Tamir mira a Amir, compadeciéndolo y suspira, dándole una palmada en la espalda. Van ríe.

-: …Eso te pasa por intentar escuchar una conversación ajena…

Dentro de la sala, Kisa intenta volver a su trabajo, apaga la música, toma su silla y se sienta, da un gran suspiro y vuelve a levantarse. Lo que dijo Tamir, de la forma en que lo dijo… Si al final no hubiese comenzado a jugar, tal vez le hubiese hecho caso… Por un momento él se había comportado como un hermano mayor, como un verdadero adulto, indicándole que la cuidaría, que no había por qué temer… Pero ella se sintió burlada cuando Tamir le pidió que deje de actuar. No entendía su forma de ser… y eso la ponía algo incómoda, por lo que decidió salir a tomar un poco de aire.

A un par de cuadras de la empresa, el parque la reconfortó, aún dudando acerca de la fiesta, una silueta se acercó a ella y ofreciéndole un helado, se sentó a su lado. Era el segundo intento de Makuro y esta vez podía entablar una charla sin interrupciones. Kisa rechazó el dulce, pero Makuro insistió.

-: Vamos preciosa Kisa, no vas a rechazar mi obsequio ¿o sí? –comenzó Makuro- Sé que aún no es temporada, pero apuesto a que te encantan los dulces…

-: Sí que me gustan, pero…

-: Si es por lo que tu amigo dijo… puedes estar tranquila, no recuerdo que esto sea parte de algún guion –Kisa mira a Makuro- y el helado, bueno… Allí hay una heladería, iba a comprar uno cuando llegaste –señala a un punto del otro lado del parque- así que compré dos –Vuelve a ofrecerle, ella lo toma.

-: Gracias.

-: ¿Ya terminaste tu turno? –Kisa niega- …¿te escapaste?

-: Salí a tomar aire…

-: Ya veo. Te contaron lo que ocurrió ¿verdad? Conmigo y Ceo –Ella niega- Entonces ¿Por qué no me hablas?

-: Porque prefiero el silencio para pensar y usted. ¿Por qué no habla con Ceo de un modo calmado?

-: Porque Ceo todavía tiene presente lo que sucedió… Nos hablamos con ironía y desdén porque hablar con sinceridad y serenidad es más difícil y tal vez hasta duela el doble. Sobre todo porque soy actor y eso hace que mi debilidad sea recurrir a una frase hecha cuando no encuentro las palabras. –Kisa comienza a tomar su helado, se detiene un momento y sonríe encantada. Makuro continúa- Si él tan solo olvidase lo ocurrido por un momento, podría ver que tuve una razón… y que cambié. –Se queja. Ella de pronto lo mira pensativa- Bueno, pero no vine a hablar de eso… dime ¿quieres escaparte a cenar conmigo?

-: ¿Qué ha dicho? –inquiere Kisa, recordando lo que Tamir le dijo…

-: Yo… yo decía si querías salir…

-: No, eso no, lo de Ceo… es que ¿cree que deba olvidar lo ocurrido?

Makuro se siente un poco confundido, pero de todos modos continúa.

-: No digo que lo olvide, después de todo el pasado nos hizo como somos, pero si te aferras demasiado a un hecho que pasó, nunca podrás saber si las cosas cambiaron o si alguien se arrepintió de hacerlo… Sé que hay cosas imperdonables, pero a veces, solo a veces, otras tienen su razón de ser….

-: A veces –piensa Kisa- el pasado es un condimento extra…

-: Yo no lo hubiese podido decir mejor –sonríe, pero esta vez sin actuar. Aunque hiera su orgullo de don Juan, esta vez quiere hacer la propuesta sinceramente.- Entonces ¿Kisa, quieres salir a cenar?

-: No, pero si quieres estar acompañado llámalo –aconseja entregándole el número de Ceo- Se supone que habrá una fiesta… no sé cómo serán las cosas allí, pero supongo que podrán hablar…

***

Kisa camina por las calles en silencio, finalmente entendió, aunque sea una parte, de todo lo que Tamir quería decir y aunque aún no entendiese bien su forma de ser, le simpatizó el hecho de que se preocupe. Más allá de todos sus pensamientos, el hecho de que él conociera aquel nombre también la atrajo, al parecer se había interesado por su forma de actuar, o tal vez alguien le había contado acerca de la vida de Guez, el antiguo Hound.

Cruzando una calle desierta, Kisa oyó el motor de un auto deteniéndose a pasos de donde estaba, la puerta se abrió y la voz que hace días ya no oía la invitó a subir. Ella se acercó y con una reverencia saludó, luego, subió al auto. Con el silencio en el ambiente, la única luz entre esos dos era la luna llena que brillaba en el cielo.

Sus ojos se perdían en la distancia, titubeaban; mientras, el rumbo no estaba establecido, pero ninguno hablaba. Aker se desarmó y entregó el arma a Kisa, para que la guarde en la guantera. Estaba decidido a hablar con la verdad, pero para ello sentía que debía deshacerse de su título por un momento.

-: ¿Me recuerdas, Lisha Persis? –dijo muy bajo, mirando el camino y a su acompañante alternadamente. Kisa se sobresaltó y luego miró a Aker- Yo sí te recordé, yo … le di la data a Tamir.

Aker calló y de nuevo se resignó a dejarle la participación a la luna.

-: Es hermosa,… -rompió el silencio Kisa- la luna. –Aker asintió- ¿a dónde nos lleva?

-: No lo sé, pueden estar esperándote en el lugar que sea, aún no hay rumbo.

-: ¿Dará vueltas hasta que me decida?

-: No, si me pides qu me detenga, lo haré.

Kisa duda…

-: Yo… quiero que… siga el camino que lleva a la montaña… Ceo me conto que en luna llena, con suerte veríamos un lobo blanco, pero solo si nos dirigimos a la montaña.

Aker de nuevo posa sus ojos en Kisa, la llevará donde ella diga, conseguirá el lugar más bonito para bañarla de la luz de la luna y poder hablar.

-: Perdón por evitarte todo este tiempo…

-: No, yo debería saber acerca de sus sentimientos para no herirlos… Es que no entiendo, me confunde… yo…

-: Muchas cosas se mezclan aquí –señala Aker su corazón- …Estás comenzando una vida diferente, no aceptarás que sea miedo, desconfianza, duda,… porque es una mezcla de todos los sentimientos, buenos o malos… Aunque, el miedo es el que se presenta ante los cambios más veces, no es malo si aprendes a enfrentarlo, aún así siempre tendrás en quien apoyarte.

-: No es miedo, es confusión… ¿por qué no puedo entenderlos?

-: Porque, de todos los que te remarcaron eso, no hubo ni uno solo que lo diga solo por ti –Kisa se sorprende y confunde. Dejará hablar a Aker, porque en su voz hay algo familiar, algo que ella comprende- …Para entenderte y conocerte, -continúa sin saber cómo, Aker- para abrir su corazón a una nueva persona, siempre hay un obstáculo que vencer… Tu ética de no crear lazos… para entenderlos, tendrás que romper esa regla… Lisha… todos cambian un poco cuando realmente aman a una persona.

Kisa sube un pequeño risco y se sienta a mirar la luna, sin comprender por completo, todo es muy nuevo para ella. ¿Todos cambian cuando aman a alguien?, tal vez ella no lo reconozca, pero desde su llegada ha sufrido pequeños cambios, ha armado pequeños lazos, solo con su sonrisa, una de las cosas que nunca fueron falsas.

-: Yo no entiendo lo que dices… ¿Por qué Tamir, o Ceo… por qué ni siquiera Iang? Nadie antes lo dijo de esa forma.

-: Ignoro la postura de Ceo o Iang, tal vez solo quieren que hables por ti misma, tal vez, teman que pierdas tu voz propia y te resignes a obedecer todo lo que digan… Pero estoy seguro que Tamir no puede ser serio con eso… él teme ser un adulto… por eso nunca se entromete en temas tan serios o complicados. Tamir… a la edad de Amir llevaba un año  de casado, tuvo que hacerse cargo de su hermana, su esposa y la casa… Ansió tanto que todo fuera un sueño, toda su vida fue preparado para eso y sin embargo nunca tuvo tiempo de ser “el hermano”… fue “padre” y esposo… Y negó todo a la vez, comportándose como un niño ante los de fuera. Pero cuando llegaste,… él creció un poco más; compitió contigo, porque ensayabas sus mismos errores y te cantó una canción de cuna, para que despiertes de ese mal sueño. –Terminó de explicar Aker, alcanzando a Kisa- Con Amir y Van pasó algo parecido… esos dos eran inseparables… su voz lo era todo para Amir, lo mismo que sus oídos para Van… la pareja perfecta. –Sonríe Aker- Pero Amir se mostró al mundo  y Van quiso oír otras voces; sin comprenderlo, uno empezó a callar todo y el otro a gritarlo…

-: ¿Son celos? –pregunta Kisa, elevando su mirada a Aker. Él asiente.

-: De Van a Amir al principio… y fueron recíprocos cuando tu apareciste –Kisa se sorprende- Así también se intensificaron las discusiones entre Makuro y Ceo… Ceo te quiere como su hermana y por eso no le gusta que Makuro te hable.

Kisa, pensativa, mira al horizonte, no muy lejos, algo  la sorprende y la hace feliz; una asombrosa belleza, tan blanca como la luna.

-: ¿Es eso un lobo? –Aker asiente y se sienta muy despacio junto a ella.

-: Tienes suerte… -susurra- …Ese lobo se parece mucho al de la leyenda de Lupus Ánima. Kisa lo mira…

-: Aker, ¿y tú?

-: ¿Yo? – se extraña Aker.

-: ¿Por qué aceptaste traerme aquí?

-: Porque… yo no quiero ser solo “el hombre que dispara” para ti –Aker sigue hablando, un aullido apaga su voz, que narra hechos a Kisa.

Kisa se confunde.

-: …no quisiera herir realmente a nadie… no otra vez… es por eso que quería que decidas sin presionarte, no quería que nadie te hiriera… por eso te hice caso y seguí adelante aquella vez… Quiero que decidas tú misma a tu tiempo cual es tu intención, porque cuando ayudaste a Guez aquel día… fue solo porque fallaste en… dispararle… y sé que tú no eres así, o al menos creí saberlo… El tiempo pasó y yo sigo siendo el mismo idiota que quería quedarse… –Finaliza, mirando al horizonte, preocupado.

Un silencio inquietante cubrió el lugar. Aker miró a Kisa de soslayo, algo incómodo, esperando su respuesta. Kisa permaneció mirando la luna, luego bajó la mirada y tomando la mano de Aker, que estaba junto a la suya, rompió el hielo.

-: Quiero que me lleves de regreso… -pidió cortante, Aker cerró sus ojos y respiró, algo dolido por dentro, pero sin mostrarlo- ir contigo –continuó en un susurro, y la aclaración lo tomó por sorpresa.

Aker se levantó, ella soltó su mano a punto de retractarse, pero él se la ofreció nuevamente ayudándola a levantarse. Allí, muy cerca uno del otro, Kisa supo otra verdad y le abrió su corazón.

Muy bajo liberó un suspiro.

-: Gracias… por volver a salvarme.

 

Un auto lleno de una atmósfera cálida se dirigió a la fiesta de bienvenida. Allí, todos esperaban ansiosos.

Un grito en el vacío

  Los cauces se cierran,  las luces se apagan, desaparece el público, y cae el telón. Aunque miren todos, ya no ven nada. La serena mentira ...